EL CAMINO DEL AMOR
1 Corintios 13.
Predicado por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, en la congregación “Unidad en Cristo” de la col. Morelos Oriente, de Mérida, Yucatán; el día domingo 25 de septiembre del 2016, a las 18:00 horas, como parte de la serie: LOS CAMINOS DE LA VIDA CRISTIANA.
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INTRODUCCIÓN: Ha sido interesante escuchar durante este mes de Septiembre, la serie de sermones: LOS CAMINOS DE LA VIDA CRISTIANA, como “El Camino con Dios”, “El Camino con Cristo”, y “El Camino del Espíritu”. Estoy seguro que la palabra de Dios ha tocado corazones que necesitan mejorar su primeramente su experiencia con Dios. Hoy me corresponde compartirles el subtema: “EL CAMINO DEL AMOR”.
Quienes han escuchado al finado cantante Joan Sebastian, quizá conozcan o se acuerden de la letra de uno de sus cantos que se titula: EL CAMINO DEL AMOR. En dicho canto, Joan, en las primeras dos estrofas dice, y con mucha razón, que: “El camino del amor tiene espinas, tiene flor, tiene alegrías y dolor. Antes de empezar a andar debes en cuenta tomar lo que por ese camino has de encontrar. / El camino del amor tiene espinas, tiene flor, tiene alegrías y dolor. Lágrimas al por mayor y no siempre dolor. Cuando lloras de alegría es lo mejor”[1]. De manera similar al tenor de las palabras de Joan Sebastian, el apóstol Pablo también nos describe el camino del amor diciendo que: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; / no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; / no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. / Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. / El amor nunca deja de ser;…” (1 Corintios 13:4-8a).
En los primeros tres versículos de 1 Corintios 13, el apóstol Pablo presenta por lo menos seis conductas que aparentan ser muy dignas de ser apreciadas pero recalca que si son hechas por el camino equivocado que no corresponde al amor, entonces quien lo hace resulta que no es nada, y lo que se hace sin amor resulta que de nada sirve. Basado en tales contrastes quiero compartirles que vivir el camino del amor requiere que todas nuestras acciones sean más que solamente conductas externamente apreciables. / ¿Cómo pueden ser nuestras acciones más que solamente conductas externamente apreciables? / Analizando cada frase de los versículos uno al tres, iremos descubriendo cómo pueden ser nuestras acciones más que solamente conductas externamente apreciables
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La primera manera de vivir en el camino del amor, para que nuestras acciones sean más que solamente conductas externamente apreciables, consiste en:
I.- MÁS QUE HABLAR PALABRAS BONITAS.
El apóstol Pablo comienza a presentar su reflexión acerca del amor, precisamente con relación a nuestra manera de hablar. Muy acertadamente dice: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe” (v. 1). Es evidente que el apóstol Pablo no estaba menospreciando la manifestación del Espíritu Santo de hablar en lenguas que se dio entre los creyentes de aquella ciudad de Corinto, sino que les estaba enfatizando que aquella manifestación extraordinaria con la que muchos de ellos podían comunicar el evangelio de Dios en el propio idioma de los extranjeros que se encontraban presentes, era un privilegio otorgado por Dios que conlleva la responsabilidad de manifestar una vida de amor. Sería y es incongruente que una persona que ha recibido un don de Dios, y a quien Dios le ha dado la capacidad de comunicar a otros el evangelio del amor y gracia de Dios, luego de comunicar tal sublime mensaje, viva sin amor delante de sus semejantes. Eso viene a ser un ruido y no una música agradable para el oído de nadie, pues solo viene: “a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe”. Pero tampoco estaba diciendo el apóstol Pablo que no es apropiado aprender y hablar lenguas humanas extranjeras, con las que uno se pueda comunicar por cualquier asunto con personas de otros países; sino que lo que está diciendo es que no puede ser que una persona que tiene el privilegio de haber aprendido a comunicarse hasta con extranjeros (digamos que en inglés, francés, alemán, italiano, hebreo, griego, maya, chol, tzeltal, zapoteco, etc…), su carácter sea falto de amor, pero lleno de incomprensión, grosero, áspero, etc… Tal persona a la vista de Dios no es agradable, sino que solo viene: “a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe”.
