ES MEJOR TOMARLO EN CUENTA AHORA
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Lucas 16:19-31.
Predicado por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, en el velorio del hermano Pedro Pablo Poot Basulto, en la funeraria del IMSS, calle 59 # 640 x 80 y 82, col. Centro, de Mérida, Yucatán; el día lunes 06 de Marzo del 2017, a las 17:00 horas.
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INTRODUCCIÓN: Hay cosas en la vida en las que aplica la frase: Más vale tarde que nunca. Muchas cosas las hemos hecho, adquirido, compartido, etc… no en su momento sino mucho tiempo después, pero en fin aunque tarde fue útil, apropiado, etc… valió la pena. Sin embargo, hay cosas en las que no aplica decir: Más vale tarde que nunca, porque hacerlo fuera del tiempo máximo establecido, ya no tiene caso porque no va a tener un resultado favorable para uno mismo. Por ejemplo, las aerolíneas con respecto a los vuelos nacionales recomiendan que uno llegue al aeropuerto con dos horas de anticipación a su vuelo para documentar su equipaje, pero el personal que atiende la documentación de equipaje, muchas veces es el mismo que acude a la sala para dirigir el abordaje. Este personal, en cuanto termine de atender al último que se haya formado en la fila de documentación, se retiran del lugar para trasladarse a la sala de abordaje, por lo general entre 45 y 30 minutos antes del vuelo. Si usted llega 25 minutos antes del vuelo con la intención de documentar su equipaje, tenga usted por seguro que ya no hay nadie que le atienda, y no podrá viajar a menos que usted decida llevar solamente equipaje de mano. Aun 25 minutos antes, ya es demasiado tarde. Ya no aplica: Más vale tarde que nunca. Usted prácticamente ya habrá perdido su vuelo.
En el pasaje bíblico que hoy hemos leído en Lucas 16:19-31 tenemos el caso de un hombre que demasiado tarde aprendió algunas cosas. Digo demasiado tarde, porque ya había muerto cuando lo aprendió, ya se encontraba no con Dios sino donde estaba recibiendo su merecido por no tomar en cuenta realidades que debió tomar en cuenta cuando estaba vivo aquí en la tierra. Por eso en este mensaje les quiero compartir brevemente que hay realidades importantes que todos debemos tomar en cuenta ahora que estamos en vida. / ¿Qué realidades importantes debemos tomar en cuenta ahora que estamos en vida? / El texto bíblico que hemos leído nos describe cinco de estas realidades.
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La primera realidad importante que debemos tomar en cuenta ahora que estamos en vida, es:
I.- QUE LA VIDA CONTROLADA POR EL AMOR AL DINERO NO LLEVA HACIA DIOS.
Jesús en su parábola relata que aquel hombre rico “se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez” (Lucas 16:19). No es malo organizar banquetes, como tampoco no es malo que uno sea rico. Lo malo es cuando el dinero que uno tiene sea mucho o aun sea poco, haga que uno se olvide del prójimo y hasta de Dios. El hombre rico de nuestra lectura bíblica estaba siendo controlado por su mucho dinero, al grado que su único afán era hacer banquetes “cada día”, luego no crea usted que un banquetito humilde, sino “con esplendidez”; banquete que quizá ni usted se puede dar el lujo de hacer así por lo menos dos veces al año. Por otra parte, es evidente que sus banquetes eran para sus más finos allegados, por lo que a la puerta de su sala de fiestas siempre dejó abandonado a un hombre llamado Lázaro quien no tenía dinero ni para acudir al médico para curarse de sus llagas, ni para comprar sus comidas de cada día, pues “ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico” (v. 21); y el rico con todo su dinero, nunca hizo nada por este pobre mendigo.
Pero el rico de la narración, no solamente se olvidó de aquel hombre pobre, sino evidentemente también se olvidó de Dios, pues cuando él rico muere, relata Jesús que no fue con Dios, sino que: “en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno” (Lucas 16:23). Abraham en esta narración es un nombre utilizado ilustrativamente para referirse a Dios. El rico no estaba donde Dios está sino solamente le “vio de lejos”, pues el rico estaba en tormentos, pero Lázaro el pobre a quien también “vio de lejos” estaba con Dios “en su seno”. Es hasta ese momento, ya después de muerto que aprendió que sus vestidos de púrpura y de lino fino, y sus banquetes de cada día con esplendidez, evidencia de que con su dinero todo lo puede, no le sirvió para ser guiado hacia Dios, sino tristemente cada día estaba asegurando su destino eterno lejos de Dios, en el lugar de tormento eterno.
Amados oyentes, que nadie viva como si Dios no existiese. Que nadie viva controlado por sus capacidades económicas, intelectuales, haciendo un lado a Dios de su vida. Finalmente, pero demasiado tarde uno se dará cuenta que necesita a Dios, pero no hay vuelta de hoja. Después de la muerte, nadie puede cambiar el destino al que ha llegado. Es mejor tomarlo en cuenta ahora, que ya lo sabemos, no después de muerto cuando ya no habrá oportunidad de cambio de destino.
