Feb 03

EL DESAFÍO DE SER ESPIRITUAL, Por: Diego Teh.

EL DESAFÍO DE SER ESPIRITUAL.

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Génesis 13:7-13; 1 Corintios 3:1-23.

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Predicado por el Presbítero: Diego Teh Reyes, el domingo 03 de febrero 2019, a las 11:00 horas, en la iglesia “El Divino Salvador” de Mérida, Yucatán.

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Este sermón corresponde al número 5 de la serie: DESAFÍOS PARA LA IGLESIA, basado en la Primera epístola de San Pablo a los Corintios.

   INTRODUCCIÓN: Según la historia de la fundación de la iglesia en Corinto, todo comenzó casi al final del segundo viaje misionero del apóstol Pablo, cuando “Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados” (Hechos 18:8).  Al ver estas conversiones, el apóstol Pablo “se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios” (Hechos 18:11). Luego Pablo se fue a Éfeso (cf. Hechos 18:18,19), pero en su lugar se quedó en Corinto un buen maestro del evangelio llamado Apolos (cf. Hechos 19:1).  Pasado el tiempo, el apóstol Pablo se entera del estancamiento espiritual de estos creyentes, y les escribe una primera epístola, la que ahora les estoy predicando cada domingo.  En 1 Corintios capítulo 3, el apóstol Pablo, aunque llama “hermanos” a los destinatarios de su epístola, esperando que deberían ser “espirituales”, sin embargo, no los identifica como “espirituales”, sino como “carnales”, y los describe “como a niños en Cristo”.  El apóstol Pablo no quería pensar que no eran discípulos, sino simplemente que no han crecido en la espiritualidad del evangelio de Jesucristo, por eso tratándoles como “hermanos”, les dice: “De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo” (1 Corintios 3:1), pero en realidad es muy seguro que muchos de ellos realmente no eran todavía cristianos.  Estas palabras no significan que en realidad existan cristianos que son carnales, y otros que son cristianos espirituales, pues si uno es carnal es porque lo más seguro es que no es cristiano, a menos que esté en el comienzo de su santificación, pero ya un mes, un semestre, un año después, o más tiempo, si sigue siendo carnal y no espiritual, entonces en realidad tal persona, aunque haya pasado muchos años reuniéndose con la iglesia, no es cristiano.

   Todo esto, nos indica que por lo menos después de pocos meses de haber comenzado en la fe del evangelio, ya debería haber en el creyente un crecimiento espiritual que lo esté apartando de todo lo que es carnal. No debería ser cuestión ni de 5 años, ni de 3 años, lo cual es un desafío para quienes después de tanto tiempo de haber creído no son “espirituales” sino siempre “carnales” como si no hubieses creído.  Por eso, en este mensaje, voy a predicarles que: Ser espiritual se demuestra mediante CONDUCTAS opuestas a la carnalidad. / ¿Cuáles son las CONDUCTAS opuestas a la carnalidad, que demuestran que uno es espiritual? / Específicamente, basado en 1 Corintios 3, les compartiré en este mensaje, algunas de las CONDUCTAS opuestas a la carnalidad, que demuestran que uno es espiritual.

 

   La primera conducta opuesta a la carnalidad, que demuestra que uno es espiritual y no carnal, es:

I.- EL NO SER CONFLICTIVO.

   Cuando un creyente es nuevo, no se le puede enseñar verdades espirituales profundas, sino solamente las fundamentales, para que después de tener un fundamento sólido sea capaz de entender las más profundas.  Así es como el apóstol Pablo trató a los Corintios cuando eran nuevos creyentes.  Lo puede usted observar en el versículo 2.  Él les dice: “Os di a beber leche, y no vianda”, y les dice que la razón fue: “porque aun no erais capaces”, pero al transcurrir los meses, y ahora hasta más de dos años de haber ellos creído en Jesucristo, se espera que ya deberían ser capaces, pero el apóstol les tiene que decir que: “ni sois capaces todavía”. Al explicarles porque aun después de todo el tiempo de ser supuestamente practicantes del evangelio, no eran capaces de recibir una mayor y profunda instrucción. En el principio del versículo 3, les dice que la razón es: porque aún sois carnales (1 Corintios 3:2,3a). Ser cristiano, pero vivir en carnalidad como si uno no fuera cristiano, impide que uno sea capaz de entender, aprender, y practicar las indicaciones del evangelio.  Y siendo carnal, sin ser realmente creyente, no es ser cristiano, porque el que es cristiano, se deja santificar.

