YO SOY EL MESÍAS
Juan 4:26; Marcos 14:61.
Predicado por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, en la congregación “Siervos de Jesús” de Celestún, Yucatán; el día sábado 02 de Abril del 2016, a las 1818:30 horas.
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ESTA PUBLICACIÓN CONTIENE LETRAS HEBREAS Y GRIEGAS QUE NO SON LEGIBLES POR LIMITACIONES DE ESTA PLATAFORMA.
INTRODUCCIÓN: ¿Ha escuchado usted alguna vez la palabra “mesías”? ¿Sabe usted de alguna persona que diga o que haya dicho que él es el mesías o un mesías? Voy a empezar este mensaje haciendo algunas aclaraciones con respecto a palabras que la biblia usa para referirse al Mesías de Dios. La palabra Mesías, tiene su origen en la palabra hebrea “???????? = Mashíaj”, que significa lo mismo que la palabra griega: “Xristos = Xristós”, que tiempo después utilizó Simón Pedro cuando le dijo a Jesús “Tú eres el ‘Xristos’ = Xristós” (cf. Mateo 16:16; Marcos 8:29; Juan 6:69), que en español se traduce como CRISTO, pero como la palabra Cristo prácticamente solo fue una adaptación del griego al español, ni siguiera sugiere lo que significa. En español, Mashíaj o Xristós, se puede traducir de manera más adecuada como “Ungido”, pero casi no se traduce así; por lo que en español solemos usar más, tanto la palabra Mesías, para darle cierto sentido según la palabra hebrea “Mashíaj”, como la palabra Cristo, para darle cierto sentido según la palabra griega. En fin, ya sea Mashíaj o Xristós, Mesías o Cristo, o Ungido, significan lo mismo. Pero, ¿por qué mesías significa “ungido”? La palabra hebrea “Mashíaj”, que se traduce como mesías, proviene de otra palabra raíz hebrea: “mashaj”, que significa “ungir, untar con aceite, o consagrar”.
La unción hebrea consistía en una ceremonia de derramamiento de aceite sobre la cabeza de la persona elegida para ese propósito, que lo dejaba designado para realizar una función oficial entre los israelitas. Por ejemplo para la función de sacerdote había que ser ungido; así fueron consagrados los primeros sacerdotes de Israel: Aarón y sus hijos (Éxodo 29:7-9), y así se haría con todas las generaciones de sacerdotes de Israel (Éxodo 30:31). Para la función de ser rey en Israel también había que ser ungido; por ejemplo, David y Salomón, reyes de Israel fueron ungidos con aceite para ser constituidos como reyes (cf. 1 Samuel 16:12,13; 1 Reyes 1:39), quedando así habilitados para fungir como reyes. Tiempo más tarde también se practicó el ungimiento de profetas. Esto nos facilita entender que un Mesías, Cristo, o Ungido, es una persona sobre quien ceremonialmente se le ha derramado aceite sobre su cabeza para consagrarlo como rey, sacerdote, o profeta.
En una ocasión casi al principio del ministerio de Jesús, en una conversación que Jesús tuvo con una mujer samaritana, aquella mujer le dijo a Jesús: “Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo, cuando él venga nos declarará todas las cosas” (Juan 4:25), a lo que Jesús respondió: “YO SOY, el que habla contigo” (Juan 4:25,26). En otra ocasión casi al final de su ministerio, la noche que Jesús fue arrestado, mientras era juzgado por el sumo sacerdote (Caifás), entre las preguntas que le hizo a Jesús, una de ellas fue: “¿Eres tú el “Xristos” (Xristós = Cristo, o sea, Mesías), el Hijo del Bendito? / Y Jesús le dijo: YO SOY” (Marcos 14:61,62a). Otra vez, Jesús confirmando que él si es el Mesías de Dios. Esto nos lleva a pensar que Jesús o es rey, o es profeta, o es sacerdote, pero la realidad que confirmamos en las Sagradas Escrituras es que Jesús cumple estos tres oficios que lo hacen ser, sin duda alguna “el Mesías” de Dios.
Por eso, en este mensaje, quiero compartirles que los evangelios nos presentan las razones por las que Jesús es “el Mesías” de Dios. / ¿Cuáles son las razones que nos dan los evangelios por las que Jesús dijo “YO SOY” aceptando ser “el Mesías o Cristo”? / A través de las Sagradas Escrituras de los evangelios me propongo compartirles algunas de tales razones.
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La primera razón por la que Jesús dijo: “YO SOY”, aceptando que él es “el Mesías o Cristo”, es:
I.- PORQUE ERA EL MESÍAS DIVINO PROMETIDO.
