PROPÓSITOS MAS RESOLUCIONES FACILITAN NUESTROS TRIUNFOS, Por: Diego Teh.

PROPÓSITOS MAS RESOLUCIONES FACILITAN NUESTROS TRIUNFOS

Jueces 5:15-16

 Predicado por el Pbro. Diego Teh Reyes, en la cong. “Luz de Vida”, de la col. Bojórquez, de Mérida, Yuc; en el culto de fin de año, el día sáb 31/Dic/2016, a las 20:00 horas.

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INTRODUCCIÓN: Debido al pecado del cual una persona o toda una nación no se arrepiente, Dios tiene la facultad de ejecutar una sentencia de juicio, como lo tuvo que hacer en muchas ocasiones con su propio pueblo escogido y amado: Israel.  Por ejemplo, en Jueces 4, leemos que los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová. /  Y Jehová los vendió en mano de Jabín rey de Canaán” (Jueces 4:1b-2a). Sin embargo, cuando una persona o toda una nación que comete pecados, se arrepiente de ellos, y busca el perdón y favor de Dios, quien hace el trabajo más difícil o hasta humanamente imposible, dando la paz y la tranquilidad que se necesita.  Por ejemplo, en Jueces 4, así como leemos que Dios mismo “los vendió en mano de Jabín rey de Canaán”, también leemos que: los hijos de Israel clamaron a Jehová” (Jueces 4:3a), y se organizaron para defenderse de Sísara el capitán del ejército cananeo de Jabín, muy pronto aunque tuvieron primeramente que perseguirle, cuando llegaron a la casa de Heber ceneo, Jael la esposa de este, ya le había recibido en su casa, cubierto con una sábana, hasta le dio leche para beber cuando él le había pedido agua, Sísara se durmió, y Jael “…se le acercó calladamente y le metió la estaca por las sienes, y la enclavó en la tierra, pues él estaba cargado de sueño y cansado; y así murió” (Jueces 4:21).  Y en la conclusión de la narración se nos dice que la victoria no fue una victoria de Débora la gobernadora (Jueces 4:4) ni de Barac el miedoso e indeciso comandante del ejército israelita (Jueces 4:6-8), pero tampoco del ejército que se constituyó para aquella ocasión, sino que aunque es evidente la participación humana tanto en la iniciativa de Débora, como en la logística militar de Barac, como en la intervención inteligente y oportuna de Jael, la victoria llegó de parte de Dios; pues el narrador sagrado nos dice que: Así abatió Dios aquel día a Jabín, rey de Canaán, delante de los hijos de Israel” (Jueces 4:23).  No fue la fuerza humana, sino Dios quien les dio la victoria.  Así podemos leerlo literalmente en otros textos bíblicos y en otros casos como en 2 Samuel 8:6, 14; 23:10; y 1 Crónicas 11:14.

En el capítulo 5, encontramos a Débora junto con Barac, entonando un hermoso canto que rememoraba la victoria recibida, en el cual enfatizan la decidida participación de las tribus israelitas como la de Efraín, Benjamín, y de Zabulón (v. 14), de Isacar, y Rubén (v. 15), de Dán, y Aser (v. 17), y de Neftalí (v. 18).  Vinieron de diversas ciudades como de Amalec, y Maquir (v. 14), de Galaad, y de la ribera del mar (v. 18), y de otros lugares; pero lo uno de los detalles que voy a utilizar en este mensaje es el énfasis que ellos hacen en su canto con respecto a las familias de la tribu de Rubén.  Hay un énfasis intencional en el hecho de que tanto al final del v. 15 como al final del v. 16, se repite similarmente la misma frase, cuando dice: Entre las familias de Rubén hubo grandes resoluciones del corazón” (v. 15c), […] Entre las familias de Rubén hubo grandes propósitos del corazón” (v. 16b).

De esta descripción quiero compartirles lo que Dios espera ver en nosotros en nuestras luchas de cada día, que si bien no hacen que merezcamos ningún favor de Dios, sin embargo, son tomadas en cuenta por Él como requisito no meritorio pero sí esencial y obligatorio, para darnos de pura gracia las victorias que necesitamos en la vida. / ¿Qué es lo que Dios espera ver en nosotros para darnos de pura gracia las victorias que necesitamos en la vida?  /  Por medio del texto y contexto del canto de Débora y Barac, les compartiré dos requisitos esenciales.

