Levítico 25:35-38; Mateo 25:31-46.
Predicado por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, en la Cong. “Luz de Vida” de la Col. Bojórquez, de. Mérida, Yuc; el domingo 12 de Enero 2014; 19:00 hrs.
INTRODUCCIÓN: Quizá alguno de ustedes fueron confrontados para aceptar el evangelio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo con las preguntas del método conocido como Evangelismo Explosivo. La segunda pregunta que le hacen a uno es: “Supongamos que está usted en la puerta del cielo y Jesús le pregunta ¿por qué cree que le voy a dejar entrar a usted y quedarse en mi cielo?” A estas alturas de nuestra vida y crecimiento espiritual creo que cada uno de ustedes ya tienen su respuesta correcta para Jesús. Pero supongamos que una pregunta más de Jesús para usted sea: “Hermano mío, para dejarle entrar a usted a la vida eterna ¿me puede relatar qué hizo usted por el hambriento, el sediento, el forastero, el desnudo, el enfermo, y el encarcelado? Solo quiero un informe que pruebe que usted fue mi discípulo”. En este caso no sé si estamos preparados para darle una respuesta adecuada a Jesús.
Creo firmemente que la entrada al cielo fue ganada para los que creemos en Jesús como nuestro Salvador y Señor sin que tengamos que hacer méritos para entrar sino solamente el creer que en Jesús pagó por nuestros pecados que no podríamos pagar nosotros. Sin embargo el pasaje bíblico de este mensaje nos dice que los cabritos que serán puestos a la izquierda de Jesús que no hicieron algo por el hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, y por el encarcelado, “irán estos al castigo eterno” (v. 46), pero los que sí hicieron algo por ellos y que son descritos como “justos”, “irán estos […] a la vida eterna” (v. 46).
Nuestro pasaje bíblico nos enseña las características propias de las personas que irán a la vida eterna. // ¿Cuáles son esas características propias de las personas que irán a la vida eterna? // En este mensaje quiero presentar algunas de tales características.
La primera característica que encontramos es que:
I.- LOS QUE VAN A LA VIDA ETERNA SE OCUPAN DE LOS NECESITADOS.
Hemos notado en este pasaje que un deber de las ovejas de Jesús es hacer algo por “el hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, y por el encarcelado”. La vida cristiana rumbo a la eternidad no es solamente ocuparnos de nuestros afanes de cada día, ni solamente dedicarnos a disciplinas espirituales como la adoración, el discipulado, y el testificar, sino que hay que abrir los ojos y las manos hacia nuestro prójimo menesteroso. En ellos es probada la realidad y madurez de nuestra fe. Dice Jesús en dos ocasiones en este pasaje: “…De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (v. 40). “De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.” (v. 45).
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La segunda característica que encontramos es que:
II.- LOS QUE VAN A LA VIDA ETERNA DESARROLLAN UN CARACTER COMPASIVO.
Un mal carácter resaltado en este pasaje de aquellos que son llamados “cabritos” es su falta de COMPASION por la gente necesitada. Sin embargo aquellos que pertenecen a Jesús y que son descritos como “ovejas” demuestran su profunda COMPASIÓN por la gente con necesidades humanitarias. Estos dos grandes grupos de “izquierda y derecha”, “de ovejas y cabritos” puede servirnos para analizar si en verdad somo las ovejas de Jesús o los cabritos reservados para el castigo eterno. La medida establecida es la compasión. Se trata de seguir el ejemplo de Jesús, quien según nos dice el apóstol Mateo que “al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor” (Mateo 6:36)
La tercera característica que encontramos es que:
III.- LOS QUE VAN A LA VIDA ETERNA SON COMPASIVOS DE MANERA NATURAL.
Me llama la atención el relato de nuestro pasaje bíblico con relación a la compasión que los justos habían demostrado hacia su prójimo sin darse cuenta. En el texto bíblico, Jesús les dice a los separados en su derecha: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí” (vv. 35-36). Pero ¿ya se dio cuenta usted la sorpresa que surge de los justos? “Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?” (vv. 37-39).
La cuarta característica que encontramos es que:
IV.- LOS QUE VAN A LA VIDA ETERNA USAN SU DINERO EN NOMBRE DE JESÚS.
Ahora, viene el énfasis que quiero dejar en sus corazones en esta predicación. Se trata de comprender que la compasión que usted está desarrollando por los necesitados no es solamente una cuestión de sentimiento y decir “pobre hambriento, pobre sediento, pobre forastero, pobre desnudo, pobre enfermo, pobre encarcelado”. La compasión implica que es necesario dar un paso más después del sentimiento, e ir a la acción. Para dar comida a un hambriento, agua o una gaseosa al sediento, hospedaje al forastero, ropa al desnudo, medicina al enfermo, y apoyo al encarcelado, en la mayoría de los casos uno necesita invertir DINERO, sea poco, o sea mucho, pero se necesita. Jesús nos dice que se trata de una dádiva a él mismo. Inevitablemente se hace necesario usar nuestra billetera. Jesús dijo en una ocasión: “…a los pobres siempre los tendréis” (Juan 12:8). Y nuestro dinero siempre tendremos que usarlo para servir a Jesús.
CONCLUSIÓN: Amados hermanos, como congregación formada por ovejas de nuestro Señor y Salvador Jesucristo nos dedicamos a alcanzar para Cristo a los elegidos de Dios. Eso nos hace enfocar nuestro trabajo con los necesitados no solamente de cosas materiales sino también del Cristo que deben tener en sus vidas. La labor que desempeñamos como congregación e iglesia hace también necesario que tengamos que poner de nuestro dinero para suplir las necesidades del ministerio que el total de los fieles tenemos. Estoy seguro que usted es compasivo y puede decir como el apóstol Pablo “el amor de Cristo nos constriñe” (2 Corintios 5:14). Estoy seguro que usted comprende que la obra de Dios requiere nuestra aportación económica. Quiero animarlo a que usted continúe o comienc
e en ofrecer sus diezmos y ofrendas por gratitud al amor de Jesús en usted, y por compasión a los que están en necesidad de Cristo. Recuerde usted que Mateo 25:31-46 no dice que dar por la causa de Cristo es una característica de las ovejas que vamos hacia la vida eterna.
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