Dic 01

ASPECTOS ESENCIALES DE LA ESPERANZA DEL EVANGELIO, Por: Diego Teh.

ASPECTOS ESENCIALES DE LA ESPERANZA DEL EVANGELIO

 Salmo 73:21-28; Colosenses 1:21-23.

Predicado por el Presbítero: Diego Teh Reyes, el domingo 01 de diciembre 2019, a las 18:00 horas, en la iglesia “El Divino Salvador” de Mérida, Yucatán.

Este sermón corresponde al sermón # 2, de la serie: JESÚS MOTIVO DEL ADVIENTO.

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   INTRODUCCIÓN: Se aproxima una conmemoración más de la navidad. Para algunos no significa ni importa nada.  Por ejemplo, en un grupo de una red social en el que formo parte, un excompañero de la secundaria escribió hace unos días: “Odio la navidad”.  Ojalá que en consecuencia mi excompañero no odie a Jesucristo. También algunos, confundidos, piensan que la navidad es la celebración del cumpleaños del nacimiento de Jesús, pero no se trata de su cumpleaños.  En realidad, el nacimiento de Jesús es un acontecimiento digno de celebrarse en cualquier día del año, sin embargo, basado en un ciclo de lecturas bíblicas anuales tomando en cuenta toda la vida y ministerio de Jesús, desde hace muchos años se ha hecho un calendario diario y semanal dominical, en el que para cada día y para cada domingo del año se recuerda un aspecto de su vida o ministerio. En este calendario, se determinó que la proclamación del evangelio que relata el nacimiento de Jesús se hará el 24 de diciembre de cada año.  Pero navidad o el día del nacimiento de Jesús, que quede claro, no fue exactamente un 24 de diciembre (por lo que navidad no es cumpleaños de Jesús), es el recordatorio litúrgico de que un día, Dios en la persona de Jesús se hizo hombre para que en él tengamos esperanza, paz, gozo, y amor, porque desde que el pecado se introdujo en la vida humana, todos los seres humanos quedamos desprovistos de esas bendiciones, pero las podemos obtener en Jesús. Ojalá, que esto signifique la navidad para usted.  Hoy, a 24 días de la conmemoración de la navidad, comenzamos una estación litúrgica de 4 domingos llamados domingos de adviento, que cada año siempre son los 4 domingos antes de navidad. En cada uno de estos domingos de adviento se enfatiza una bendición tan especial que Jesucristo trajo a la humanidad en su nacimiento, vida, y ministerio: esperanza, paz, gozo, y amor correspondientemente.  Así que hoy es el domingo de esperanza.  Por eso el mensaje que correspondió predicarse en este momento tiene que ver con la esperanza que el ser humano puede tener en Jesucristo, y se titula: ASPECTOS ESENCIALES DE LA ESPERANZA DEL EVANGELIO.

   Antes del nacimiento de Jesús mucha gente que esperaba la llegada de Jesús como el Mesías prometido para Israel y la humanidad, tuvieron su esperanza en este divino y bendito evangelio. Por ejemplo: Simeón, un anciano que toda su vida “esperaba la consolación de Israel” (cf. Lucas 2:25), dijo acerca de Jesús y su evangelio: Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; / porque han visto mis ojos tu salvación, / la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; / luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel” (Lucas 2:29-32).  Este hombre, el día que Jesús fue presentado en el templo, tuvo el privilegio de tomarle en sus brazos. ¡Qué gran privilegio! Y ¡qué gran esperanza de este hombre!  Así como él, desde siglos antes del nacimiento de Jesús, y durante su estancia aquí en la tierra, hubo muchas personas llenas de esperanza en él.  Y todavía sigue siendo la mejor esperanza de la actualidad, y para la eternidad.  Es por eso que los creyentes anhelamos su regreso.

   En el texto bíblico de Colosenses 1:21-23 que ya hemos leído, San Pablo presenta una importante explicación de lo que él llama la esperanza del evangelio, El apóstol, hablando de los aspectos terrenal y celestial de la obra de Jesús, dice que: “… ahora os ha reconciliado / en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; / si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, …” (Colosenses 1:21d-23b). ¿La esperanza del evangelio que habéis oído? ¿Qué es esta esperanza a la que se refiere, del cual debemos tener más conocimiento?

  Basado en estas palabras del apóstol Pablo, lo que voy a predicarles ahora, es que: La esperanza del evangelio” tiene ASPECTOS esenciales que todo pecador debe saber. / ¿Cuáles son estos ASPECTOS esenciales que tiene “la esperanza del evangelio”, y que todo pecador debe saber? / Sigamos el texto bíblico, y aprendamos tres de estos ASPECTOS esenciales de “la esperanza del evangelio”.

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   El primer ASPECTO esencial de “la esperanza del evangelio”, que todo pecador debe saber, es que:

I.- REQUIRIÓ LA MUERTE DEL HIJO DE DIOS.