Amados hermanos, la lección principal en este caso es que una persona que habla bonito, o que tiene labia para convencer con sus palabras, no por ello ya cuenta con la aprobación de Dios, sino que tiene que andar comunicando y comportándose con amor delante de todos. Si es cristiano, entonces lo va a hacer, pues solo así podrá ser congruente entre lo que dice y lo que hace. Andar en el camino del amor, es más que hablar palabras bonitas.
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La segunda manera de vivir en el camino del amor, para que nuestras acciones sean más que solamente conductas externamente apreciables, consiste en:
II.- MÁS QUE HABLAR PALABRAS DE DIOS.
El v. 2 lo voy a exponer en tres partes para descubrir en cada una de ellas una cualidad del amor, y las voy a explicar cada una por separado en las siguientes divisiones de esta predicación. Cada una de estas tres partes tiene conexión con su respectivo final que dice: “…y no tengo amor nada soy”, por lo que la primera parte la leeríamos así: “Y si tuviese profecía, […] y no tengo amor, nada soy” (v. 2). Profecía en este contexto, no es nada escatológico de aquello que en el pasado fue reservado para aquellos profetas de Israel y Judá, ni nada que haya sido solo para los apóstoles de Jesucristo que difundieron el evangelio de la gracia. Profecía, en este contexto es aquel entendimiento de una verdad de Dios, que por la iluminación de su Espíritu Santo, un hijo de Dios está listo para compartirlo con otra persona creyente o no creyente, haciéndole ver que su oyente se encuentra en un error y que debe someter su vida al señorío de Dios y Jesucristo. De alguna manera, todos tenemos profecía porque todos entendemos las enseñanzas de la palabra de Dios, y porque todos podemos ayudar a otros a salir del error de su pecado. Pero, la preocupación del apóstol Pablo, es que si tenemos esta gracia de señalar con la palabra de Dios el error en el que otros se encuentran, sería incongruente que nosotros también andemos en el error de no manifestar un carácter de amor con los demás, pues es en este caso que el apóstol dice que si fuera su caso “y no tengo amor, nada soy”.
Amados hermanos, aquellos que predicamos la palabra, y aquellos que hemos asumido la responsabilidad de hablarle a otros del evangelio de Jesucristo, tenemos la responsabilidad de tratarnos entre nosotros mismos y a los demás con amor, pues no lo que decimos y hacemos en su nombre cuenta como agradable para Dios, sino el amor con el que vivimos. Andar en el camino del amor, es más que hablar palabras de Dios.
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La tercera manera de vivir en el camino del amor, para que nuestras acciones sean más que solamente conductas externamente apreciables, consiste en:
III.- MÁS QUE SABER TODO CONOCIMIENTO.
Para analizar la segunda parte del v. 2 tenemos que tomar en cuenta el conector gramatical que contiene casi al principio. El “si” mencionado antes con respecto al “tuviese profecía”, es un conector gramatical que también aplica para la segunda frase de tal manera que en la segunda frase cuando se lee de manera segmentada como lo estoy haciendo ahora, implícitamente se lee así: “y (si) entendiese todos los misterios y toda ciencia, […] y no tengo amor, nada soy” (v. 2). El enfoque especial que encontramos aquí es el privilegio que muchas pero no todas las personas por diversas razones no llegan a obtener. Se trata de avanzados conocimientos que se solamente se obtiene por altos grados de estudio, o por investigaciones personales y científicas en cualquier área que uno tenga interés.
