RESULTADOS DE LA DISCIPLINA QUE ES DE DIOS
Hebreos 12:9-14.
Bosquejo elaborado por el Pbro. Diego Teh, para la predicación del domingo 7 de enero 2018, a las 18:00 horas, en diversas congregaciones de la iglesia “El Divino Salvador” de la col. Centro, de Mérida, Yucatán.
Este bosquejo corresponde al complemento 1 del sermón # 01 de la serie: LAS DISCIPLINAS DEL HOMBRE PIADOSO.
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INTRODUCCIÓN: El autor de esta epístola a los hebreos, recordando a la disciplina que como hijos de familia recibimos muchas veces en nuestra niñez, dice: “Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. […] / Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, …” (Hebreos 12:9a, 10a). Finalmente, podríamos decir que nos quedaba de otra que someternos a nuestros padres, dice el apóstol: “los venerábamos”, es decir, “los respetábamos” (NVI; DHH; TLA; NTV). También tiene razón el autor de la epístola cuando dice que: “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” (Hebreos 12:11). En la casa cuando los padres aplican su disciplina con los hijos ya sea preventivamente orientándoles a no hacer mal las cosas, o correctivamente sancionándoles y ayudándoles a no volver a caer en el mismo error, la reacción en la mayoría de las ocasiones es disgusto, tristeza, enojo, mayor rebeldía, etc… porque la disciplina suele parecer algo muy estricto. Casi a nadie le gusta, pero es así como formamos nuestro carácter y conducta apegado a lo que es correcto. Sin embargo, con el paso del tiempo se ven los frutos de haber sido aplicada aquella disciplina. Cuando se observa y compara a los hijos que fueron tratados con disciplina, con los que no fueron tratados con disciplina, se puede ver la gran diferencia. Los que no fueron tratados con disciplina suelen reaccionar con rebeldía, falta de respeto, viven con desorden, etc…, en cambio los que fueron tratados con disciplina son más ordenados, obedientes, respetuosos, serviciales, generosos, espirituales, etc…
Igualmente, cuando las iglesias aplican oportunamente la disciplina tanto administrativa como judicial a los cristianos que aceptan someterse a la disciplina eclesiástica que tiene su fundamento en la palabra de Dios, cuando es recibida esta disciplina por el infractor, también muy pronto se ven los frutos de dicha disciplina. Sin embargo, cuando Dios se reserva aplicar su disciplina de manera directa sobre sus criaturas humanas e hijos, también aparecen frutos que transforman la vida humana, especialmente en el aspecto espiritual. El mismo apóstol, acerca de esta disciplina divina transformadora, dice que Dios la aplica “… para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad” (Hebreos 2:10b).
Por eso, en esta predicación les voy a exponer que: La disciplina que Dios aplica a sus hijos genera valiosos resultados. / ¿Cuáles son los valiosos resultados que se generan en los hijos de Dios cuando Él aplica Su disciplina? / En esta predicación voy a enfatizar tres de sus valiosos resultados.
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El primer valioso resultado de la disciplina que Dios aplica a sus hijos, es:
I.- QUE PARTICIPAMOS DE LA SANTIDAD DE DIOS.
En primer lugar, quiero que observen el final del versículo 10 que, hablando de los resultados de la disciplina de Dios, dice que uno de ellos es: “para que participemos de su santidad” (Hebreos 12:10). Esto no significa que vamos a poseer la calidad divina de su atributo de santidad, sino que el resultado de su disciplina nos restaura a la calidad original de santidad con el cual fuimos dotados los seres humanos cuando Adán fue creado. Dicha santidad fue, sino perdida, sí opacada por causa del pecado, pero la disciplina de Dios de hacer que su Hijo Jesucristo resalte en nuestra vida, hace que el pecado se oculte, y que la santidad aparezca. En eso consiste lo que el autor de la epístola a los Hebreos dice, cuando expresa que el resultado de la disciplina de Dios es que: “participamos de su santidad”.
Amados hermanos, eso es lo que Jesús primeramente nos enseña con todo amor para que voluntariamente tomemos en cuenta la vida de santidad cuando dice: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48). Sus palabras es solamente una aplicación de lo dicho desde tiempos antiguos por Dios mismo a los israelitas cuando les dijo: “Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios” (Levítico 20:7); y enfatizado también a los cristianos por el apóstol Pedro quien escribió: “… como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; / porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1:15,16). Pero, amados hermanos, cuando sus criaturas e hijos no respondemos voluntariamente a esta instrucción, entonces Dios se reserva el derecho de aplicar su disciplina, aunque no sea de nuestro agrado, con tal de que nuestra vida se amolde a su santísima voluntad.
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El segundo valioso resultado de la disciplina que Dios aplica a sus hijos, es:
II.- QUE RECIBIMOS BENEFICIOS PROVECHOSOS.
En segundo lugar, quiero que observen la frase que está en el mismo versículo 10, antes de la frase que describe que uno de los resultados de la disciplina de Dios es: “para que participemos de su santidad”. En esta frase precedente podemos observar que otro resultado de la disciplina que Dios aplica es: “para lo que nos es provechoso” (Hebreos 12:10). Hay provecho en la disciplina divina. Aquí tenemos que observar que todas las acciones de Dios no son sin sentido ni provecho. Cuando Dios tiene un plan y proyecto para nuestra vida, aunque no nos parezca, aunque nos duela no poder hacer lo que nosotros queremos, Él siempre procura que finalmente lo que Él hace nos traiga no solo uno, sino muchos resultados provechosos.
