Mateo 9:35-38.
Predicado por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, en la Cong. “Cristo es el Camino” de la Col. Chuminópolis, de Mérida, Yuc; el domingo 26 de Enero 2014; 10:30 hrs.
INTRODUCCIÓN: Una sociedad de los Estados Unidos dedicada a realizar encuestas sobre temas de interés general, publicó HACE UNOS AÑOS una estadística sobre la religión cristiana organizada con los siguientes datos interesantes[1]:
– El 5% de los miembros de las listas de las congregaciones, no existen.
– Al 10% de ellos no se les puede encontrar en ninguna parte.
– El 20% no ora nunca.
– El 25% nunca lee la Biblia.
– El 30% no asiste nunca a la congregación.
– El 40% no envía ni entrega ofrendas de ninguna clase.
– El 50% nunca recibe estudios bíblicos, ni ningún tipo de enseñanza que les pueda hacer crecer o madurar.
– El 60% no asiste nunca a las reuniones dominicales si estas se realizan por la tarde o por la noche.
– El 70% no da ayuda económicamente a ninguna institución (ni a la propia) relacionada con las misiones.
– El 75% nunca se dedica a actividad alguna de la Iglesia.
– El 90% no celebra ningún tipo de culto o reunión con su propia familia.
– “El 95% nunca ha sido capaz de acercar a alguien a Cristo”.[2]
James Kennedy, autor del libro “Evangelismo Explosivo” nos recuerda esta última estadística de que en Norteamérica un 95% de los cristianos nunca han ayudado a alguien para acudir a Cristo, es decir solamente 5 de cada 100 hacen esfuerzos por guiar a otros a confiar en Cristo para su salvación. En nuestro país, o quizá aquí en esta misma congregación cristiana, quizá igualmente no andamos con un porcentaje ideal de hermanos que guían a otros a rendir sus vidas a Cristo.
Las palabras de nuestro Señor Jesús en el texto de este mensaje hacen un señalamiento de que el campo de trabajo en la obra de Dios: “A la verdad la mies es mucha”. Esta observación de Jesús sigue siendo cierta y real hasta el día de hoy. ¿Se pueden dar cuenta ustedes de qué maneras la mies es mucha?.
Pero lo que especialmente quiero enfatizar en este mensaje es sobre la cantidad de obreros disponibles en la época de Jesús y que el día de hoy sigue siendo la misma cantidad ante la actual población y problemas sociales y espirituales nuestros y de la gente que vive en nuestro derredor. Jesús dijo “mas los obreros pocos” . De sus palabras he tomado la idea del título de este mensaje: FALTAN OBREROS DE DIOS. Apliquemos una estimación. ¿Somos o tenemos suficientes obreros de Dios activos en nuestros deberes? De 65 miembros, ¿cuántos están haciendo trabajo de evangelización, discipulado, o de testimonio?. Espero que más de 3 (el 5%), más de 6 (el 10%), más de 13 (el 20%), aunque es probable que no sea así. Quizá es evidente que hace falta obreros de Dios.
Dentro de nuestro pasaje bíblico, en la narración por San Mateo y en palabras de Jesús mismo, se nos plantea cómo darnos cuenta de la mucha falta de obreros en la mies de Dios. // ¿Cómo podemos darnos cuenta de que faltan obreros? // Podemos darnos cuenta a través de una atenta observación acerca de diversas realidades en la mies de Dios.
La primera realidad en la mies de Dios:
I.- SE VE EN LAS NECESIDADES DE LAS CONGREGACIONES.
Lo primero que San Mateo nos relata en nuestro pasaje bíblico es que: “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos” (v. 35a). Las sinagogas eran un lugar de culto en el judaísmo de la época de Jesús habiendo un aproximado de 400 de ellas en toda Palestina. Es algo similar como los templos usados actualmente en el cristianismo. Se utilizaba también para la lectura y enseñanza de la ley de Dios[3].
En los evangelios se nos relata la visita de Jesús en sinagogas de distintas ciudades en los que se encuentra con actitudes indignas de gente temerosa de Dios, se encuentra con ideas raras no reveladas en la ley de Dios que se enseñaba a la gente que en vez de ayudarlo a convertirse en un verdadero hijo de Dios, lo convertían en “dos veces más hijo del infierno” que ellos (Mateo 23:15). Lo que Jesús aprovechó en aquellas ocasiones que tuvo la oportunidad de estar en aquellas sinagogas fue ENSEÑAR. Dice el v. 35 que estuvo “enseñando en las sinagogas”.
