DISCIPLINAS ESPIRITUALES PARA APROVECHAR LA VIDA
2 Reyes 20:6a.
“añadiré a tus días quince años”
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Predicado por el Pbro. Diego Teh, el sábado 27 de octubre 2018, a las 11:00am, en la congregación “Siervos de Jesús”, de Celestún, en el culto de acción de gracias por el XV cumpleaños de Bruno Francisco Caamal Catzim, hijo de Francisco Caamal y Merari Catzim.
INTRODUCCIÓN: Hubo un rey llamado Ezequías (no es un cuento, es un caso real), que a sus 25 años de edad comenzó a ser rey de Israel, y 14 años después, a sus 39 años se enfermó de gravedad que, si no fuese por una intervención extraordinaria de Dios, se pudo haber muerto a esa edad, pero Dios le sanó inmediatamente, y Ezequías no murió sino 15 años después a sus 54 años (cf. 2 Reyes 18:2). En este mensaje no voy a analizar el detalle de la señal que pidió y que le fue mostrada, y tampoco voy a exponerles acerca de su enfermedad, etc…, sino que voy a hacer unas aplicaciones sencillas para la vida de cada uno de los presentes en esta acción de gracias, aunque de manera especial es también para nuestro estimado festejado quinceañero, a quien de manera más frecuente me voy a dirigir en este mensaje. Quiero comenzar con una pregunta para ti estimado Bruno. ¿Cómo vivirías si Dios te regalara como a Ezequías, quince años más de vida? Pero, vamos a ser más realista. Cuando naciste, pudiste haberte muerto, como les ha pasado a muchos bebés que solo llegan a esta vida por unos pocos minutos, horas, días, semanas, meses, o pocos años. En realidad, a ti te ha pasado como al rey Ezequías. Dios ya te ha regalado XV años de vida. La segunda pregunta: ¿Cómo aprovechaste para tu vida espiritual estos quince años, desde 2003 hasta este 2018, especialmente estos últimos años en los que ya tienes la capacidad de uso de razón? Es bueno que a la luz de los detalles de este mensaje que te estoy dirigiendo, basado en la palabra de Dios, examines tu vida, y si te das cuenta que no has aprovechado bien muchos momentos de tu vida, entonces toma nota de algunas cosas que a partir de ahora debes hacer.
En este mensaje voy a predicar que una persona que aprovecha bien los años de su vida es la que practica las disciplinas espirituales de la vida cristiana. / ¿Cuáles son las disciplinas espirituales de la vida cristiana que practica una persona que aprovecha bien los años de su vida? / Basado en la historia de la experiencia de Ezequías acerca de su espiritualidad durante los XV años extras de vida que por gracia de Dios recibió, voy a explicar en este momento algunas de las disciplinas espirituales que son muy importantes que todos practiquemos, pero que hoy queremos encargarle a Bruno.
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La primera disciplina espiritual de la vida cristiana que practica una persona que aprovecha bien los años de su vida, es:
I.- ORAR A DIOS.
Quiero que prestes especial atención a la reacción que él tuvo cuando recibió la inesperada noticia, de que su caso era de muerte. Su historia dice así: “En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás. / Entonces él volvió su rostro a la pared, y oró a Jehová…” (2 Reyes 20:1,2). Este caso no es un problema sencillo que Ezequías tenía que resolver, sino que fue uno de los casos difíciles que no los podrá resolver ni él ni nadie más. El detalle que te quiero enfatizar es que Ezequías tomó la mejor decisión que se espera que toda persona debe tomar cuando sus problemas no sean humanamente solucionables: Orar a Dios. La noticia inesperada que recibió fue: “morirás, y no vivirás”. Eso sí pondría preocupado a cualquier persona. Afortunadamente, en este momento no tienes ese problema, pero, aunque solo tienes 15 años, estoy seguro que no estás libre de momentos adversos y peligrosos en la vida. De hecho, sé tanto por experiencia personal como por observación que la etapa de los 15 años es una etapa de luchas con el temperamento y las decisiones.
