LA SOLUCIÓN VIENE DE DIOS
Génesis 2:18, 21-24; 1 Juan 4:7-21.
Predicado por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, en la iglesia “El Divino Salvador” de la col. Centro, Mérida, Yucatán; el día sábado 19 de agosto 2017, a las 10:00 horas, en la boda religiosa del A.I. Enrique Córdova Arias, y Claudia Priscila Trejo.
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INTRODUCCIÓN: Cuando Dios estaba creando todo lo que existe, siempre estuvo muy atento de que con toda su sabiduría y poder todo le saliera perfecto. No tenía que preocuparse de que algo le saliera imperfecto, pues su divina perfección, garantizaba que todo debería salir bien. Finalmente, nada hubo en toda su creación que fuese imperfecto, ni en la complejidad de todo el universo, ni en la fórmula hombre y mujer; así que, al concluir su creación, nos dice el autor del Génesis que: “vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (Génesis 1:31). La creación fue toda una obra excelente de Dios, impecable en todos los sentidos. Fue una creación digna de un Creador que verdaderamente era Dios. No es de extrañarse que, con respecto a la creación de cada elemento del universo, Dios fue detalladamente atento en la perfección de cada uno de sus elementos. Y como era de esperarse, Dios también fue detalladamente atento en hacer perfecto a sus dos creaciones preferidas: El hombre y la mujer.
En la historia bíblica del libro del Génesis, antes de que Dios viera que todo era bueno, hay algo en particular que se resalta durante el proceso de la creación de la primera pareja humana; que Dios con toda sabiduría y poder preparó anticipadamente todo tipo de soluciones para la expresión afectiva hacia la pareja humana, soluciones de las cuales en este mensaje solamente voy a exponer una de ellas. En la primera epístola del apóstol Juan, en sus propias palabras, este apóstol hace una importante indicación de otra solución importante con la que originalmente Dios, aunque no lo dicen los relatos del Génesis, también dotó al ser humano, pero que por causa del pecado, no es fácil para ningún ser humano el hacer uso de tal solución. Pero los que conocen a Dios están en condiciones de equiparse con ese don y compartirlo con todos, incluyendo al cónyuge. Así, podemos hablar de por lo menos dos soluciones previstas por Dios para las necesidades afectivas de la pareja humana. / Entonces, ¿cuáles son las soluciones que Dios con toda sabiduría y poder preparó anticipadamente para todas las necesidades afectivas de la pareja humana? / En este mensaje, voy a compartirles solamente dos soluciones.
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La primera solución que Dios con toda sabiduría y poder preparó para la pareja humana es, la:
I.- SOLUCIÓN PARA LA SOLEDAD: EL COMPAÑERISMO.
No tengo información más reciente, pero un estudio realizado hace unos diez años atrás acerca de la soledad, arrojó el siguiente resultado que creo no tiene mucha varianza en su estadística para la realidad de la actualidad. Aunque no fue hecho entre mexicano sino estadounidenses, creo que siempre tiene mucha identificación con la realidad de nuestro medio. El estudio arrojó que: “Los Americanos tienen un tercio menos de amistades y amigos cercanos de los que tenían hace solamente dos décadas”, y añade que es: “una señal de que la gente vive vidas más solitarias, más alejadas que en el pasado”[1]. De manera particular, la juventud es la que llega a tener más sentimientos de soledad. Sociólogos de la década pasada, analizaron que “En 1985 la persona promedio tenía tres amigos, pero ahora el número ha “bajado en dos, y ¡uno de cada cuatro no tenía amigos cercanos para nada!”. Quizá la cifra para nosotros no sea igual, sin embargo, podemos observar que mucha gente de las cuales no estamos totalmente excluidos, pasan por momentos, etapas, o hasta toda una vida de soledad.
Nunca fue la voluntad de Dios que los seres humanos vivamos en soledad, por eso Dios nunca quiso crear solamente al hombre sin una compañera que fuese su ayuda idónea. Dios, de por sí tenía planeado hacer una compañera para Adán. Cualquier otro ser viviente que Dios estaba creando aquel sexto día de la creación lo haría a cada uno con su pareja; y el ser humano no sería la excepción, pues también tendría su respectiva pareja. En el proceso de la creación del hombre y la mujer, el autor del Génesis detalla que Dios primero creó al hombre, y que al concluirlo Dios observó que: “No es bueno que el hombre esté solo” (Génesis 2:18a). Esto no significa que Dios no había tenido el poder y la sabiduría para hacer un ser completo con pareja propia, sino más bien es que antes de concluir la creación de la primera pareja humana, Dios muy previsoriamente quiso evitar la soledad para Adán y para toda su descendencia. Dios consideró que la soledad que un hombre y una mujer pudiese sentir, no se soluciona ni con la presencia de alguna mascota, pues Adán a pesar de que estaba rodeado de un sinfín de animales que Dios estaba creando, y que trajo cerca de Adán, en realidad sin el compañerismo de una mujer de su misma especie, él se sentiría solo. Su soledad solamente sería combatida teniendo con él a la ayuda idónea que Dios hizo para él, la mujer de su vida. Por eso Dios sin dejarlo para otro día, antes de finalizar el mismo día de la creación del hombre, dice el autor del Génesis que Dios “hizo una mujer, y la trajo al hombre” (Génesis 2:22b).
