UN MAYORDOMO DE DIOS DEBE SER HONRADO, Por: Diego Teh.

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UN MAYORDOMO DE DIOS DEBE SER HONRADO

Génesis 39:1-9;   Filemón 1:8-22.

Predicado por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, en la Igl. “El Divino Salvador” de la Col. Centro, de Mérida, Yucatán; el domingo 02 de Marzo 2014; a las 18:00 hrs.

 

    INTRODUCCIÓN:   Cierto día salieron a pasear juntas por un lugar, donde se celebraba una hermosa fiesta, la Ciencia, la Fortuna, la Resignación, la Honradez. En el camino dijo la Ciencia: Amigas, como puede darse el caso de que nos perdamos unas de otras en la fiesta, es bueno convenir el lugar donde podamos encontrarnos de nuevo: a mí podéis encontrarme en la Biblioteca de aquel sabio médico, el doctor X que, como sabéis, es uno de mis viejos y mejores amigos.   La Fortuna dijo: –Yo me iré a esperarlas en el lujoso palacio de aquel poderoso millonario a quien, como sabéis, siempre acompaño.   La Resignación dijo a su vez: –A mí me encontraréis en la pobre y triste choza de aquel viejecito a quien con tanta frecuencia veo, y quien, sin exhalar jamás una queja, ha vivido tantos años sufriendo los horrores de su negra suerte.   Como notasen las compañeras que la Honradez se mantenía callada, le preguntaron: –A ti, amiga, ¿dónde te encontraremos? La Honradez, bajando tristemente la frente, respondió: –A mí, quien una vez me pierde, difícilmente me vuelve a encontrar[1].

   Efectivamente, hay cosas que perdemos y las recuperamos fácilmente, pero cuando un ser humano pierde el valor de la honradez, cae en descrédito y tiene que esforzarse en mejorar sus principios, hábitos, y conducta general.   La honradez es una de las virtudes humanas que hace mucha falta en el cumplimiento justo de nuestros deberes, tratos, negocios, servicios, ventas, etc…  Voy a comentarles un caso acerca del peligro para nuestra misión de proclamar el evangelio, si faltara la honradez en nuestras vidas.  Aunque este caso le sucedió en la realidad a un pastor en Houston, Texas, puede como ejemplo sucederle aquí a usted también.  Dicho pastor, a algunas semanas después de su llegada, tuvo la ocasión (oportunidad) de subirse al camión para ir desde su casa al centro de la ciudad. Cuando se sentó, descubrió que el chofer le había dado 10 centavos (como $1.50 MXN) de más.   Mientras pensaba en qué hacer, su mente estaba en conflicto.   Por ratos su idea era: “más vale que le regreses los 10 centavos, sería malo quedarte con él”.  Por ratos su idea era: “Olvídalo, sólo son 10 centavos, ¿Quién se va a preocupar por una cantidad tan pequeña, además, la compañía de camiones recibe mucho dinero de todos modos. Con los millones de cada día no les hará falta. Acéptalo como un regalo de Dios, quédate con él y no digas nada”.   Cuando llegó al paradero, se paró momentáneamente en frente de la puerta, y, dándole la moneda al chofer dijo, “Ten, me diste cambio de más”.   El chofer contestó, “¿Es usted el nuevo pastor que acaba de llegar a la ciudad?  He estado pensando últimamente en ir a alguna iglesia, solo quería ver qué haría usted si le daba 10 centavos de más”.   Cuando el pastor se bajó del camión literalmente se agarró del poste más cercano y sosteniéndose dijo, “Ay, Dios, ya mero vendía a tu hijo por una moneda de 10 centavos”[2].   Efectivamente, estamos en la mira de muchas personas, un acto de falta de honradez puede ser suficiente para afectar negativamente nuestra misión como mayordomos del reino e iglesia de Dios.

     Nuestras dos historias bíblicas para este mensaje nos describen la virtud necesaria de la honradez en una persona que cumple la función de mayordomo, virtud necesaria en el creyente en Jesucristo como mayordomo en el reino de Dios.  // ¿Por qué debe un mayordomo ser honrado?  //  En este mensaje me propongo explicarles algunas razones por las que un mayordomo de Dios debe ser honrado en su servicio.

