OBSERVACIONES RELEVANTES CON RESPECTO DEL AGRADECER A DIOS.
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Lucas 17:18.
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Bosquejo elaborado por el Pbro. Diego Teh, para la predicación del domingo 29 de abril 2018, a las 14:00 horas, en el domicilio de la familia CAHUIL-PINZÓN, por el cumpleaños de la hermana Paulina Pinzón, de Mérida, Yucatán.
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INTRODUCCIÓN: En el lago Michigan, una noche de gran tormenta, un barco chocó con un barco de pasajeros (más o menos a 2 kms del pueblo de Winnetka, Illinois)[1]. De los 393 pasajeros, 279 se ahogaron. Fue un gran desastre. Un hombre llamado Edward Spencer, al ver el desastre, se metió en el lago y uno por uno salvó a 17 personas. Desgraciadamente, en el transcurso de este acto de heroísmo, cayó Edward de cansancio. Los nervios en sus piernas fueron tan dañados por el esfuerzo que hizo que nunca más volvió a andar. De ahí en adelante quedo de por vida en silla de ruedas. En su cumpleaños número 18, alguien le pidió relatar su experiencia y contar lo que más le impresionó de esa noche. Edward respondió, “Ni una sola persona de los 17 que salvé regresó para darme las gracias. Ni uno solo”[2].
En la historia de los evangelios, en el episodio del ministerio de Jesús donde él sana a un grupo de diez leprosos; específicamente en la observación de Jesús cuando momentos después de haber sido todos sanados, uno regresó ante Jesús agradecido a Dios por su sanidad. Jesús, dirigiéndose a su audiencia en general que fue testigo de que solo uno de los diez sanados regresó, les preguntó: “¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?” (Lucas 17:18). Lo que Jesús estaba señalando es que no todos los que reciben beneficios de Dios, responden con gratitud; y sin duda que con esta pregunta estaba exhortando a sus discípulos y oyentes en general, que respondan con gratitud a Dios al recibir cualquier bendición.
De manera breve, voy a predicarles en este momento que, Jesús hizo observaciones relevantes con respecto del agradecimiento a Dios. / ¿Cuáles son las observaciones relevantes de Jesús acerca del agradecimiento a Dios? / En este mensaje, basado en la pregunta de Jesús: “¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?” (Lucas 17:18), voy a compartirles cuatro de sus observaciones relevantes con respecto del agradecimiento a Dios.
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La primera observación relevante de Jesús con respecto del agradecimiento a Dios, es que:
I.- DIOS ESPERA GRATITUD DE TODOS, AUNQUE MUCHOS NO PUEDEN SER AGRADECIDOS.
Salomón tenía razón cuando desde tiempos antiguos dijo lo que es verdad con respecto a nuestra naturaleza humana: “Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque” (Eclesiastés 7:20). En los tiempos apostólicos, San Pablo, argumentando que los creyentes en Jesucristo no somos mejores que aquellos que no lo son, dice también con certeza: “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10). Y en aquel episodio de la notoria ingratitud de los 9 leprosos, Jesús hizo la observación: “¿No hubo quien volviese […] sino este extranjero?” (Lucas 17:18). Desde luego que hubo uno, pero hubieron 9 que no volvieron.
Esta es la verdad, nadie puede por sí solo, por causa del pecado establecido en el corazón humano, ofrecer a Dios una genuina gratitud. Si alguien puede, es solamente porque tal persona ha recibido alguna capacidad especial para hacerlo. Si alguien como aquel que volvió dando gloria a Dios delante de Jesús por su sanidad, puede acercarse a Dios, es solamente porque Dios mismo en su infinita bondad pone en nuestro corazón la capacidad de hacerlo. Y eso es lo que está ocurriendo en esta familia, seguramente que con cada uno de ustedes. Solamente Dios puede impulsar que nuestros corazones expresen gratitud por la vida y por todo beneficio recibido. Ustedes han sido privilegiados por Dios, en tener de Él, la capacidad para buscarle y agradecerle por la vida y por todas sus bendiciones. Ojalá que Jesús no tenga que preguntar: ¿No hay más agradecidos en esta casa?
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La segunda observación relevante de Jesús con respecto del agradecimiento a Dios, es que:
II.- LA GRATITUD A DIOS ES UN DEBER MÁS ALLÁ DE SOLO RELIGIOSIDAD.
