NO ES BUENO DEJAR DE ADORAR A DIOS, Por: Diego Teh.

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NO ES BUENO DEJAR DE ADORAR A DIOS

Jueces 2:11-15;   Romanos 1:21-25.

Predicado por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, en la Cong. “Roca de la Eternidad” de la Col. Gustavo Díaz Ordaz, de Mérida, Yucatán; el domingo 23 de Febrero 2014; 11:00 hrs.

  

INTRODUCCIÓN:   Los antropólogos dicen que el hombre es un adorador por naturaleza, que si no adora a Dios, buscará inevitablemente algo para adorar.  La Biblia también nos enseña que fuimos hechos para adorar.   Sin embargo el ser humano debido a nuestra condición caída en el pecado, tenemos la inclinación a adorar cualquier cosa menos al verdadero Dios.  Todas las culturas, imperios, reinos, ciudades, y personas, antiguas y modernas han dado evidencia de esta realidad.  En nuestro país fue evidente en todas las culturas prehispánicas.  Entre los antiguos mayas que vivieron en nuestro actual Yucatán tuvieron un promedio de veintidós dioses. Aún el día de hoy aunque la religión organizada de los mayas no existe, todavía hay quienes adoran y promueven la adoración de aquellas deidades.  Es más, algunas veces los mismos adoradores del verdadero Dios se van tras esos dioses ajenos al verdadero Dios.   Por otra parte, cuando no adoramos al verdadero Dios es porque hay otra cosa espiritual, material, o humana, que ocupa el lugar que Dios debe ocupar en la vida.  Eso significa dejar de adorar a Dios para servir a otros “dioses” personales.

  Nuestro texto bíblico nos relata la actitud del pueblo de Israel que llegó a dejar de adorar a Dios, y muy rebelde y pecaminosamente se inclinó automática e inmediatamente a servir a dioses ajenos.  //  Esta historia nos enseña que no es bueno para la vida personal dejar de adorar a Dios.  //   ¿Por qué no es bueno para la vida personal dejar de adorar a Dios?  //   Para responder esta pregunta, observemos detenidamente algunas frases dentro de nuestro texto bíblico, y descubriremos las razones por las que no es bueno dejar de adorar a Dios.

 La primera razón por la que no es bueno dejar de adorar a Dios es:

I.- PORQUE DEMUESTRA INTENCIONALIDAD DE QUERER DEJAR A DIOS.

   En los vv.12,13 encontramos que dos veces se menciona la expresión “dejaron a Jehová”, indicando que El ya no es el punto de adoración.     En este contexto, dejar a Jehová significa dejar de ofrecerle adoración mediante una vida obediente y de culto personal y público.

   Les comento que una pobre mujer, tejedora a mano en aquellos tiempos cuando el obrero tenía que rendir largas horas de trabajo en sus tareas.  Debido al gran esfuerzo que tenía que hacer para mantener a sus hijos, pues era viuda, enfermó de gravedad. Al fin logró reestablecerse. Un día su médico le dijo: – Bien, ya podemos decir que usted está curada. Pronto volverá a su trabajo. Pero una cosa le voy a ordenar, que el domingo lo pase todo el día descansando.  -¿Es que ni siquiera podré ir al templo a adorar al Señor? – Preguntó la mujer.   – No se preocupe, señora. El templo y Dios muy bien pueden pasarse sin usted – le dijo el médico.   – Pero yo no puedo pasarme sin Dios y sin ir al templo – respondió la mujer[1].

   En el libro de Daniel 6: 1-28, se nos relata que el rey Darío hizo a Daniel el gobernador sobre los demás gobernadores y sátrapas del reino. Estos hombres sintieron celos por la función de Daniel, e idearon un plan para buscar errores en Daniel, pero no le hallaron uno que lo condenara según las leyes del reino.  Así que convencieron al rey Darío para que firmara una ley que condenara a aquel que fuere sorprendido adorando “dios alguno” (incluyendo a Dios), para que fuera arrojado al foso de los leones.  La historia continúa mostrando a Daniel como fiel a su convicción de orar y adorar al único Dios vivo y verdadero, lo que le costó irrevocablemente ser arrojado al foso de los leones, del cual por la misericordia de Dios salió ileso.