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El primer requisito esencial y obligatorio que Dios espera ver en nosotros en nuestras luchas, para darnos de su pura gracia las victorias que necesitamos en la vida, es:

I.- TENER GRANDES PROPÓSITOS CON TODA NUESTRA FAMILIA.

Estoy usando primero la frase que se encuentra al final del v. 16, y después trataré la frase que se encuentra al final del v. 15.  El final del v. 16 es muy claro al decir que Entre las familias de Rubén hubo grandes propósitos del corazón” (v. 16b). La clave que voy a enfatizar en este punto es la importancia de tener propósitos que valgan la pena.  Si uno no tiene propósitos ¿que alcanzará uno?  Según un diccionario, propósito es un objetivo que se pretende alcanzar.

1.- En el contexto de estos cantores, Israel estaba siendo asediado por Jabín rey de Canaán, y por su ejército comandado por Sísara su capitán, pero más bien era decisión de Dios quien mediante estos invasores extranjeros estaba enjuiciando a su propio pueblo para que se arrepintieran de sus pecados.  Lo bueno de esta historia es que esta generación de israelitas oportunamente se arrepintió, lo que no siempre había ocurrido en otras ocasiones a pesar de lo fuerte de las pruebas y juicios de Dios.  El primer buen propósito que entonces tuvieron y que no fue cosa pequeña fue el arrepentimiento.  Este fue uno de los grandes propósitos que primeramente hubo en las familias de la tribu israelita de Rubén.  Si bien, Dios no perdona a nadie por la sola base del arrepentimiento que finalmente procede de una persona pecadora, sin embargo, Dios exige arrepentimiento a todo pecador, y cuando Dios ve que una persona está verdaderamente arrepentida, Él por su pura gracia le perdona y le corona de favores y misericordias.

En la revelación del santo evangelio de Jesucristo, el arrepentimiento fue uno de los temas centrales que primeramente Juan el Bautista predicando la presentación de Jesucristo exigió a sus oyentes diciéndoles: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 3:2) pero Jesús durante su ministerio predicó el arrepentimiento como una exigencia divina necesaria para el pecador, diciendo lo mismo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17; cf. Marcos 1:15).  Los apóstoles desde el inicio de la formación de la iglesia de Jesucristo, como Pedro predicaban: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38), y “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio” (Hechos 3:19).  Esta necesidad y obligación de arrepentimiento no solamente fue asunto de la época de Débora, ni solamente de la época de Jesús, ni de la época de los apóstoles, sino que también sigue siendo una necesidad para nosotros en la actualidad, toda vez que siempre somos pecadores.

Muchas veces cuando uno no recibe triunfos en la vida personal, familiar, laboral, eclesiástica, espiritual, es bueno autoanalizarse para ver si no es que se trata de pecado en la vida lo que está obstaculizando que vivamos una vida llena de bendiciones; y si es por causa de nuestras rebeldías contra Dios, entonces es muy sabio que también nos hagamos el firme propósito de proceder inmediatamente al arrepentimiento.

2.- Otro buen propósito que se hicieron los rubenitas de la época de Débora y Barac, fue el unirse para luchar en contra Jabín el rey extranjero y su capitán Sísará que vinieron a su país a amedrentarlos.  Y esto lo hicieron mediante el apoyo que las familias dieron a los jefes de familia de toda la tribu.  Las mujeres y los niños no irían a la guerra, pero estuvieron de acuerdo en que los hombres representantes de sus familias, se enlistaran en las filas del ejército que lucharía en contra del enemigo.  Siempre fue una decisión difícil para las familias tener que despedirse del padre de familia porque este se iba a la guerra.  Esto representaba un grave peligro, pues la muerte les podría sorprender y no regresarían vivos a casa.  Sin embargo, la unidad familiar de los rubenitas es evidente y elogiado por Débora y Barac en su canto.  Sus familias decidieron contribuir al bien común de defender su patria que un enemigo estaba profanando.  Sin embargo, finalmente, como la gracia de Dios siempre es mayor que todo propósito humano, estas familias de propósito no fue mucho lo que hicieron porque quien hizo el trabajo de derrotar al enemigo, en realidad fue Dios.   Ni siquiera fue obra de Jael quien usó de su inteligencia y fuerza para acabar con el capitán Sísara recibiéndole en su casa, esperando que este se durmiera, y luego clavándole una estaca en la sien; sino que fundamentalmente fue Dios quien tomó el control de la situación utilizando a Jael como un instrumento para dar bendición, paz y tranquilidad a muchas familias y a todo el territorio de los israelitas.   Sin embargo, el propósito de unirse para la lucha en contra del enemigo fue un buen propósito que ellos hicieron y que Dios no pasó por alto.  Aunque en realidad ni la unidad ni la decisión de ninguna persona o familias sirven como mérito para ganarse el favor de Dios; al ver Dios que ellos tenían un buen propósito, Él por su pura gracia intervino usando a Jael, para que aquellos guerreros de familias unidas no tuvieran que hacer nada; sin embargo fue necesario que tuvieran un buen propósito, pues sin propósito ni Dios hubiese querido darles un triunfo.

