LA IGLESIA DEBE SER PERSEVERANTE
Isaías 26:1-9; Santiago 1:2-4 (NVI).
Predicado por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, en la iglesia “EL DIVINO SALVADOR” de Mérida Yuc; el día domingo 06 de Noviembre del 2016, a las 11:00 horas.
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INTRODUCCIÓN: Hoy primer domingo vamos a 6 días de haber comenzado el undécimo mes de este año, y ya estamos próximos a concluir el tiempo de nuestro proyecto como iglesia para este año 2016. Haciendo una evaluación encontramos que hay aspectos del proyecto que se han logrado, pero algunos aspectos no. Nuestro pastor principal ha hecho un llamado a los oficiales de la iglesia a no desanimarse en estos momentos sino a redoblar esfuerzos en estos últimos dos meses que nos queda del año. Redoblar esfuerzos no significa intentar tapar el sol con un dedo para intentar que no se note lo que no se hizo en diez meses y se haga solo en dos. Redoblar esfuerzos significa vivificar la visión para concluir el año con una pasión ardiente por alcanzar las metas de edificación personal, familiar, y de la iglesia. Pero no solamente los esfuerzos de los oficiales tienen que ser redoblados sino de todas las familias que aquí nos reunimos y que pertenecemos a la responsabilidad de servir a los propósitos de Dios. Quedan dos meses que no deben ser desperdiciados pensando que nada se puede hacer en ellos cuando han transcurrido los primeros diez. El rey y sabio proverbista Salomón nos recuerda que “Mejor es el fin del negocio que su principio” (Eclesiastés 7:8a; RV60). Otras versiones en español lo expresan con más claridad diciendo: “Vale más el fin de algo que su principio” (NVI); “Vale más terminar un asunto que comenzarlo” (DHH); o “Más vale un buen final que un buen principio” (TLA). Fue importantísimo nuestro proyecto de inicio de año, pero vale más el fin (el resultado) que debemos rendir a Dios como iglesia, como familias, y hasta como personas al finalizar este año. No podemos quedarnos atorados, desanimados, indiferentes, frustrados, a solo dos meses de finalizar el año. Tenemos que terminar el año con perseverancia. No hay que mirar atrás (cf. Lucas 9:62), sino hay que perseverar.
Hablar de perseverancia es un tema que en las Sagradas Escrituras tiene un significado y aplicación doctrinal que principalmente tiene que ver con la salvación como cuando Jesús dice: “el que perseverare hasta el fin ese será salvo” (Mateo 10:22; 24:13; Marcos 13.13); tiene que ver con la obediencia a la doctrina apostólica, el compañerismo cristiano, las oraciones, como cuando san Lucas relata que los primeros discípulos de Jerusalén “perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hechos 2:42); tiene que ver con la gracia de Dios, como cuando Pablo a los de Antioquía de Pisidia “les persuadía a que perseverasen en la gracia de Dios” (Hechos 13:43); tiene que ver con el profundizar en el conocimiento y el llevar a la práctica el conocimiento de la palabra de Dios, como cuando Santiago dice que es bienaventurado el que persevera en la palabra (Cf. Santiago 1:25). Pero en este mensaje no le daré un enfoque propiamente doctrinal al tema de la perseverancia sino un enfoque práctico, el de perseverar para alcanzar las metas de los proyectos de la obra de Dios que se llevan a cabo en esta nuestra iglesia. Para ello escogí como texto, las palabras del apóstol Santiago que dicen: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, / sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. / Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (Santiago 1:2-4: RV60). Este mismo mensaje apostólico pero en palabras de la NVI, dice: “Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, / pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. / Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada” (Santiago 1:2-4; NVI). De estas palabras, preparé el mensaje de este momento bajo el título: LA IGLESIA DEBE SER PERSEVERANTE.
En resumen, lo que les quiero presentar en este mensaje es que: “la perseverancia (constancia según la NVI) del cristiano que se mantiene con fe en medio de las pruebas produce beneficios relevantes”. / ¿Qué beneficios relevantes produce la perseverancia? / Basado especialmente en Santiago 1:4, en este mensaje les compartiré algunos de los beneficios que produce la perseverancia.
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El primer beneficio relevante que produce la perseverancia, es que:
I.- LLEVA A FELIZ TÉRMINO LA OBRA.
