EZEQUÍAS: REFORMA PERSONAL CON RESPECTO A LA ADORACIÓN
2 Crónicas 29.
Predicado por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, en la congregación “Cristo es el Camino” de la col. Chuminópolis, de Mérida, Yucatán; el domingo 15 de octubre 2017, a las 11:00 horas; como sermón de la serie: REYES REFORMADORES DEL ANTIGUO TESTAMENTO.
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INTRODUCCIÓN: Estamos a solamente 16 días de celebrar el 500 aniversario del inicio oficial de la reforma conocida como reforma protestante, que tuvo lugar el 31 de octubre de 1517 en Wittemberg, Alemania, cuando don Martín Lutero clavó en las puertas de la catedral de esta ciudad su carta dirigida a roma con un escrito titulado: Disputatio pro declaratione virtutis indulgentiarum (Cuestionamiento al poder y eficacia de las indulgencias), más conocido como las 95 tesis de Martín Lutero. En nuestro tiempo, en el mes de octubre de cada año al celebrar cada aniversario de la reforma, escuchamos los nombres de los precursores de la reforma como Pierre Valdo, y Juan Huss; de los reformadores más conocidos como Ulrico Zwinglio, Martín Lutero, Juan Calvino, Juan Knox; y a veces nos hablan acerca de los menos conocidos como Guillermo Farel. En los mejores casos cada año nos recuerdan las doctrinas fundamentales que derivaron de la reforma, como las cinco solas: Sola Scriptura, Sola Fide, Sola Gratia, Solo Christus, y Soli Deo Gloria. Pero toda esta reforma se dio en el interior de la iglesia como un movimiento para volver a la palabra de Dios como fundamento de la fe y de la práctica que corresponde a la vida cristiana. El lema que desde entonces adoptaron las iglesias de la reforma, fue: IGLESIA REFORMADA SIEMPRE REFORMÁNDOSE, y esto sigue siendo verdad. La iglesia sigue hasta el día de hoy, necesitando diversas reformas. Sin embargo, lo que ahora nos debe interesar más, es otro nivel de reforma, la que corresponde a la vida personal.
Es interesante que en Romanos 12:2 en la versión Reina Valera 1960, leemos la frase que dice: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos…”, pero una edición anterior de esta versión en español, conocida como la versión Reina Valera Antigua de 1909 traduce: “No os conforméis a este siglo, mas reformaos…”. La palabra que utiliza muy apropiadamente es “Reformaos”, lo cual es un imperativo dirigido no para la iglesia como organismo sino en un contexto de nivel personal. Especialmente, aquel que ya es un hijo de Dios, cristiano, discípulo de Jesucristo, no tiene por qué quedarse estancado en su vida espiritual y conducta cristiana, sino que debe reformarse de manera personal. Esto también es verdad. Siempre hay algo en nuestra vida personal que debe ser reformado.
Hoy, después de haber leído parte de la historia del rey Ezequías, observamos que hay una fuerte descripción acerca de una reforma en cuanto al culto o adoración que Dios que promovió este rey en todo su reino y más allá de su reino, pero notoriamente todo comenzó con una reforma primeramente en su vida personal. Por eso hoy voy a predicarles que una persona que desea reformar su vida personal con respecto a la adoración que debe dar a Dios, muestra evidencias claras de que tiene este deseo. / ¿Qué evidencias claras debe mostrar una persona que desea reformar su vida personal con respecto a la adoración que debe dar a Dios? / 2 Crónicas 29, en la historia y experiencia del rey Ezequías, podemos aprender acerca de estas evidencias.
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La primera evidencia clara que una persona debe mostrar porque desea reformar su vida personal con respecto a la adoración que debe dar a Dios, es que:
I.- ANHELA SIEMPRE UN LUGAR DONDE ADORAR A DIOS.