Amados hermanos, es importante también para nosotros los cristianos que nuestras familias nos hagamos el propósito de unirnos como iglesia de Jesucristo, para enfrentar nuestras grandes luchas en contra del pecado, de la carnalidad, y del diablo mismo, porque para eso Dios constituyó a su iglesia, para que mediante ella nos unamos y nos apoyemos mutuamente en esta gran lucha espiritual que ahora tenemos nosotros.  Muy pronto usted también descubrirá que Dios va a bendecir a su iglesia, y a nuestras familias.  Por eso, es necesario que cada familia, haga propósitos de unirse a la santa iglesia, apostólica, y universal de Dios, y mediante la iglesia con Cristo hacer frente a todo enemigo de nuestras almas y familias.  Eso es también un buen propósito que hoy deberíamos decidir.

3.- Durante los inicios de la proclamación del evangelio, tanto los apóstoles siempre predicaron el evangelio solo a los judíos y demás israelitas; pero se dio el caso de que un grupo de nuevos creyentes judíos de Chipre y Cirene, se atrevieron por primera vez en la historia a predicar el evangelio en Antioquía de Siria a gente no judía o israelita, sino a griegos, quienes nunca antes habían sido considerados como parte del pueblo de Dios, es más eran ajenos al pueblo de Dios.  Inmediatamente estos griegos quienes aun no siendo judíos ni israelitas respondieron al llamado del evangelio de Jesucristo, aceptando para sus vidas la gracia de Dios, y muy pronto un grande número de ellos se convirtieron al evangelio de Jesucristo.  Esto fue causa de una primera reunión conciliar en Jerusalén, en el que entonces enviaron a Bernabé como misionero para ellos.  Dice el texto bíblico acerca de Bernabé que cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor” (Hechos 11:23).  Este es otro buen propósito que usted y yo nos debemos hacer ahora que comienza un año nuevo: Permanecer fiel al Señor.  Lo ideal es que este propósito lo hagamos todos los integrantes de nuestras familias.  No se excluya usted mirando solamente que alguien o los demás de su familia están sirviendo al Señor Jesucristo, y usted no.  Dios espera ver en usted este primer requisito esencial y obligatorio de hacernos propósitos que valgan la pena para nuestra vida personal y de nuestra familia, para darnos Él de su pura gracia las victorias que necesitamos en la vida.

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El segundo requisito esencial y obligatorio que Dios espera ver en nosotros en nuestras luchas, para darnos de su pura gracia las victorias que necesitamos en la vida, es:

II.- TENER GRANDES RESOLUCIONES CON TODA NUESTRA FAMILIA.

Hacernos propósitos es muy fácil.  Es como hacer planes y escribirlos en un papel.  El papel lleva lo que uno le escriba, pero cumplir lo que uno escribe es otra cosa.  Obviamente, cumplir nuestros propósitos no siempre es cosa fácil, y eso no nada extraño para la fe cristiana, pues el apóstol Pablo, sabiendo de esta dificultad que muchas veces se tiene que enfrentar, a uno de sus discípulos que desde su juventud fue llamado por Dios al ministerio pastoral, le aconsejó: “Esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 2:1).  Es claro que el esfuerzo no es para obtener algún mérito, pero el esfuerzo es la evidencia de que uno tiene una decisión firme de poner en práctica la fe con el propósito de alcanzar la edificación y la madurez necesarias en la vida.