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La segunda realidad importante que debemos tomar en cuenta ahora que estamos en vida, es:
II.- QUE EL TORMENTO ETERNO ES UNA REALIDAD PARA LOS QUE VIVEN SIN TOMAR EN CUENTA A DIOS.
Ya he mencionado antes que aquel rico “en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno” (v. 23). “El Hades” en esta narración no es literalmente la sepultura, porque el cuerpo humano que queda en la sepultura no puede ver nada, ni el cielo ni el infierno, ni a Dios ni a ninguna otra persona. El Hades al que se refiere esta palabra es el mismo infierno en el cual perecen de tormento eterno todos aquellos que hacen un lado a Dios de sus vidas. Seguramente alguien se lo dijo alguna vez a este rico, pero no le importó, y ahora allí estaba, pero qué, ya era demasiado tarde pues nunca podrá salir de allí; por eso es mejor tomarlo en cuenta ahora, pues si usted cree en Jesucristo como su único y suficiente salvador, usted ya no irá a este lugar de tormento.
La narración de Jesús nos hace ver que este hombre comenzó a preocuparse porque estaba siendo atormentado no solamente en la conciencia sino con un efecto propio de las llamas del infierno, pues comenzó a rogarle a Abraham (Dios) que enviase a Lázaro por lo menos con la punta de uno de sus dedos mojado con un poco de agua para poder refrescar, aunque sea solamente la punta de su lengua. Lázaro, aquel hombre pobre estaba con Dios, desde luego que tampoco por pobre sino porque en su vida terrenal confió y se aferró en Dios. En cambio, el rico fue hasta después de muerto que se dio cuenta que es verdad que, si uno no toma en cuenta a Dios en esta vida, es también verdad que es una realidad esto del tormento eterno, o el infierno ardiente de la eternidad.
Amados oyentes, en la actualidad se está propagando la mentira de que no existe tal lugar. Varias denominaciones que se ostentan como cristianas o bíblicas están enseñando esta mentira, argumentando que si Dios es amor no puede permitir que las almas de las personas se vayan a dicho lugar. Pero estimados oyentes, no se dejen engañar, pues tras la muerte es muy seguro que, si uno no acepta a Jesucristo como su salvador, uno se encontrará precisamente en el mismo lugar de tormento donde hasta el día de hoy se encuentra aquel rico. Es mejor tomarlo en cuenta ahora, no más tarde., ni después de muerto físicamente porque ya no tendrá caso.
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La tercera realidad importante que debemos tomar en cuenta ahora que estamos en vida, es:
III.- QUE SOLAMENTE HAY ESPERANZA DE SALVACIÓN AHORA MISMO, PUES DESPUÉS DE LA MUERTE NO HABRÁ.
Cuando aquel rico, rogó a Dios que le enviara a Lázaro con un poco de agua en su dedo para mojar, aunque sea la punta de su lengua, Dios le respondió: “…Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también mates; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. / Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que ios que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá” (Lucas 16:24-26). En otras palabras, ya después de muerto y habiendo una persona llegado a su destino, ese será su destino eterno, del cual no habrá salida o intercambio alguno. Entendió usted, el que ya está con Dios, no pueden pasar al lugar de tormento. ¡Qué buena noticia para nosotros! El que está en el lugar de tormento, tampoco puede pasar el cielo. ¡Qué triste! Esto lo entendió el rico, pero tristemente ya estaba en su triste destino eterno. Debió haber recordado que tuvo la oportunidad de haber evitado ir allí, pero no hizo nada al respecto.
Amados oyentes, hoy es tiempo de esperanza para usted, pues si usted llega al lugar de tormento, y usted se da cuenta de que es una realidad no agradable, aunque usted pida ayuda, Dios le va a decir que: “una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que ios que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá” (v. 26). Entonces ya no habrá esperanza, pues la única esperanza que usted tiene es ahora. Le recuerdo a usted que solo creyendo en Jesucristo se puede evitar ahora mismo ir al tormento.
Es solo a través de la fe en Jesucristo que uno puede llegar al cielo con Dios. Es mejor tomarlo en cuenta ahora, y decirle a Jesús: Señor y Salvador Jesús, sálvame de la condenación eterna, regálame el privilegio de ir a morar en tu cielo eterno donde no hay sufrimiento alguno, donde todo es gozo y paz. Creo que no lo merezco, pero lo necesito, y reconozco que solo tú me lo puedes conceder. Estimado oyente, solo Jesucristo libra del tormento eterno.
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La cuarta realidad importante que debemos tomar en cuenta ahora que estamos en vida, es:
IV.- QUE PARA IR CON DIOS SE NECESITA ARREPENTIMIENTO DE TODO PECADO.
