LA DISCIPLINA PARA LA SANTIDAD
1 Timoteo 4:7b-10.
Bosquejo elaborado por el Pbro. Diego Teh, para la predicación del domingo 7 de enero 2018, en diversas congregaciones de la iglesia “El Divino Salvador” de la col. Centro, de Mérida, Yucatán.
Este bosquejo corresponde al sermón # 01 de la serie: LAS DISCIPLINAS DEL HOMBRE PIADOSO.
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“… Ejercítate para la piedad; / porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera. / Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos. / Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen” (1 Timoteo 7:b-10).
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INTRODUCCIÓN: Tengo varias amistades que se han hecho buenos propósitos en la vida, pero nunca lo lograron, y aunque lo intenten otra vez no lo lograrán a menos que sean disciplinados en perseguir sus objetivos. Un joven se propuso estudiar una carrera técnica. La escuela ofrecía horarios de 7:15am a 12:00pm. Ni siquiera terminó el primer mes de clases porque su principal indisciplina es que le daba pereza levantarse a las 6:00am para prepararse e ir a la escuela. ¡Qué indisciplina! Otro amigo, consiguió un empleo en el que tenía que presentarse a las 2:00pm, en menos de una semana fue dado de baja del empleo, porque nunca consiguió llegar puntual sino entre 10 a 15 minutos después. ¡Qué indisciplina! Eso no le convenía a la empresa. Cada uno de nosotros tenemos indisciplinas en muchos aspectos de nuestra vida que no hemos podido o querido corregir. Algunas de estas indisciplinas tienen que ver con nuestra vida cristiana. Por ejemplo, si alguien no ha podido evidenciar un crecimiento en su vida espiritual, es sin duda porque no tiene disciplina para alcanzar este objetivo. Por eso, en este mensaje vamos a recordar juntos la disciplina que necesitamos para alcanzar una vida notoria de santidad.
Lo que hoy les voy a predicar desde el texto bíblico, es que: La santidad del cristiano es evidente solo cuando disciplinadamente lleva a cabo objetivos espirituales con ese fin. / ¿Cuáles son los objetivos espirituales que disciplinadamente lleva a cabo un cristiano para que su santidad sea evidente? En este mensaje les compartiré tres objetivos espirituales que todo cristiano debe llevar a cabo para que su santidad sea evidente.
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El primer objetivo espiritual que un cristiano debe llevar a cabo disciplinadamente para que su santidad sea evidente, es:
I.- HACER UN LADO LO QUE PODRÍA ESTORBAR LA VIDA.
Cuando el apóstol Pablo le dice a Timoteo: “ejercítate para la piedad” (1 Timoteo 4:7), la palabra griega con la que pablo escribió “ejercítate” es gumnos, cuya traducción literal también puede ser: “desnúdate”. De esta palabra griega proviene nuestra palabra gimnasio, lugar de entrenamiento físico. Pero no mal entiendan esta traducción, es una referencia al reglamento de las antiguas competencias atléticas que se llevaban a cabo entre los griegos que consistían en que los participantes, según R. Kent Hughes “competían sin ropas, para no tener ninguna carga o estorbo”. Es este sentido de las competencias atléticas que Pablo usa para ilustrarle a Timoteo, que en la vida cristiana también hay cosas que uno debe despojar de su vida para que no le sea estorbo en su vivir como discípulo de Jesucristo. También se refiere a lo mismo cuando el apóstol que escribe a los Hebreos les dice: “despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante” (Hebreos 12:1).
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El segundo objetivo espiritual que un cristiano debe llevar a cabo disciplinadamente para que su santidad sea evidente, es:
II.- ENFOCARSE INTENCIONALMENTE A LA VIDA PIADOSA.
El apóstol Pablo, después de hablar del objetivo de ejercitarse para la piedad, dice: “Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos. / Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios” (1 Timoteo 4:9.10a). “… por esto mismo trabajamos…”, es la clave objetiva para ser piadoso o santo. Es necesario trabajar por lo que uno quiere, por lo que si ser santo es lo que uno quiere, entonces no se logrará automáticamente sino trabajando enfocado intencionalmente en ello. Razón tiene el apóstol Pablo en su testimonio a los Corintios cuando les dice también en lenguaje deportivo: “Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. / Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, / sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Corintios 9:25-27). Ser santo no es suerte, no es resultado de “la ventura”, sino que es objetivamente intencional.
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El tercer objetivo espiritual que un cristiano debe llevar a cabo disciplinadamente para que su santidad sea evidente, es:
III.- QUERER DISFRUTAR LOS BENEFICIOS DE LA SANTIDAD.
Cuando el apóstol Pablo explica en el versículo 8 acerca de los beneficios de la piedad, dice: “la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera” (1 Timoteo 4:8). Lo primero que enfatiza esta frase es que la piedad “para todo aprovecha”, por lo que quien se está o ha ejercitado para ser piadoso o santo podrá disfrutar los beneficios correspondientes que prácticamente son beneficios universales. Podrá ver los beneficios en su familia, en su trabajo, en sus decisiones, en sus pensamientos, y en todas sus acciones. Es por eso que Pablo le explica a Timoteo que “la piedad […] tiene promesa de esta vida presente”. No es una pérdida de esfuerzo. Pero, lo que sin duda más vale la pena es que también tiene promesa no solo “de esta vida presente”, sino también “de la vida venidera”; pues es por la piedad o santidad que uno podrá entrar a la eternidad con Jesucristo, pues sin santidad “nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). Entonces, si el cristiano quiere disfrutar ahora mismo en el presente y también para la eternidad el beneficio de ser santo, objetivamente debe quererlo, porque si no lo quiere entonces no va a hacer absolutamente nada para alcanzarlo.
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CONCLUSIÓN: Nunca será usted santo si no se despoja del pecado, si no se enfoca intencionalmente en vivir piadosamente, y si no le interesa disfrutar los beneficios presentes y eternos que resultan del ejercitarse de piedad en el gimnasio de Dios.
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