El rey Ezequías hizo la observación a los sacerdotes y levitas de su tiempo, que sus padres de la generación anterior “apartaron sus rostros del tabernáculo de Jehová, y le volvieron las espaldas. / Y aun cerraron las puertas del pórtico, y apagaron las lámparas; no quemaron incienso, ni sacrificaron holocausto en el santuario al Dios de Israel” (2 Crónicas 29:6b,7). Lo que quiero resaltar en este punto es que el templo estaba cerrado, y en consecuencia nada estaba funcionando en su interior. Su propio padre el rey Acaz, dice su historia que: “recogió Acaz los utensilios de la casa de Dios, y los quebró, y cerró las puertas de la casa de Jehová, …” (2 Crónicas 28:24a,b). El cierre de las puertas de la casa de Jehová, fue para obligar a la gente a abandonar el culto a Dios, y para cambiar a Dios por un ídolo, en el caso de ellos quizá era para adorar a los ídolos de Damasco y de toda Siria (cf. 2 Crónicas 28:23). Mucha gente, quizá la gran mayoría, le daba igual si el templo donde Dios manifestaba su presencia estaba cerrado, pues tan fácil y rápidamente prefirieron a los ídolos, porque el rey así lo había establecido; sin embargo, Dios siempre conserva personas que jamás le darán la espalda, y las usa para corregir la vida espiritual de su gente, aun si se trata de toda una nación entera.
Cuando Ezequías asume el cargo de rey, nadie, ni los mismos sacerdotes estaban pensando en la apertura del templo, mucho menos en la restauración del culto a Dios, pues ya ni ellos estaban practicando la santificación propia del oficio sacerdotal. Es en ese momento que Ezequías asume la responsabilidad de reformador, para revertir toda la idolatría que su padre el ya difunto rey Acaz había constituido, y para restaurar el funcionamiento de la casa de Dios. Según la crónica: “En el primer año de su reinado, en el mes primero, abrió las puertas de la casa de Jehová, y las reparó” (2 Crónicas 29:3). Ezequías como hijo del idólatra rey Acaz, debió haber sido influenciado por la inclinación de su padre hacia la idolatría, y quizá hasta obligado a ser idólatra, sin embargo, es evidente que la gracia de Dios auxilió a Ezequías para no entregarse a la idolatría. Por la historia bíblica nos damos cuenta que él no compartía la inclinación idólatra de su padre, y tan pronto hubo muerto su padre, Ezequías “abrió las puertas de la casa de Jehová, y las reparó”. Estoy seguro que Ezequías extrañaba el culto a Dios, y quería ver el templo abierto al público, anhelando él mismo que haya un lugar disponible donde adorar a Dios, y ser uno de los primeros que se acerquen con adoración delante de Dios. Si los sacerdotes, o el sumo sacerdote en turno no tenían la iniciativa de abrir o gestionar la apertura del templo, Ezequías lo quiso hacer. Cuando el rey Ezequías recibió el informe de los sacerdotes que le dijeron: “ya hemos limpiado toda la casa de Jehová, el altar del holocausto, y todos sus instrumentos, y la mesa de la proposición con todos sus utensilios. / Asimismo hemos preparado y santificado todos los utensilios que en su infidelidad había desechado el rey Acaz, cuando reinaba; y he aquí están delante del altar de Jehová” (2 Crónicas 29:18,19); dice la crónica que “…el rey Ezequías reunió los principales de la ciudad, y subió a la casa de Jehová” (2 Crónicas 29:20). Él fue el primero en acudir a adorar a Dios liderando a los representantes de toda la ciudad.
Amados hermanos, nosotros no estamos en la posición de autoridad como los reyes Acaz, y Ezequías, en el que podamos cerrar o abrir templos para cultos, sin embargo, es para todo ser humano, una necesidad de adorar a Dios de manera no solo privada sino también pública. Pero como la reforma que nos toca hacer ahora, es en lo personal, y teniendo nosotros por lo menos un templo a nuestra disposición, nuestra reforma personal debería consistir en interesarnos por acudir al templo a ofrecerle a Dios nuestra adoración personal que elevamos juntos como iglesia. Usted quizá no está involucrado en idolatría religiosa, ni amenazado por alguien para que se aleje de Dios, pero si usted analiza su vida personal y encuentra que su adoración a Dios no ha sido fiel ni suficiente, entonces, usted debe comenzar a reformar su vida personal con respecto a la adoración que usted le debe ofrecer a Dios; y el primer paso que usted debe dar, es: Voy a adorar a Dios en el templo con los demás creyentes, porque por la gracia de Dios hay un templo donde hoy puedo ir. La persona que va a tomar la decisión de hacer una reforma en su vida personal con respecto a la adoración a Dios, va a anhelar tener o encontrar un lugar dónde ir a adorar a Dios. En este caso, este templo es el lugar donde usted podría y debería venir. A menos que hoy, usted sea solamente nuestra visita, y cuando usted se vaya, este templo no sea accesible para usted, entonces busque usted un lugar cercano a su casa donde ir a adorar a Dios, entonces no se olvide que en su reforma personal usted necesita ir a adorar a Dios en un templo con otros creyentes. Recuerde usted que nuestro señor Jesús dijo que: “los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren” (Juan 4:24). Dios le está esperando a usted que sea su adorador.
