Jul 07

DECISIONES NECESARIAS PARA SER AMIGO DE DIOS, Por: Diego Teh.

DECISIONES NECESARIAS PARA SER AMIGO DE DIOS

Job 22:21-23;

Juan 15:12-17.

Santiago 4:4-10.

Predicado por el Presbítero: Diego Teh Reyes, el domingo 07 de julio 2019, a las 18:00 horas, en la iglesia “El Divino Salvador” de Mérida, Yucatán.

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   INTRODUCCIÓN: Algunos tenemos amigos con buenas intenciones de ayudarnos, pero no siempre saben cómo hacerlo, porque no saben lo que nos está sucediendo, y por qué nos está sucediendo.  A veces nos ha sucedido lo mismo que sinceramente queriendo mostrarnos amigos hemos querido ayudar, pero resulta que luego fallamos en nuestra intención y hasta nos acusan de haberles causado más problemas.  Ese es el caso de Job, el personaje de nuestra lectura bíblica. Él tuvo por lo menos a 3 de esos que se puede decir que son verdaderos amigos (Cf. Job 3:11), porque cuando más lo necesitó allí estuvieron con ellos, aunque no eran de lugares cercanos.  Job, según el primer versículo del libro que lleva su nombre, era de la tierra de Uz, un Uzita (Job 1:1).  Zofar, era de una población llamada Naamat, un naamatita (Job 20:1); Elifaz, era de Temán, un temanita (Job 22:1); y Bildad, que era un Suhita (Job 25:1).  En realidad, Job no podía dudar que estos sí eran de los buenos amigos, capaces de dejar sus lejanos lugares de residencia para viajar a encontrarse con un amigo casi moribundo, y que de millonario ha pasado a ser el hombre más pobre del mundo, de quien no podían sacar beneficio alguno.  Y lo mejor de cada uno de ellos, es que también eran temerosos de Dios.  Así que, si de dar consejos se trata, eran las personas mejor calificadas para aconsejar a un compañero hombre “perfecto, y recto, temeroso de Dios y apartado del mal” como lo era Job (cf. Job 1:1); sin embargo, en su intento de ayudar a Job con sus consejos, en vez de proporcionarle verdadera ayuda, solamente le causaban más aflicción con sus palabras.

   Las palabras que hoy leímos en el versículo 21 de Job 22, fueron palabras de su amigo Elifaz, quien al ver a Job enfermo de “una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza” (Job 2:7), comenzó a decirle a Job que la causa de su enfermedad era por causa de su gran maldad.  La observación de Elifaz a Job, fue que: te está pasando lo mismo que a todos los que han sido grandes malvados contra Dios, y terminarás como ellos sino te arrepientes (cf. Job 22:15-20).  Es por eso que le dice: “VUÉLVETE AHORA EN AMISTAD CON ÉL, Y TENDRÁS PAZ; Y POR ELLO TE VENDRÁ BIEN”.  Tenía razón Elifaz de que Job no tenía paz en su cuerpo porque por causa de su enfermedad “tomaba… un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza” (Job 2:8), y no tenía paz ni por parte de su propia esposa quien también le mal aconsejaba diciéndole: “Maldice a Dios, y muérete” (Job 2:9b).   Pero, lo que Elifaz no sabía, aunque la esposa de Job sí lo sabía porque conocía muy bien a su esposo, es que Job, era un hombre de “integridad” (Job 22:8a), a quien Dios en su soberanía estaba usando para comprobarle una vez más al Satanás el adversario de los creyentes, que cuando una persona es verdaderamente temerosa de Dios, ya sea en las buenas o en las malas, uno será fiel a Dios en toda ocasión.  Esto era lo que ni Elifaz, ni sus otros dos amigos, y ni la misma esposa de Job, podían percibir como causa de lo que le estaba ocurriendo a Job.