¿Tú como enfrentas tus momentos difíciles? El caso de Ezequías que “volvió su rostro a la pared”, no es nada cómico como hace el personaje de la T.V. que cuando le hacen alguna maldad por cualquier persona de su vecindad, se lleva el antebrazo a la frente, y pegando el antebrazo y la frente en la pared más cerca se oye de él un cómico llanto, luego aparece en la escena su madre compadecida de él y le llama tesoro, y entonces el personaje deja de llorar. Ya sabes quién es, ¿verdad? Yo creo que todos sabemos quién es. Pero en el caso de Ezequías, aunque “lloró… con gran lloro” (v. 3b), y su lloro también tiene importancia, lo relevante que los escritores sagrados fueron inspirados a escribir de su historia es que: Entonces él volvió su rostro a la pared, y oró a Jehová…” (v. 2). El énfasis que se da de su actitud, está más en su oración dirigida a Dios para encontrar en Él la solución de su problema mortal, y Dios le oyó, y le respondió. Cuando Dios le hubo oído, envió a su profeta Isaías a decirle a Ezequías lo siguiente: “Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano” (2 Reyes 20:5b). Dios estaba disponible para escuchar. ¡Vale la pena orarle! Dios estaba disponible para responder. ¡Vale la pena orarle! La explicación aquí es clara. Quien le ora a Dios, en verdad aprovecha mucho. Quien no le ora a Dios se pierde muchas cosas que podría uno recibir de Él
Estimado Bruno, ¿Has orado, u oras a Dios cuando tus problemas se hacen complicados? Espero que sí, porque la oración en los momentos difíciles fue ordenada por nuestro mismo Señor y Salvador Jesucristo, justamente cuando él mismo iba a tener la experiencia de un gran problema, pues se aproximaba el momento de su arresto. En ese momento, a manera de ejemplo para nosotros, Jesús apartó tiempo para orar por lo menos unas dos horas, aunque ya eran altas horas de la noche; y a sus discípulos les dijo: “Velad y orad, para que no entréis en tentación” (Mateo 26:41a; Marcos 14:38; Lucas 22:40,46). Orarle a Dios es una de las cosas que tú también Bruno, debes implementar en tu vida de ahora en adelante; y así vas a aprovechar muchas cosas que solo Dios está en condiciones de concedértelas.
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La segunda disciplina espiritual de la vida cristiana que practica una persona que aprovecha bien los años de su vida, es:
II.- ESPERAR LA GRACIA DE DIOS.
Ya te he mencionado que después que Dios escuchó la oración de Ezequías, Él mismo mandó por medio del profeta Isaías a decirle lo siguiente a Ezequías: “Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano”. Su sanidad ya estaba garantizada, y así ocurrió, pero permíteme aclararte una cosa. Aunque en su oración Ezequías le dijo a Dios: “Te ruego, oh Jehová, te ruego que hagas memoria de que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho las cosas que te agradan. Y lloró Ezequías con gran lloro” (2 Reyes 20:3), no fue sanado porque Ezequías haya ganado su sanidad y el tiempo extra de 15 años de vida que le fue concedido. Ezequías no obtuvo este beneficio de Dios, por su conducta recta, íntegra, y agradable delante de Dios, ni porque haya llorado “con gran lloro”, sino porque Dios quiso por su pura gracia sanarlo.
Bruno, desde luego que Dios observa la buena conducta de las personas, sin embargo, por más buenas que sean las conductas de una persona, y que obviamente las buenas conductas son necesarias y esperadas de toda persona, ninguna buena conducta ni todas juntas alcanzan mérito para ganar absolutamente ni un solo poquito de las bendiciones de Dios. Son insuficientes. Finalmente, cuando Dios bendice a una persona, es solamente por su pura bondad o gracia, o sea, solo porque Él quiere, y no porque lo merezcamos. Así fue Dios de bondadoso con Ezequías quien se merecerlo recibió por gracia, más años de vida. Así es Dios también con nosotros, y contigo Bruno. Aunque no merecemos nada, Dios nos da muchas cosas. Tú mismo puedes recordar qué cosas preciosas has disfrutado en estos 15 años que has vivido. Muchas de las cosas que necesitas en la vida, solamente tienes que pedirlas a Dios, y esperar que él te las dé por su pura gracia.
