LA EVANGELIZACIÓN ES UNA TAREA URGENTE, Por: Diego Teh.

LA EVANGELIZACIÓN ES UNA TAREA URGENTE

Juan 4:7-15, 27-42.

Bosquejo elaborado por el Pbro. Diego Teh, para la predicación del domingo 22 de abril 2018, en diversas congregaciones de la iglesia “El Divino Salvador” de la col. Centro, de Mérida, Yucatán.

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Este bosquejo corresponde al sermón # 03 de la serie: EVANGELIZACIÓN.

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   INTRODUCCIÓN: Todos sabemos cuándo estamos frente a una urgencia. En nuestra vida cotidiana, sabemos cómo resolver las urgencias. Por ejemplo, si usted compra comida y sabe que la cocina cierra a las 2:00 pm, pero alguna vez estando usted concentrado en su trabajo, de repente se da cuenta que ya son la 1:50 pm, y solamente le quedan 10 minutos para llegar a comprar la comida si acaso no se gastó el menú del día.  Entonces, usted toma la decisión de suspender lo que está haciendo, y sale de prisa para intentar llegar a comprar su comida antes de que cierren.  Quizá también alguna vez, se nos ha enfermado algún familiar que evidentemente su vida está en peligro, por lo que, en ese caso, sabemos que inmediatamente tenemos que llevarlo al servicio médico, o llamar una ambulancia para que le traslade al servicio de urgencias del hospital más cercano.  Sabemos responder a las urgencias.  En la Biblia, especialmente en los evangelios, se nos dice, y observamos y analizamos, que hay una realidad llamada pecado, que tiene en seguridad de condenación eterna a todos los seres humanos que no se arrepienten de pecar y que no creen en el evangelio de Jesús.  Sin embargo, Dios ha previsto que quienes se arrepientan y crean en el evangelio, se salvan de tal condenación eterna.  En esta cuestión de la condenación y existiendo el medio para salvarse de ello, surge la urgencia de ayudar a las personas a salvarse de la condenación. ¿Cómo? Solamente mediante la predicación del evangelio de Jesús.

   En nuestra historia bíblica, encontramos a Jesús llevando su evangelio a una mujer que no encontraba sentido a su existencia, y que al igual que todo ser humano también estaba en peligro de la condenación eterna.  Pues, por destino divino, Jesús la encuentra junto a un pozo en la salida/entrada del pueblo, y le presenta la gracia de su evangelio diciéndole: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva” (Juan 4:10).  Y de esto habló con ella durante largo tiempo.  Eso, generó en sus discípulos una preocupación del por qué Jesús no dejaba de platicar con ella, para reunirse a comer con sus discípulos quienes desde poco después del medio día ya habían comprado el almuerzo, y ahora ya era demasiado tarde, y sus discípulos con hambre por esperarle a él mientras platica con ella.  En cuanto él se desocupó por un rato, tuvo una conversación con sus discípulos para aclararles que hay cosas espirituales altamente urgentes como el comunicar el evangelio a la gente que está al borde de perderse la única oportunidad de salvación de la condenación eterna.

   Por eso, voy a predicarles en este momento que: La conversación de Jesús primero con la samaritana, y luego con los discípulos de él, mientras la mujer samaritana fue a avisar a sus vecinos que ella había encontrado al Mesías, contiene elementos que indican que la evangelización es una tarea urgente. / ¿Cuáles son los elementos en las conversaciones de Jesús con la samaritana, y con los discípulos de él, que indican que la evangelización es una tarea urgente? / Observemos atentamente la narración de estas conversaciones y descubramos dichos elementos.

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   El primer elemento en la conversación de Jesús con la samaritana que indica que la evangelización es una tarea urgente, es:

I.- SU OFRECIMIENTO DEL AGUA VIVA HASTA SER ACEPTADO.

   Como sabemos por la narración, Jesús por haber caminado varios kilómetros, y por causa del calor del sol en pleno medio día, realmente tenía sed de agua H2O, por lo que aprovechó sin pretexto pedírsela a aquella mujer de Sicar que estaba sacando agua del pozo.  Sin embargo, él era portador de un agua con una formula distinta al H2O, que él describe como “el don de Dios” y como “agua viva” (Juan 4:10).  Al respecto de esta agua y de él mismo, le dice a aquella mujer: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva” (Juan 4:10).  Después de este ofrecimiento de Jesús, la samaritana tuvo una serie de dudas que le planteó a Jesús diciéndole: “Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? /  ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?” (Juan 4:11,12).  Esta conversación en la que Jesús le dio sus respuestas indicándole que tiene beneficio “para vida eterna” (Juan 4:14), debió haberles llevado mucho tiempo, pero finalmente aquella mujer, aceptó el ofrecimiento de Jesús, diciéndole: “Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla” (Juan 4:14).