   En los versículos 21 y 22, el apóstol Pablo hablando de la obra de Jesucristo a favor de la gente que ha vivido sin tomar en cuenta a Dios en su vida, les dice a los Colosenses: “Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado / en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, …” (Colosenses 1:21-22b). Con estas palabras, el apóstol resalta primero que el pecado hace al ser humano un enemigo de Dios, pero tras la muerte de Cristo, los que creen en él son reconciliados con Él.  Es por eso que los Colosenses que habían creído en Jesucristo, les dice con toda seguridad que: “ahora os ha reconciliado / en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, …”, y es solamente por “por medio de la muerte” que puede haber una reconciliación entre el ser humano y Dios.  Tenía que haber “muerte” de por medio, porque la gravedad del pecado estableció que el ser humano que pecó tiene que pagar “por medio de la muerte” la culpa de su pecado.

   Pero para que la muerte del que paga su pecado sea aceptable, era necesario primero que sea un hombre pero que sea santo, lo cual nadie lo podría ser de ninguna manera.  Es por eso que la misma ley de la muerte por el pecado, anunciada por Dios en el Edén cuando con respecto al fruto que se les prohibió comer, “dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis” (Génesis 3:3), y que tan pronto hubieron pecado, Dios les aplicó la ley: “polvo eres, y al polvo volverás” (Génesis 3:19b).  Y esta ley de la muerte que se aplica a todos los seres humanos como “la paga del pecado” (cf. Romanos 6:23), al no haber ni un solo pecador santo (imposible tal cosa), nadie se salva ni se hace amigo de Dios solamente por morir; sino que la muerte “natural” solamente traslada al pecador directito a la condenación eterna, a menos que “ahora” ya cuente a su favor con “la dádiva de Dios” que “es vida eterna en Cristo Jesús” (cf. Romanos 6:23).

   Amados hermanos, Jesús, al hacerse hombre, y habiendo tomado nuestra naturaleza humana, no pecó, y por ello fue el único ser divino-humano santo y perfecto que pudo tomar nuestro lugar.  Por eso a él le fue necesario representarnos ni siquiera por medio de sus obras, sino “por medio de la muerte”.  Así que su muerte no es cualquier muerte, sino que tiene un especial valor, por ser en todo el universo el único ser que pudo pagar por nuestro pecado, y darnos por ello la bendita esperanza de la vida eterna.

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    El segundo ASPECTO esencial de “la esperanza del evangelio”, que todo pecador debe saber, es que:

II.- CONSISTE EN LLEGAR A LA PRESENCIA ETERNA DE DIOS.

   En palabras del apóstol Pablo, la finalidad de la muerte de Jesucristo que activó la esperanza para los pecadores, según la última frase del versículo 22, fue y todavía es: “para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él” (Colosenses 1:22c).  Estar “delante de él (de Dios), es la esperanza del evangelio para los que creemos que Jesús tomó nuestro lugar para pagar nuestros pecados.

   En la ocasión del Discurso de Despedida de Jesús, la noche de su última cena de Pascua con sus discípulos, Jesús les dijo: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. / Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:2-3).  Jesús les estaba preparando para que no se turben sus corazones, a partir de que él les estaba avisando de que muy pronto ya no estaría con ellos físicamente.  Pero, esto no será para siempre, pues les indica: “vendré otra vez”.  Estas palabras también son parte de nuestra esperanza, porque su regreso hará pleno todas las bendiciones que desde ahora Dios ya nos ha estado dando para disfrutar.  Pero, lo relevante en estas palabras a sus discípulos es la frase que dice: “para que donde yo estoy vosotros también estéis”. Y Jesús está nada menos que delante de la eterna presencia de su Padre celestial.  Y es allí mismo donde él llevará no solamente a sus primeros discípulos y apóstoles, sino a todos sus creyentes de todos los tiempos.  Esta es la esperanza del evangelio de Jesucristo.

  Esto es lo que San Pablo le dice a los Colosenses, al informarles que ellos por haber creído en Jesucristo estaban ya reconciliados con Dios, y por él mismo son santificados para llegar “delante de él (de Dios).  El mismo anhelaba este momento, pues en su epístola a los Filipenses expresándoles su fe, les dice: “deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor” (Filipenses 1:23b). No hay nada mejor entre esta tierra y la eternidad, que estar con nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y con su Padre celestial, y con su Espíritu Santo.

   Amado oyente, ¿tiene usted la seguridad de que llegará usted “delante de él (de Dios) en la eternidad?  Esta es la esperanza amado oyente que el evangelio de Jesucristo nos ofrece.  ¿Quiere usted aceptar esta gloriosa esperanza que solamente requiere que usted crea en Jesucristo como el único y suficiente salvador?  Espero que no se vaya usted de este lugar sin haber creído en Jesucristo para que usted comience a ser santificado, y usted tenga la mejor esperanza que vale la pena, y de esta manera la navidad por conmemorarse dentro de 24 días, tenga sentido de esperanza para usted.

