LAS IGLESIAS LOCALES DEBEN MULTIPLICARSE, Por: Diego Teh.

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LAS IGLESIAS LOCALES DEBEN MULTIPLICARSE

Hechos 6:7; 12:24.

Predicado por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, en la CXXIV reunión presbiterial ordinaria del H. Presbiterio del Mayab, en la iglesia “Shalom” de Cancún, Q, Roo, el día viernes 08 de Enero del 2016, a las 9:00 horas, como devocional de apertura de la reunión.

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   INTRODUCCIÓN: Muy buen día a cada uno de ustedes amados pastores, licenciados predicadores, candidatos al ministerio pastoral, ancianos de iglesia, representantes de uniones y congregaciones.  A propósito de nuestro ya conocido “Proyecto 10”, voy a compartirles el siguiente breve mensaje que he titulado: LAS IGLESIAS LOCALES DEBEN MULTIPLICARSE.  La idea de multiplicación la estoy tomando especialmente de dos versículos del libro de los Hechos de los Apóstoles.  El primero tiene su contexto después de que fueron electos los primeros diáconos en la iglesia de Jerusalén.  Luego de organizar el trabajo que a estos oficiales les correspondía, dice la historia: “y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén” (Hechos 6:7).  La realidad de la multiplicación de los discípulos indica que la iglesia crecía no sumando uno más de vez en cuando sino en cantidades mayores a un ritmo no esporádico sino constante.  El segundo texto tiene su contexto tras la muerte del Herodes que mató al apóstol Jacobo, y encarceló al apóstol Pedro, y “hecho mano a algunos de la iglesia para maltratarles” (Cf. Hechos 12:1-3).  Luego de todo esto dice la historia de esa época: “Pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba” (Hechos 12:24).  Otra vez, se habla de un crecimiento no al ritmo de suma sino de  multiplicación.  Esta multiplicación se estaba dando como un proceso natural y necesario para el extendimiento del evangelio de Jesucristo.  De la misma manera, sigue siendo necesario que los discípulos e iglesias locales entremos en un proceso de multiplicación.

   Voy a compartirles algunas breves reflexiones con respecto a la necesidad que tienen nuestras iglesias locales de multiplicarse, o sea, que a partir de una iglesia, muy pronto debe haber otra iglesia u otras iglesias nuevas con una formación sana y con visión de crecimiento y multiplicación.

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   La primera reflexión con respecto a que las iglesias locales deben multiplicarse, es que:

I.- MULTIPLICARSE  ES UNA FUNCIÓN.

   Incluso antes de que Dios creara al ser humano, luego de haber creado otros seres vivos de la naturaleza, Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra” (Génesis 1:22).  Cuando Dios creó a los seres humanos, dice el autor del Génesis que los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra,…” (Génesis 1:28).  Los científicos de la actualidad, incluso sostienen que el universo está creciendo aceleradamente cada día, como una función propia que recibió desde su creación.

   Cuando leemos en el libro de los Hechos de los apóstoles que el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos (Hechos 2:47b); que en aquellos días, como creciera el número de los discípulos” (Hechos 6:1); que “los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres” (Hechos 5:14); y que “las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada día” (Hechos 16:5); deducimos sin temor a equivocarnos que aún antes de la creación cuando Dios planeó la creación de cada iglesia local la diseñó con la función de multiplicarse, y que también la bendijo para esa función tal como lo hizo con la naturaleza y con la raza humana.  Así que multiplicarse como iglesia es una función natural que debe darse en toda iglesia local en cualquier lugar del mundo.

   Otro aspecto que nos indica que Dios diseñó su iglesia para multiplicarse es cuando vemos que Jesús comenzó con un grupo de doce discípulos (Mateo 10:1-5), luego ya tenía un grupo de 70 apóstoles (Lucas 10:1,17), luego en el día de Pentecostés se reunía un grupo de 120 (Cf. Hechos 1:15), muy pronto Jesús se aparece ante un grupo de 500 discípulos (1 Corintios 15:6), luego sabemos que tras una primera predicación del apóstol Pedro hubo una conversión de 3,000 personas (Hechos 2:41), y muy pronto solo el número de varones convertidos rebasaba los 5,000 (Hechos 4:4).  Esto es sin duda porque Dios le dio a su iglesia la función no de estancamiento sino de multiplicación.