El apóstol Santiago, después de explicar que las pruebas que vienen a los cristianos, si uno las enfrenta con la fe que Dios mismo otorga, traen como resultado inicial un cambio de actitud ante no solamente las futuras adversidades sino ante las futuras responsabilidades. Al respecto dice que: “ya saben que la prueba de su fe produce constancia” (v. 3). La RV60 dice “paciencia” lo cual no es una mala traducción sino que solo señala la virtud básica que cuando se ejerce produce la constancia o perseverancia en cualquier área de la vida, pero en este caso es con relación a la relación con Dios y su obra. Pero cuando la constancia por la paciencia llega a ser un hábito en la vida del cristiano, el apóstol Santiago nos dice que “tenga la paciencia su obra completa” (v. 4a, RV60). ¿Qué significa esto de que “tenga la paciencia su obra completa”. La NVI lo traduce más claramente diciendo: “…la constancia debe llevar a feliz término la obra” (v. 4a). Esta frase del v. 4a, es clave en esta lectura al decir que “la constancia (o perseverancia, que es lo mismo) debe llevar a feliz término la obra”, pues explica que cuando hay perseverancia toda obra comenzada llega a feliz término. Se puede ver el resultado. No así cuando a medio camino dejamos de perseverar.
Amados hermanos, estoy seguro que estos primeros diez meses del año si usted ha enfrentado las adversidades con la fe que nos proporciona la gracia de Dios, usted y su familia no están en el mismo lugar que cuando inició el año. La iglesia, más bien la palabra de Dios nos ha estado guiando al fortalecimiento de nuestra familia en aspectos como los valores en nuestras relaciones como hijos, como padres, como matrimonio, como parte de la iglesia, etc… Hay testimonios de familias que han mejorado su relación primeramente con Dios, luego con sus propios integrantes, y que paso a paso están integrando su familia a la vida y ministerio de la iglesia. La iglesia y su obra está teniendo un refuerzo más que aumentará sus resultados para la gloria de Dios. Sin embargo, es probable que hay pruebas muy fuertes que todavía no han desaparecido, sino que siguen allí presentes. No se desanimen, sean constantes, perseveren en enfrentarlos. Recuerden que Santiago nos dice cuando hay constancia, “…la constancia debe llevar a feliz término la obra” (v. 4a). Si nuestras familias perseveramos con fe para enfrentar las adversidades que procuran debilitarnos, la perseverancia que está fundamentada en Dios no nos defraudará sino que llevará “a feliz término la obra” que Dios está realizando en nuestra vida personal, familiar, y en la vida de esta su iglesia.
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El segundo beneficio relevante que produce la perseverancia, es que:
II.- SE LOGRA EL PERFECCIONAMIENTO ESPIRITUAL.
El apóstol Santiago, después de afirmar que “…la constancia debe llevar a feliz término la obra” (v. 4a), dice que un resultado adicional es “para que sean perfectos” (v. 4b1). Perfección, en este contexto no significa que estamos libres de equivocaciones, errores, y pecados. Seguiremos cargando con nuestra naturaleza humana pecadora. Ser perfecto, quiere decir que tendremos de parte de Dios todo lo que necesitamos para que nuestra vida de fe, nuestra vida de salvación, cada vez tenga menos estorbos de todo tipo para que podamos vivir de manera amplia y plena los beneficios de pertenecer a la familia de Dios aquí en la tierra.
Obviamente la perfección no viene por sí solo sino junto con el aprovechamiento de la palabra escrita de Dios. El apóstol Pablo le dice a Timoteo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, / a fin de que el hombre de Dios sea perfecto” (2 Timoteo 3:16, 17a). Como ven, mis amados hermanos, la perfección del cristiano es posible mediante la perseverancia que toma en cuenta para aplicar a su vida las enseñanzas de las Sagradas Escrituras. Es por eso que la iglesia siempre promueve la lectura de la Biblia, es por eso que insiste en invitarnos a asistir a las clases por lo menos dominicales de nuestra Escuela “Luz y Vida” de Formación Cristiana, y a otros grupos de estudio de la palabra de Dios. Es por eso que se insiste en la importancia de asistir a los cultos que tienen como centralidad las Sagradas Escrituras. Todo ello es para fortalecer nuestro perfeccionamiento.
Amados hermanos, qué bueno que Dios nos ha concedido en su gracia el poder perseverar hasta el día de hoy en el aprovechamiento de toda palabra de Dios. Sin embargo, si usted se da cuenta de que está estancado en su perfeccionamiento. No desperdicie estos dos últimos meses del año, y los siguientes años de su vida.
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El tercer beneficio relevante que produce la perseverancia, es que:
III.- HACE ÍNTEGRO AL CRISTIANO ENTRE SU FE Y SU PRÁCTICA.