Entre las muchas profecías que hablaban del Mesías, está la profecía de Isaías, que unos 700 años antes dijo: “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel” (Isaías 7:14). Tras el nacimiento de Jesús, San Mateo nos recuerda que “Emanuel”, el nombre profético de Jesús significa: “Dios con nosotros” (Mateo 1:23), lo cual nos aclara que Jesús no era un humano ordinario como nosotros, sino siempre fue evidente desde su gestación, nacimiento, infancia, juventud, y edad adulta, pero al mismo tiempo fue Dios mismo encarnado en Jesús como persona humana. Jesús era el auténtico y prometido Mesías de Dios, porque no era un mesías meramente humano, sino que era Dios mismo a través de la persona de Jesús siendo el Mesías que no solo Israel sino toda la humanidad necesitaban.
Frecuentemente surgían personas que obviamente eran solamente personas humanas que se sentían capaces de liderar algún movimiento para beneficio de la gente, pero finalmente solamente eran humanos cuyos esfuerzos nunca pudieron tener trascendencia espiritual en la vida de las personas, ni tampoco pudieron tener trascendencia temporal, pues luego de haber logrado algún bien común, allí acabó todo. Ahora, en cuanto a Jesús, siendo “el Mesías” Hijo de Dios, su mesianismo Divino conduce a las almas de los seres humanos hacia la eternidad, no solamente durante el tiempo de su ministerio terrenal sino hasta el día de hoy
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La segunda razón por la que Jesús dijo: “YO SOY”, aceptando que él es “el Mesías o Cristo”, es:
II.- PORQUE SE CONSAGRÓ PARA SER NUESTRO EXPIADOR.
Expiar, significa remover la culpa o pecado de una persona. En el contexto bíblico, la expiación de pecados, originalmente se daba de manera simbólica pero real mediante el sacrificio de animales como los corderos. En realidad los corderos no eran lo que quitaban la culpa sino que la culpa finalmente quien la quita es Dios. Cuando alguien usaba un cordero para la expiación de sus pecados, debería hacerlo con la esperanza de que un día Dios enviaría a una persona que en realidad expiara los pecados de la humanidad. Los corderos que se sacrificaban en realidad simbolizaban la obra futura de Jesús, hasta que él llegó para hacer la auténtica obra expiatoria.
Juan el Bautista, el día que tuvo el privilegio de bautizar a Jesús, anunció en público, diciendo de Jesús “He aquí el Cordero de Dios” (Juan 1:36), enfatizando así que este “Cordero”, no era de la especie animal, sino que era procedente “de Dios”. Dice el apóstol Juan que dos discípulos de Juan el Bautista, escucharon que Juan presentara a Jesús. Uno de estos discípulos se llamaba Andrés, y junto con el otro discípulo de Juan, ese mismo día “siguieron a Jesús” (Juan 1:37), y se interesaron en conocer donde estaba hospedado Jesús para ver si podían quedarse con él, pero como ya eran las 4:00 pm, Jesús aceptó que ellos se quedaran con él, el resto de la tarde, y durante la noche. Aquel día la experiencia de estos dos ex discípulos de Juan con respecto a Jesús fue muy exploradora, pues ese día hicieron un gran descubrimiento, que desde luego no fue porque eran tan capaces de detectar personalidades y vocaciones, sino porque Dios les estaba revelando al entendimiento de ellos, una de las funciones por la que Jesús vino a realizar un ministerio en este mundo allá en el territorio de Israel. Andrés y su compañero, no identificaron a Jesús como un profeta, como un maestro, como el salvador, ni como el Hijo de Dios, sino como el Mesías. Andrés y su compañero, estaban tan felices por su descubrimiento, que fueron inmediatamente a buscar a Simón Pedro, hermano de Andrés a quien encontraron y Andrés le dijo: “Hemos hallado al Mesías” (Juan 1:41). Se trataba de Jesús, el hombre-Dios que se había consagrado mediante el bautismo para dirigir su vida rumbo a la cruz para que como verdadero “Cordero de Dios”, expíe de los pecados de la humanidad.
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La tercera razón por la que Jesús dijo: “YO SOY”, aceptando que él es “el Mesías o Cristo”, es:
III.- PORQUE EL ESPÍRITU DE DIOS LE UNGIÓ PARA SER MESÍAS.
Aunque Jesús no tuvo que someterse al ungimiento con aceite, y aunque el símbolo y sello de su ungimiento vino a ser el bautismo con agua que le fue aplicado por Juan el Bautista, ni siquiera fue el agua lo que le tuvo por ungido, sino que su ungimiento consistió en una obra del Espíritu Santo en él, el cual vino sobre él al momento de su bautismo. Su bautismo, en realidad marcó el inicio de su ministerio público. Luego de su bautismo y de pasar las primeras tres potentes tentaciones, lo primero que Jesús hizo fue presentarse en una sinagoga en un día de reposo para dar lectura pública a una porción del profeta Isaías que decía: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; / a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; / a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya” (Isaías 61:1-3; cf. Lucas 4:18). Al terminar de leer, Jesús explica: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros” (Lucas 4:21).