No solamente en aquel tiempo, sino también actualmente en las iglesias y congregaciones a las que pertenecemos podemos observar esta gran necesidad de excelentes maestros que enseñen la sana doctrina. Quiero dejarle muy claro a usted que hacen falta obreros de Dios en nuestras congregaciones, solamente como ejemplo, para enseñar la palabra de Dios. Sin embargo, hay otras muchas necesidades en las que usted puede participar como obrero para visitar, predicar, evangelizar, discipular, testificar, dirigir, aconsejar, y muchas vacantes más como para pastores, ancianos, diáconos, etc…, y quiero invitarlo a que usted acepte el llamado de Dios y tome su lugar, en este caso, para apoyar el ministerio de este lugar donde usted se reúne con otros hermanos en Cristo. Usted mismo sabe cuánta necesidad de servicio hace falta aquí mismo. Usted sabe que solamente un obrero de Dios puede hacerlo. Usted es ese obrero de Dios que hace falta activarse aquí mismo.
La segunda realidad en la mies de Dios:
II.- SE VE EN NUESTRA AUSENCIA EN MUCHOS MUNICIPIOS.
Otro detalle de la misión de Jesús es que a su paso por aquellas ciudades y aldeas iba “… predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (v. 35b). Aquí se nos indica que como el mejor obrero de Dios su trabajo lo realizaba no solamente entre las paredes de una sinagoga, como Jesús no haría su trabajo hoy solamente dentro de las paredes de un templo. El mismo v. 35 no indica que el evangelio y sus obras de misericordia las realizaba “en el pueblo”. Eso dice el final del v. 35. Mientras la gente se encerraba en sus sinagogas, Jesús estaba ”en el pueblo” donde está la gente que tal vez jamás se le ocurriría ir a un culto o una enseñanza bíblica.
Amado hermano, en nuestro contexto quiero mencionar a manera de ejemplo cómo nuestro estado que tiene 106 municipios, después de 141 años de presencia de la iglesia presbiteriana en nuestro país, solamente tenemos presencia en 69 municipios. Hay 37 municipios donde “brilla nuestra ausencia”, sin mencionar a la multitud de comisarías, haciendas, y colonias en nuestras pequeñas y grandes ciudades. Hace casi 50 años que establecimos una iglesia en el municipio # 69. ¿Puede usted darse cuenta en esta observación de cuánta necesidad hay de más obreros en la mies de Dios, para ir “en el pueblo”?
Aprovecho la oportunidad para invitarlo a usted mismo por medio de este mensaje a aceptar el llamado de Dios para ser el obrero de Dios que hace falta para llevar el evangelio a tantos lugares. Sin embargo, estoy consciente de que usted vive en esta ciudad donde hay tantas colonias sin una iglesia. Usted también puede ser obrero aquí mismo. En nuestro libro de gobierno como iglesia tenemos la indicación que cuando un miembro de la iglesia se traslade a vivir en una zona donde no hay una iglesia, es su deber encaminar todo para iniciar una nueva con el apoyo de la iglesia más cercana. Sin embargo, creo que por no tener la comprensión de que somos o debemos ser obreros de Dios, preferimos atravesar tres, cuatro o hasta cinco colonias o más para llegar donde hay un templo donde podamos reunirnos. Hermanos, hay que ser obreros de Dios para abrir nuevas iglesias en donde no hay.
La tercera realidad en la mies de Dios:
III.- SE VE EN TANTA GENTE SIN ALGUIEN QUE LOS LLEVE A DIOS.
San Mateo nos dice de Jesús que “… al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor” (v. 36). El ser humano necesita como las ovejas a un pastor, es decir alguien que las apaciente, que se haga cargo de darles toda la provisión necesaria. Este tipo de pastor de ovejas que se menciona en el v. 36 no necesariamente se trata del oficio eclesiástico de pastor. Simplemente es una figura que representa que los seres humanos como ovejas necesitamos el apoyo, la orientación y guía de otra persona para que salgamos de nuestro desamparo, de nuestra dispersión lejos de Dios. Esta figura de pastor representa a un obrero de Dios que se hace cargo de guiar a otras personas a Dios por medio de Cristo para su salvación.