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La tercera disciplina espiritual de la vida cristiana que practica una persona que aprovecha bien los años de su vida, es:
III.- ADORAR A DIOS.
Ahora observa lo siguiente. Precisamente al querer Dios sanarle, también le pide a Ezequías lo siguiente: “he aquí que yo te sano; al tercer día subirás a la casa de Jehová” (2 Reyes 20:5). Con esta instrucción de Dios a Ezequías de ‘subir’ “a la casa de Jehová”, entendemos que cuando una persona recibe un beneficio de parte de Dios, Él (Dios) siempre estará esperando de esta persona un reconocimiento de su bondad o gracia, y de su poder. Esto es lo que se llama: Adoración. Esto es lo que los cristianos hacemos cuando nos reunimos a la adoración, al culto. Venimos a la casa de Dios para expresarle que reconocemos que, aunque somos indignos de recibir sus bendiciones, las hemos recibido porque Él es inmerecidamente bondadoso con nosotros. Dios espera realmente de todos sin excepción, una vida de adoración por su pura gracia o bondad inmerecida y permanente a nuestro favor. Y tú Bruno, eres una de las personas que has recibido no solo estos primeros XV años de tu vida, sino que junto con la vida has recibido también todas las provisiones necesarias para seguir vivo hasta el día de hoy; y necesitas por ello, adorar al Dios que te ha dado todo lo que hoy eres y tienes.
Nuestro Señor Jesucristo, cuando dijo a una señora conocida como la mujer samaritana que “los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad”, le añadió también la siguiente explicación aclaratoria, que “también el Padre tales adoradores busca que le adoren” (Juan 4:23). Dios está buscando adoradores. Dios espera que tú seas su adorador, porque has recibido de Él sin merecerlo, tus primeros XV años de vida. Luego, también porque Dios te ha hecho nacer rodeado de una familia que sabe, conoce, y ha experimentado la gracia salvadora de Dios en su vida. Y tú no estás ajeno a este privilegio que reciben las familias amadas por Dios.
Ahora, también te pregunto Bruno, ¿Estos XV años pasados, has puesto en práctica esta responsabilidad de adorar a Dios? Cuando eras bebé no tenías la conciencia necesaria para ser un adorador; cuando eras un niño sin tanto uso de razón, quizá tu incapacidad espiritual se hizo evidente pues si nadie te animaba y orientaba a adorar a Dios no lo hacías por tu propia iniciativa y decisión; pero ahora, realmente ya no eres un niño, sino un adolescente cuyo uso de razón ya está yendo hacia la plenitud de responsabilidad. Ahora tienes la responsabilidad de enfocar tu vida a ser un adorador de Dios. Este templo es el lugar donde puedes reunirte tanto con otros jóvenes como con adultos para adorar. Ahora que comienzas realmente una nueva etapa de vida, considera ser un adorador del único y verdadero Dios que a todos nos da la vida con el propósito de vivir para su gloria. Te encargo que no esperes que alguien te diga que debes adorar a Dios. Sé tú, responsable de administrar bien tu tiempo y otros compromisos que adquieras, separando el tiempo para que te presentes a adorar a Dios. Bruno, quien adora a Dios, no desperdicia su tiempo, sino que aprovecha los días de su vida. Dios no pasará por alto la devoción que le tengas a Dios, y podrás darte cuenta cómo hasta de manera adicional te beneficiará el ser un adorador de Dios por la infinita bondad que te tiene.
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La cuarta disciplina espiritual de la vida cristiana que practica una persona que aprovecha bien los años de su vida, es:
IV.- CONFIAR EN DIOS.
