OCUPADO EN UNA Y OTRA COSA
1 Reyes 20:40
Predicado por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, en la congregación “CRISTO ES EL CAMINO” de la col. Chuminópolis, de Mérida Yuc; el día domingo 04 de Diciembre del 2016, a las 9:30 horas; con motivo de reunión congregacional de 2da convocatoria para elección de directivos y ministerios.
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INTRODUCCIÓN: Leí acerca de una líder soviética que contaba que hubo un tiempo cuando había muchos robos en la Unión Soviética. Para detener esto, las autoridades pusieron guardias en los alrededores de las fábricas. En un aserradero en Leningrado, había un policía que conocía muy bien a los obreros de aquel lugar. La primera noche, salió un obrero con una carretilla que llevaba un bulto con apariencia sospechosa. -Muy bien, Petrovich, ¿qué llevas ahí? -Ah, es solo aserrín y viruta – Qué paso, Petrovich, si no nací ayer. Abre el bulto. El obrero abrió el saco y efectivamente, sólo había aserrín y viruta. El guardia le permitió ponerlo todo de nuevo en la carretilla e irse a casa. Sin embargo, esto se repetía todas las noches durante una semana y el guardia se sentía frustrado. Un día, su curiosidad venció su frustración y le dijo a Petrovich: – Oye. Yo te conozco muy bien. Dime qué estás sacando de contrabando y te dejaré ir. – Carretillas, mi amigo. Llevo carretillas. ¿Verdad que las distracciones suceden así? El pobre guardia estaba tan distraído por el saco de aserrín que nunca se percató del robo de las carretillas[1]. Mientras el guardia se fijaba en las bolsas de aserrín, bajo sus narices el ladrón se llevaba las carretillas. Simplemente lo distraía con la carga de aserrín
Nuestro pasaje bíblico para el mensaje de este momento contiene lo que fue común en los profetas de Dios, y que hoy conocemos como acciones simbólicas. Los profetas a menudo hacían cosas que parecieran carentes de significado y enseñanza, pero por medio de sus ‘acciones simbólicas’ comunicaban poderosas verdades a sus oyentes. En este caso, como hemos leído, la acción simbólica del profeta que no se nos dice su nombre, sino solamente se menciona como “un varón de los hijos de los profetas” (v, 20), consistió en conseguir que le hirieran para que de incógnito se presentara en el camino al paso del rey Acab, y disfrazado, y con una venda puesta en los ojos, le dijera simbólicamente al rey que un soldado le había encomendado el cuidado de un prisionero que si se le escapaba entonces pagaría con su propia vida o si lo tuviese que no es poco dinero, pagaría con un talento. Según la acción simbólica, el hombre que estaba cuidando “desapareció”. Pero en el argumento simbólico, el profeta explicó: “Y mientras tu siervo estaba ocupado en una y en otra cosa, el hombre desapareció” (1 Reyes 20:40ª, RV60). El mensaje real que el profeta quería comunicarle al rey Acab es que el rey Acab era culpable de haber dejado escapar a Benadad rey de Siria (v. 34) a quien por determinación de Dios debió haberlo matado en la guerra (v. 28), pero en vez de matarlo lo trató como un hermano e hizo un pacto de intercambio de plazas en ambos reinos (vv. 30-34).
En fin, lo que quiero que ustedes observen en el v. 40a, es la razón que el profeta le da al rey Acab, por la que se le escapó el hombre que tenía bajo su responsabilidad de cuidar por encomienda de cierto soldado. La razón fue: “tu siervo estaba ocupado en una y en otra cosa”. Aunque estas palabras son claramente entendibles, consulté otras traducciones que al respecto dicen: “…este servidor de Su Majestad estaba ocupado en otras cosas,…” (NVI); “…este servidor de Su Majestad se entretuvo con otras cosas,…” (DHH); “…yo estaba muy ocupado en otras cosas,…” (TLA). ¿Se dan cuenta cuál es el problema que le causó el incumplimiento de su responsabilidad? El estar “ocupado en otras cosas”, o el estar entretenido “con otras cosas” que no son las cosas o la cosa que le fue encomendado hacer.
Haciendo una reflexión acerca de esta acción y palabras simbólicas de este profeta para reprender al rey Acab de Israel, aprendemos que cuando alguien recibe una encomienda de parte de Dios no debe uno ocuparse o entretenerse en otras o con otras cosas ajenas a lo encomendado. / ¿Por qué no debe uno ocuparse o entretenerse en otras o con otras cosas ajenas a lo que Dios encomienda que uno haga? / Brevemente, basado en la historia de los errores del rey Acab, les compartiré varias razones por la que uno no debe ocuparse o entretenerse en otras o con otras cosas ajenas a lo encomendado por Dios.