En el caso de nuestro texto bíblico, Débora y Barac, afirman que lo que hubo en las familias de Rubén, fueron “grandes resoluciones del corazón” (Jueces 4:15).  Resolución según una sencilla pero clara definición de diccionario es la acción de resolver.  En otras palabras, se necesita acción de parte de quien se hace un propósito para que entonces alcance lo que se propone.  En el caso de las familias de la tribu de Rubén, pudieron haber hecho buenos propósitos, pero si no se decidían a actuar para lograr su objetivo, todo hubiese quedado en el plano de solo tener un propósito, sin embargo es claro que además de buenos propósitos hubo grandes resoluciones del corazón”.  Hoy no solamente necesitamos iglesias con propósito, cristianos con propósito, ni familias con propósito, sino iglesias, cristianos, y familias con resoluciones congruentes para poner en ejecución los propósitos que nos hacemos.

Esta semana, el portal de noticias UNOTV, envió a los celulares una publicación que en opinión de la psicóloga clínica y psicoterapeuta Lizbeth Castro decía que es bueno hacer propósitos en fechas como hoy que estamos a punto de iniciar un año nuevo, porque “puede ayudar a que las personas tengan ilusiones o encuentren alguna motivación”.  Sin embargo, la psicóloga comparte una estadística relevante al mencionar “que el 95% de los mexicanos no cumplen sus propósitos de Año Nuevo”[1].  Si esto es una realidad es probable que hoy ninguno de los que estamos aquí cumplimos nuestros propósitos.  Esto entonces sería porque hacemos propósitos espontáneos, circunstanciales, y emocionales, y no tomamos también las correspondientes resoluciones para alcanzarlos.  Sin embargo, acertadamente, decía la psicóloga que: lo ideal es plantearse metas que se relacionen con las necesidades personales, físicas y espirituales”.  Sin duda que todos los que estamos hoy aquí reunidos tenemos necesidades de todo tipo, especialmente las espirituales que no hemos alcanzado probablemente desde hace varios años. Hoy es tiempo de rehacer nuestros propósitos, pero con la firme resolución de que vamos a poner en ello nuestro empeño.  Que no sea solamente una emoción por ser 31 de Diciembre, sino que junto con cada propósito tengamos también una decisión firme por tratarse de nuestra vida espiritual que está en juego.

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CONCLUSIÓN: Amados hermanos, cada año pasado así como este 2016, además de las bendiciones de Dios que sin duda fueron abundantes, también nos trajo y dejó huellas negativas, momentos grandemente angustiosos, los cuales en este momento pudiera estar causándonos sentimientos cruzados; pero hay un sabio consejo apostólico que nos recuerda que aun los propósitos espirituales no son fáciles de alcanzar, pues al respecto escribió san Pablo a los Filipenses: yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, / prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13,14).  Lo que esto resalta amados hermanos, es que aun cuando en la vida hemos tenido dificultades para alcanzar nuestros propósitos, no nos mantengamos lamentando el pasado triste porque eso neutraliza que sigamos avanzando con entusiasmo.  Persigamos nuestros propósitos con resoluciones del corazón, sin embargo, nunca olvidemos que el principal propósito por el cual debemos vivir es el tener a Cristo Jesús como nuestro supremo propósito que alcanzar.  De nada sirve que usted alcance muchos propósitos terrenales si Cristo Jesús queda fuera de su vida.  Ocurriría lo que Jesús enseña: “¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Mateo 16:26; Marcos 8:36).  Así que nuestro mejor propósito supremo que debemos tener siempre presente con toda nuestra familia siempre deberá ser Cristo Jesús.  Y cuando Cristo y el reino de Dios es nuestra prioridad, Dios no nos dejará abandonados, pues Jesús dijo que cuando se busca el reino de Dios y su justicia “todas estas cosas (lo que comeremos, lo que beberemos, y lo que vestiremos) os serán añadidas” (Mateo 6:33; cf. 6:31).

Que todos tengan un feliz año nuevo en Cristo.  Dios les bendiga.

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[1] http://www.unotv.com/noticias/portal/investigaciones-especiales/detalle/95-mexicanos-cumplen-propositos-nuevo-124247/?utm_source=shared&utm_medium=boton-whatsapp&utm_campaign=social-clicks

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