Uno de los puntos que afirmó se cumplía en él, fue que “me ungió Jehová”. En otras palabras, a Jesús Dios le hizo su Mesías, sin que su ungimiento dependiera ni del aceite ni del agua bautismal. De hecho, Jesús nunca se auto proclamó Mesías, sino que las veces que tuvo que afirmar “YO SOY” aceptando que él era “el Mesías”, fue porque le sugirieron que lo confirmara, o porque le preguntaron directamente si era o no “el Mesías”.
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La cuarta razón por la que Jesús dijo: “YO SOY”, aceptando que él es “el Mesías o Cristo”, es:
IV.- PORQUE TRAJO SOLUCIÓN A PROBLEMAS HUMANOS.
Uno de los primeros momentos que Jesús nuevamente es identificado como Mesías, y él afirma que eso es verdad, es cuando tiene una conversación con una mujer samaritana a quien le ofreció el agua (no la del pozo), sino el agua de vida como la mejor solución para las necesidades del alma. Aquella mujer tenía primeramente una gran necesidad espiritual que solamente podía encontrar en el agua de vida, el evangelio de Dios. Esa fue la solución principal que Jesús le ofreció a aquella desdichada mujer, quien estuvo de acuerdo en aceptar aquella bendita agua del evangelio. Pero luego de este ofrecimiento del agua de vida a ella, Jesús conociendo la problemática civil de aquella pobre mujer, prácticamente le dijo que aquella solución no era solo para ella sino hasta para su marido.
Jesús como Mesías no solo se ocupa del alma sino también del matrimonio, y si en el matrimonio hay problemas, él también está interesado en darle soluciones. Esta mujer toda la vida no había sido afortunada en el amor, pues ya hasta estaba viviendo su sexto matrimonio. Durante la conversación con ella, Jesús le compartió muchos detalles conocidos y hasta secretos de aquella mujer, lo que en vez de sentirse ella avergonzada por la triste historia de su vida, luego que escuchó muy atentamente las palabras de Jesús, casi descubre quién era Jesús, pues primeramente le dice: “me parece que tú eres profeta” (Juan 4:19), pero más adelante en la conversación, ella le dijo a Jesús: “Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo, cuando él venga nos declarará todas las cosas. / Jesús le dijo: “Yo soy, el que habla contigo” (Juan 4:25,26). Debió ser grande su sorpresa y gozo cuando Jesús le confirmó que en él era el Mesías. En este caso, el carácter mesiánico de Jesús consistió en que trajo palabras de Dios para la vida particular de las personas cuyas almas y vida personal e incluso matrimonial están necesitadas de una solución que provenga de Dios. Jesús es “el Mesías” que trajo soluciones para la salvación y transformación de la vida humana.
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La quinta razón por la que Jesús dijo: “YO SOY”, aceptando que él es “el Mesías o Cristo”, es:
V.- PORQUE SU MISIÓN FUE SALVAR.
Un Mesías, ya sea en el medio político, social, etc…, es una persona que lucha con todo y contra todo con el fin de salvar a su gente de la tiranía, opresión, injusticia, etc… para darles una mejor calidad de vida. De la misma manera, Jesús, cuyo nombre significa “Salvador” vino también para una misión salvadora pero no en el sentido imperial, político, o social, sino espiritual, pues el ángel que visitó a José le encomendó que cuando naciera el hijo de María que había sido engendrado por el Espíritu Santo, “llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21). Solo como ejemplo: En la ocasión cuando Jesús visitó a Zaqueo en su casa, y este entendió las enseñanzas de Jesús, al grado que estuvo dispuesto a desprenderse de las riquezas que antes le había sido causa de pecado, Jesús hablando de sí mismo, dijo a todos los presentes “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). Y así es como Jesús cumple su función de Mesías, salvando no solo a Zaqueo sino a todo pecador perdido en la condenación eterna, para darle salvación y vida eterna.
Las ideas que los judíos contemporáneos de Jesús tenían acerca del Mesías y del Reino mesiánico eran variadas. En un extremo estaban los que concebían la idea del Mesías de Dios como un gran caudillo político-militar, que vencería a todas las naciones del mundo. Hasta entre los mismos discípulos de Jesús, que por más de tres años se habían formado con él, junto a él, le preguntan a Jesús cuando ya estaba por irse de regreso al cielo eterno: “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6). Pensaban en que el mesianismo de Jesús sería hacer de Israel un reino que recupere su territorio, autonomía, soberanía, y que ellos sean los que dominen al mundo como un reino imperial. En el otro extremo estaban los pocos israelitas justos y piadosos como el anciano Simeón, el sacerdote Zacarías, Juan el Bautista… para los cuales el Mesías sería la luz de las gentes (Lucas 2:25-32), “el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo” (Juan 1:29,36); pero sobre todo esperaban que el reino mesiánico trajera el perdón de los pecados, la salvación de la condenación eterna, y la misma vida eterna. Jesús, por supuesto que era “el Mesías” pero no político, sino “el Mesías” que primeramente se ocupa de la necesidad más elemental de los seres humanos: la restauración, pero de la comunión humana con Dios. Jesús como Mesías, tuvo la misión de salvar, pero de pecado.