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La primera razón por la que uno no debe ocuparse en otras cosas que no sean las encomendadas por Dios, es:
I.- PORQUE SE DEJA DE CUMPLIR EL PLAN DE DIOS.
Un año antes, Dios por medio de un profeta había mandado decirle al rey Acab: “¿Has visto esta gran multitud? He aquí yo te la entregaré hoy en tu mano, para que conozcas que yo soy Jehová” (v. 13b), pero el rey Acab dejó que huyera Ben-adad el rey sirio invasor; y ahora un año después (cf. v. 26), durante otra incursión invasora de Ben-adad en contra del reino de Israel, Acab recibió la misma indicación: “Por cuanto los sirios han dicho: Jehová es Dios de los montes, y no Dios de los valles, yo entregaré toda esta gran multitud en tu mano, para que conozcáis que yo soy Jehová” (v. 28b), pero en esta segunda ocasión, el mismo Acab otra vez le perdonó la vida a Ben-adad y hasta le mandó traer (cf. v. 33), para hacer algunos negocios internacionales con él. ¡Qué triste que Acab se haya distraído en sus intereses políticos internacionales, y no cumplir con la determinación de Dios de acabar con todo el ejército sirio incluyendo a su propio rey!
Ninguno de los que aquí estamos somos reyes ni gobernantes de alguna nación, sin embargo también tenemos una encomienda de Dios, una gran encomienda que consiste en hacer discípulos. Pero también es evidente que aunque trazamos excelentes proyectos y metas, es posible que en los últimos años no hayamos hecho suficientes discípulos. La posible razón que deberíamos analizar es si hay alguna distracción que nos está conduciendo a dejar de cumplir el plan de Dios en la evangelización y en el discipulado.
Hoy, deberíamos tener elección de directiva y ministerios. Si a través de la iglesia, Dios te extiende un llamado para servirle como directivo o coordinador de algún ministerio, ¿has analizado tu vida para ver si no hay algo que te esta o estaría distrayendo para no ocuparte en las cosas de Dios sino en otras cosas? Ojalá no dejes que algo te distraiga de la responsabilidad de servir a Dios por medios de estos cargos elegibles.
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La segunda razón por la que uno no debe ocuparse en otras cosas que no sean las encomendadas por Dios, es:
II.- PORQUE ATRAEMOS LA IRA DE DIOS EN CONTRA DE NOSOTROS.
Dios, nunca va a estar satisfecho aunque se trate de sus mismos amados escogidos cuando abiertamente desobedecen sus designios. El más aparentemente mínimo pecado hace que el pecador sea merecedor de la ira de Dios. Fue tan solo comer un fruto lo que hizo que Adán y Eva y todos nosotros su descendencia de generación ordinaria seamos destituidos de la gloria de Dios. Luego de que el profeta que hizo la acción simbólica y pronunció las palabras simbólicas que denunciaron al rey Acab su pecado, y luego de que el rey Acab descubrió que se trataba de un profeta, el profeta le habló ya no con simbolismos sino de manera directa y clara diciéndole: “Por cuanto soltaste de la mano el hombre de mi anatema, tu vida será por la suya, y tu pueblo por el suyo” (v. 42b). Lo primero que aquí resalta con respecto al rey Acab es la sentencia que le comunica el profeta diciéndole: “tu vida será por la suya”. En otras palabras, ya que en dos ocasiones no acabaste con él rey Ben-adad como debiste haber hecho, ahora el que va a tener que pagar con su vida eres tú. Finalmente Acab no fue muerto inmediatamente por esta sentencia porque posiblemente se arrepintió y demostró su arrepentimiento delante de Dios, aunque en realidad tres años después murió en una guerra en contra de los sirios (1 Reyes 22:31-35).
