¿ERES TÚ AQUEL QUE HABÍA DE VENIR?, Por: Diego Teh.

¿ERES TÚ AQUEL QUE HABÍA DE VENIR?

Mateo 11:2-11.

Predicado por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, en la congregación “Luz de Vida” de la col. Bojórquez, de Mérida, Yucatán; el domingo 10 de diciembre 2017, a las 11:00 horas; con motivo del tercer domingo de adviento.

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   INTRODUCCIÓN: Si analizamos la vida de Juan el Bautista, sin mucho esfuerzo descubriremos que no era un súper teólogo que supiera todo acerca de Dios o de su Hijo Jesucristo. Este Juan, simplemente era una persona apasionada por el llamado de Dios que fue puesto en su corazón sin duda que desde la eternidad.  Un dato que sabemos acerca de él es que 400 años antes de él, el último profeta literario llamado Malaquías había hablado de su nacimiento como si fuera el resurgimiento de un profeta llamado Elías que había vivido hace unos 300 años antes de Malaquías.  Otro dato que sabemos de él, es por las palabras de otro Juan, apóstol de Jesús, quien escribió acerca de Juan el Bautista, diciendo: “Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. / Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. / No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz” (Juan 1:6-8).  Esto hace claro que el origen de su persona y obra no fue planificación y orientación de Zacarías y Elisabet sus padres, sino que vino de la mente y plan de Dios, porque fue “un hombre enviado de Dios”.  Por supuesto, que esto no significa que Juan era una persona divina o propiamente celestial, sino que su nacimiento, llamado, y ministerio aquí en la tierra fue un plan de Dios que giraría en torno a Jesús el mismo Hijo de Dios.  Y en pleno ministerio de este Bautista de oficio, podemos observar que su pasión gira en torno no a su propio ministerio sino en torno a la persona y obra de Jesús.

   Después de poco tiempo de ministerio, Juan fue encarcelado por injusticia y malicia de la cuñada y amante al mismo tiempo de uno de los Herodes, todo por decirle la verdad del error en el que se encontraban ella y su amante. Es durante este corto tiempo que Juan el Bautista estuvo encarcelado, que tuvo una duda con respecto a la persona que le apasionaba proclamar.  Afortunadamente, a pesar de la maldad de aquella malvada mujer, así como de una mala decisión del rey Herodes quien le encarceló, se le permitió a Juan el derecho a ser visitado por sus discípulos. Con el fin de aclarar su duda, envió a sus discípulos que le visitaban en la cárcel, que les preguntasen a Jesús: “¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?” (Mateo 11:3).  Sin embargo, su duda que por cierto fue temporal, no le impidió mantenerse en el servicio y fidelidad a Dios, pues no se retractó de su convicción, aunque eso le tuvo que costar la vida.

   Basado en la dura experiencia de Juan el Bautista que le llevó a preguntarle a Jesús: “¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?”, y aprovechando que estamos en adviento mientras litúrgicamente esperamos recordar aquella primera venida de Jesús, les voy a predicar que: Hay diversos factores que a un fiel siervo de Dios podrían generarle dudas, pero no la seguridad de que Jesús es la esperanza de quien cree en Dios. / ¿Cuáles son los factores que a un fiel siervo de Dios podrían generarle dudas, pero no la seguridad de que Jesús es la esperanza de quien cree en Dios? / En este mensaje les compartiré dos de estos factores.

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   El primer factor que a un fiel siervo de Dios podría generarle dudas, pero no la seguridad de que Jesús es la esperanza de quien cree en Dios, es un factor externo, que se trata de:

I.- ALGUNA CIRCUNSTANCIA ADVERSA QUE NOS TOCA VIVIR.

   En este mismo episodio que nos relata que Juan envió a sus alumnos a hacerle a Jesús la pregunta que les estoy enfatizando en este mensaje, también leemos que en aquel momento Juan se encontraba en “la cárcel” (Mateo 11:2).  Pudo haber pasado en su mente, el pensamiento: Si Jesús es el Mesías que los judíos y demás israelitas esperábamos; y es por él, y para él que he estado predicando todo este tiempo, ¿por qué entonces estoy en la cárcel? ¿Él me sacaría de aquí?  No, no, creo que no es el que esperábamos, pero bueno, no tengo duda de que él es el Cordero de Dios enviado para alguna misión especial como Dios hace más de 400 años atrás enviaba a sus profetas.  Por cierto, yo soy el primero de sus profetas después de 400 años que no ha habido profetas entre nosotros; quizá él es el segundo profeta de estos tiempos.  Bueno, creo que es mejor que yo le pregunte.