Amados hermanos Enrique y Priscila, y todos los presentes: Dios fue muy sabio al crear al ser humano. No solamente el hombre no es bueno que esté solo, sino también no es bueno que la mujer esté sola. Hombre y mujer son la respuesta y solución de Dios ante un mundo de personas que viven en soledad. Lamentablemente hay parejas de marido y mujer que viviendo juntos es como si vivieran en soledad pues sus corazones están alejados del uno al otro. Ustedes no deben ser parte de estas lamentables estadísticas. Ustedes que son creyentes en Jesucristo, valoren el privilegio que Dios les ha dado de unir sus vidas en santo matrimonio, no vivan distanciados en sus sentimientos y afectos, sino vivan como dice el apóstol Pablo con respecto a la unidad y armonía propias de la vida cristiana: “sean de un mismo sentir en el Señor” (Filipenses 4:2); “sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa” (Filipenses 3:16b). El matrimonio fue diseñado por Dios no para sentirse solo(a), sino para combatir las amenazas de la soledad. Nunca hagan de sus vivencias y experiencias momentos que les hagan sentirse solos y alejados del uno al otro. Más bien, permanezcan como lo han estado hasta ahora viviendo en compañerismo, compartiendo tanto las experiencias felices como las experiencias tristes que estarán enfrentando durante toda la vida.
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La segunda solución que Dios con toda sabiduría y poder preparó para la pareja humana es, la:
II.- SOLUCIÓN PARA AMAR: EL AMOR DE DIOS.
Lo que primero voy a recordarles es que al momento de crear al ser humano dice el texto bíblico que “creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó” (Génesis 1:27). En esa imagen, tanto el varón como la mujer, fueron dotados con la capacidad perfecta de amar. Dios no creó a un hombre que con falta de amor se capaz de destruir la vida y felicidad de la mujer que le daría; y tampoco creó Dios a una mujer con falta de amor para destruir la vida y felicidad del hombre a quien la entregaría para que fuese su marido. El amor fue uno de los atributos de Dios que Él mismo transmitió a la perfección tanto al hombre como a la mujer, como el sello supremo para el matrimonio y toda relación humana. Después de la creación, dice la biblia que entró el pecado en la vida tanto del hombre como de la mujer, y eso echó a perder toda relación humana. Es por eso que ahora somos capaces de causar todo tipo de males aun a nuestra propia familia, a nuestros padres, hermanos, parientes, y hasta a nuestro cónyuge. Necesitamos ayuda de Dios para que no caigamos en tal depravación pecaminosa.
La segunda lectura que hemos hecho en este culto (1 Juan 4:7-21), contiene versículos que describen el amor como un atributo muy esencial y especial del Dios que Dios transmitió tanto al hombre como a la mujer desde que creó a nuestros primeros padres. El apóstol San Juan describe en sus propias palabras, no solamente el origen, sino también cómo funciona este amor en el ser humano pecador. Por gracia, Dios, a los que somos pecadores también nos dio la solución perfecta para poder expresar amor a todos, pero de manera especial a nuestro propio cónyuge. San Juan, primero nos recuerda acerca de Dios que por causa de nuestros pecados: “él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4:10); y luego nos exhorta diciendo: “Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros” (1 Juan 4:11). Desde luego que esta capacidad de amar puede ser llevado en la práctica al ámbito del matrimonio. Gracias al amor de Dios que nos fue dado no solo desde la creación sino por medio de Jesús en quien hemos recuperado nuestra capacidad de amar, podemos los seres humanos amarnos unos a otros, y también amar al cónyuge con quien hemos decidido llevar toda una vida de matrimonio.
Amados hermanos Enrique y Priscila, y todos los presentes: Cuando por causa del pecado que persigue hasta a los que ahora son creyentes en Jesucristo, se encuentren en la tendencia de hacer lo que es malo en contra su cónyuge, recuerden que el amor de Dios que ha sido derramado (cf. Romanos 5:5) en ustedes y en todos los que somos creyentes, es más poderoso que el pecado con tal de que cada uno de ustedes puedan amarse el uno al otro. Ya no tienen pretexto ni excusa. Dios les ha hecho capaces de amarse el uno al otro.
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CONCLUSIÓN: Para concluir, amados hermanos Enrique y Priscila, recuerden que el matrimonio solamente es una sombra o ilustración del amor de Dios hacia el ser humano. Solo representa la realidad de que Dios quiere estar presente por medio de Jesucristo en la vida de cada persona, incluyendo la de ustedes. Dejen que Jesús ocupe siempre el primer lugar en sus vidas. Jesús les ayudará a entregarse en compañerismo y amor el uno para el otro. El matrimonio es la institución de Dios en la que se debe reproducir el carácter de Cristo quien por amor dio su tiempo, y hasta su propia vida por la iglesia (todos los creyentes en él). El matrimonio requiere precisamente que cada quien haga todo lo que esté a su alcance no para beneficiarse a sí mismo sino para beneficiar al cónyuge. Para ello, es importante que Jesucristo habite en el corazón de cada uno de ustedes. Solamente si Jesucristo toma el control de sus vidas directamente desde sus corazones, entonces podrán sostener su amor el uno para el otro durante toda la vida, pues cuando Jesucristo mora en el corazón de una persona, habrá respeto por el cónyuge, habrá comprensión, habrá perdón si llega a ser necesario. No habrá ofensas, griterías, ni insultos. Ese es el matrimonio que Dios bendice, y jamás se sentirán en soledad, porque vivir la experiencia del santo matrimonio es una solución prevista por Dios, mas nunca es un problema.
Enrique y Priscila, Dios les bendiga durante toda su vida.
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[1] (USA Today, 23 de Junio del 2006, p. A1). Dato tomado en: http://www.rlhymersjr.com/Online_Sermons_Spanish/2007/093007AM_LonelinessOfCain.html
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