Ahora, observemos que el apóstol Santiago después de afirmar que “…la constancia debe llevar a feliz término la obra” (v. 4a), y después de decir que un primer resultado adicional de la constancia o perseverancia e “para que sean perfectos” (v. 4b1), añade según la RV60 “para que seais […] cabales”, que la NVI traduce diciendo: “…para que sean […] íntegros” (v. 4b2). Una persona no íntegra, desde la perspectiva del apóstol Santiago es aquel que solo piensa o dice que cree; incluso si no solo lo piensa ni solamente lo dice, sino que verdaderamente es un creyente; pero si tal persona solamente se queda en el plano de la fe y no lo lleva a la práctica, le falta integridad o cabalidad, mucho más si creyendo hace lo contrario.
Para ello el mismo apóstol Santiago insiste en la necesidad de integridad. Todo cristiano luchamos en este punto de ser íntegros, pero es posible. Santiago, dice: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. / Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. / Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. / Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. / Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. / La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo” (Santiago 1:22-27). Todo esto se logra poco a poco mis amados hermanos cuando hay perseverancia en no solamente creer, sino cuando hay decisión de poner en práctica lo que se cree. Eso lleva a la integridad.
Jesús en su parábola de la semilla que el Buen Sembrador, dejó caer en buena tierra, explica que: “…éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia” (Lucas 8:15). Amados hermanos, la perseverancia en la fe, en medio de las pruebas, aprovechando las enseñanzas de la palabra de Dios, y poniéndolas en práctica, producirá en nosotros integridad y más integridad que tanto necesitamos. Seamos perseverantes que ello contribuirá a traer a nuestra vida la integridad de fe y práctica.
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CONCLUSIÓN: Quiero aprovechar este momento para hacer del conocimiento de la iglesia que después de muchos años que miembros de esta nuestra amada iglesia iniciaron un centro misionero que ha llevado por nombre “Dios está aquí” de la hacienda Lepán, del municipio de Tecoh, Yuc; anteayer viernes 4 de Noviembre recibimos de nuestro Honorable Presbiterio del Mayab, el dictamen y comunicado de que dicha congregación cumple con todos los requisitos constitucionales de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, por lo que el día sábado 26 de este mes serán organizados como iglesia, y dejarán de pertenecer bajo nuestra jurisdicción pasando a pertenecer de manera directa a la jurisdicción de nuestro Honorable Presbiterio del Mayab. No fueron pocos años, pero gracias a los hermanos pioneros en la apertura de la misión; gracias a los ancianos de iglesia del pasado y del presente en receso, en activo, y hasta electos; gracias a los seminaristas que en su momento fueron provistos por el seminario San Pablo; gracias a las organizaciones de esta iglesia que realizaron actividades en el nombre de Jesucristo; gracias a los trabajos que los diáconos aportaron todos estos años; gracias a los hermanos que fielmente estuvieron orando por esta congregación y hasta aportando sus ofrendas especiales para misiones; gracias a los esfuerzos pastorales de los que antes de mí fueron pastores de misiones y congregaciones; gracias a los que antes fueron directores de comisiones, departamentos, y ministerios que trabajaron aportando su tiempo para servir a nuestros hermanos. Hoy no es un logro mío, es un esfuerzo conjunto del pasado y del presente, de los pastores, de los ancianos, de los diáconos, de los ministerios y ministros, hasta de los coros, de las sociedades, y sin duda que más de la gracia y providencia de Dios que ahora se podrá llevar a cabo su organización como iglesia.
Amados hermanos, lo que con esta explicación quiero hacer notar es que tanto entre esta congregación como entre los miembros de esta iglesia, el logro se está dando gracias a la perseverancia de no abandonar la obra cuando las circunstancias parecieron no dar esperanza. Esto es un logro de la perseverancia, pero solo una parte de todas las cosas que tenemos que lograr, porque tanto a ellos como a nosotros nos quedan otros muchos logros que conquistar que requieren nuestra perseverancia. No importa qué edad se tiene, no importa si se está acabando este año, todavía hay que perseverar para alcanzar las metas que nos hemos propuesto como iglesia, como familias de la iglesia, pero también de manera individual. Perseverar es importante.
Recuerden que para empezar un gran proyecto hace falta valentía, lo cual hemos tenido desde un principio, pero para terminar un gran proyecto hace falta perseverancia; pues recuerden que “Mejor es el fin del negocio que su principio” (Eclesiastés 7:8a; RV60).
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