LA INTERVENCIÓN DE DIOS PARA UNA VIDA VICTORIOSA
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Daniel 1:17-21; 2:19-23.
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Predicado por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, en la iglesia “El Divino Salvador” de Mérida, Yucatán; el domingo 5 de noviembre 2017, a las 18:00 horas; como segundo sermón de la serie: HACIA UNA VIDA VICTORIOSA.
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INTRODUCCIÓN: Cuando Dios sacó de Egipto a los israelitas llevándoles a través del desierto, muy pronto los egipcios reaccionaron y decidieron ir a perseguir a los israelitas para hacerlos regresar a Egipto o a acabar con ellos si no aceptaban regresar. Por fin, los alcanzan cuando estaban frente a un mar, por lo que prácticamente estaban emboscados. No podían continuar hacia al frente por el mar, y si iban por la izquierda o por la derecha, los egipcios tenían toda la estrategia para cerrarles el paso, y atacarlos. Pero lo que sucedió es que Dios dividió el agua del mar, y los israelitas pudieron pasar en medio mientras las aguas sin retén alguno formaban paredes líquidas las cuales no dejaban caer ni una sola gota que impidiera el paso a los israelitas literalmente en medio del mar. Pero, cuando llegaron los egipcios con sus carros de guerra, sus soldados armados con la tecnología de punta de la época, tan pronto y providencialmente para los israelitas, las paredes líquidas del mar que se había replegado hacia los lados comenzaron a caer con toda su furia sepultando solamente a los egipcios, mientras los israelitas estaban saliendo por el otro extremo todos a salvo. Es así como Dios intervino para dar una de tantas victorias a su amado pueblo de Israel. En realidad, no es la primera vez que Dios les daba una victoria, sino ya llevaban muchas. Tampoco fue la última, sino que después de esta victoria, recibieron muchas más victorias de parte de Dios.
En este mensaje basado en el libro e historia de Daniel y sus tres amigos: Misael, Ananías, y Azarías, les voy a predicar que Dios interviene en todas las áreas de la vida de sus hijos para darles las victorias necesarias. / ¿En qué áreas de la vida de sus hijos, interviene Dios para darles las victorias necesarias? / En este mensaje les voy a compartir algunas de estas áreas.
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La primera área en el que Dios interviene para dar a sus hijos las victorias necesarias, es:
I.- EN LAS RELACIONES HUMANAS.
La historia nos relata que el rey Nabucodonosor quería que los cuatro muchachos que él quería que trabajasen con él, se alimentaran lo mejor posible durante tres años. No sé si quería engordarlos o hacerlos más fuertes, por lo que el mismo rey le encargó a su oficial Aspenaz que se hiciera cargo de la alimentación de ellos. Dice la narración: “Y les señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; …” (Daniel 1:5). Solamente que hay un detalle. Los israelitas y judíos tenían un reglamento en la ley, en Levítico capítulo 11, en el que Dios les indicaba qué sí y qué no deberían comer. Daniel y sus amigos se dan cuenta que la comida que el rey les asignaba no era lo que Dios les tenía permitido comer. Entonces, Daniel habla con Aspenaz para exponerle sus razones. Aspenaz, era una autoridad con absoluta ventaja sobre estos todavía adolescentes, y además extranjeros, y además hasta eran prisioneros de guerra. Aspenaz, pudo haberse entercado y con todo derecho a hacer valer su autoridad, e incluso si era necesario pudo haber castigado drásticamente a estos cuatro chavales no solo con encarcelamiento, sino hasta con la muerte. Pero esto no ocurrió así.
Al contrario, dice la narración: “Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos” (Daniel 1:9). En otras palabras, no fue la habilidad verbal de convencimiento que estos jóvenes o que el mismo Daniel tenían, sino que fue Dios quien intervino para darle una victoria a Daniel y sus amigos, haciendo Dios que Aspenaz comprendiera la propuesta de Daniel. No era fácil que estos muchachos cayeran “en gracia” a Aspenaz, porque no era solamente una cuestión de amistad, sino era una cuestión de vida o muerte para Aspenaz, pues él le dijo a Daniel: “Temo a mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza” (Daniel 1:10). Pero cuando Dios intervino poniendo “a Daniel en gracia y buena voluntad” para con Aspenaz, él se hizo amigo de ellos. Y se encargó de no obligarlos a comer la abominable y contaminante comida del rey Nabucodonosor.
Aspenaz, tenía también a un subalterno bajo su autoridad que se llamaba Melsar a quien él puso como jefe para el cuidado, la atención, y alimentación de estos cuatro muchachos. Melsar, quien también se hizo amigo de estos jóvenes, aceptó la propuesta de Daniel de darles solamente legumbres para comer, y solo agua para beber; y la ración asignada por el rey podía quedársela toda. Todo esto no fue por habilidad humana de negociación que haya tenido Daniel, sino fue por intervención de Dios, pues el texto bíblico es claro de que fue Dios, cuando dice: “Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos” (Daniel 1:9).