   Por otra parte, el mismo Mateo, aunque en otro episodio posterior, relata el motivo por el cual él fue a dar en la cárcel. El motivo fue: “Porque Herodes había prendido a Juan, y le había encadenado y metido en la cárcel, por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; / porque Juan le decía: No te es lícito tenerla. / Y Herodes quería matarle, pero temía al pueblo; porque tenían a Juan por profeta” (Mateo 14:3-5).  Estaba seguro de que Jesús a quien predicaba era “el que viene tras mí” (Mateo 3:11) como enviado de Dios.  Pero, quizá se estuvo preguntando: ¿Sería el Mesías? ¿por qué si es el Mesías permitió que yo sea puesto en la cárcel, si yo soy su más y único promotor de su persona y ministerio?  Yo fui quien lo presentó a las multitudes como el Cordero de Dios. ¿A caso se olvidó de mí? ¿No era mi deber predicar el arrepentimiento de los que pecan contra Dios como lo he predicado a Herodes y a su amante Herodías, quien está agraviando a su propio hermano Herodes Felipe, pues Herodías es su cuñada, esposa de Herodes Felipe su hermano? Creo que el único que me lo puede aclarar es Jesús mismo, por lo que mejor voy a preguntarle.

   Amados hermanos, afortunadamente Juan no fue a la persona equivocada para aclarar su duda, sino que fue a la persona correcta e indicada, a Jesús. La respuesta de Jesús fue citando una profecía en lenguaje profético con el cuál aquellos discípulos Juanistas y el mismo Juan debió haber entendido como un SÍ.  Una situación adversa que nos toca en la vida, no significa que Jesús no es ni pueda ser nuestra esperanza.  Ahora, en este tiempo litúrgico de adviento y la cercana navidad, en caso de que te encuentres en una circunstancia adversa por la cuál te encuentres sufriendo, acude solamente a Jesús el Señor de la fe y la seguridad.

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   El segundo factor que a un fiel siervo de Dios podría generarle dudas, pero no la seguridad de que Jesús es la esperanza de quien cree en Dios, es un factor interno, que se trata de:

II.- ALGUNA PERCEPCIÓN EQUIVOCADA ACERCA DE JESÚS.

   Desde el principio de su ministerio, Juan predicaba apasionadamente: “Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. / […] / Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará” (Mateo 3:10, 12). Juan esperaba a un Mesías enfocado en juzgar, y aniquilar a los malos así sean de Judá o todo Israel, así sean romanos o griegos; pero, tiempo después mientras Juan estaba en la cárcel, se entera de que Jesús no está haciendo esto, sino que su ministerio tenía un enfoque distinto, entonces envía a preguntarle a Jesús si él era el que había de venir o no.

   Lo que Jesús percibe de Juan, es que él tenía una perspectiva incompleta acerca de él como el Mesías que había de venir.  Juan solamente veía el lado de justicia de Jesús, pero no veía el lado evangélico de Jesús.  Es por eso que Jesús en sus propias palabras le manda decir a Juan que recuerde bien lo que el profeta Isaías dice en su escrito en el capítulo 66:1,2, acerca del Mesías; por lo que los discípulos de Juan escucharon la siguiente respuesta-instrucción: “… Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. / Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; / y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí” (Mateo 11:4-6).  Juan, para no tener más duda, debería tener por medio de las Escrituras un panorama claro y completo de la misión del Mesías que tenía que ver no solamente con juicio, sino también con la misericordia de Dios y el servicio físico y espiritual del Mesías a quienes más lo necesitan.  Con esta aclaración y corrección de Jesús a Juan seguro que Juan debió haberse fortalecido en la fe a pesar de encontrarse encarcelado.

  Hay una teoría conocida como: Teoría del traspaso de discípulos.  Esta teoría y suena lógico, consiste en que la intención de Juan al enviar a sus discípulos a Jesús, era más bien, que sus discípulos, no él, se convenzan de que Jesús era el Mesías y, así, pasaran bajo la autoridad de Jesús, en tanto Juan era consciente de que el fin de su ministerio estaba cerca[1].  Sin embargo, yo creo que su duda consistía en su interpretación parcial, incompleta, y equivocada acerca de lo que las profecías decían del Mesías.  Juan, aun siendo evaluado por Jesús como el más grande de los profetas, no tenía claro si la verdad que él mismo proclamaba era todo inmediatamente para aquellos días, o si todo o parte era más bien para otro momento o para el final de los tiempos; por lo tanto, no estuvo exento de la duda, por causa de una percepción equivocada acerca de Jesús como consecuencia de no tener un correcto entendimiento de las Sagradas Escrituras.

   Amados hermanos, es causa de confusión y duda que aun siendo creyente en Jesucristo como Juan el Bautista lo fue, uno se hace ideas diferentes de lo que la biblia misma dice acerca de lo que uno debería esperar de Dios y de su Hijo Jesucristo.  Por eso, es importante que nos ocupemos en tener un conocimiento bíblico no parcial ni convenenciero sino integral acerca de lo que realmente dicen las Sagradas Escrituras de nuestra fe cristiana, para no ser responsables de la causa por el cual se generen en nosotros mismos alguna duda en cuanto a Dios y su Hijo Jesucristo.

