¿QUÉ HOMBRES UTILIZA DIOS? (Parte II).
Jonás 2 – 3.
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Predicado por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, en la congregación “Unidad en Cristo” de la col. Morelos Oriente, de Mérida, Yucatán; el día domingo 05 de Marzo del 2017, a las 09:00 horas.
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INTRODUCCIÓN: Seguimos interesados en saber cómo son los hombres que Dios utiliza para llevar a cabo sus propósitos. Hoy continuaremos con la segunda parte de la predicación ¿qué hombres utiliza Dios? En la primera parte les expliqué que Dios utiliza solamente a hombres que Él mismo ha elegido, a quienes les asigna una comisión específica, en la que deben invertir los recursos que Dios les ha dado, y que si se equivocan lo reconocen y corrigen sus actitudes y decisiones. En esta segunda parte acerca del tema ¿qué hombres utiliza Dios?, pero ahora basado en los capítulos dos y tres del libro de Jonás, voy a continuar predicándoles que Dios utiliza a hombres que tienen un perfil especial. / Al respecto, retomo la pregunta: ¿En qué consiste el perfil especial de los hombres que Dios utiliza? / En la primera parte de esta predicación, les compartí cuatro aspectos del perfil que tiene los hombres que Dios utiliza, por lo que en esta segunda parte solamente les compartiré tres aspectos más del perfil.
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El quinto aspecto del perfil que tienen los hombres que Dios utiliza, es que:
V.- DECIDEN QUE TIENEN QUE ORAR A DIOS.
No dice el libro de Jonás que él haya sido un hombre de constante oración, pero cuando leo su oración que es todo un salmo puedo percibir que sí tenía experiencia en este asunto vital de una relación devocional con Dios. Lamentablemente él quería huir “lejos de la presencia de Jehová” (Jonás 1:3), y mientras tenía esa idea no creo que haya pensado en orar, pero cuando se dio cuenta que Dios no le permitió morir ahogado en el mar donde él mismo pidió que los demás pasajeros lo arrojaran, sino que la gran barriga del gran pez que le tragó le sirvió como protección contra la muerte, y seguramente que al no estar tan cómodo en aquel monstruoso vientre, pues no le quedó de otra que ponerse a orar. Tenía suficiente tiempo para hacerlo. Fue después de esa hermosa oración tipo salmo poético que satisfizo el oído y la expectativa de Dios, que entonces “mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra” (Jonás 2:10). Es hasta que uno se pone a orarle a Dios que uno puede ser preparado, capacitado, útil, y aprobado por Dios. Me atrevo a pensar que esta oración fue clave en el éxito que tuvo en el corto tiempo de ministerio que realizó en aquella gran ciudad capital de Asiria. Dios utiliza con mayor eficacia a los hombres que pasan tiempo en conversación con Él.
Posteriormente vemos a Jonás equivocado, al no estar de acuerdo con Dios, quien cuando anuncia juicio, si la gente se arrepiente, termina siendo misericordioso. Por lo menos aprovechó las ventajas de la oración, y siguió orando a Dios expresándole sus más profundos sentimientos confundidos, diciéndole: “¡Ah, Jehová!, ¿no es esto lo que yo decía cuando aún estaba en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis, porque yo sabía que tú eres un Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte y de gran misericordia, que te arrepientes del mal. / Ahora, pues, Jehová, te ruego que me quites la vida, porque mejor me es la muerte que la vida” (Jonás 4:2-3). Luego, Dios siguió una conversación interesante con Jonás para aclararle sus dudas con respecto a la gran necesidad que la gente tiene de la misericordia de Dios, aunque lo que más merecen es su juicio. Dios le hizo ver a Jonás que si él pudo tener lástima de una hermosa calabacera que vio salir, crecer, y secarse por el calor del sol; también podría sentir misericordia por las personas que se arrepienten de sus pecados. Un hombre al servicio de Dios, es posible que enfrente dudas, temores, inquietudes, indecisiones, y hasta tentaciones, pero si decide que ante cada situación debe orar a Dios, garantizado que Dios despejará todo para que tal persona tenga éxito en el cumplimiento de la misión que Dios le encomienda.