Amados hermanos, desde luego que Dios actúa en la vida de otros para que sea más fácil nuestra relación con ellos, sin embargo, como dice el apóstol Pablo: “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres” (Romanos 12:18). Sin descartar la responsabilidad que nos corresponde, el enfoque de este punto del mensaje es que Jesucristo nuestro Salvador, que es el Hijo del mismo Dios de Daniel, no está ajeno a los problemas que los cristianos tenemos por causa de otros. Jesucristo está trabajando en el corazón de las personas que deben estar en amistad y en buenas relaciones con nosotros. Jesucristo está haciendo seguras las victorias nuestras, preparando hasta los tratos, favores, y compromisos que otros van a tener y están teniendo con nosotros. Dios mismo nos pone en gracia con las personas.
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La segunda área en el que Dios interviene para dar a sus hijos las victorias necesarias, es:
II.- EN EL CONOCIMIENTO UNIVERSAL.
Uno de los encargos que Nabucodonosor le hizo a su oficial Aspenaz, es que a estos muchachos “les enseñase las letras y la lengua de los caldeos” (Daniel 1:4b). Aspenaz comenzó cambiándoles sus nombres a estos muchachos. La narración dice que: “… puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego” (Daniel 1:7b). Luego estos muchachos sin resistencia alguna, sino de manera voluntaria se dedicaron al aprendizaje. Pero luego la narración nos dice que: “A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias” (Daniel 1:17a). Aquí también notamos que aún en el proceso de aprendizaje no necesariamente de las enseñanzas sagradas de las Escrituras, sino en el aprendizaje de cualquier otro saber. Dios también tiene potestad de intervenir para dar éxito o victoria a sus hijos, pues por ejemplo, para la capacitación de estos cuatro jóvenes, aunque habían maestros de por medio, aunque había una obligación impuesta por el rey, y aunque había voluntad de aprendizaje en Daniel y sus amigos; finalmente dice la inspirada explicación que “Dios les dio conocimiento e inteligencia”.
Estimados hermanos, muchas veces nos vamos a dar cuenta de que necesitamos aprender algo nuevo para mejorar en nuestros trabajos, e incluso en nuestra vida espiritual y devocional para con Dios. Recuerden que Dios da “conocimiento e inteligencia”. Si usted ha dicho: “no entiendo las matemáticas”, porque en realidad no es nada fácil para usted, Dios puede darle a usted el “conocimiento y la inteligencia” necesarias. Si usted ha dicho: “no entiendo la palabra de Dios”, porque en verdad no le es fácil comprenderla y encontrar en ella las aplicaciones para su propia vida, Dios puede darle a usted el “conocimiento y la inteligencia” para entender y vivir su palabra. Si usted no se ha animado a estudiar la carrera que usted siempre ha deseado estudiar, atrévase; Dios le va a sacar adelante y victorioso. Él no está ajeno a nuestras necesidades de aprendizaje. Él no está ajeno al conocimiento universal de la literatura, el arte, los idiomas, y las ciencias, pues la biblia está llena de ejemplo de personas a quienes Él mismo dio conocimientos que en realidad no son nada espirituales sino científicos. Por ejemplo, su profeta Isaías supo que la tierra es redonda cuando no era un conocimiento claro como ahora lo sabemos (cf. Isaías 40:22). Job supo que la tierra no está sostenida sobre algo sino que flota en el vacío (Job 26:7). Dios tiene la potestad de hacernos victoriosos tanto en nuestro aprendizaje espiritual como en nuestro aprendizaje académico o intelectual. Solamente dígale a Dios sus necesidades de aprendizaje, sus problemas de aprendizaje. Pídale en el nombre de su Hijo Jesucristo que Él le dé como a Daniel y a sus amigos, el “conocimiento y la inteligencia” que usted necesita. Haga usted la prueba, y se dará cuenta que usted será un alumno y luego un profesionista o hasta científico victorioso no por astucia ni estrategia humana sino por la intervención de Dios.
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La tercera área en el que Dios interviene para dar a sus hijos las victorias necesarias, es:
III.- EN LA REVELACIÓN ESPECIAL.