Sin duda que no es de todos ni para todos, pero hay entre los hay entre quienes aceptamos el evangelio de Jesucristo. Probablemente usted es una persona privilegiada en altos conocimientos misteriosos y científicos. Usted sabe qué tan útil es todo lo que usted sabe. Personas como usted, aportan grandes avances científicos o quizá tecnológicos para el bien de la humanidad. Es usted un gran instrumento en las manos de Dios. Usted está sirviendo a Dios de esa manera. Pero mucho ojo, eso no es todo lo que usted debe ocuparse en saber y llevar a la práctica, pues dice el apóstol Pablo que la vida cristiana que usted y yo llevamos, no se trata esencialmente de solo saber todo conocimiento, porque si finalmente “no tengo amor, nada soy”. Andar en el camino del amor, es más que saber todo conocimiento.
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La cuarta manera de vivir en el camino del amor, para que nuestras acciones sean más que solamente conductas externamente apreciables, consiste en:
IV.- MÁS QUE TENER FE AUNQUE SEA EN DIOS.
La tercera parte del v. 2 que no requiere del conector gramatical que usó la parte anterior, porque esta ya tiene textualmente su propio conector, la leeríamos así: “y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy” (v. 2). La observación que enfatiza esta frase, se trata del mismo don que Dios nos ha dado a los cristianos para que podamos creer en Jesucristo y así podamos ser salvos. Si esta fe no nos fuese dado, estuviéramos en las condiciones de pecadores condenados para toda la eternidad, pero ya que nos fue dado para creer en Jesús y ya que hemos creído en él, por ello hemos sido salvados por su gracia. Entonces esta fe que poseemos no es de poco sino de inestimable valor. Además la fe tiene otras relevantes funciones en aquellos que somos creyentes. La fe, desde la antigüedad fue poderosa para lograr cosas humanamente imposibles, pero que por la fe fueron logrados. Basta con leer todo el capítulo 11 de la epístola a los Hebreos, para observar una lista de personajes con sus respectivos logros solo por el uso del don de la fe que en su momento ellos también recibieron de Dios. En el nuevo testamento y en todos los siglos del cristianismo, se puede decir que cada cristiano tiene su propia lista de logros alcanzados por medio de la fe, pero también nosotros los cristianos de la actualidad estamos llenos de experiencias resultantes del uso de la fe que Dios nos dio para nuestra salvación y para nuestras victorias de cada día.
Amados hermanos, sin duda que cada uno de nosotros también hacemos uso de la fe en Dios en todos los aspectos de la vida cotidiana. Oramos a Dios con fe, enfrentamos las situaciones de la vida cotidiana también con fe, actuamos ante situaciones extraordinarias con la misma fe que nos ha sido dada por Dios. Todos hemos comprobado el valor de la fe; sin embargo, mucho cuidado. La fe no es todo lo que Dios quiere ver en nosotros para que se agrade de nosotros, pues el apóstol Pablo nos recuerda que “si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy”. Andar en el camino del amor, es más que tener fe aunque sea en Dios mismo. Es andar tanto con fe así como con amor al mismo tiempo.
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La quinta manera de vivir en el camino del amor, para que nuestras acciones sean más que solamente conductas externamente apreciables, consiste en:
V.- MÁS QUE SER GENEROSO CON OTROS.
Ahora pasamos al versículo 3, pero este requiere ser dividido en solo en dos partes que también tienen conexión con su final que dice: “y no tengo amor, de nada me sirve”, por lo que la primera frase la leeríamos así: “Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, […] y no tengo amor, de nada me sirve” (v. 3). Es muy fácil dar sin amor. Algunas veces la gente, o hasta nosotros mismos quizá hemos dado algo a alguien no por amor, sino por alguna presión que nos involucró en el tener que regalar o pagar algo que no habíamos previsto que estaría a nuestra cuenta. Sin embargo, hay personas que no trabajan con su carácter para poder poner en práctica el amor que deberían expresar, por lo que buscan maneras de disfrazar su falta de amor. Ese fue el problema de algunos de los primeros cristianos, y hoy es problema de muchos cristianos y hasta de no cristianos. Es evidente que en Corinto que era una ciudad económicamente prospera, hubo personas que voluntariamente al aceptar el evangelio de Jesucristo, estuvieron dispuestas incluso a dar mucho o todo lo que tienen para la causa de los más pobres, pero eso no fue necesariamente por amor, sino como un intento de demostrar que tienen amor. Pero el apóstol Pablo les dice a los Corintios que hasta se puede “dar de comer a los pobres”, y no tener amor. Y concluye afirmando que si “no tengo amor, de nada me sirve”.