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   El tercer factor que a un fiel siervo de Dios podría generarle dudas, pero no la seguridad de que Jesús es la esperanza de quien cree en Dios, es otro factor externo, que se trata de:

III.- LA INFLUENCIA DE DOCTRINAS DE ALGUNA SECTA.

   Hay una teoría de que Juan el Bautista pudo haber sido miembro de una secta judía organizada como comunidad llamada: Los esenios, a quienes no se les menciona en los evangelios, quizá por no ser de vida hipócrita como lo eran las sectas de los fariseos y de los saduceos también de la época de Juan y Jesús.  Esta secta de los esenios existió a unos 13 kilómetros al sur de Jericó y a unos dos kilómetros del mar muerto.  Habían existido desde mediados del siglo II a.C. y se mantuvo durante el siglo I d.C; o sea que existían durante el ministerio tanto de Juan, como Jesús, e incluso en tiempos de los apóstoles.

  Esta secta de los esenios, según documentos hallados recientemente en las Cuevas de Qumram, en el escrito llamado 1Q Hodayot, dicen: “Entonces se precipitará la espada de Dios en la era del juicio, y todos los hijos de su verdad despertarán para aniquilar la impiedad y todos los hijos de la culpa dejarán de existir para siempre.  El guerrero tensará su arco por una anchura inmensa. [Abrirá] las puertas eternas para sacar las armas de guerra, y dominarán del uno al otro confín.  No habrá salvación para la inclinación culpable, será hollada hasta el aniquilamiento sin que quede nada” (1Q Hodayot 14, 29-32)[2].  Podría este haber sido la causa por la que Juan percibía al Mesías de Dios como un Mesías de juicio inmediato; pero aclaro, solamente es una teoría, sin embargo, no deja de ser verdad que quien se deja influenciar por la doctrina de una secta que mal interpreta lo que dicen las Sagradas Escrituras, muy pronto cuando la verdad sea evidente, la duda estará presente con dificultad para aceptar lo que realmente es la verdad. Quizá esto fue lo que pudo haber llevado a Juan a la duda si Jesús era el que había de venir o si habría que esperar a otro, pues bajo el filtro doctrinal de los esenios, Jesús no podría ser el Mesías esperado.  Es lo mismo que puede causar una secta de la actualidad, cuando su doctrina toma el lugar que la verdad de Dios debe ocupar en el conocimiento del verdadero creyente.

   Amados hermanos: Cuántas personas no han dudado de Jesús porque les fue dicho que en el nombre de Jesús iban a tener prosperidad financiera porque ahora son hijos del rey quien a manos llenas les va a dar toda riqueza, pero en la realidad no es así como le fue, porque no es así como funciona la bendición divina de la prosperidad. Cuántas personas no han tenido dudas acerca de Jesús porque alguien les decretó que su ser querido no iba a morir, sino que se iba a salvar de la enfermedad que antes tenían, pero finalmente su ser querido falleció inevitablemente con todo y el falso mal llamado decreto, porque en realidad no es así como funciona la libre gracia de Dios de salud y vida a quien Él quiere y cuando Él quiere. No deje usted que ninguna doctrina de alguna secta sea la causa de alguna duda en cuanto a Dios, antes bien, incluso lo que nuestra iglesia local les enseña, corrobórenlo no de mis palabras como pastor, sino de la misma palabra de Dios contenida en la Santa Biblia que usted tiene en sus propias manos.

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   CONCLUSIÓN: Amados hermanos, estamos en temporada litúrgica de adviento, preparándonos para que litúrgica pero también vivencialmente durante la temporada de Navidad, fortalezcamos nuestra valoración acerca de la gracia de Dios al haber enviado a su Hijo Unigénito Jesús, a nacer en este mundo, para que siendo él un ser humano como uno de nosotros, pueda representarnos delante de Dios para el pago de nuestros pecados que nunca pudo ni podría estar a nuestro alcance para poder pagarlo.  El Jesús que debemos recordar en este adviento, y en esta navidad, así como en toda temporada litúrgica, es el Mesías, y el Hijo de Dios que había de venir.  No hay que esperar a otro.  Ahora mismo debes dejar que el sea tu único y suficiente Salvador y Señor.  No dejes que la duda ocupe el lugar que el verdadero conocimiento de la verdad debe ocupar en tu corazón.

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[1] http://nidodeerratas.blogspot.mx/2011/07/la-duda-de-juan-el-bautista.html

[2] https://lascronicasdelmesias.org/2012/10/04/pregunta-las-dudas-de-juan-el-bautista/

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