   En el caso de los corintios, el apóstol Pablo les hace la observación de que, debido a su carnalidad seguían practicando conductas que ya no deben ser las de un creyente, sino de los que no lo son.  Según el versículo 3, el apóstol les dice: “pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?” (1 Corintios 3:3).   Los celos, las contiendas, y las disensiones, abundan en el corazón y carácter de los carnales, y por eso son causantes o alentadores de conflictos en cualquier lugar, e incluso cuando se integran o infiltran en el compañerismo o servicio de una iglesia de nuestro Señor Jesucristo.  Muy pronto ya se encuentran involucrados en conflicto que ellos mismos causan o alientan.  No se dan cuenta de lo que dice el apóstol Pablo, de que solamente andan “como hombres”, es decir, como personas que no han querido recibir la gracia de Dios para que sus vidas sean transformadas.

  Pero, diferente a un carnal, el creyente que ya es espiritual, abandona los “celos, contiendas y disensiones” negativas, ya sea en su propio hogar, en su trabajo, con sus vecinos, y hasta en la iglesia de nuestro salvador Jesucristo.  Dios espera que dejemos los “celos, contiendas y disensiones” para ser personas pacíficas y pacificadoras que no alentamos conflictos. Esto es parte del desafío de ser espiritual.

   La segunda conducta opuesta a la carnalidad, que demuestra que uno es espiritual y no carnal, es:

II.- EL NO CENTRARSE EN PERSONAS SINO EN CRISTO.

   Todo el detalle de los celos, las contiendas, y las disensiones, se hacía evidente en los corintios en el hecho de que solamente estaban centrando toda su simpatía en simples personas humanas en vez de centrarla en Jesucristo mismo. A pesar de que estos siervos de Dios les enseñaban de Cristo, y estos corintios no eran ignorantes de este conocimiento fundamental, pero su conocimiento era solamente una cuestión didáctica que no acomodaban a su espiritualidad.  Solamente se deleitaban en el saber, mas no en el obedecer. Su peor problema es que en su iglesia, ellos mismos habían formado grupos que centraban su atención más en algún siervo de Dios que en Cristo. Algunos se centraban en Pablo, otros en Apolos, y otros en Cefas, etc… Hacer esto en primer lugar solamente es un indicio de carnalidad que indica que no ha habido una verdadera comprensión de que, en la iglesia el único centro de atención debe ser Jesucristo.  Por eso Pablo les amonesta que al decir cada uno: “… Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales? / ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos?” (1 Corintios 3:4,5a), y pronto les dice: “Así que la gente debe vernos simplemente como siervos de Cristo, como aquellos en quienes Dios ha confiado para enseñar su plan secreto” (1 Corintios 4:1, PDT). En segundo lugar, es un indicio de que, para el carnal, Cristo no es todo ni suficiente para él o ella, porque al centrarse en alguna persona humana, o rechaza totalmente a Cristo, o solamente aprovecha parcialmente de él.  Por eso el apóstol les había dicho antes: “¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?” (1 Corintios 1:13). Aunque a pesar de que ellos sabían todas estas cosas, su carnalidad, y falta de ser espirituales, les hacía centrar más su relación en torno a estas personas antes que su espiritualidad en Cristo mismo.

   Amados hermanos, lamentablemente, toda persona tenemos la inclinación y tendencia de preferir a uno u a otro siervo de Dios, quienes no son más que solo instrumentos en las manos de Dios.  Por eso, el apóstol Pablo, incluyéndose él mismo, les pregunta y responde a los Corintios: “¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; …” (1 Corintios 3:5a). Luego, comparando la labor de ellos con el proceso de cultivo de una planta, Pablo había hecho la plantación mediante la evangelización de ellos, y Apolos había estado haciendo el pastoreo de todos ellos.  Al respecto, les explica que “ni el que planta es algo, ni el que riega” (1 Corintios 3:7a).  Es decir, aun los más fieles y consagrados siervos de Dios, solamente son personas que, a pesar de ser instrumentos de Dios, no debemos hacernos fans de ninguno de ellos, sino que debemos centrar nuestra relación y formación espiritual en Cristo. Nuestro crecimiento no es en Pablo, ni en Pedro, ni en Apolos, ni en Diego, sino que es “en… Cristo”. Cuando uno centra su edificación en personas y no en Cristo, este todavía es carnal, por eso el desafío para todos nosotros es dejar la carnalidad de centrarse en personas, aunque sean pastores, ancianos, o maestros de la palabra de esta o de otra iglesia.  Eso no nos ayuda a ser espirituales, sino todo lo contrario. Ser espiritual solamente se logra cuando hacemos a un lado las preferencias humanas, y cuando centramos nuestra relación y edificación solamente en Jesucristo. Así, hasta del más humilde hasta del más eminente de sus siervos, recibiremos la edificación espiritual que nos hace falta.