Jesús después de haber hecho la observación: “¿No hubo quien volviese…?”, añadió: “y diese gloria a Dios” (Lucas 17:18). Es importante observar cómo este extranjero glorificó a Dios. San Lucas nos narra que el hombre sanado: “volvió, glorificando a Dios a gran voz” (Lucas 17:15b). ¿Qué palabras habrá pronunciado “a gran voz” para glorificar a Dios? No es dudoso que sus palabras hayan sido: “He sido sanado de mi lepra, Jesús me sanó, él es el Hijo de Dios”. El hecho de decirlo “a gran voz”, es una indicación de que cuando hacemos todo esfuerzo posible para que otros sepan lo que Dios ha hecho o está haciendo en nuestra vida, de alguna manera es una forma de gratitud y gloria a Dios, porque así públicamente le damos a Dios el crédito o la autoría de nuestra bendición. Otra manera de cómo aquel hombre glorificó a Dios, es que, según Lucas, aquel hombre frente a Jesús “… se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias” (Lucas 17:16a). Me imagino al hombre diciendo una y otra vez, y a la gente oyéndole decir a Jesús: “gracias Jesús, gracias, muchas gracias por sanarme de la lepra, no me lo esperaba, gracias Jesús, no lo merezco, mil gracias a ti”. Cuando damos gracias a Jesús por la vida, por la salvación, y por todos los beneficios de la gracia de la salvación, Dios es glorificado.
Pero, los otros nueve, ¿a dónde habrán ido? Estoy seguro que no a pecar disfrutando de su nueva salud, tampoco se habrían ido directo a buscar a sus familiares, sino que fueron como lo establece la ley de Dios según Moisés, y como Jesús mismo los instruyó momentos antes, diciéndoles a todos ellos: “Id, mostraos a los sacerdotes” (Lucas 17:14b). Esto fue obediencia literal a la Ley de Dios (cf. Levítico 13:1-59), sin embargo, la verdadera espiritualidad esperada por Dios, va más allá de solamente lo religioso, va más allá de lo que solamente puede ocurrir en el templo, delante de un ministro, o delante de los oficiales de la iglesia. La verdadera espiritualidad es la que ocurre en una relación directa con Dios y con su Hijo Jesucristo, sin necesidad primaria de mostrarse al ministro de culto legítimamente establecido. Eso era necesario para ellos, pero no era más relevante como el dar gloria a Dios y agradecer personalmente a quien le dio la salud. Eso fue lo que hizo aquel extranjero, quien seguramente, aunque no era israelita sí conocía, o si había escuchado acerca de aquella Ley de Dios, pero “volvió, glorificando a Dios a gran voz; y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias” (Lucas 17:15b, 16a).
El hecho de que Dios sea Dios, le hace merecedor de toda gloria como podemos leer en el Apocalipsis, por ejemplo cuando dice: “Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas” (Apocalipsis 4:11), o como dice san Juan “Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 5:13). En la antigüedad Asaf, un levita, poeta, y cantor, dijo: “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra” (Salmo 73:25). Quien piensa que nada de aquí de la tierra es lo máximo, sino que lo máximo es el Dios de los cielos (me refiero a su origen, al decir de los cielos), tal persona está en lo correcto, pues no le dará la gloria a ningún objeto o ideología terrenal, sino que siempre podrá darle a Dios la gloria. Este merecimiento de Dios de recibir gloria, incluye el ser merecedor de una sencilla pero importante gratitud; gratitud que puede ser como la que el día de hoy somos testigos, por la vida que todos recibimos, y que nuestra hermana, ha recibido y acumulado durante un ciclo de 365 días.
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La tercera observación relevante de Jesús con respecto del agradecimiento a Dios, es que:
III.- LA GRATITUD A DIOS ES UN ASUNTO TOTALMENTE PERSONAL.
En una pregunta previa de Jesús, él dijo a la gente que le escuchaba: “¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?” (Lucas 17:17). Es evidente que Jesús no dio por suficiente la presencia y las palabras glorificadoras de aquel hombre que volvió solo del grupo de los diez. Aquí no contó la representación. Aquí la responsabilidad es personal. Jesús cuando pregunta: “Y los nueve, ¿dónde están?” especificó que hubiese querido ver a cada uno de los diez, no solamente a uno.
En la biblia hay muchas prácticas que tienen su validez solamente cuando tienen un cumplimiento en el plano personal. Por ejemplo, en cuanto a la salvación, repetidamente dice: “el que creyere” (cf. Marcos 16:16; Romanos 9:33; 10:9; 10:11; 1 Pedro 2:6), enfatizando que su validez, aunque también aplica al conjunto absoluto de creyentes, realmente comienza en cada individuo solamente si cree, pues uno no es salvo solo por estar entre una muchedumbre de creyentes. Lo mismo dice San Pablo a los Corintios en cuanto al ofrendar, pues a estos les escribió: “Cada uno dé como propuso en su corazón” (2 Corintios 9:7), enfatizando que, aunque todos deben dar, en realidad es un asunto de “cada uno”. Este mismo principio tiene su aplicación en la expresión de la gratitud. Es personal, porque Jesús pregunta: “Y los nueve, ¿dónde están?” Aunque la gratitud, o acción de gracias tiene validez cuando se hace juntos como iglesia, su validez es personal, porque es un asunto del corazón de cada persona.