Después del primer rey de su pueblo Israel a quien por desobediente Dios le desechó, Dios constituyó al segundo rey de Israel, llamado David. Este rey que fue, sin duda que un hombre que pecó ante Dios muchas veces, pero su corazón inmediatamente manifestaba arrepentimiento verdadero, y Dios le perdonaba. A este David, Dios por medio de su profeta Natán, a manera de pacto con David, entre varios detalles, le dijo en una ocasión: “Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente” (2 Samuel 7:16). Estas palabras de Dios tendrían cumplimientos a corto plazo en el reino de Judá, reino del Sur de Israel donde reinaron establemente 21 de sus descendientes[1], lo cual no fue así con el reino del norte de Israel que fueron 19 reyes que los gobernaron pero de 9 dinastías diferentes[2]; aunque también esta promesa de Dios tendría un cumplimiento en el mejor Rey de la historia no solamente del Sur de Israel sino de todo el mundo y de todos los tiempos, pues Jesús que nacería como descendiente de aquel mismo David, siendo el Rey de reyes, su trono y su reino, en verdad “será estable eternamente”. Lo que Dios estaba diciéndole a David con estas palabras es que de todos sus descendientes no faltará rey, y así sucedió concediéndole Dios que unos 21 descendientes de él sin interrupción alguna ocuparon el trono de Judá.
Aquí entonces, aparece un detalle no muy notorio en la narración del autor de la historia de Ezequías quien era sin interrupción el rey número 14 después de David. Ezequías ya tenía 39 años de edad, y todavía no tenía un hijo que heredara el trono que él dejaría si moría en ese entonces. Pero como Dios tenía una promesa hecha a David de que su trono será estable eternamente, Dios no podía permitir que este rey descendiente de David muera sin que tuviera un hijo. Por eso, Dios le permitió vivir otros XV años para cumplir en Ezequías su compromiso que había hecho con David de que su descendencia tendría un trono estable. 3 años después de que Ezequías fue sanado por Dios, cuando él ya tenía 42 años, le nació su hijo Manasés, a quien solo vería los siguientes 12 años que le quedaban de los XV años de vida que le dieron como vida extra. Así es como Dios manifestó fidelidad a su compromiso hecho con David, familiar directo antepasado de Ezequías, 14 generaciones atrás. Pero, aunque el tiempo había pasado, Dios siempre cumplirá su promesa. Cuando Ezequías murió, Manasés su hijo, aunque solamente tenía 12 años, siendo legítimo descendiente de David, fue el rey de Judá. Es así como Dios fue fiel a su compromiso de darle a David un trono estable aun 14 generaciones después de haberlo prometido. Por eso Dios es digno de toda confianza. Cuando Ezequías le ora a Dios es porque él estaba confiando que Dios iba a ser fiel a su promesa de mantener estable el trono de David, y tenía que darle un hijo heredero a Ezequías; y Dios le sanó, le dio XV años más de vida, suficiente para tener un hijo, verlo crecer, y enseñarle los fundamentos de una vida de temor a Dios, aunque lamentablemente Manasés fue un mal gobernante por cuya causa comenzó la decadencia del reino que finalmente lo llevó a la cautividad.
Estimado Bruno, Dios tiene planes para tu vida que Él querrá darte porque en el pasado tus bisabuelos y abuelos todavía vivos, creyeron en Él. Algo que ellos no pudieron recibir y hacer en su momento, ahora Dios debe querer que sea tu parte en la vida; y Dios tiene previsto para que recibas de Él durante toda tu vida, todo lo necesario para que cumplas el propósito para el cual Dios quiso que tu nazcas y vivas hasta el día de hoy. Yo no sé, nadie sabe, y quizá ni tú sabes todavía, pero Dios va a cumplir en ti sus planes, pues nadie viene a nacer en este mundo, sin propósito. Tú viniste a nacer para servir a Dios, a tu familia, a su iglesia, y al prójimo en general. Te animo en el nombre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, que los siguientes años de tu vida los dediques a vivir para su santísima voluntad, confiando en la fidelidad de Dios.
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CONCLUSIÓN: Amados hermanos, y Bruno, si no enfocamos nuestra vida en Dios, desaprovechamos las cosas mejores de la vida, pero cuando enfocamos nuestra vida en Dios, verdaderamente aprovechamos la vida que Dios también por su gracia nos concede. Bruno, te encargo que ores a Dios porque Él está siempre disponible para oírte y responderte; que esperes en su gracia de la que nadie puede ser merecedor; que adores a Dios porque eso espera Él de ti, y que siempre confíes en Dios porque en su momento siempre te concederá lo que necesites.
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