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La segunda evidencia clara que una persona debe mostrar porque desea reformar su vida personal con respecto a la adoración que debe dar a Dios, es que:
II.- ES FIEL EN ADORAR A DIOS EN VEZ DE DEDICARSE A HACER LO MALO.
Abandonar la casa de Dios, y cerrar sus puertas, solamente fue la consecuencia de otro problema fundamental que ellos cometieron. Ezequías les recuerda que sus padres, incluyendo al de él, “han hecho lo malo ante los ojos de Jehová nuestro Dios; porque le dejaron” (2 Crónicas 29:6a). Sus palabras son bastante claras al explicar que, por haber dejado a Dios, en consecuencia, no solamente abandonaron la casa de Dios, sino que cualquier otra acción que ellos realizaban era siempre “lo malo ante los ojos de Jehová”; y Ezequías se los estaba señalando para que ellos recapaciten. No solo sus padres hicieron lo malo, sino que también la gente de la generación de Ezequías, por falta de una relación de adoración a Dios, también vivían haciendo lo que es malo. El que menosprecia la importancia de la adoración, el culto a Dios, está dejando a Dios, y pronto se hace notorio en tal persona que está viviendo haciendo lo malo, no solamente en el día y momento en el que debería estar dedicado a la adoración, sino en cualquier otro día de la semana.
Pero, cuando de manera personal uno decide que Dios es importante y necesario en la vida personal, no importa si son nuestros mismos padres quienes nos imponen o proponen hacer lo que ellos quieran con tal de que hagamos a un lado de nuestra vida a Dios, no haremos lo que ellos quieren, sino que haremos lo que Dios quiere. Ezequías tuvo esa propuesta e influencia de Acaz y con doble autoridad, primero porque era su padre, y segundo porque era el rey, pero Ezequías en ningún momento cedió a las presiones, imposiciones, exigencias, amenazas, o prohibiciones de su padre; sino que, aun a falta del templo de Dios, no se fue a los templos de los ídolos, sino que conservó su corazón con fidelidad a Dios, esperando el momento oportuno para dar al único Dios verdadero su adoración. Mientras tanto, tuvo cuidado de no dedicarse a hacer lo que es malo a los ojos de Dios.
Amados hermanos, hacer lo malo es lo más fácil que todo ser humano podemos inclinarnos a hacer sin medida, aun cuando somos creyentes en Jesucristo si no buscamos el auxilio de la gracia de Dios, para que nos capacite a no hacer lo que es malo. No olvidemos que estar en adoración ante la presencia de Dios, es capacitante para no dedicarnos deliberadamente a hacer lo que es malo. Pero cuando alguien deja de adorar a Dios, inmediatamente se verá haciendo lo malo ante los ojos de Dios. Es por eso que se requiere que nuestra vida de adoración a Dios sea de manera fiel, no de manera ocasional, mucho menos solamente dos veces al año, o solamente una vez al mes, sino hasta donde sea posible más de una vez por semana. El que no es fiel en adorar se convierte en fiel para pecar; y esto no es lo que Dios espera de sus hijos
La tercera evidencia clara que una persona debe mostrar porque desea reformar su vida personal con respecto a la adoración que debe dar a Dios, es que:
III.- YA NO DESEA VIVIR DESGRACIAS POR ESTAR ALEJADO DE DIOS.