   Sin embargo, las palabras de Elifaz a Job, de que uno tiene que volverse en AMISTAD CON Él (con Dios), son una gran verdad para toda persona que necesita tener paz en su propia vida, paz para con su cónyuge, y paz hasta para con otras personas, pues es verdad que, si uno no está en amistad con Dios, entonces, uno está en enemistad contra él.  Jesús dijo: “El que no es conmigo, contra mí es” (Lucas 11:23).  Eso es causa de no poder tener verdadera paz espiritual en la vida. Y si uno, no se hace amigo de Dios, entonces uno no puede esperar una gran paz proveniente de Dios en su vida.

   Es por eso que, en este momento, estimado oyente de esta predicación, después de haber meditado y estudiado las palabras de Elifaz, amigo de Job, quiero compartirte que: Ser amigo de Dios implica que uno debe tomar DECISIONES centradas en Él. / ¿Qué DECISIONES centradas en Dios debe uno tomar para ser su amigo? / Siguiendo las palabras de Elifaz en Job 22:21-23, descubriremos juntos cuáles son las DECISIONES que usted debe tomar para ser amigo de Dios.

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   La primera DECISIÓN necesaria centrada en Dios que uno debe tomar, para amistarse con Él, es:

I.- ACEPTAR SU PALABRA PARA TU VIDA.

   Después de decirle Elifaz a Job: ““VUÉLVETE AHORA EN AMISTAD CON ÉL, Y TENDRÁS PAZ; Y POR ELLO TE VENDRÁ BIEN” (Job 22:21), seguidamente le dice otra gran verdad, que usted y yo debemos tomar en cuenta para ser amigos de Dios, y así disfrutar su abundante paz.  Con respecto a Dios y su ley, que para el tiempo de Job podría ser una referencia a la ley de Moisés que parece ya era conocida en ese entonces; Élifaz le dijo a Job: “Toma ahora la ley de su boca, y pon sus palabras en tu corazón” (Job 22:22).  “La ley de su boca”, no es sino una manera de referirse a lo que nosotros ahora llamamos: la palabra de Dios.  Tomar entonces esta “ley”, significaba aceptar en lo personal, cumplir obedientemente lo que Dios dice por medio de su palabra revelada.

   Fue lo mismo que Dios le dijo a Josué sucesor de Moisés cuando Dios le llamó a guiar a los israelitas hacia la tierra prometida.  Dios le dijo: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” (Josué 1:8).  Leer, escuchar, estudiar, memorizar, y meditar en la palabra de Dios, siempre será útil para saber cómo estar bien con Dios, y además habrá resultados siempre favorables para nuestra vida.  Por ejemplo, en el Salmo 19 dice que: La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. / Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; el precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos” (Salmo 19:7-8).  Esto le ocurre a quien lee y toma para su vida la instrucción de la palabra de Dios.  No está demás también citar al apóstol Pablo quien les dice a los romanos: Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17).  La palabra de Dios trae fe a la vida, y todo lo que dice el salmo 19.  Y por si fuera poco, por favor, cuando usted tenga oportunidad lea completito el salmo 119, en el que casi en cada uno de sus 176 versículos, usted encontrará la mención de algún resultado favorable para quien toma en cuenta la palabra de Dios para su vida.

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   La segunda DECISIÓN necesaria centrada en Dios que uno debe tomar, para amistarse con Él, es:

II.- ARREPENTIRTE DE TUS PECADOS.

   Las siguientes palabras de Elifaz a Job fueron: “Si te volvieres al Omnipotente, serás edificado; alejarás de tu tienda la aflicción” (Job 22:23).  El contexto de la historia, desconocida en ese entonces por Elifaz, es que Job no se encontraba en aflicción por causa de su pecado, sino por una prueba tan especial de Dios, para demostrarle a Satanás cómo un hombre que confía en Dios es capacitado para no blasfemar contra Dios le pase lo que le pase.  Sin embargo, las palabras con las que Elifaz exhorta injustamente a Job, son verdad, en el sentido de que por pecar contra Dios, siempre necesitamos volvernos a Dios arrepentidos.  En ocasiones, hasta toda una iglesia necesita arrepentirse de sus pecados. Así es como Jesús se lo indicó a una de las primeras iglesias del cristianismo que se encontraba en la ciudad de Éfeso, a quienes después de haber observado los pecado de los miembros de aquella iglesia, les dijo: “Recuerda, por tanto de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; …” (Apocalipsis 2:5a).