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   La segunda reflexión con respecto a que las iglesias locales deben multiplicarse, es que:

II.- MULTIPLICARSE  EVITA LA EXTINCIÓN.

   ¿Saben que puede suceder cuando cualquier especia animal o humana deja de reproducirse?  De las cinco etnias nativas de Baja California, todavía existe la etnia nativa de los Kiliwas, que hace unos años hicieron un pacto de muerte para extinguirse como etnia.  Su razón es porque están cansados de las injusticias históricas, principalmente el despojo de sus tierras, de que han sido objeto, y la indiferencia gubernamental.  De acuerdo al Sistema Nacional de Indicadores sobre la Población Indígena de México en el año 2000 solo quedaban 80 kiliwas de los cuales 75 de ellos ya eran mayores de 70 años de edad.  Solo 5 eran jóvenes.   En el año 2006 sólo quedan 54 personas pertenecientes a esta etnia[1].  En la actualidad no tengo los datos precisos de cuántos kiliwas quedan en Baja California, si del 2000 al 2006 murieron 26 de ellos, del 2006 al 2016 han de quedar muy pocos de ellos, lo que deja claro que cuando se deja de reproducir, cualquier ser u organismo vivo, inevitablemente avanza hacia la extinción.

   Lo mismo puede ocurrir a una iglesia local en la actualidad.  En realidad, hay iglesias que están muriendo, líderes o discípulos que no se están multiplicando, lo que indica que tales iglesias van hacia la extinción.  Espero que sea una equivocación lo que una vez escuché de que un sociólogo diagnosticó que la Iglesia Nacional Presbiteriana se está autoperfilando a extinguirse para el año 2050.  Eso podría suceder si las iglesias presbiterianas locales se dejan de reproducirse, por eso no en vano hemos adoptado la visión de “SER o TENER IGLESIAS CAPACES DE MULTIPLICARSE”.  La voluntad de Dios es que su iglesia se multiplique en todas sus facetas. Los discípulos se tienen que multiplicar, los líderes se tienen que multiplicar, y las iglesias también se tienen que multiplicar (Cf. Mateo 28:19-20; 2 Timoteo 2:2).

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   La tercera reflexión con respecto a que las iglesias locales deben multiplicarse, es que:

III.- MULTIPLICARSE SIGNIFICA SOLUCIÓN.

   Ayer platicaba con uno de nuestros consiervos que luego de haberse casado, decidieron no tener hijos sino hasta 6 años después.  Durante esos años, la gente todo el tiempo les bromeaba ¿y ustedes cuándo?  Sus propios familiares les decían lo mismo cada vez que tenían la oportunidad.  Esa presión social o cultural, crea de alguna manera alguna tensión en la pareja.  Imagínese también las tensiones que vive una pareja que por alguna razón no pueden tener ni un solo hijo. Ya sea de manera externa o aún de manera personal o como pareja, se genera conflictos sicológicos en la pareja.  Pero, ¿qué pasa si la pareja se somete a un proceso de tratamiento de fertilidad, y hay éxito en este proceso?  La pareja se siente satisfecha y realizada, al mismo tiempo que desaparecen sus tensiones propias de su incapacidad de procrear.

   En el ámbito de la iglesia local, una iglesia que no se multiplica e incluso se estanca en su crecimiento, no es una iglesia sana.  No importa si es una iglesia, congregación o centro misionero, sino tiene visión y proyecto de crecimiento y multiplicación, constantemente se hace evidente que lo único que impera en su interior son los conflictos.  Surge en su interior grupos que se tratan antagónicamente, porque no están pensando en una visión de crecimiento, mucho menos de multiplicación.  Sin embargo, si hubiese un proyecto que todos tengan en común, y enfoquen sus esfuerzos en ello, dejarían de enfrascarse en sus conflictos y diferencias personales o grupales.  Por eso digo que multiplicarse es una solución.

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   La cuarta reflexión con respecto a que las iglesias locales deben multiplicarse, es que:

IV.- MULTIPLICARSE IMPLICA PROCLAMACIÓN.