La primera razón para ser un mayordomo honrado, es:

I.-  PORQUE ADMINISTRA LO QUE NO ES PROPIO.

   Mayordomo es una persona que administra los bienes de otra persona, y que por lo tanto lo que administra no es de su propiedad.  Y si no es de su propiedad, es obvio que no puede tomarlos para sí mismo sin autorización porque caería en abuso de confianza, o quizá hasta en robo.   En el versículo 4 cuando Potifar hace a José mayordomo de su casa, dice que le entregó en su poder todo lo que tenía”.  Eso es ser mayordomo, es recibir bienes ajenos para administrar.

   Nosotros los creyentes en Jesucristo, no solamente somos mayordomos de la creación, sino también de los bienes espirituales, de los cuales nos dice el apóstol Pedro que “cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios,…” (1 Pedro 4:10); y que “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,…” (2 Pedro 1:3).   Se nos dice con claridad que el don ha sido “recibido”, que las cosas  “…nos han sido dadas”.  Nada es nuestro, solamente somos administradores o mayordomos de los bienes de Dios.  Nos han sido confiados para usarlos en la misión salvadora de Dios en este mundo.  No usarlos significa también no ser honrado al no darle un uso deseado por Dios su dueño.

La segunda razón para ser un mayordomo honrado, es:

II.-  PORQUE GANA LA CONFIANZA DE QUIEN SIRVE.

   Antes de que José sea nombrado por Potifar como mayordomo, nos dice el v. 3 que: “…vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano”.  Es decir, antes de ser mayordomo, José había estado realizando otras tareas propias de un esclavo aunque seguramente agotadoras en un área específica de trabajo, pero Potifar vio que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano”.   El no comenzó directamente como mayordomo.  Comenzó “en lo poco”, pero lo que le fue útil para ser ascendido como mayordomo es la honradez muy evidente con la que desempeñaba sus deberes.   Fue eso que vio Potifar al hacerlo mayordomo.  Ahora su responsabilidad será “en lo mucho”, en toda la casa.   Lo que se puede notar es que José no cambió sus principios al saberse “mayordomo”, sino que continuó siendo el mismo hombre honrado de antes, pues todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano”.  Posteriormente, por una injusticia fue destituido de su puesto de mayordomo y fue puesto en una cárcel, pero aún allí, las tareas que desempeñó las hizo con honradez, pues “todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano”.   Al salir del encarcelamiento fue privilegiado en ocupar el cargo de gobernador (mucho mayor que mayordomo, teniendo él ahora su propio mayordomo) en el que también continuó como antes, pues todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano”.   En otras palabras, cuando fue esclavo de Potifar, ganó su confianza y fue ascendido como mayordomo; cuando fue mayordomo, no es que haya perdido la confianza, sino que bajo traición perdió su empleo como mayordomo y fue puesto en la cárcel; cuando fue un preso, ganó la confianza tanto del jefe de los coperos que había sido encarcelado junto con él como del mismo Faraón, y fue ascendido a mayordomo de la casa de Faraón y gobernador de todo Egipto.

En una ocasión, según Mateo 25:14-30, Jesús relató el caso de un siervo inútil que recibió un talento[3], (más de 16 años de salario) pero como vio que a su otro consiervo le dieron un talento más, y al otro le dieron cuatro talentos más, simplemente no consideró importante hacer algo “con lo poco” por lo que solamente lo escondió bajo tierra, y finalmente lo devuelve a su patrón diciéndole: “aquí tienes lo que es tuyo” (v. 25).  El patrón le dice: Siervo malo y negligente […] debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses” (vv. 26,27).  Un siervo o mayordomo de este tipo, es considerado inútil, porque no administra bien lo que se le confía.  Al parecer su pensamiento fue ¿por qué no lo hace el patrón? ¿es hombre duro, sega donde no sembró, recoge donde no esparció?  ¡Que lo haga él, yo no!.   Una persona así no gana la confianza de nadie.  Es posible que él solamente quería tener más en sus manos, pero aunque le dieran más valores para su administración, (dos o cinco talentos), no lo va a administrar bien.