   Lo que podemos observar en este acercamiento de Jesús a esta mujer que no le había ido nada bien en la vida, especialmente en el amor o en el matrimonio, es que Jesús le ofreció el mensaje de solución no solamente para una mejor vida familiar, lo cual tanto lo necesitaba aquella pobre mujer, sino principalmente también “para vida eterna” (cf. Juan 4:14).  Ella no tenía manera de tener vida eterna, porque no había creído y aceptado para su vida el evangelio de Dios que Jesús le estaba dando a conocer y experimentar.  Lo que ella seguramente sí sabía es que todo ser humano que es pecador, y ella está en esta categoría, es que lo único que le era seguro, además de toda la miserable historia de su vida, era la “muerte eterna” también conocida en la Biblia como “condenación eterna”.  Pero, Jesús, predicándole o anunciándole su evangelio, le ofreció, explicó, y esperó que ella tomara la mejor decisión que nunca antes en su vida había tenido la oportunidad de decidir.  Jesús le argumentó lo necesario, y le insistió acerca del poder de su “agua viva”, hasta que ella pidió el “agua viva”, que libra de la muerte eterna y a cambio da “vida eterna” (cf. Juan 4:14).

   Como aquella samaritana, así es la condición de la mayoría de los seres humanos, pues solamente es una mínima parte de la humanidad la que ha pedido o aceptado el “agua viva” […] “para vida eterna” (Juan 4:10, 14).  Como se puede deducir, la mayoría de las personas están viviendo bajo el miserable poder del pecado, y solamente están esperando el momento de enfrentar inevitablemente la condenación eterna.  Jesús consideró que ofrecer el evangelio vivo “para vida eterna”, no solamente a la samaritana, sino a toda persona y multitud a quien tuvo la oportunidad de hablarle, era una tarea urgente que, de no hacerlo el día en turno, mañana o al rato, es probable que tal persona ya esté en el lugar de la condenación eterna sin posibilidad de retorno o cambio de destino “para vida eterna”.  Lo mismo de aquellos tiempos de Jesús, sigue siendo cierto en la actualidad, que la gente que desconoce y no ha aceptado el evangelio de Dios está siempre a unos instantes de entrar a la dimensión eterna de la condenación, a menos que acepten el evangelio de Dios para sus vidas.

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   El segundo elemento en la conversación de Jesús con sus discípulos que indica que la evangelización es una tarea urgente, es:

II.- SU RESPUESTA DE PREFERIR EVANGELIZAR ANTES QUE COMER.

   Fue al medio día calurosísimo cuando Jesús y sus discípulos llegaron en la entrada/salida de la pequeña ciudad de Sicar de Samaria.  Jesús se quedó a descansar junto al pozo que allí se encontraba, y sus discípulos fueron a comprar comida.  Me imagino que no fue nada rápido conseguir la comida, y el tiempo iba transcurriendo.  Mientras los discípulos fueron a algún lugar de la ciudad a comprar la comida, Jesús entabló una sublime conversación con la samaritana de la que ya les he hablado en el punto anterior.  También ya les he mencionado que ella quedó inicialmente impresionada por el ofrecimiento de Jesús, de un “agua viva” distinta al H2O que ella conocía.  También les he mencionado que las dudas que ella le planteó a Jesús, y las preguntas que ella le hizo, propiciaron una larga conversación, que desenlazaría con aceptar ella para su vida, el beneficio eterno, así como los beneficios actuales de dicha “agua viva”.

   Aquella larga conversación, hizo que el tiempo transcurriera, y los discípulos de Jesús regresaron de su compra con la comida seguramente todavía calientita para comer en grupo.  Pero, aquella tarde, que sin duda ya era bastante tarde, la comida pasó de calientita a tibia, y de tibia a fría, antes de ser comida, pues San Juan relata primero de Jesús que En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella?” (Juan 4:27), pero momentos después “los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come” (Juan 4:31).  Pero, lo que más sorprende es la respuesta que Jesús les da a sus discípulos: “Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis” (Juan 4:32), afirmación que inmediatamente les aclaró diciéndoles: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra” (Juan 4:34).  Por supuesto que esa misma tarde Jesús no iba a acabar la obra que su Padre celestial le había encomendado. Mucho menos, si solamente estaba evangelizando a una sola mujer; sin embargo, lo que Jesús estaba resaltando es que había una urgencia de entregar su evangelio en el corazón de las personas tan necesitadas de la mejor buena noticia divina que jamás hayan escuchado y experimentado.  En este caso, inicialmente se trataba de una sola mujer que necesitaba el evangelio de Dios en su corazón y experiencia, por lo que para Jesús hablarle a ella, aunque sea sola ella, en aquel momento al parecer más apropiado para comer que para evangelizar, era más urgente evangelizarla que comer la rica y calientita comida disponible para él y sus discípulos.