Después de esta desobediencia, otro de sus pecados por el cual Dios le sentenció a muerte fue el que haya matado a un hombre llamado Nabot quien era dueño de una viña que recibió como herencia de sus padres, viña que se encontraba justo junto al palacio del rey Acab. Debido a que a Acab le parecía cómodo tener una viña muy cercana justo junto a su palacio, pues incitado por Jezabel su esposa hizo que Nabot fuese acusado de blasfemia contra Dios y contra el rey mismo, y tuvo que ser finalmente apedreado. Dios le mandó a decir por medio del profeta Elías tisbita que “…Así ha dicho Jehová: ¿No mataste, y también has despojado? Y volverás a hablarle, diciendo: Así ha dicho Jehová: En el mismo lugar donde lamieron los perros la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre, tu misma sangre” (1 Reyes 21:19). Pero dice la historia que “sucedió que cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestidos y puso cilicio sobre su carne, ayunó, y durmió en cilicio, y anduvo humillado” (1 Reyes 21:27), o sea que se arrepintió, y oigan cómo por lo menos él se salvó otra vez de su sentencia de muerte. Al respecto dice la historia: “Entonces vino palabra de Jehová a Elías tisbita, diciendo: / ¿No has visto cómo Acab se ha humillado delante de mí? Pues por cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa” (1 Reyes 21:28,29). Sin embargo, como tres años después en la guerra contra los sirios en la cual murió, dice su historia que su sangre fue lamida por los perros (cf. 1 Reyes 21:19; 22:1,38), cumpliéndose así en él una determinación de la justicia de Dios. Esto no le hubiera sucedido al rey Acab, si no hubiese ocupado su tiempo y esfuerzos en hacer otra cosa que no le fue nunca ordenado que hiciese, dejando de hacer lo que realmente tenía que hacer.
Amados hermanos, no nos distraigamos de obedecer la voluntad de Dios, mucho más porque Dios por su gracia ha decidido suspender su ira que justamente debería ejecutar en nuestra contra. Así que siendo nosotros objeto de su gracia, ocupémonos sin distracción en proclamar su gracia a los que no manifiestan arrepentimiento de sus pecados.
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La tercera razón por la que uno no debe ocuparse en otras cosas que no sean las encomendadas por Dios, es:
III.- PORQUE CAUSAMOS ALGÚN MAL AL PUEBLO DE DIOS.
Dios no solamente le da una sentencia a Acab al decirle “tu vida será por la suya (la de Ben-adad)”, o sea, que si no lo mataste entonces haré que mueras tú; sino que también le dice: “y tu pueblo por el suyo (por el de Ben-adad)”. No solamente uno queda muy mal delante de Dios, por lo que Dios se reserva el derecho de tomar alguna decisión disciplinaria hacia uno, sino que también la gente a la que uno dirige, preside o gobierna puede podría también resultar afectada. En el caso de la nación de Israel que eran diez de las doce tribus del pueblo de Dios, o sea, un 83.33% del total de los amados de Dios también tendrían que pagar las consecuencias de un mal liderazgo o reinado que no cumple la voluntad de Dios. Parece que no pasa nada cuando uno no cumple la voluntad de Dios, pero en la realidad se perjudica incluso la obra de Dios, y al mismo pueblo de Dios.
En un caso ocurrido años atrás, el mismo rey David, al distraerse de lo que debería estar haciendo, hizo lo que no debió haber hecho al mandar hacer un censo, y como consecuencia comenzó una mortandad enviada por Dios en contra del pueblo. La mortandad cesó hasta que hubo arrepentimiento en el rey David, y hasta que hubo cumplido con las leyes ceremoniales aplicables en su momento.
Amados hermanos, hoy Dios te estará extendiendo su llamamiento de servicio, pero recuerda que lo debes primeramente aceptar y cumplir para la gloria de Dios, pero con un genuino compromiso y con una grande responsabilidad de guiar a este pequeño pueblo de Dios que se reúne en esta amada congregación de hijos de Dios. Uno de nuestros fines debe ser edificar y no destruir la obra de Dios.
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La cuarta razón por la que uno no debe ocuparse en otras cosas que no sean las encomendadas por Dios, es:
IV.- PORQUE UNO PIERDE SATISFACCIÓN.
Cuando el rey Acab recibió la enseñanza de parte del profeta, dice el final de la historia del caso: “Y el rey de Israel se fue a su casa triste y enojado, y llegó a Samaria” (v. 43). La primera descripción de su estado de ánimo luego de escuchar al profeta es que “se fue a su casa triste”. Una persona que no vive sometido a la voluntad de Dios, siempre cosechará el resultado de sus decisiones, lo cual nunca será de satisfacción. En el caso del rey Acab, quien puso en alta importancia el hacer un pacto con Ben-adad rey de Siria, dejando de obedecer la voluntad de Dios, finalmente no le quedó de otra que vivir lleno de tristeza y hasta enojado, y sin duda que también con otras frustraciones; pero una persona que vive bajo la voluntad de Dios siempre estará satisfecho de hacer algo benéfico cada día sin tener motivo alguno para vivir bajo tristeza.
El apóstol Pablo en su epístola a los Filipenses entre quienes habían predicadores por motivos incorrectos, les dice: “…de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún” (Filipenses 1:18). La pasión del hijo de Dios es anunciar a Cristo, y cuando esto sucede, uno se llena de gozo, no de insatisfacción. Y a los mismos filipenses les dice: “Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros” (Filipenses 2:18). Uno que se ocupa responsablemente en la obra de Dios, no importa si por servir en la edificación de otros a uno lo convierten en un sacrificio, pues uno se goza y regocija por lo que uno hace para la gloria de Dios. No hay nada que le insatisfaga.