 

   La tercera conducta opuesta a la carnalidad, que demuestra que uno es espiritual y no carnal, es:

III.- EL NO EDIFICARSE CON FALSAS DOCTRINAS.

   San Pablo les recalca que él había sido quien puso el fundamento que es Jesucristo mismo.  Esto es lo que ocurrió cuando él los evangelizó e inicialmente los discipuló.  Por ello les dice: “como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica” (1 Corintios 3:10). Pero, el que es carnal, aun sabiendo que ha conocido el fundamento del evangelio y la salvación que es Jesucristo mismo, no tiene cuidado de cómo edifica o sobreedifica su fe y conducta, pues es capaz de seguir cualquier instrucción, aunque esta no se fundamenta en Jesucristo. Así eran los Corintios; por eso el apóstol Pablo les dice: “Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, / la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará” (1 Corintios 3:12,13).

   Amados hermanos, el carnal, edifica y sobreedifica su vida sobre estas cosas que representan aparentes verdades, que no soportarán la prueba de Dios, sino que junto con quien las enseña terminará pereciendo en fracasos, errores, y pecados, y en la condenación, a menos decida edificarse con el evangelio de Cristo.  En la actualidad todos estos materiales son muy amados por los que son carnales, y encuentran estos materiales en la teología de la prosperidad donde les proponen edificarse con riquezas como: “oro, plata, y piedras preciosas”.  Los encuentran en otras falsas doctrinas que son la “madera” más bien se refiere a la leña, el “heno” que es el zacate empaquetado que sirve como alimento para animales; y la “hojarasca”, que no es más que la basura de hojas caídas y acumuladas de bajo de los árboles frondosos, que generalmente se usa como abono para la tierra o simplemente para quemar.  Pues, es así como se edifican los carnales, a quienes personalmente a alguno de ellos he sorprendido aprendiendo de estas falsas doctrinas, y hasta me presumen lo que oyen y aprenden.  Tengan cuidado, son las maderas, los henos, y las hojarascas que no pasarán la prueba del fuego de Dios. No se sobreedifique usted con las falsas doctrinas, sino con el verdadero evangelio de Dios, por lo que “cada uno mire cómo sobreedifica”. “nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” (1 Corintios 3:11).

   La cuarta conducta opuesta a la carnalidad, que demuestra que uno es espiritual y no carnal, es:

IV.- EL OCUPARSE EN LA SANTIDAD PERSONAL.

   Hablando tanto de carnalidad, así como de espiritualidad, de repente pareciera que el apóstol cambia de temática en su epístola al introducir una pregunta y su correspondiente explicación en los versículos 16 y 17.  Pablo les pregunta y responde: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? / Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” (1 Corintios 3:16,17). La manera como termina la explicación del apóstol cuando les dice que el templo de Dios, no el templo de Jerusalén, sino sus propios cuerpos son el templo de Dios, y que el cuerpo de cada uno “santo es”. es lo relevante que el apóstol Pablo les, está indicando para justificarles el por qué deberían no ser carnales sino espirituales.

   En otras palabras, les estaba diciendo que deberían ocuparse en su santidad personal.  Desde el principio de su epístola, en 1:2, les había dicho que ellos son: “santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos” (1 Corintios 1:2), y si para “ser santos” fueron llamados, entonces, no se justifica que a más de dos años después sigan siendo no espirituales sino carnales. Este fue el problema de Lot, el personaje de nuestra lectura del Antiguo Testamento, quien aun viendo que “los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera” (Génesis 13:13), tomó con una mentalidad carnal y no espiritual, la decisión de mudarse a vivir justamente a este lugar.  Aunque es cierto que Lot, hizo todo lo posible por su parte para no ser como ellos, porque el apóstol Pedro lo describe como el “justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados” (2 Pedro 2:7); pero, por no contemplar desde el principio el cuidado de la santidad tanto de él como la de toda su familia, las consecuencias de la decisión carnal de Lot, fue que a sus hijas no les quedó de otra que enamorarse de hombres perversos de aquella comunidad quienes ignoraron las advertencias divinas de escapar del castigo que le vendría a los habitantes de aquella ciudad.  Igualmente, su propia esposa terminó pereciendo en el castigo de aquellos malvado y pecadores.  Estas pueden ser las consecuencias de cómo una decisión carnal, puede llegar a afectar nuestra propia espiritualidad, así como la de nuestra misma familia, porque prácticamente los arrastramos a consecuencias propias de nuestra carnalidad.