  Finalmente, por la gente que vino de la ciudad de Sicar hasta el pozo en la entrada de la ciudad, y que Jesús tuvo que hablarles a todas ellos, seguramente que se fue la tarde, y Jesús ni siquiera pudo comer aquella tarde.  Esto habla de la prioridad que Jesús tenía de evangelizar siempre con sentido de urgencia, prefiriendo primero evangelizar haciendo así la voluntad de su Padre celestial, que sentarse a disfrutar un sabroso plato de comida, mientras junto a él hay personas que tienen profundas necesidades espirituales y que están sin “vida eterna” yendo directo a la condenación eterna sin otra opción.  En muchas ocasiones de nuestra responsabilidad de anunciar el mismo evangelio que Jesús anunciaba, tenemos que aplicar este principio: Primero evangelizar, y después comer o pasear.

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   El tercer elemento en la conversación de Jesús con sus discípulos que indica que la evangelización es una tarea urgente, es:

III.- SU EXPLICACIÓN QUE LOS CAMPOS YA ESTÁN BLANCOS PARA LA SIEGA.

   Mientras Jesús conversaba con sus discípulos acerca de la urgencia de evangelizar prefiriendo evangelizar antes que comer, la samaritana que había ido de regreso a la ciudad, regresaba ahora con una gran cantidad de personas que se podían ver desde lejos, desde el pozo donde Jesús y sus discípulos se encontraban. Mientras ellos veían a la gente venir de la ciudad hacia ellos, Jesús les dice: ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega” (Juan 4:35).  Aquí Jesús, literalmente se estaba refiriendo a la cosecha del trigo que en verdad todavía no era la temporada sino hasta dentro de cuatro meses cuando las espigas de los trigales ya listos para ser cosechados se distinguían por su color blanco, que daban una preciosa vista panorámica saturada de blancura en todos los campos donde el trigo ya estaba listo para cosecharse.

   Pero, en esa misma expresión, Jesús, refiriéndose a la multitud de personas que él y sus discípulos podían mirar a lo lejos viniendo hacia ellos, y a quienes Jesús en un momento más les ofrecería su evangelio, veía en ellos a personas que al igual que la samaritana tenían grandes y profundas necesidades espirituales, que les harían receptivos a su evangelio, y que estas personas no esperarían cuatro ni menos meses para creer en el evangelio de Jesús, porque les urge una solución para su vida cotidiana y para la eternidad.  Ese era el momento de la cosecha de almas para el evangelio del reino de Dios.  Es a esta situación de necesidad espiritual de aquellas gentes que les hizo venir a escuchar a Jesús, necesidad que Jesús identifica como “los campos […] blancos (o sea, listos en ese momento) para la siega”.  Son las gentes que no pueden esperar más tiempo porque anhelan con urgencia la mejor solución para sus vidas. Los mismos discípulos de Jesús fueron testigos de que “muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él” (Juan 4:39), y “los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días. / Y creyeron muchos más por la palabra de él” (Juan 4:40, 41).  Tenía razón Jesús, que era urgente hablarles del evangelio a todas aquellas personas.

   Así entonces, con la explicación de “los campos […] blancos para la siega”, Jesús estaba recalcándoles a sus discípulos que aunque hay un sinfín de personas con un corazón duro, incrédulo, y arisco al evangelio, también hay muchas personas a quienes con urgencia hay que hablarles del evangelio, o sea, de la buena noticia de que Dios tiene una solución eficaz para sus vidas en la actualidad y para la eternidad, porque estas personas responderán con fe sincera y real al evangelio divino, y así tendrán un cambio sublime en sus vidas.

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   CONCLUSIÓN: Amados hermanos, en nuestro entorno también hay urgencia de anunciar el evangelio a la abundante cantidad de personas que tienen una profunda necesidad espiritual que solo el evangelio que conocemos puede solucionarles. Mucha, pero mucha gente está yendo camino a la condenación eterna, sin saber todavía que el evangelio, “el don de Dios”, el “agua viva” (Juan 4:10), les puede orientar a creer en Jesús para que su destino no sea la condenación eterna sino la “vida eterna” (cf. Juan 4:14). Por eso concluyo, enfatizando que: LA EVANGELIZACIÓN ES UNA TAREA URGENTE, pues por eso Jesús ofrecía su “agua viva”; por eso Jesús cuando era necesario, prefería evangelizar y dejar la comida u otras cosas para un rato después; y por eso Jesús, explicó que hay mucha gente lista para creer como cuando el trigo está listo para cosechar, a quienes con urgencia hay que presentarles el evangelio como Jesús lo hizo con aquellos sicaritas de Samaria.  Evangelicemos con sentido de urgencia.

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