Un ex-oficial de policía comentaba acerca de una táctica que suelen usar algunos ladrones: “Entran a una tienda como grupo. Uno o dos de ellos se separan del grupo, y los otros empiezan un alboroto en otra parte de la tienda. Esto atrae la atención de los cajeros y de los otros clientes. Mientras todos los ojos están sobre el alboroto los cómplices llenan sus bolsillos de mercancía y efectivo, saliéndose antes de que alguien pueda sospechar. Horas – y a veces aun días – más tarde la víctima se da cuenta que algo fue robado y llaman a la policía – demasiado tarde”. Así puede ser también en nuestras propias vidas e iglesias – el enemigo nos quiere distraer y robarnos de lo que Dios quiere para nuestras vidas[2]. Nadie deje que la insatisfacción le invada. Disfrute ser un hijo de Dios productivo, servicial, y gozoso.
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La quinta razón por la que uno no debe ocuparse en otras cosas que no sean las encomendadas por Dios, es:
V.- PORQUE UNO PUEDE INJUSTAMENTE MANIFESTAR ENOJO.
La segunda descripción que tenemos acerca del estado de ánimo del rey Acab luego de escuchar al profeta, es que “el rey de Israel se fue a su casa […] enojado” (v. 43). Se fue enojado probablemente en contra del profeta, pero ¿por qué tendría que estar enojado? Si hubiese cumplido con el plan de Dios de haber acabado con Ben-adad, no hubiese tenido por qué pasar este mal momento de ser amonestado por el profeta de parte de Dios. Su enojo más bien era el resultado de la misma omisión de su propia responsabilidad de no haber acabado con Ben-adad. Así que si estaba enojado en contra del profeta, pues ya era doble y peor su pecado. Tiene razón el apóstol que escribió a los Hebreos cuando dijo: “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” (Hebreos 12:11).
Amados hermanos, el andar distraído de nuestras responsabilidades, amerita que en algún momento, alguien en nombre de Dios, que tenga un sano juicio y una viva espiritualidad nos amoneste con la finalidad de corregir nuestro proceder. Es muy probable que nuestra reacción resulte en molestia, por lo que ¿para qué empeorar nuestro pecado primero de distracción de nuestro deber, y luego de enojo porque apropiadamente hemos sido amonestados? Mejor, es evitar hacer una y otra cosa, y hacer lo que realmente deberíamos estar haciendo.
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CONCLUSIÓN: En el final de su epístola a los Colosenses, entre los saludos finales, el apóstol Pablo hace un encargo: “Decid a Arquipo: Mira que cumplas el ministerio que recibiste en el Señor” (Colosenses 4:17, RV60). Según la NVI: “Díganle a Arquipo que se ocupe de la tarea que recibió en el Señor, y que la lleve a cabo” (NVI). Las palabras predominantes son: cumple, ocúpate…, un llamado a no estar distraído en lo que no es nuestro deber.
Hay una historia acerca del famoso cátcher de los Yanquis de Nueva York, Yoghi Berra, y Hank Aarón, que en ese tiempo era el mejor productor de hits de los Bravos de Milwaukee. Sus equipos estaban jugando la Serie Mundial, y se encontraba en una de sus incesantes pláticas con el objeto de animar a sus compañeros y para distraer a los jugadores contrarios. Le tocó el turno a Hank Aarón, y al acercarse a home, Yoghi trató de distraerlo diciéndole: Oye, Henry, estás agarrando mal el bate. Se supone que debes agarrarlo de tal manera que puedas leer la marca del bate. Aarón no dijo ninguna palabra, y a la siguiente pitcheada, pegó un batazo que la pelota fue a parar en las gradas del jardín izquierdo. Después de recorrer las bases y llegar a home, Aarón miró a Yoghi Berra y le dijo: “No vine aquí a leer”[3]. Ponerse a leer pudo haber sido una dirección para este destacado bateador.
Amado hermano, no te distraigas haciendo cosas en tu vida que no contribuyen a cumplir la encomienda de vida y ministerio que Dios te ha dado.
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[1] http://www.centraldesermones.com/sermones/717-el-peligro-de-distraerse-el-caso-sanson
[2] http://obrerofiel.s3.amazonaws.com/vida%20cristiana/pdf/El%20ataque%20de%20la%20distraccion.pdf
[3] http://www.centraldesermones.com/sermones/717-el-peligro-de-distraerse-el-caso-sanson
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