       Hermanos, estos casos son claros ejemplos de estar convencidos de no querer dejar de adorar a Dios aún en las buenas y en las malas circunstancias de nuestra vida.   Muchas veces los creyentes llamados por Dios para adorarle como nuestra tarea principal en esta vida, cometemos la grave falta de suspender nuestra adoración diaria por la urgencia de hacer cualquier otra cosa, pues el tiempo nos gana y andamos de prisa para todo.  Esto también es dejar a Dios aunque no lo parezca o no lo percibamos así, porque hay intencionalidad de dejar a Dios y su culto en un segundo o último lugar.   Otras veces planeamos hacer una convivencia en la casa con los amigos y familiares, salir solamente de paseo o excursión, o simplemente pasándola de descanso, descuidando en ese tiempo un tiempo programado de adoración congregacional.  No que sea malo tener amigos y convivir con ellos y con la familia, no que sea malo pasear o descansar sino que todas estas cosas se pueden hacer sin caer en el descuido de nuestra adoración.

   Les animo en el amor del Señor que no dejen de ser adoradores.  No suspendan tan primordial, mejor y sagradísima ocupación que hemos sido llamados a hacer privilegiadamente.

 La segunda razón por la que no es bueno dejar de adorar a Dios es:

II.- PORQUE AUTOMÁTICAMENTE SE IDOLATRA CUALQUIER OTRA COSA.

   Al final del v. 11 se nos dice que luego que dejaron a Jehová “…sirvieron a los baales”, y en medio del v. 12 se nos dice que “…se fueron tras otros dioses”.     Las enseñanzas de Jesús también nos recuerdan esa realidad cuando dijo que: “El que no es conmigo, contra mí es…” (Mat. 12:29), y “Ninguno puede servir a dos señores;…” (Mat. 6:24).  Dejar a Dios, es tomar inevitablemente una alternativa falsa.

   En Romanos 1:21-25 leemos que “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.  Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.  Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos”.   Esta es la triste realidad.  Aquel que deja de adorar a Dios, según estas palabras apostólicas, automática e inmediatamente está cambiando a Dios por cualquier otra cosa corruptible.  Luego el resultado se ve en condición espiritual deshonrosa de estas personas.

   Hermanos, les animo a no descuidar su vida de adoración a Dios pues implica que usted estaría dejando a Dios, sea por un momento o por tiempo prolongado o indefinido.   No cambie a Dios por nada.  Observe qué ha sucedido con la vida de aquellos que le han dejado de adorar.  Un breve tiempo puede resultar en una gran tragedia espiritual.

 La tercera razón por la que no es bueno dejar de adorar a Dios es:

III.- PORQUE SE PROVOCA LA JUSTA IRA DE DIOS.

   El final del v. 12 afirma que como consecuencia de haber dejado a Jehová y servir a otros dioses “…provocaron a ira a Jehová”.  El comienzo del v. 14 recalca que como consecuencia de haber dejado los israelitas a Dios “…se encendió contra Israel el furor de Jehová”.   Dios es digno de ser adorado (2 Sam. 22:4; Sal. 18:3; 48:1;).  Lo merece.  Es Dios.  Es el Creador.  El mismo dice: “…a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas” (Is. 42:8).  Motivo suficiente tiene Dios de expresar su indignación e ira cuando una de sus criaturas le da la espalda, y peor cuando este sirve a dioses extraños.

   Dios no se alegra cuando alguien deja de ofrecerle adoración.   Un caso del Nuevo Testamento ampliamente conocido y que se repitió en dos ocasiones fue cuando Jesús nuestro salvador visita el templo en Jerusalén y lo encuentra hecho un mercado, menos un lugar de adoración.  El realiza enérgicamente lo que conocemos como purificación del templo.  Según San Juan halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados.  Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado (Juan 2:14-16).  Y dice San Mateo que cerca del final del ministerio terrenal de Jesús: “entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones (Mateo 21:12,13).   Lo que aquí se resalta es la ira manifestada de Jesús primero hacia los que deben guiar al pueblo a la adoración y no lo hacen sino que su interés personal es hacer mercadería de los consumibles necesarios para la adoración, convirtiéndose estos en ladrones usando el templo solamente como cueva.   No eran realmente adoradores sino comerciantes ilícitos.

   Que Jesús haya azotado cuerdas, que haya echado fuera del templo a todos, que haya esparcido las monedas de los cambistas, que haya volcado mesas y sillas de los comerciantes de palomas, etc… es una expresión de la ira divina, que tiene como razón el dejar de adorar haciendo otra cosa a cambio.   Estimado hermano, no causemos tristeza ni enojo en el corazón de Dios siendo hijos descuidados de adorarle.  No provoquemos su ira prefiriendo otras satisfacciones personales antes que cumplir el deber de adorarle.

 La cuarta razón por la que no es bueno dejar de adorar a Dios es:

IV.- PORQUE SE PIERDE PODER PARA LOS DEBERES DIARIOS.