Amados hermanos, es muy apropiado para nuestra fe cristiana, estar al pendiente de los más necesitados, y expresarles nuestra solidaridad por medio de compartirles lo que Dios nos ha dado, sin embargo, esto debe hacerse no esperando ni exigiéndoles nada a cambio, pues eso sería falta de amor de nuestra parte. Si no das, puede que te esté faltando amor; pero si das, cuando des algo, dalo con amor. Andar en el camino del amor, es más que ser generoso con otros, implica dar, pero dar con amor.
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La sexta manera de vivir en el camino del amor, para que nuestras acciones sean más que solamente conductas externamente apreciables, consiste en:
VI.- MÁS QUE DAR LA VIDA POR OTRO.
Ahora centraremos nuestra atención en la segunda parte del v. 3, que es la última frase que utilizaré para este mensaje. Dice así: “y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve” (v. 3). Es un caso extremo que literalmente podría darse el caso, pues en situaciones de honor tenemos la responsabilidad si es necesario arriesgar o incluso dar la vida por nuestros semejantes. Pero lo que el apóstol Pablo estaba comunicando con ello es que hay personas que son capaces de demostrar acciones extremas que quizá beneficien a otras personas, pero el corazón de la persona que las hace está desprovisto del amor que requiere tales acciones extremas, pues es probable que su motivación al hacerlo es otra cosa, menos amor; y si no es amor “de nada me sirve”. Se imagina a alguien haciendo un acto visiblemente heroico, pero cuya motivación es solamente sacar sea mucho o sea poco provecho para beneficio propio; es esto lo que el apóstol Pablo dice que “de nada me sirve”.
Amados hermanos, suelen presentarse ocasiones en la vida cuando tenemos que actuar haciendo un bien no a pequeña escala sino a gran escala; un acto o una serie de acciones que van a ser tus actos heroicos, sobresalientes, y extraordinarios de tu vida a favor de otros. Alguna vez, te vas a ver en la necesidad de servir a otro con más de lo que estás acostumbrado a hacer por otros. Lo vas a tener que hacer porque el recordar el efecto de la gracia de Dios en ti, te das cuenta de que tú también así te encontraste alguna vez. Lo vas a tener que hacer porque tu conciencia, tu fe, y el Espíritu Santo de Dios te impulsan a hacerlo. Hazlo con el amor que Dios ha derramado en tu vida. No lo hagas por otra motivación que no sea el amor. El camino del amor, es más que dar la vida por otro, es dar la misma vida con amor, como lo hiciera nuestro Salvador y Señor Jesucristo.
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CONCLUSIÓN: Amados hermanos, el camino del amor al que hemos sido llamados por Dios para que seamos elementos activos, va mucho más allá del poseer dones ministeriales, va más allá de tener conocimientos y experiencias en entender y compartir las verdades de Dios, va más allá de los conocimientos que generan avances científicos y tecnológicos, va más allá de la aparente generosidad, y va más allá de cualquier otro sacrificio que nos hagamos en la vida. El camino del amor requiere dentro de todo lo anterior, lo que el apóstol Pablo resume en esta pequeña frase: “andad en amor” (Efesios 5:2a), muy en concordancia con lo que Jesús espera de sus discípulos cuando enseñó: “Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado” (Juan 15:12). Vivamos el camino del amor que Cristo diseñó como su mandato apropiado para que desarrollemos una mejor espiritualidad en todas nuestras acciones.
[1] Ver video en: https://www.youtube.com/watch?v=BIK5lTNeakA , y la letra en: http://www.musica.com/letras.asp?letra=1015449
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