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La sexta razón por la que Jesús dijo: “YO SOY”, aceptando que él es “el Mesías o Cristo”, es:
VI.- PORQUE ERA EL VERDADERO MESÍAS DE DIOS.
Cerca del final del ministerio de Jesús, sus mismos discípulos le preguntaron “¿…qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? / Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. / Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo (o sea, Mesías); y a muchos engañarán” (Mateo 243b-5). Con esta alerta de Jesús a sus discípulos, estaba distinguiendo que habrá falsos mesías, pero al mismo tiempo estaba afirmando que él si es el verdadero Mesías, no como otros.
A través de la historia, otras culturas ajenas a la fe israelita o judía o cristiana, también manifiestan tener su propio mesías con supuesto carácter divino. Un artículo menciona que antes de Jesús hubieron por lo menos cuatro mesías, e incluso muy atrevidamente les compara con Jesús e identifica bastantes supuestas similitudes de cada uno de ellos con Jesús el Mesías de Dios[1]. Pablo Martín Cerone, en una publicación titulada: “Los otros mesías” que hizo en Mayo 2004, dice en la introducción de su publicación: “La idea de un mesías, un redentor nacido de mujer pero enviado por Dios, es común a diferentes culturas. Nosotros, que vivimos en una sociedad moldeada por la fe cristiana, tendemos a pensar inmediatamente en Jesús de Nazaret, pero también hay figuras mesiánicas en el zoroastrismo persa, el budismo, las religiones tradicionales de China, el Islam y hasta entre los pieles rojas y los descendientes de esclavos africanos en América”. Luego presenta una larga lista de supuestos mesías[2]. Hace pocos años, en el Mar Muerto, en las cuevas del Qumram, fue encontrada una tablilla que menciona a un supuesto Mesías precristiano del siglo I, que probablemente se trate de un líder rebelde llamado Shimon, a quien supuestamente el ángel Gabriel le dijo: “en tres días vivirás”. Este tal Shimon, según el historiador Flavio Josefo fue asesinado por un comandante de las fuerzas de Herodes, el monarca apoyado por Roma[3]. Otro artículo que toma sus datos de información de Wikipedia, enlista hasta 57 personas que en algún momento de la historia declararon ser un mesías[4]. Sin embargo, ninguno de ellos le quita a Jesús, el mérito de ser el verdadero Mesías de Dios, del Dios vivo y verdadero de nuestra fe. Creo que Jesús tenía razón cuando dijo que cualquiera que diga ser el Mesías, solamente es un auténtico engañador, porque sólo él es el verdadero Mesías de Dios.
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CONCLUSIÓN: Mis amados hermanos, es un privilegio para nosotros que “el Mesías” de nuestra fe cristiana, no fue como los que antes de él se proclamaron mesías en otras culturas, religiones y falsas divinidades. Es un privilegio que “el Mesías” de nuestra fe cristiana, no es un meramente ser humano porque haya pertenecido al pueblo de Israel escogido por Dios como su pueblo especial, sino que es la encarnación de Dios en una persona humana; en otras palabras es Dios y hombre al mismo tiempo, y por ello es manifestado como auténtico Hijo de Dios. Es un privilegio que “el Mesías” de nuestra fe cristiana, no fue un político, sino el Salvador de nuestros pecados y de la condenación eterna. Es un privilegio que “el Mesías” de nuestra fe cristiana, nos trajo soluciones integrales que comienzan con el restablecimiento de nuestra comunión con Dios, pero también para transfomar todos los aspectos de la vida que van desde lo personal hasta la matrimonial y familiar. Este es “el Mesías” que necesitamos, y escuchamos que Jesús dijo al respecto: “YO SOY”. No busque usted a otro mesías falso, busque usted a Jesús el verdadero Mesías de Dios, que traerá a la vida de usted todas las soluciones y beneficios de la vida presente al igual que para la eternidad.
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[1] http://www.taringa.net/post/info/6082542/Los-5-Mesias-de-la-Historia.html
[2] http://www.quintadimension.com/televicio/index.php?id=124
[3] http://spectrummagazine.org/article/caf%C3%A9-hispano/2008/08/05/una-tablilla-del-mar-muerto-parece-hablar-de-la-muerte-del-mes%C3%ADas
[4] http://quienesjesucristo.blogspot.com/2013/09/ficha-historica-de-los-falsos-mesias.html
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