Amados hermanos, en el amor del Señor les animo a no descuidar separar un tiempo de oración cada día, y ante cada situación que enfrentemos en la vida y en el ministerio. Recuerden que nuestro Señor Jesucristo, aun siendo Dios hecho carne como nosotros, recurrió una y otra vez a la oración en diferentes momentos del día, en períodos tanto cortos como largos, así como cuando se sentía en agonía y necesitaba fortaleza (Cf. Lucas 22:39-44). ¡Cuánto más nosotros que solamente somos humanos, pecadores regenerados y salvados por la misericordia de Dios, y que tenemos el privilegio de servirle en algún espacio de la multiforme manera de compartir la gracia de Dios, necesitamos de la oración con Dios! Si usted desea ser usado para los propósitos de Dios, y ser aprobado por Dios, tiene que decidir orar a Dios.
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El sexto aspecto del perfil que tienen los hombres que Dios utiliza, es que:
VI.- PREFIEREN OBEDECER PRIMERAMENTE A DIOS.
Como les dije en la primera parte de esta predicación, el llamado era para Jonás, y no para otro, ni siquiera para su padre don Amitai. Así que después de haber escuchado Dios la primera y angustiosa oración de Jonás, y después de que “mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra” (Jonás 2:10), dice el texto bíblico que: “Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo: / Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré. / Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino” (Jonás 3:1-3). Ahora tenemos un Jonás que está luchando con sus ideas de juicio y misericordia de Dios, pero a pesar de ello “se levantó […] y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová”. Aunque no estaba muy convencido y decidido de que debe hacer lo que Dios le está diciendo que haga, sin embargo tomó la decisión de ya no ser más desobediente como al principio, sino que “fue a Nínive”. Es cuando uno es obediente a Dios que uno es grandemente útil para llevar a cabo misiones de Dios en cualquier lugar, ya sea dentro o fuera de su pueblo. Mientras uno huye de las responsabilidades que Dios impone o encomienda a un hijo suyo, y mientras uno no quiere ser obediente al llamado de Dios, uno no puede ser útil para llevar a cabo ni una sola encomienda de Dios. Aunque Jonás no entendía muy bien la misericordia de Dios, ahora en este segundo llamado, decidió obedecer primeramente a Dios antes que dedicarse a viajar a lugares lejanos derrochando el dinero que seguramente con mucho esfuerzo y trabajo obtenía.
Un detalle más que quiero exponerles es que no sé dónde lo dejaron por el gran pez, pero no creo que lo hayan regresado a Jope a 800 kilómetros de Nínive, ni que lo hayan llevado lo más lejos posible por el pez hasta España, a más de 3,500 kilómetros de Nínive; ni que lo hayan dejado por el sur del mediterráneo al norte de áfrica en Cartago, en Cirene de Libia, o en Alejandría de Egipto; ni creo que lo hayan dejado por el norte del mediterráneo por el sur de Italia, Acaya, Licia, Panfilia, o Cilicia, porque le quedaría más lejos que donde estaba cuando lo llamaron la primera vez. Yo creo que el gran pez lo debió haber acercado al poniente del mediterráneo en la costa de Siria, en la coordenada más cerca de Nínive, como de Mérida a Villahermosa (560 kilómetros), o como de Cancún a Campeche, pasando por Mérida (620 kilómetros). Pero lo relevante del caso es que en este segundo llamado de la misma comisión de Dios, lo hizo “conforme a la palabra de Jehová”, es decir, con sentido de obediencia fue a predicar el juicio que vendría a Nínive (cf. 3:4). El resultado de su obediencia, fue que Dios le utilizó no solo para predicar, sino al mismo tiempo para ser testigo del arrepentimiento de toda una ciudad, comenzando con sus autoridades y seguido por todo el pueblo; desde el más grande hasta el más pequeño; es más de manera extraordinaria, involucraron hasta sus animales para que no hagan trabajo alguno, ni prueben alimento alguno; toda una muestra de arrepentimiento. Esto se logró gracias a un hombre que obedeció el llamado de Dios para cumplir una misión que le fue encomendada.
Amados hermanos, Dios también espera de nosotros una obediencia a las encomiendas que nos toca a nosotros en la actualidad. Quizá usted ha pasado por una etapa en la que fue indiferente en servir a los propósitos de compartir el evangelio, quizá porque no había comprendido bien el valor de la vida, muerte, y resurrección de Jesucristo, ni había comprendido la importancia de obedecer a Dios; pero ahora, creo que con el paso del tiempo, usted ya está listo para asumir una mejor obediencia que Dios está esperando, porque Él tiene para usted un ministerio que nadie más puede hacer sino solo usted. Si todos hiciéramos lo que exclusivamente nos corresponde, los resultados serían explosivos, y estaríamos viviendo el mejor avivamiento de la obra de Dios entre nosotros. Le animo a ser más obediente al llamado que Dios ha estado haciendo exclusivamente a usted.