   Amados hermanos, la enseñanza de este punto es que como mayordomos del reino de Dios y del evangelio de Jesucristo, no se trata de envidiar lo que la gracia de Dios le concedió a otros, sino que se trata de administrar eficientemente lo que el Señor ha puesto en nuestras manos para la proclamación del evangelio.  Recuerden que somos “administradores de la multiforme gracia de Dios” (1 Pedro 4:10) que debemos ser “buenos” para ese fin.  El ejemplo de José fue que sea “en lo poco” como esclavo o en la cárcel, administró bien y honradamente lo que le fue encomendado; y sea “en lo mucho” como mayordomo o gobernador actuó con la misma rectitud de siempre.  Demostremos, igualmente nuestra honradez administrando bien el tiempo, los dones, y los recursos que Dios ha puesto en nuestras manos.  Correspondamos dignamente a aquel que nos tuvo por fieles o dignos de confianza, poniéndonos especialmente en el ministerio de proclamación del evangelio.

 La tercera razón para ser un mayordomo honrado, es:

III.-  PORQUE ADMINISTRA SIEMPRE CON INTEGRIDAD.

   En un centro comercial una pareja se acercó a comprar un artículo. La dependiente les atendió solícita y no se percató que al darles el cambio, se le fue la mano y les dio mucho dinero de más.  Ellos, que tenían prisa, tampoco se dieron cuenta del error.   Ya fuera del centro comercial fueron a un restaurante. Al revisar su billetera, el hombre se percata de que había recibido mucho dinero como cambio; ¡Unas cincuenta veces más de lo que pagó!  Se había dado una confusión de la denominación de los billetes.  Él dijo a su pareja que debían ir de inmediato a devolver lo que no era suyo, y retornaron al centro comercial enseguida.  Al acercarse hacia la dependiente, la llamaron aparte para no avergonzarla ante otros ni complicarle la vida.  –Señorita, usted me dio dinero de más como cambio de la compra que le hice hace unos minutos.  Aquí le devuelvo su dinero y deme lo que es correcto y tenga más cuidado la próxima vez.  La mujer se quedó boquiabierta y, siendo responsable, llamó a su jefe de sección y le explicó de qué se trataba.  El hombre se acercó presto a la pareja, asombrado también, y le explicó al honrado caballero: –Señor, ¿ve esa cámara de TV? Allí se ha grabado todo, desde que usted hizo la compra, cuando se le dio cambio de más y ahora que usted ha retornado ese dinero que por error se le dio. Nuestra compañía quiere honrarle y pedirle que nos permita publicar este hecho ejemplar que ya casi no se da en estos días. Un tanto nervioso, el aludido tomó del brazo al jefe de sección de ese centro comercial y, en voz baja le dijo: –Señor, olvídese de lo ofrecido; si usted hace eso me pondría en problemas.    Yo soy casado, y la mujer que está conmigo no es mi esposa[4]. ¿Qué notó usted en este caso?  Ambos demostraron ser honestos, pero al mismo tiempo se vieron obligados a ocultar su falta de integridad.

   El caso de José es diferente, demostró honradez en el manejo de los bienes que se le confió pero fue respetuoso con la esposa de Potifar.  Al leer la historia completa nos damos cuenta que la acusación de abuso que hizo la esposa de Potifar en contra de José todo fue una gran mentira.  El drama se desarrolla mientras José hacía honradamente su trabajo, la esposa de Potifar le hacía propuestas indecentes a este varón quien le explicó con claridad: “He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene.  No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer”.  José prefirió ser íntegro, no demostrando solamente ser honrado en lo administrativo pero inmoral en su trato.   A pesar de la insistencia de aquella esposa infiel, José conservó su integridad.  A pesar de la trampa y mentira de aquella mujer para que José sea castigado, él demostró integridad moral.  Un hombre digno de su futura esposa Asenat, hija de Potifera, sacerdote de On, con quien tuvo dos hijos: Manasés y Efraín (Cf. Génesis 41:45-52).  Ser honrado es solamente un aspecto necesario de una vida íntegra.  Un mayordomo, pues, debe ser honrado, pero íntegro en todos los aspectos de su vida.