   El final del v. 14 indica que como consecuencia de la ira o furor de Jehová contra ellos, por su falta de adoración a Dios, “y no pudieron ya hacer frente a sus enemigos”.    El v. 15 afirma también que “la mano de Jehová estaba contra ellos para mal”. Un adorador está lejos de los beneficios de Dios, sin embargo, el adorador es fortalecido con el poder de Dios para sus luchas diarias.  Por eso el apóstol Pablo exhorta diciendo: “…fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza” (Ef. 6:10).  Esto no lo puede lograr el que no adora, sino solamente el adorador.

   Voy a relatarles el caso de dos antiguos gobernantes.   Cuando Jorge IV estaba en Irlanda hizo comunicar a Lord Rodent que iría a desayunar con él, cierta mañana con otros dos o tres nobles de su corte.  El monarca llegó en el preciso momento cuando el Lord se hallaba en el culto doméstico de la mañana.   Advertido de la presencia de su real visitante, Lord Rodent se apresuró a salir a la puerta y recibió al rey con todo respeto, invitándole a entrar y sentarse en el salón con sus acompañantes. Una vez hecho esto, volviéndose al rey dijo:  -No dudo que vuestra majestad comprenderá cuan honrado me siento de recibirle en mi casa; pero en este momento me hallaba en audiencia con el Rey de reyes en el culto doméstico de adoración; por tanto ruego a vuestra majestad que me excuse por unos momentos.  -Ciertamente, replicó el rey, pero si me lo permites yo iré contigo. Así entraron en la otra sala donde la familia se hallaba reunida, y el rey sentado en un sillón de brazos asistió devotamente hasta el fin del culto[2].   Estos dos gobernantes entendían la importancia de comenzar el día con Dios en adoración antes de comenzar sus trabajos y resolver problemas del día, aún antes del desayuno mismo, aún antes de atender asuntos propios de sus países correspondientes.

   De la misma manera, mis amados hermanos, antes de emprender nuestra tarea diaria, dediquemos un tiempo de adorar a Dios de manera personal aún todavía levantándonos de nuestras camas (o hamacas).  Aprovechemos otros momentos del día para hacerlo considerándolo más importante que otras cuestiones cotidianas que debemos hacer.  El primer día de la semana también es muy apropiado para iniciar nuestra adoración semanal que continuará todos los días.   Adorar a Dios, resulta capacitante para nuestra vida diaria.  Cuando se deja de hacer, sucede lo que experimentaron los israelitas: “y no pudieron ya hacer frente a sus enemigos”.

 La quinta razón por la que no es bueno dejar de adorar a Dios es:

V.- PORQUE SE ATRAEN AFLICCIONES PARA LA VIDA.

   Qué triste fue el final de ellos por dejar de adorar a Jehová Dios.  Leemos en el final del v. 15: “y tuvieron gran aflicción”.   En un mensaje del profeta Jeremías al pueblo de Israel, les dice también: “ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos” (Jeremías 2:19).   Dejar a Dios, o dejar de adorarle no solamente implica que automáticamente habrá otra cosa en el corazón que ocupe el lugar de Dios, sino que vendrán consecuencias muy personalizadas para cada quién, producto de no estar encajando en vivir la voluntad de Dios.

   A través de las Escrituras podemos observar que las personas que tuvieron un encuentro personal con la sola manifestación de la presencia de Dios, sus vidas cambiaron inevitablemente, pasando a ser inmediatamente adoradores, y luego incluso sus conductas mejoraron, y sus vidas fueron más felices.   En cambio quienes tienen en poco el valor de adorar a Dios sus vidas y destinos se convierten en una tragedia.

   Amados hermanos, les invito a valorar el beneficio de la adoración a Dios, y a considerar el efecto perjudicial de no hacerlo.  Dios quiere evitar aflicciones y amarguras en la vida de cada uno de nosotros.

 CONCLUSIÓN:   Recordemos que Dios está buscando adoradores (Juan 4:24).  Comprendamos que aquellos que hemos sido elegidos desde la eternidad por la sola misericordia de Dios, y llamados en el presente por la gracia de nuestro Señor Jesucristo, es “para alabanza de la gloria de su gracia” (Efesios 1:4-6).   Por nada del mundo dejemos de ser fieles adoradores de Dios.   No hay ocupación más gloriosa y edificante en esta vida para el ser humano que la adoración a Dios.  Y no hay miseria más lamentable que ser un pecador no arrepentido que no quiera dar la gloria a Dios con su adoración.


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