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    El tercer ASPECTO esencial de “la esperanza del evangelio”, que todo pecador debe saber, es que:

III.- REQUIERE PERMANECER EN LA FE EN CRISTO.

   Este llegar “santos y sin mancha e irreprensibles delante de él (de Dios)” (Colosenses 1:22), se hace una realidad solamente: “si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído…” (Colosenses 1:23a). La versión Dios Habla Hoy, traduce estas palabras, diciendo: “Pero para esto deben permanecer firmemente basados en la fe, sin apartarse de la esperanza que tienen por el mensaje del evangelio que oyeron” (Colosenses 1:23a; DHH).  El requisito para que esta esperanza del evangelio de llegar delante de Dios en su celestial eternidad, es permanecer en la fe en Cristo, lo que en otras palabras significa no moverse de la esperanza del evangelio.

   Jesús, durante su ministerio enseñó especialmente a sus discípulos que el creer en él, que el hacerse discípulo de él, no era una cuestión temporal, sino que requiere permanencia en sus enseñanzas, obra, y relación espiritual.  A ellos les dijo: “el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5b).  Desde el momento que alguien se separe de su supuesta fe en Cristo, queda incapacitado de poder disfrutar de los frutos de su relación con Cristo, por lo que una persona que solamente manifiesta una fe emocional espontánea y momentánea, no tiene segura la esperanza del evangelio; pero una persona que permanece o persevera en fe en Jesucristo, este recibirá el fruto de esperar en él para la eternidad.

   Estimados hermanos, para que la esperanza del evangelio no sea solamente un asunto de fe, sino para que se cumpla a plenitud en cada uno de nosotros, es necesario que durante todo el tiempo que nos resta de vida no nos movamos de tal esperanza, cambiando de ideales espirituales que tengan que ver con la eternidad.  Solamente perseverando en la fe en Cristo, se recibe plenamente la esperanza del evangelio de Jesucristo.

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   El cuarto ASPECTO esencial de “la esperanza del evangelio”, que todo pecador debe saber, es que:

IV.- DEBE SER PREDICADO POR CADA CREYENTE EN TODAS PARTES.

   Después de decirles a los Colosenses que la esperanza de llegar delante de Dios mediante Cristo, sería una realidad solamente: si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído”, finalmente con respecto a esta esperanza del evangelio, les dice: “el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro” (Colosenses 1:23).  Pero, de manera más sencilla, la traducción Dios Habla Hoy, dice: “Éste es el mensaje que se ha anunciado en todas partes del mundo, y que yo, Pablo, ayudo a predicar” (Colosenses 1:23b; DHH).  En otras palabras, lo que ahora es nuestra esperanza de parte del evangelio debemos hacerlo saber a otras personas.

   Cuando Jesús ordenó: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15), era porque su evangelio lleva esperanza, y otros muchos beneficios para los que crean.  El evangelio no es una información irrelevante, es la bendición con alcance eterno.  Es el único “poder de Dios para salvación” (cf. Romanos 1:16).  Y no importa en qué lugar del mundo se encuentre cada pecador, el evangelio que se predique será una explosión poderosa de salvación que nunca estuvo ni el mismo humano ni en ninguna cosa creada, sino solamente en el eterno Hijo de Dios, nuestro hermano en la carne y en nuestro común Padre celestial.

   Amados hermanos, cada creyente que tiene su esperanza en el evangelio de Jesucristo, o, en otras palabras, en el mismo Jesucristo, y que comprende que en él estamos siendo trasladados a su presencia y compañía celestial y eterna, somos responsables de predicar esta bendita esperanza.  El tener esperanza en Jesús, nos hace deudores ante nuestros semejantes, de compartirles que hay esperanza en Jesús.  Que, en este adviento, las cercanas festividades de la navidad, y todos los días ayudemos como Pablo a predicar la esperanza del evangelio de Jesús.

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   CONCLUSIÓN: Ahora, aunque esperamos la festividad de la navidad de este año, y sin duda que vamos a ser parte de las festividades por el gozo que sentimos por haber venido Jesús a traernos la esperanza que nada ni nadie jamás pudo darnos, pero estas cercanas festividades no son en sí nuestra esperanza, porque la navidad en la que se inauguró nuestra esperanza, ocurrió hace más de 2000 años.  Ahora, estamos en espera de su regreso, para que los que hemos creído en él recibamos a plenitud la esperanza de nuestra fe en él.  Quiera Dios, que la festividad de la navidad que se aproxima, de ahora en adelante tenga para usted una bendita relación con la esperanza del evangelio del mismo Jesús que nació en Belén de Judea, pues si usted no encuentra su esperanza en él, de nada eterno le servirá las festividades.  Recuerde que tanto en estas semanas de adviento, en la estación de navidad, y todos los días, estamos en espera del regreso de nuestro Señor Jesucristo con quien queremos estar para siempre en su eternidad.