   La lección de este episodio amados hermanos es que ningún digno hijo de Dios debe llevar una doble vida, en el que aparente uno es honrado pero en otros aspectos se tiene un comportamiento indigno del evangelio.  Recuerde que usted es un mayordomo del reino de Dios cuyo comportamiento debe ser de acuerdo a la dignidad de la vida cristiana que usted profesa.   Por ejemplo, uno puede aparentar ser verdaderamente fiel a Dios porque asiste regularmente a los cultos, porque uno da su diezmo responsablemente… etc, pero luego del culto esa persona lleva una doble vida de tal manera que con sus hechos niega la fe que de labios profesa.  ¡No hermanos!, hay que ser íntegros como mayordomos de Dios.

 La cuarta razón para ser un mayordomo honrado, es:

IV.-  PORQUE ADMINISTRA INTENCIONALMENTE PARA PRODUCIR.

   En los vv. 5,6ª se nos relata que “… aconteció que desde cuando le dio el encargo de su casa y de todo lo que tenía, Jehová bendijo la casa del egipcio a causa de José, y la bendición de Jehová estaba sobre todo lo que tenía, así en casa como en el campo. Y dejó todo lo que tenía en mano de José, y con él no se preocupaba de cosa alguna sino del pan que comía”.   Lo que aquí quiero resaltar es que si José se hubiera comportado con falta de honradez, hubiera sustraído para su propio beneficio los rendimientos de su trabajo.  Entonces no hubiera entregado nunca buenos resultados.  Pero Moisés en su relato nos dice que Jehová bendijo la casa del egipcio…, […] la bendición de Jehová estaba sobre todo lo que tenía, así en casa como en el campo”.   Es importante observar que dos veces se enfatiza en el mismo versículo 5 que este hombre en realidad fue bendecido por Jehová, a pesar de ser ajeno a la familia del pacto, a pesar de ser un ciudadano más de un país saturado de idolatría.  Pero la razón por la que fue bendecido se nos dice que es “a causa de José” (v. 5).   Esto implica que José estaba haciendo honradamente su trabajo y Dios estaba generando como resultado, beneficios tanto en la casa como en el campo.  José, en otras palabras era productivo atrayendo intencionalmente la bendición de Dios a favor de su amo.

  En la parábola de los talentos, el patrón le deja claro al siervo inútil, que lo que esperaba de él era “intereses” o sea, ganancias, resultados (Mateo 25:27).  Y dicha parábola es un símil del reino de los cielos (Mateo 25:14) al que usted y yo pertenecemos, y se espera que seamos productivos.  En palabras de nuestro Señor Jesús en otra enseñanza, dice: “…yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto” (Juan 15:16).

   Amados hermanos, llamados a proclamar el evangelio, Dios no espera que alguno se encuentre “ocioso ni sin fruto” (2 Pedro 1:8) sino productivo.  Le animo a que considere dar este paso de producir intencionalmente buenos resultados como mayordomo de Dios.

La quinta razón para ser un mayordomo honrado, es:

V.-  PORQUE ADMINISTRA TOMANDO EN CUENTA A DIOS.

   En el versículo 9 luego de la descripción del acoso de la mujer de Potifar hacia José,  se nos relata la clara convicción y digna respuesta de José como mayordomo primeramente de Dios, luego de Potifar.  Él, responde muy claro a aquella mujer ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?”.  Sus palabras nos dan a entender la profunda conciencia que puede tener un mayordomo de Dios de que su trabajo, su servicio a Dios, lo puede desempeñar de una manera digna, consciente de que aun en lo privado o secreto, Dios le está mirando si es obediente o deliberadamente pecador contra Dios.   El momento en el que se desarrolla el drama de la mentira de aquella mujer, era un momento cuando no había personas en las habitaciones donde José desempeñaba sus labores, José pudo haber aceptado la propuesta en cuestión, con tal no se enteraría Potifar, no se enteraría nadie más, pero él sabía que Dios se enteraría, y prefirió no pecar ni contra Dios ni contra su patrón.  Este es un ejemplo de mayordomo honrado porque sabe que antes que servir a Potifar, está sirviendo como mayordomo de Dios.