Es interesante observar que al mismo tiempo que “Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias” (Daniel 1:17a); dice acerca de Daniel: “y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños” (Daniel 1:17b). La explicación de esta frase tiene que ver con la revelación especial que Dios estuvo comunicando en su momento a través de sus profetas y en su momento a través de sus apóstoles, y en ocasiones hasta de paganos como es el caso de Nabucodonosor. Dios no solamente da “conocimiento e inteligencia” en los saberes universales y literarios comunes y ordinarios, sino que también da “entendimiento” espiritual para saber y entender Su voluntad que Él quiere revelar a sus siervos, a su pueblo, y hasta para los que no son y nunca serán de su pueblo. En aquel tiempo, el rey Nabucodonosor tuvo un sueño que ninguno de sus magos, astrólogos, y encantadores se lo pudo interpretar (cf. Daniel 2:2). Desde luego que siendo una revelación especial de Dios, no era asunto de interpretación desde cualquier saber ordinario y menos si tiene tintes ocultistas. La narración acerca de Daniel y sus amigos, dice que luego de haber ellos orado a Dios para recibir entendimiento acerca del sueño que había tenido Nabucodonosor: “Entonces el secreto fue revelado a Daniel en visión de noche” (Daniel 2:19a). La palabra usada aquí es que “fue revelado”. Se trata de revelación. No es tan relevante si se lo revelaron de noche o de día, lo que aquí importa es que Dios le dio a Daniel el entendimiento de una revelación especial.
Daniel quedó profundamente agradecido con Dios, e hizo otra oración en el que dijo: “A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y fuerza, y ahora me has revelado lo que te pedimos” (Daniel 2:23a). Daniel reconoció la intervención de Dios para un saber especial, diciéndole a Dios: “me has revelado lo que te pedimos”. Es revelación especial de su voluntad para la vida espiritual. Cuando Daniel tuvo el privilegio de presentarse delante del rey Nabucodonosor, lo primero que le dice es: “… El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al rey. / Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios” (Daniel 2:27,28a). Una revelación especial de Dios, solamente es entendible cuando Dios interviene en la capacidad de sus hijos para dar el entendimiento correspondiente. El entendimiento de su revelación especial no viene de los maestros de religión de la Escuela de Formación Cristiana de la Iglesia, ni de los pastores por más eruditos que estos puedan ser considerados; sino que el entendimiento de la revelación especial de Dios viene de Dios. Cuando el apóstol Pedro en una ocasión entendió una verdad central acerca de Jesús, el mismo Jesús le dijo: “no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (Mateo 16:17).
Amados hermanos, hoy Dios ya no revela mensajes especiales, porque todo lo que Dios ha querido revelar se encuentra totalmente en las Sagradas Escrituras, las cuáles también son conocidas como la revelación especial de Dios. Sin embargo, Dios sigue dando entendimiento para poder entender su revelación especial. Usted no necesita ser profeta como los del Antiguo Testamento para poder entender su revelación especial. Usted no necesita ser apóstol como los del Nuevo Testamento para poder entender su revelación especial. Lo que Dios hace ahora, no es revelar sino iluminar el entendimiento entenebrecido de nosotros los pecadores, para poder entender su mensaje actual y especial para nuestra vida personal. El apóstol Pablo, recordando cómo de la nada y de las tinieblas Dios hizo surgir la luz del día, dice: “Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Corintios 4:6). Su Espíritu Santo se ha encargado de darnos la iluminación del conocimiento inicial para poder descubrir nuestra necesidad de creer en Jesucristo como nuestro Salvador personal; y ahora también se encarga de darnos iluminación para seguir creciendo “en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18). La revelación especial de Dios contenida en las Sagradas Escrituras, tiene como objetivo darnos a conocer a Jesucristo impulsándonos a aceptarle como nuestro Salvador, así como como nuestro Señor. Dios, como lo hizo con Daniel y sus amigos, tiene que intervenir por medio de su Espíritu para que, en nuestro caso, ahora, la gracia de Jesucristo sea una realidad salvadora que nos haga victoriosos no solamente para la eternidad que es lo más importante, sino también para nuestra vida cotidiana mediante el conocimiento de su revelación especial.
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CONCLUSIÓN: Desde luego que Dios interviene en otras muchas áreas de la vida humana, tanto de los que somos discípulos de su Hijo Jesucristo, como también en la de aquellos que no son discípulos de su Hijo. El objetivo de la intervención de Dios nunca es para perjudicarnos sino para hacernos victoriosos en Cristo.
¿Quiere usted tener una vida victoriosa en las relaciones humanas? Deje que Dios intervenga abriéndole las puertas para que sea tratado y para que usted trate a sus semejantes con más reflejo del amor de Dios.
¿Quiere usted tener una vida victoriosa en sus proyectos de aprendizaje? Pídale a Dios que le dé “conocimiento e inteligencia”. Dios tiene la potestad de darle a usted este progreso tanto si se trata de una carrera universitaria, como también si se trata del estudio de su palabra.
¿Quiere usted tener una vida victoriosa en el entendimiento de la revelación especial de Dios contenida en la Santa Biblia? Pídale a Dios que Él le dé tal entendimiento, igual como Daniel y sus amigos lo hicieron. Dios capacita el entendimiento de la persona que busca entender la palabra de Dios.
Deje que Dios intervenga siempre en usted para hacerle un victorioso hijo de Dios.
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