   Igualmente, en el plano personal, también necesitamos volvernos a Dios con arrepentimiento.  En sus predicaciones a sus oyentes, Jesús ilustró esta necesidad con su parábola del hijo pródigo, quien alejado de su padre que en ese caso representa el alejamiento de una persona con respecto a Dios, y quien después de haber vivido perdidamente, recapacitó y decidió volver a su padre, representando que una persona alejada de Dios debe volver a Él con arrepentimiento.  Jesús relata que el hijo pródigo dijo: “Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. / Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. / Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. / Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo” (Lucas 15:18-21).  Ésta es la DECISIÓN que usted debe tomar el día de hoy.  Volver a Dios con un corazón arrepentido. ¿Quiere usted tomar esta decisión ahora mismo?

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   La tercera DECISIÓN necesaria centrada en Dios que uno debe tomar, para amistarse con Él, es:

III.- CREER EN JESÚS COMO TU SALVADOR.

   Creerle a Dios fue lo que hizo aquel hombre llamado Abram, a quien Dios le dijo: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. / Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. / Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. / Y se fue Abram, como Jehová le dijo; …” (Génesis 12:1b-4a).  Y por haberle creído a Dios fue considerado como amigo de Dios.  En una de las oraciones del rey Josafat de Judá, al mencionar a Abram, se refiere a él diciéndoel a Dios: Abraham tu amigo” (cf. 2 Crónicas 20:7).  Siglos después, el apóstol Santiago, hablando de la fe de Abraham, escribió en su epístola universal, que: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios” (Santiago 2:23).

   Hay una porción del evangelio que nos relata una declaración extraordinaria de Jesús quien a sus discípulos a quienes había garantizado salvación eterna, les dijo: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:13).  Luego les dijo: “Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando. / Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; …” (Juan 15:14-15a).  Esto fue lo que Jesús hizo por nosotros cuando él quiso ser nuestro amigo para que seamos amigos de Dios.  Puso su vida en la cruz por nosotros quienes no siendo antes sus amigos, nos consideró como si fuésemos sus amigos, con tal que seamos amigos de Dios el Padre.  No le importó que por casua del pecado, éramos enemigos de su Padre celestial, sino que con su amistad nos reconcilió con el Padre.  Su petición especial a quienes le escuchaban, fue: creéis en Dios, creed también en mí” (Juan 14:1b); y en otras ocasiones afirmó: “El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió” (Juan 12:44).  En otras palabras, quien cree en Jesús se hace amigo de Dios al creer que Jesús es el enviado de Dios.  San Juan explicando acerca de la importancia de creer en Jesús para salvación, dice: “El que en él cree, no es condenado” (Juan 3:18).  Precisamente uno no es condenado cuando uno cree en Jesús, porque Dios nos considera también sus amigos.

   Amados oyentes, Jesús es nuestra conexión para hacernos amigos de Dios, y por quien también somos salvados de la condenación eterna. Y la manera de iniciar nuestra amistad con Dios, es creyendo en Jesucristo como nuestro único y suficiente Señor y Salvador.

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   CONCLUSIÓN: Estimado oyente, le invito que, ahora mismo, se haga amigo de Dios mediante el creer en Jesucristo.  ¿Está usted dispuesto a creer en Jesucristo como su Señor y Salvador?  No deje esta decisión para otra ocasión.  Usted necesita ser amigo de Dios, pues sin su amistad usted estará perdido en la condenación eterna; pero con su amistad usted estará reconciliado y salvado eternamente. Este momento es una oportunidad para que usted regrese a casa teniendo a Dios como su mejor amigo.