   En la epístola de Pablo a Filemón se menciona el caso de un esclavo llamado Onésimo, que no era de la fe, y que en su trabajo como esclavo no era honrado, y que hasta huyó de su amo.   Su caso nos describe al hombre que no tiene a Dios como prioridad en la vida, pues no cumple sus deberes ni tiene cuidado de sus procederes ya que no tiene conciencia de la presencia de Dios.   Tanto por Filemón como por Pablo, Onésimo fue conocido como un hombre “inútil” (es decir que no hacía con justicia sus deberes); pero ahora que se ha convertido a Jesucristo, Pablo estaba muy seguro que será “útil” (Filemón 1:10-16).   Este caso nos confirma la realidad del poder transformador del evangelio por medio de Cristo, que capacita al irresponsable a ser responsable, al infiel a ser fiel, al deshonrado a ser honrado,…etc.  La persona que ha tenido la experiencia de ser alcanzado por la gracia salvadora, se convierte en una persona con una conciencia de la presencia de Dios en su vida de tal manera que no se atreve a pecar deliberadamente contra él.  Tal persona, como mayordomo de Dios, hace su trabajo honrada y dignamente.

   Amados hermanos, dondequiera que ustedes trabajen, anden, o descansen, recuerden que son mayordomos de Dios, quien está mirando el proceder de cada quien, esperando que cada uno le honre con la decisión de no pecar contra Él.

  CONCLUSIÓN:   Amado hermano, vale la pena ser honrado.   Había una vez un pobre leñador que regresaba a su casa después de una jornada de duro trabajo. Al cruzar un puentecillo sobre el río, se le cayó el hacha al agua. Entonces empezó a lamentarse tristemente:  -¿Cómo me ganaré el sustento ahora que no tengo hacha?.   Al instante, ¡oh, maravilla!, una bella ninfa aparecía sobre las aguas y dijo al leñador:  -Espera, buen hombre: traeré tu hacha.   Se hundió en la corriente y poco después reaparecía con un hacha de oro entre las manos. El leñador dijo que aquella no era la suya.   Por segunda vez se sumergió la ninfa, para reaparecer después con otra hacha de plata.   -Tampoco es la mía -dijo el afligido leñador.   Por tercera vez la ninfa buscó bajo el agua. Al reaparecer, llevaba en sus manos un hacha de hierro.   -¡Oh, gracias, gracias! ¡Esa es la mía!   -Pero, por tu honradez, yo te regalo las otras dos.   Has preferido la pobreza a la mentira y te mereces el premio[5].

   Lo honrado en José como esclavo le sirvió para alcanzar el puesto de mayordomo.  Lo honrado en José como mayordomo le sirvió para hallar gracia delante de Dios.   Lo honrado en José como encarcelado injustamente le sirvió para llegar a ser gobernador del poderoso imperio Egipto.   Ser honrado vale la pena sobre todo porque terminas todo con las manos limpias, y con el agrado del Dios que servimos.   En nuestro caso vale la pena porque un día escucharemos decir a nuestro Señor: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:21,23).


[2] Ilustración adaptada.  Tomada de http://www.ministros.org/premium/a-z/h/honradez.htm

[3] Un talento equivale a 6,000 dracmas, lo mismo que 21,600 gramos de plata.  Un dracma equivale a 3.6 gramos de plata, muy cercano en valor a un denario que casi se aproximaba a los 4 gramos de plata, y en la época de Jesús ambos valores representaban por lo general el salario diario de un jornalero.  Así que un talento que equivalía a 6,000 dracmas, era el salario de 6,000 días de trabajo (6,000 / 365 = 16.43835616 años de salario).  No era poco dinero.

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