Por eso mismo, se espera que cada uno de nosotros, seamos siempre agradecidos a Dios, no solo cuando también nos toque cumplir años, sino en toda circunstancia y bendiciones que recibamos en la vida.
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La cuarta observación relevante de Jesús con respecto del agradecimiento a Dios, es que:
IV.- EL AGRADECIMIENTO A DIOS SE ESPERA MÁS DE LOS ESCOGIDOS.
Es relevante que en la pregunta que Jesús hace: ““¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios”, termina señalando “sino este extranjero?” (Lucas 17:18). Este extranjero, no era escogido como parte del pueblo de Dios, y por lo tanto no era ni siquiera merecedor de recibir sanidad, pero Jesús lleno de misericordia sanó a este, aunque no era israelita. Dios siempre había demostrado misericordia con extranjeros, como cuando sanó de lepra a Naamán el general sirio que también padecía de lepra (cf. 2 Reyes 5:1-19a). En los tiempos de Jesús, en una ocasión una mujer también extranjera, que según san Mateo “una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio” (Mateo 15:22). “…ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme! / Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos” (Mateo 15:25,26). Finalmente, por su fe, sanó a su hija. No hay duda de que, en complemento de su profunda fe, también hubo una profunda gratitud en ella, mucho más sabiendo que ni ella ni su hija eran merecedoras de sanidad divina por medio de Jesús.
Lo mismo ocurrió con aquel extranjero, único agradecido del grupo de los 10 leprosos sanados, quien también lleno de fe en el Dios de los israelitas, regresó a darle gloria a Dios frente a Jesús el medio por quien él recibió su sanidad. Y es que no era ni judío, ni israelita, sino un extranjero como todos los extranjeros que eran considerados “alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo” (Efesios 2:12), pero resultó más agradecido que los nueve que eran contados entre el pueblo de Dios.
Muchas veces, los que somos escogidos de Dios y llamados para ser de su pueblo eterno, somos los que expresamos menos nuestra gratitud. Muchas veces, los que todavía no manifiestan fe para salvación, reaccionan con una mayor gratitud. Pero Jesús, lo que está diciendo es que quienes deben responder con gratitud son los escogidos, no los extraños.
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CONCLUSIÓN: Amados hermanos, nuestro Señor y Salvador Jesucristo, fue muy claro en su enseñanza acerca del agradecimiento que debemos tener para con Dios, de quien procede todas nuestras bendiciones, desde la vida hasta la más mínima provisión material y espiritual que necesitamos para vivir. Jesús nos recalca que Dios espera gratitud no solo de algunos seres humanos o solo de algunos cristianos sino de toda persona pues toda bendición ya sea de la gracia salvadora o solo de la gracia común, proceden de Él. Jesús nos enseña que el ser agradecido con Dios no es solamente un gesto de religiosidad externa sino una expresión espiritual y profunda del corazón hacia Dios quien merece la gloria de la gratitud, y toda gloria. Jesús nos enfatiza que la gratitud a Dios es un asunto personal que debe ser expresado no por boca de terceras personas sino de cada quien que ha recibido sus propias bendiciones. Y finalmente, Jesús nos indica que no es congruente que los que no están en la lista de elegidos para ser del pueblo de Dios sean los que más expresan gratitud, cuando de quienes Dios espera gratitud es de nosotros los que somos sus elegidos que hemos obedecido a la fe.
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[1] El lago Míchigan es uno de los cinco Grandes Lagos de Norteamérica. Está rodeado por los estados de Indiana, Illinois, Wisconsin y Míchigan, que recibe su nombre del lago. El lago Míchigan es el único de los Grandes Lagos que se encuentra completamente dentro del territorio de los Estados Unidos; los otros están compartidos con Canadá. Con 57,750 km², una superficie similar a la de Croacia, es el mayor lago perteneciente a un único país y el quinto a escala mundial. Tiene 494 kilómetros de largo y 190 kilómetros de ancho con una costa de 2640 kilómetros de largo. La profundidad media del lago es de 85 metros. Llega a alcanzar una profundidad de 281 m. Su volumen es de 4918 km cúbicos de agua.
(Wikipedia; https://es.wikipedia.org/wiki/Lago_M%C3%ADchigan
[2] Ilustración tomada de: http://www.estudiosysermones.com/2012/12/dios-ha-sido-bueno.html
Muy exelente sermon bendice nuestra vida y nos exhorta a la gratitud. Bendiciones.