Pero, no solamente en la época de Jesús había multitudes que necesitaban que alguien las ayude a acudir a Dios. Igualmente el día de hoy existe en las ciudades, y aún todavía en los municipios, y hasta en las comisarías suburbanas y rurales, gente por montones que nadie está preocupado por ayudarlos a conocer salvadoramente a Dios y a su Hijo Jesucristo. ¿Se da cuenta usted de la gran falta de obreros de Dios para llevar a otros a los pies de Cristo? Ante esta gran necesidad le invito a usted a sumarse como obrero de Dios para llevar a otros el evangelio de Cristo para salvación.
La cuarta realidad en la mies de Dios:
IV.- SE VE EN EL ESFUERZO INSUFICIENTE SOLAMENTE DE ALGUNOS.
Según San Mateo, las palabras de Jesús que describieron la realidad del desabasto de obreros en su época, fueron: “… A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos” (v. 37). Jesús hace un contraste para notar la desproporción entre la magnitud de la mies y la cantidad de obreros. La mies es mucha, los obreros pocos. Afortunadamente Jesús reconoce quién es y quién no es obrero de Dios, y aunque en realidad sí los hay, pero la otra realidad es que son pocos.
Con estas palabras Jesús quiere enfatizar que la labor de “predicar el evangelio del reino”, solamente es realizado por algunos, mientras que otra gran pero triste realidad es que otros solamente están de espectadores sin hacer realmente un mínimo esfuerzo. Aunque forman parte del equipo de la iglesia, dejan que el esfuerzo de un pequeño grupo se haga cargo de la gran cantidad de responsabilidades a tomar en cuenta. El resultado es que el esfuerzo de estos pocos siempre va a ser insuficiente.
Hermano(a), si usted se encuentra en esa clasificación lo invito en el amor de Cristo a unirse al grupo de obreros de Dios que aman al Señor y a su obra. Pase usted a formar parte de aquellos que desean servir en la obra del Señor.
EXPLICAR QUÉ VACANTES HAY EN LA IGLESIA AHORA MISMO.
CONCLUSIÓN: Después de haber explicado estas cuatro realidades ¿qué decisión tomará usted? Imagínese usted que en este momento Jesús le está pidiendo a usted que sea su obrero. Medite usted en la letra de este himno:
1.- Cristo está buscando obreros hoy que quieran ir con él;
¿Quién dirá: “Señor, contigo voy, yo quiero serte fiel”?
Coro
¡Oh! Señor, es mucha la labor, y obreros faltan ya;
Danos luz, ardiente fe, valor, y obreros siempre habrá.
2.- Cristo quiere mensajeros hoy que anuncien su verdad;
¿Quién dirá: “Señor, yo listo estoy, haré tu voluntad”?
3.- Hay lugar si quieres trabajar, de Cristo en la labor;
Puedes de su gloria al mundo hablar, de su bondad y amor.
Ahora, imagínese usted que su reacción va a ser como la de aquel joven llamado Saulo de Tarso. Atrévase a decirle a Jesús: Señor, ¿qué quieres que yo haga? (Hechos 9:6). Yo quiero ser tu obrero. Dígaselo con las palabras del antiguo himno: “Yo quiero trabajar para el Señor”. Repita conmigo las siguientes palabras:
1.- Yo quiero trabajar para el Señor, confiando en Su Palabra y en su amor,
quiero yo cantar y orar y ocupado siempre estar en la obra del Señor.
Coro
Trabajar y orar en la obra, en la obra del Señor,
sí mi anhelo es orar y ocupado siempre estar en la obra del Señor.
2.- Yo quiero cada día trabajar y esclavos del pecado libertar
conducirlos a Jesús, nuestro guía nuestra luz en la obra del Señor.
3.- Yo quiero ser obrero de valor confiando en el poder del Salvador,
el que quiera trabajar hallará también lugar en la obra del Señor.
[1] (Datos de “Crusade Contact”, La cruzada para Cristo. Anécdota 1308 , “Enciclopedias de Anécdotas e Ilustraciones” Editorial Clíe / Vol. II. Andrés Elgueta Vidal)
[2] Para un mayor análisis de estas cifras, visitar: http://preparadelcamino.wordpress.com/2009/01/26/una-cruda-realidad-estadisticas-cristianas/
[3] http://es.wikipedia.org/wiki/Sinagoga
Deja una respuesta