Estando aquel hombre rico, sufriendo el tormento correspondiente al lugar donde se encontraba, le vino una preocupación que en verdad vale la pena, pero no hasta entonces sino desde ahora mismo. Él se acordó de su familia, especialmente de cinco de sus seres queridos que le sobreviven, quizá también por su mismo padre, por lo que le dice a Abraham (recuerde que es una referencia ilustrada de Dios): “Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, / porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento” (Lucas 16:27, 28). Ahora estaba preocupado para “que no vengan ellos también a este lugar de tormento”. Cuando le insiste a Dios que envíe a Lázaro o a alguien para que les testifique, el rico pensaba que “si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán” (v. 30). Pero cuando este hombre rico estaba en la tierra, nunca pensó en la necesidad de arrepentimiento de sus hermanos, y ni siquiera de su propio arrepentimiento, pero muy tarde aprendió que el arrepentimiento es necesario desde que uno todavía está con vida aquí en la tierra.
Amados oyentes, qué bueno es que tomemos en cuenta desde ahora que vale la pena vivir con arrepentimiento. Millones de personas que han preferido vivir con arrepentimiento antes que, con libertinaje, han descubierto como Lázaro el hombre pobre que al dejar la tierra y entrar a la eternidad, se encontraron con Dios y su cielo lleno de perfecciones. Usted no debe despreciar la palabra arrepentimiento para con Dios. Arrepentimiento es dejar el mal camino que uno lleva, darle la espalda y caminar rumbo a Dios. El evangelio de Jesucristo nos instruye una y otra vez a vivir esta experiencia diciendo: “Arrepentios” (cf. Mateo 4:17; Hechos 2:38; 3:19).
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La quinta realidad importante que debemos tomar en cuenta ahora que estamos en vida, es:
V.- QUE SE DEBE HACER CASO A LA PALABRA REVELADA POR DIOS A TRAVÉS DE SUS SIERVOS.
En respuesta a la petición que el hombre rico le hizo a Dios de que envíe a Lázaro “para que les testifique” a sus cinco hermanos; Dios le dice: “A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos” (Lucas 16:29). Pero es evidente que aquel hombre rico, aunque estaba aprendiendo demasiado tarde muchas cosas nuevas allá en el infierno, también es evidente que seguía aferrado a sus propias convicciones equivocadas, pues, aunque ya le habían explicado que nadie puede salir de ningún lugar eterno para ir a hacer este servicio de testificar a los terrenales mortales; el rico insistió: “No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. / Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos” (Lucas 16:29-31).
¿Qué significa “óiganlos”, “a Moisés y a los profetas”, si Moisés había muerto hace como mil quinientos años atrás, y el último de los profetas como cuatrocientos años atrás? ¿Cómo les van a oír si ya no viven? Entre los israelitas se usaba el nombre de Moisés y el de los profetas, para referirse a los escritos que cada uno había dejado como testimonio de lo que Dios les reveló. Sus escritos eran la palabra de Dios que se debe obedecer. Entonces esta instrucción de Dios al rico de oír a Moisés y a los profetas significa que para que una persona y hasta toda una familia se conduzca hacia Dios, tiene que oír, o sea, hacer caso a la palabra escrita de Dios.
Amados oyentes, también a nosotros nos ha llegado hasta el día de hoy, los escritos de Moisés y los profetas, en el libro que conocemos como Santa Biblia. Es más hoy tenemos también hasta palabras de Jesús registradas en los evangelios, tenemos también las enseñanzas de los apóstoles en la mayor parte del Nuevo Testamento de la Biblia. Todo esto es la palabra de Dios que debe ser oída y obedecida, que nos enseña que por medio de la fe en Jesucristo una persona puede llegar con Dios y evitar ir al lugar del tormento eterno.
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CONCLUSIÓN: Estimados oyentes, hoy hemos venido a expresar nuestra solidaridad humana, y a fortalecer la fe y esperanza de nuestra fe cristiana, a los familiares que le sobreviven a don Pedro Pablo Poot Basulto quien en vida tomó en cuenta a Dios y a Jesucristo como su único y suficiente Salvador. Pero, es apropiado que todos los que aquí estamos presentes reflexionemos si estamos dirigiendo nuestra vida a la eternidad con Dios por medio de la fe en Jesucristo, o si solamente estamos viviendo como si Dios no existiese, dirigiendo nuestra vida al mismo tormento eterno que tuvo el hombre rico. Si uno vive sin Jesucristo, y sin arrepentimiento para vida, uno no podrá entrar al glorioso cielo eterno de Dios. Todos necesitamos a Jesucristo como nuestro único y suficiente salvador. Usted también necesita a Jesucristo.
Le ruego de todo corazón que usted se interese por aprender más acerca de cada una de estas cinco realidades importantes que les he compartido en este momento, pues es mejor tomarlo en cuenta ahora, que darse cuenta demasiado tarde.
Dios dé consuelo a la familia Poot Pat, y todos sus familiares; pero que Dios dé salvación a quien busque salvación en Jesucristo.
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