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El séptimo aspecto del perfil que tienen los hombres que Dios utiliza, es que:
VII.- SE SIENTEN GOZOSOS EN SU SERVICIO.
Un detalle importante de Nínive es que: “…era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino” (Jonás 3:3b), pero dice el relato bíblico que “…comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida” (Jonás 3:3b,4). Ni siquiera había recorrido la primera mitad de la ciudad, cuando Jonás se pudo dar cuenta que “…los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos” (Jonás 3:5). Yo creo que Jonás sintió alegría por eso. El arrepentimiento de estos asirios gentiles, traería un beneficio tanto para los israelitas y judíos como para otras naciones que eran tributarias de los asirios; y eso seguramente llenaba de gozo a Jonás. Yo estaría profundamente contento y satisfecho de estar realizando una tarea para Dios y ver los frutos rápida, espontánea, y abundantemente. Dios utiliza a personas que están a gusto con lo que hacen en su Nombre.
El problema que Jonás tenía no era ver que la gente se arrepentía, sino que no quería que Dios fuese misericordioso especialmente con los asirios que habían causado invasiones a los israelitas y judíos que eran sus compatriotas. Los asirios ni siquiera eran escogidos de Dios como pueblo especial como lo eran los israelitas; sin embargo, soberanamente Dios tiene misericordia de quien Él quiere tenerle misericordia (cf. Romanos 9:15-18). Jonás tenía que corregir sus ideas, y de eso Dios se encargó de corregírselas. Intencional y providencialmente Dios hizo crecer para darle sombra a Jonás una calabacera que en tan breve tiempo un gusano la carcomió y la hizo morir. Jonás sintió lástima por tan oportuna planta, pero Dios que conoce los corazones le dijo a Jonás: “Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció. / ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?” (Jonás 4:10,11). Así acaba el relato del diálogo entre Dios y Jonás. Creo que Jonás debió haber comprendido.
Amados hermanos, Dios espera que emprendamos la comisión que nos corresponde no de mala gana, sino con satisfacción de estar privilegiadamente sirviendo al Dios vivo y verdadero. A los creyentes que reciben el servicio de un pastor, son enseñados por el apóstol a los Hebreos con la siguiente instrucción: “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso” (Hebreos 13:17). Claro, el que sirve como pastor debe hacerlo con toda alegría, no debe quejarse de su trabajo. Tiene razón el apóstol, de que no es provechoso ni para los feligreses, ni para la iglesia, ni para el pastor mismo, ni para la obra de Dios en general, el hacer algo para Dios sin estar a gusto. Pero, en términos generales, desde la antigüedad en la época de David, muchos años antes que Jonás, no solo los pastores sino todos los temerosos de Dios somos instruidos así: “Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. / Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo” (Salmo 100:1,2). Ya sea que a usted le corresponda cantar o dirigir el canto; realizar cualquier otro servicio, o hasta simplemente presentarse en la adoración, usted debe hacerlo “con alegría”, “con regocijo”, porque es provechoso. Son las personas que cultivan este perfil en sus vidas que son grandemente usadas en la obra de Dios. Esta fue también la experiencia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, pues aun la profecía de Isaías dijo con respecto a él que: “Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho” (Isaías 53:11a). A pesar de todas las adversidades que enfrentó, su mayor satisfacción fue salvarnos de la condenación eterna.
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CONCLUSIÓN: Amados hermanos, Dios quiere utilizarnos en algún ministerio específico en su obra, pero es necesario que cada quien cultive el perfil que Dios espera que tengamos. Usted debe ser un hombre de oración. Cualquiera y toda situación o circunstancia que se presente en su vida, debe orarle a Dios por ello. Muy pronto Dios le estará guiando a hacer lo que es correcto. Recuerde usted que “Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Romanos 8:34). Usted debe preferir obedecer primeramente e inmediatamente a Dios, no después de su jubilación, no después de que se acabe su juventud, no después de que termine sus posgrados académicos, no después de sus vacaciones de este año, sino a partir de ahora mismo. Recuerde usted que Jesús “estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:8). Usted debe sentirse honrado inmerecidamente por Dios por recibir una comisión de trabajo de parte de Él, y debe servirle con alegría, gozo, y regocijo, en donde quiera que Él le ponga o envíe. Recuerde usted que Jesús “por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” (Hebreos 12:2). Deje usted que Dios le utilice, pero desarrolle usted el perfil necesario que le hará grandemente útil en la obra de Dios que Él tiene para usted.
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