Cuando el apóstol Pablo escribió a los Efesios les dijo: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3). Cuando dice que Dios “nos bendijo con toda bendición espiritual”, habla de, no una sola bendición planeada, preparada, y disponible desde la eternidad para nosotros, sino de una grandiosa cantidad de bendiciones o beneficios. Hay otros muchos textos bíblicos que nos recuerdan esta abundancia de bendiciones que Dios quiere comunicar a nuestra vida si demostramos interés por ello. Por ejemplo, el apóstol Pedro, también escribió acerca de Dios, que: “Mediante su divino poder, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de rectitud. Todo esto lo recibimos al llegar a conocer a aquel que nos llamó por medio de su maravillosa gloria y excelencia; / y debido a su gloria y excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la corrupción del mundo, causada por los deseos humanos” (2 Pedro 1:3,4; NTV).
Amados hermanos, cuando, no mostramos interés por apropiarnos de sus bendiciones, Dios ser reserva el derecho de aplicarnos su disciplina con tal de que reaccionemos y aprovechemos sus beneficios disponibles. Aunque su disciplina no nos guste, posteriormente estaremos agradecidos de haber disciplinado y corregido nuestras actitudes.
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El tercer valioso resultado de la disciplina que Dios aplica a sus hijos, es:
III.- QUE VEREMOS A JESÚS NUESTRO SEÑOR.
Una tercera frase dentro de nuestro texto bíblico, lo encontramos al final del versículo 14 cuando también hablando de otro resultado de la santidad, dice: “… santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:4). Los creyentes, ya sabemos que la finalidad de nuestra fe, entrega a Dios y a su obra, es por la esperanza de encontrarnos cara a cara con el Salvador y ahora Señor de nuestras vidas. Desde luego que cuando uno ya recibió a Jesucristo como su salvador, uno no se perderá el ver al Señor en la eternidad y por toda la eternidad. Sin embargo, este apóstol está previniendo que nadie se pierda ver al Señor Jesucristo.
El apóstol Pablo, habla de esta esperanza que él tenía refiriéndose que tras su muerte, lo que realmente iba a experimentar es “estar con Cristo” (Filipenses 1:23). Eso es lo que realmente ocurre con todo creyente en Jesucristo que se mantiene durante toda la vida, perseverando en la fe, la esperanza, y el servicio a la obra redentora de Dios en Jesucristo. Pero, cuando el creyente comienza a retroceder de su servicio a la pereza o negligencia, cuando comienza a abandonar la fe brotando en su corazón la incredulidad, o cuando comienza a dejar a Jesús encaminándose hacia lo pecaminoso, Dios suele aplicar su disciplina personal a este hijo amado, con tal de volver al glorioso andar que antes ha conocido.
Amados hermanos, primeramente, Dios quiere que con la obra de aplicación de la gracia que su Espíritu Santo hace en la vida de los seres humanos, todos respondamos a interesarnos en creer en Jesús, y vivir para él. Pero, lamentablemente, hay personas que, a pesar de contar con este divino auxilio en sus vidas, no siempre se dejan guiar por el Espíritu Santo para confiar salvadoramente en Jesús, sino que rechazando a Jesús y su evangelio, caminan en pos de toda clase de pecados. En esos casos, cuando el pecado está imperando en la vida de una persona creyente o todavía no creyente, Dios se reserva el derecho de intervenir para disciplinar y corregir al pecador con tal de que éste se encamine o regrese a Jesús el Señor y Salvador, y así no se pierda el privilegio o la gracia de encontrarse con él, y estar con él por toda la eternidad.
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CONCLUSIÓN: Amado oyente, por favor, analice usted su vida, y verifique si usted es verdaderamente un cristiano, y si usted ha recibido en su corazón a Jesús y su evangelio. Verifique si usted está viviendo conforme a la santidad cristiana esperada por Dios. Verifique si usted está aprovechando para su edificación cristiana todas las bendiciones espirituales preparadas para todos los cristianos. Y pregúntese: ¿Estoy verdaderamente interesado en encontrarme en la eternidad con Jesucristo? Si alguna de estas cosas no son afirmativas, usted es candidato a la aplicación de la disciplina directa de Dios a su vida. Le aviso o recuerdo que podría ser una situación no agradable, podría doler no solo en el cuerpo, sino también en el alma, en las emociones, en los sentimientos, etc… No espere usted que eso le llegue a suceder.
Todas las experiencias dolorosas, indeseables que han llegado o que llegarán a la vida de usted, considérelos como una disciplina que Dios está enviando directamente o aun por medio de la misma maldad y pecado, para que usted se dé cuenta de cuán desastroso es pecar contra Dios, y al mismo tiempo usted se dé cuenta también de cuán beneficioso es ser cristiano, santo o piadoso para Dios; pues la disciplina de Dios no sale de su ira, ni de su justicia, sino de su profundo y eterno amor. Es por eso que la disciplina de Dios, siempre quiere traer en la vida de usted salvación y vida eterna; pero antes de que llegue su disciplina, es mejor que usted confíe salvadoramente en Jesús.
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