   Hace 24 años, desde el año 1992 que conocí por primera vez la estadística de que como iglesia presbiteriana solamente tenemos presencia en 69 de los 106 municipios de nuestro estado de Yucatán.  Pero ya hace más de 24 años que la iglesia presbiteriana dejó de multiplicarse en el resto de nuestro estado, a pesar de que en la actualidad somos 5 presbiterios los que la representamos.  Me parece que en Yucatán solamente hubo un período activo de multiplicación de nuestras iglesias presbiterianas que van desde los años 1887 cuando el Rev. Maxwell Philips llegó a Yucatán[2], hasta 1947 año en que se constituyó nuestra R. Asamblea General, y nos independizamos de los misioneros americanos.  Desde entonces las iglesias presbiterianas locales en Yucatán seguimos presentes solamente en 69 municipios, y a la fecha llevamos 69 años sin alcanzar los otros 37 municipios.  Claro que no negaremos que en algunas comisarías de esos 37 municipios hay por lo menos un centro misionero o una congregación, incluso alguna ha de tener una iglesia, pero en sus cabeceras municipales que tienen una mayor población con las que se puede trabajar, todavía no hemos llegado.  ¿Se imagina usted cómo sería la iluminación nocturna de nuestras calles si pusiéramos un poste con luz cada 3, 4, o 5 calles?  Dejaremos grandes intervalos de distancia en la obscuridad; pues nuestra falta de proclamación que frena nuestra multiplicación, es como si tuviéramos un poste de luz del evangelio cada dos o tres municipios, lo cual no es un buen indicador de multiplicación en nuestra labor como iglesias presbiterianas.  Todo lo anterior indica que llevamos 69 años de atraso en la proclamación del evangelio de Jesucristo con visión de multiplicarnos para la gloria de Dios.  Ya es tiempo de tener iglesias capaces de multiplicarse, y eso sucederá solamente cuando aumente nuestra labor de proclamación del evangelio fuera de nuestras comunidades.

   En los dos textos que utilicé al principio de esta serie de reflexiones, antes de explicar que había una multiplicación de discípulos y de iglesias, primero decía que “crecía la palabra del Señor” o “la palabra del Señor crecía” (Cf. Hechos 6:7; Hechos 12:24), lo que indica que para que haya multiplicación, primeramente tiene que haber proclamación de la palabra.  Esto evidencia que si nuestras iglesias locales no están creciendo ni multiplicándose, o si lo están pero a un ritmo muy lentísimo que no significa multiplicación, es porque hace falta la proclamación de la palabra por parte tanto de oficiales como de miembros en general.  Sin proclamación de la palabra del evangelio no podemos esperar crecimiento, mucho menos podemos esperar una multiplicación.

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   CONCLUSIÓN: Amados hermanos, nuestro actual “Proyecto 10” es un buen punto de partida, pero no necesariamente estamos comenzando a multiplicarnos.  Primero porque las 10 congregaciones incluidas en este proyecto son congregaciones que tienen en su mayoría de 30 a 45 años de antigüedad, años en las que sus respectivas iglesias madres dejaron de multiplicarse.  Todavía así, tenemos 5 iglesias que en este momento no tienen ni una congregación ni un centro misionero a su cargo, ni siquiera que la hayan adoptado de otra iglesia, mucho menos que hayan comenzado una propia.  Y estas iglesias ya llevan entre 15 a 50 años de haber sido organizadas como iglesia.  Por otra parte nos podemos dar cuenta que ni siquiera se están multiplicando nuestros pastores ni nuestros seminaristas.  Este año nuestro seminario sinódico solamente matriculó a 7 estudiantes, provenientes del resto de la república, pues ninguno fue de nuestro estado de Yucatán, mucho menos de nuestro presbiterio.  Todo esto es una alerta de que tenemos problemas para multiplicarnos en diversos aspectos.  Sin embargo, nuestras 37 iglesias locales actuales tenemos por la gracia de Dios el potencial de multiplicarnos.  Solamente hace falta que los ancianos de las iglesias, los ministros de evangelización, y los pastores, organicemos a los hermanos para cumplir esta función muy propia de la naturaleza de la iglesia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

   Quiera Dios que nuestro Honorable Presbiterio del Mayab, cumplamos a través de sus iglesias, congregaciones, centros misioneros, presbíteros, licenciados predicadores, candidatos al ministerio pastoral, ministros de evangelización, y miembros de las iglesias locales, la función de crecer y multiplicarse.

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[1] https://antropologicas.wordpress.com/2006/11/24/mexico-indigenas-kiliwas-hacen-%E2%80%9Cpacto-de-muerte%E2%80%9D-y-dejaran-de-reproducirse/

[2] http://divinosalvadormerida.org/wp/index.php/conocenos/

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