   Amados hermanos, la práctica de la santidad es la evidencia de que uno es espiritual.  Esta práctica de la santidad, no comienza años más tarde después de haber creído, sino justamente desde el mismo momento de creer.  Obviamente es un proceso que se da poco a poco, y así va a durar hasta el último día e instante de la vida, pero no deben transcurrir meses y hasta años sin que haya evidencias de una vida santa que huye del pecado, o sea, de lo carnal; pues si uno no huye del pecado, entonces uno no ha de ser cristiano, sino solamente un pecador necesitado de iniciar una relación de fe y de vida espiritual en Jesucristo.

 

   La quinta conducta opuesta a la carnalidad, que demuestra que uno es espiritual y no carnal, es:

V.- EL SER SABIO EN LA MANERA DE PENSAR.

   Si hay algo que Dios no aprueba como suficiente es la sabiduría común que la gente posee.  No es que Él no la reconozca como sabiduría, sino más bien es sabiduría insuficiente.  En la biblia siempre se le llama: Sabiduría de este mundo, en contraste con la sabiduría que es de Dios.  La “sabiduría de este mundo” es más llamado así porque su fundamento son nada más que opiniones personales basadas en razonamientos humanos o filosofías, que son ajenos de Dios.  Por eso el apóstol Pablo, le dice a los Corintios que: “Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio. / Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos. / Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos” (1 Corintios 3:18-20).

   Cuando el apóstol dice que si alguno: “se cree sabio” mejor “hágase ignorante” (v. 18), es porque la sabiduría humana no es la mejor ni suficiente para ser un espiritual.  Es por eso que inmediatamente, dice: “para que llegue a ser sabio” (v. 18).  Si todavía ha de llegar a ser sabio, es porque la sabiduría fundamentada en el pensamiento humano es insuficiente para ser espiritual.  El apóstol explica que “la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios” (v. 19), y también le llama “astucia”, y “pensamientos… vanos” (v. 20).  Esto es lo que posee la gente carnal.  Pero, cuando uno ha creído en Jesucristo y su evangelio, uno tiene que aprender la sabiduría de Dios para que entonces uno deje de pensar como carnal, y entonces uno piense de manera espiritual con sabiduría apegada a la altura de los pensamientos de Dios.

   Amados hermanos, el que es espiritual, hace a un lado su “propia opinión” (cf. Proverbios 3:7; 16:2; 21:2; 26:5; 26:12; 26:16; 28:11; 30;12). Los que son carnales, siempre se aferran a su sabiduría humanista que es insuficiente para la edificación de su vida espiritual; y es por eso que no dejan de ser carnales.  Su sabiduría no sirve para convertir a una persona en alguien espiritual enfocado en el único y verdadero Dios.  Por eso el apóstol Pablo, dice: “Nadie se engañe a sí mismo” (v. 18), y exhorta a que uno se interese por la sabiduría de Dios que se aprende a través del conocimiento de Cristo que es la “sabiduría de Dios” (cf. 1 Corintios 1:24), y después también por medio de la lectura de la palabra de Dios.

   CONCLUSIÓN: Amados hermanos, si, aun ya siendo creyentes nos damos cuenta que alguna carnalidad todavía nos domina o intenta dominarnos, entonces tenemos que procurar ser espirituales o más espirituales, porque un cristiano no puede ser carnal, pues alguien que persiste en ser carnal es muy probable que todavía no es un auténtico creyente; porque el creer en Cristo es el poder capacitante de Dios para abandonar cualquier carnalidad, para ser espirituales y para progresar en espiritualidad. Y si alguien presente, analizando su vida, llega con toda honestidad a la conclusión de que no tiene a Cristo en su vida, hoy es el día que comience su relación de fe en él, para que sea espiritual, y ya no más carnal.