Otra consecuencia que los judíos de la época de Ezequías recibieron por aplicación personal de Dios, es lo que Ezequías les explica a los representantes del templo: Sacerdotes, sumo sacerdote, y levitas. Les dice a ellos, que: “la ira de Jehová ha venido sobre Judá y Jerusalén, y los ha entregado a turbación, a execración y a escarnio, como veis vosotros con vuestros ojos. / Y he aquí nuestros padres han caído a espada, y nuestros hijos, nuestras hijas y nuestras mujeres fueron llevados cautivos por esto” (2 Crónicas 29:8,9). En otras palabras, no es grato darle la espalda a Dios, porque no por maldad sino por justicia propia de su naturaleza, no puede pasar por alto el desprecio de aquellos a quienes amándoles le dan la espalda. Él tiene la potestad de castigar si así lo quiere, o de perdonar si también así lo quiere, a cualquier persona por más grave que sea el pecado que se haya cometido en contra de Su divina santidad. Es por eso que, en otras ocasiones como en la ocasión de las consecuencias de la idolatría de Acaz, el pueblo estaba recibiendo aparentemente de manos humanas, de reyes de otras naciones, la humillación de ser execrados, escarnecidos, y asesinados, y cautivados; pero la verdad detrás de todo, es que Dios mismo era quien estaba ejecutando en ellos su ira, y los estaba entregando a sus enemigos para recibir el pago de haberle dejado, y por haber descuidado su adoración.
Esta era la condición del pueblo cuando Ezequías asume el cargo de rey de Judá; el pueblo estaba pereciendo por haber dejado a Dios, y por haber dejado de darle culto. Es en esas circunstancias que Ezequías hace un llamado primeramente a los representantes de la religión, pero también a todo el pueblo, para que ahora den la espalda a los ídolos que solamente son falsos dioses, para entonces volver al Dios verdadero que habían abandonado. Pero como la reforma que vale la pena comienza no con los demás, sino con uno mismo, de manera personal, el rey Ezequías les dice lo siguiente: “yo he determinado hacer pacto con Jehová el Dios de Israel, para que aparte de nosotros el ardor de su ira” (2 Crónicas 29:10). No es que uno sea solamente interesado de no padecer desgracias propias de una vida que no toma en cuenta a Dios, sino que en el acercarse a Dios debe haber un verdadero deseo de ofrecer a Dios la honra, alabanza, adoración, y gloria que por el solo hecho de ser Dios, lo merece y debe recibirlo de todo ser humano. Y en consecuencia, el que está con Dios, se evitará desgracias, pues Dios aparta de tal persona “el ardor de su ira”.
Amados oyentes, es probable que haya alguno entre los presentes que está pasando por circunstancias adversas en su vida que son nada menos que el resultado de haber dejado a Dios, por haberse olvidado de su adoración. Si es el caso de usted, entonces le invito a volver a ese encuentro personal con Dios en su adoración que usted ha descuidado. Si usted quiere reformar su vida personal con respecto a la adoración, acérquese ahora nuevamente a Dios, y por las desgracias que usted ha vivido, Dios le traerá consuelo, paz, y más soluciones a su vida. No le digo que todo será color de rosa, pero el que se acerca a Dios, se evita muchas desgracias, excepto las que Dios quiera permitir que usted enfrente para aprender lecciones importantes para la vida. Jesucristo dijo: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33b). Confiar en Jesús ha sido, es, y será siempre la mejor decisión que hemos tomado, pues su victoria sobre el pecado, la tentación, la muerte, y sobre el diablo mismo, garantiza nuestras victorias y evita nuestras derrotas. Vale la pena ser un adorador de Dios.
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La cuarta evidencia clara que una persona debe mostrar porque desea reformar su vida personal con respecto a la adoración que debe dar a Dios, es que:
IV.- NO PIERDE MÁS TIEMPO PARA RETOMAR SU ADORACIÓN A DIOS.
Según todo el capítulo 29, el templo de Jerusalén no solamente fue reabierto al público, sino que se hicieron tanto en su interior como en su exterior todas las reparaciones necesarias; y todos sus muebles y utensilios fueron recuperados o repuestos, y santificados. Los sacerdotes también se santificaron, y entraron de nuevo al santo ministerio que les correspondía. La crónica al respecto dice: “…Y quedó restablecido el servicio de la casa de Jehová. / Y se alegró Ezequías con todo el pueblo, de que Dios hubiese preparado el pueblo; porque la cosa fue hecha rápidamente” (2 Crónicas 29:35b,36). Ezequías había vivido muchos años sin poder ser un adorador de Dios por causa de las malas decisiones de su señor padre Acaz, pero ahora que él está en el poder ordenó la reparación del templo, la restauración de todo el mobiliario, etc…, y al respecto como ya observamos en la crónica que dice que: “la cosa fue hecha rápidamente”. (v. 36), o sea que todo el proceso de restauración del templo, el culto, y otros detalles fueron hechos “rápidamente”. No había razón para esperar más tiempo y hacerlo con calma, pero sí había razones de sobra para hacerlo rápidamente.
Ya hemos visto que comenzó a hacer todas las mejoras “en el primer año de su reinado, en el mes primero, …” (2 Crónicas 29:3a). Para más detalles acerca del tiempo de la restauración del templo, nos dice la misma crónica que los sacerdotes “comenzaron a santificarse el día primero del mes primero, y a los ocho del mismo mes vinieron al pórtico de Jehová; y santificaron la casa de Jehová en ocho días, y en el día dieciséis del mes primero terminaron” (2 Crónicas 29:17). Todo se llevó a cabo en tan solo dieciséis días, que, si no hubiese un fuerte interés en Ezequías de acercarse con adoración a Dios en el templo, ufff, hubiese llevado entre tres a seis meses o más. Pero, si por mucho tiempo ha habido un fuerte y grande alejamiento del pueblo en contra de Dios, por qué tardar en tener todo listo para reanudar la adoración a Dios.
Es evidente también que, si uno quiere reformar su vida personal con respecto a la adoración, en el caso de Ezequías no tardó ni un mes más cuando retomaron la celebración de la pascua, pues la crónica dice que: “sacrificaron la pascua, a los catorce días del mes segundo” (2 Crónicas 30:15). Un detalle acerca de la fecha en la que se debía celebrar la pascua, es que debía ser durante los días 10 al 14 del primer mes del año (cf. Éxodo 12:3-6), pero como para esos días todavía se estaba haciendo la restauración del templo y sus mobiliarios, no fue posible celebrar la pascua en esas fechas, por lo que la próxima fecha para celebrarlo debería ser el otro año, pero Ezequías consideró no necesario tener que esperar el próximo año, ordenó que la pascua extraordinariamente se lleve a cabo los días 10 al 14 pero del segundo mes, porque el que quiere reformar su vida personal con respecto a la adoración a Dios, no pierde más tiempo para retomar su adoración a Dios.
Amados hermanos, esto nos deja una sencilla pero importante enseñanza. Si alguien ha sido no fiel, ni sistemático, ni frecuente en su adoración a Dios, por qué seguir siendo infiel, y tardado en adorar de nuevo a Dios. Si usted va a reformar su vida personal, entonces es ahora, no hasta el próximo aniversario de la reforma. Es ya. No pierda usted más tiempo, perdido en vivencias que no toman en cuenta a Dios. Retome ahora mismo el ser fiel y constante en la adoración.
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CONCLUSIÓN: Amados hermanos, hoy sigue siendo tiempo de reforma, pero tiempo para la reforma personal de cada uno de nosotros. Hoy más que nunca se necesitan reformadores que amen el culto a Dios, no personas que buscan todo pretexto de no acudir al culto congregacional; se necesitan adoradores fieles a Dios, y no que personas que prefieran hacer lo que es malo delante de Dios; se necesitan personas que huyan del pecado y sus desgracias, acercándose a Dios por la mediación de nuestro Salvador y Señor Jesucristo; y se necesitan personas que decidan ser verdaderos adoradores de Dios, pero ya desde hoy.
Excelente sermón que nos motiva e invita a reformar constantemente nuestra relación con nuestro Padre Celestial, buscando ser lo que él merece que seamos adoradores en espíritu y en verdad, cartas abiertas donde el mundo pueda leer el mensaje de las buenas nuevas de Salvación y del Reino de los Cielos, de nuestro Señor Jesús.