BENEFICIOS EN LA NUEVA JERUSALÉN, Por: Diego Teh.

BENEFICIOS EN LA NUEVA JERUSALÉN

Apocalipsis 21:1-8.

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Predicado por el Presbítero: Diego Teh Reyes, el miércoles 29 de mayo 2019, a las 20:00 horas, en la funeraria Quevedo de Mérida, Yuc; por el fallecimiento de Tito Raúl Pech Mendoza (Padre de Flor, y María Luisa Pech, de la iglesia El Divino Salvador), y de Hugo, José, Lourdes, y Candelaria.

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   INTRODUCCIÓN: Amados hermanos, familiares, y compañeros de esta vida breve y pasajera, nos hemos reunido hoy para fortalecernos en Jesucristo el centro de nuestra fe, por lo que deseamos de todo corazón que la todos los familiares de don Tito Raúl Pech Mendoza, a pesar del dolor que embarga sus corazones por la ausencia física de don Tito, puedan valorar el importantísimo beneficio de vivir en la eternidad celestial donde el Dios en quien ahora creemos y obedecemos, es el Ser principal que satisface todas las necesidades que aquí en esta tierra nunca disfrutamos a plenitud por causa del pecado presente en el mundo y en nuestra propia naturaleza.

   La lectura bíblica que hemos tenido en Apocalipsis 21:1-8, trata acerca de una visión que el apóstol Juan, tuvo acerca de algunos detalles relevantes del lugar a donde Dios se lleva a todos aquellos a quienes en su infinita misericordia escogió para tenerles con Él para toda la eternidad.  El lugar se describe como LA SANTA CIUDAD, LA NUEVA JERUSALÉN.  Sé que a muchas personas no les gusta vivir en las ciudades, sino que prefieren buscar lugares más tranquilos en los pueblos, comisarías, haciendas, etc… Muchos que llegaron a la ciudad procedentes de un pueblo, después de un tiempo de estar en la ciudad, desean regresar a su pueblo para vivir allí el resto de su vida, ser sepultados allí, pero no en la ciudad.   En teoría todos quisieran ir al cielo, pero el espacio para los humanos que llegarán allá es descrito en el apocalipsis como una ciudad, no como un pueblo o una comisaría o ranchería, es la santa ciudad, la Nueva Jerusalén, ciudad representativa del cielo. Uno tiene que amar esa ciudad eterna de Dios.

   Lo que ahora voy a predicarles, basado en la lectura bíblica que ya hemos hecho, es que: En la santa ciudad, en la Nueva Jerusalén, los creyentes en Jesucristo reciben de Dios diversos BENEFICIOS.  / ¿Cuáles son los diversos beneficios que los creyentes en Jesucristo reciben de Dios en la santa ciudad, la Nueva Jerusalén? / Mediante una sencilla observación de los 8 versículos de nuestra lectura, encontraremos cuáles son algunos de esos BENEFICIOS.

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   El primer BENEFICIO que los creyentes en Jesucristo reciben de Dios en la Nueva Jerusalén, es:

I.- LA PRESENCIA ETERNA DE DIOS QUE TANTO NOS HACE FALTA.

   Además de ver la ciudad celestial, el apóstol Juan dice, según el versículo 3: “Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios” (v. 3). Qué hermosísimas palabras que expresan la gracia de Dios para los pecadores.  ¿Recuerdan ustedes qué fue lo que Dios hizo con Adán y Eva, porque después de desobedecer a Dios en el Edén, ellos ya no podían estar donde Dios “se paseaba en el huerto, al aire de día” (Génesis 3:8a)?  Según el relato bíblico, a Adán, pero también a Eva, lo sacó Jehová del huerto del Edén […] / Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida” (Gënesis 3:23-24).  Esto fue real con respecto a la presencia de Dios aquí en lo terrenal, pero simbólico al mismo tiempo con respecto a la limitación del privilegio de tener acceso a Dios en la eternidad.  Desde entonces, ocurrió lo que San Pablo explica a los romanos, que: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).

   Pero, en esta visión las personas que estaban lejos de Dios, por el Dios que no aceptaba que los pecadores estuviesen cerca de Él, ahora habiendo estos pecadores creído en Jesucristo el Hijo de Dios, Él decide convivir con los seres humanos, expresado en la frase: “He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios”. Esto es lo que su Hijo Jesucristo ganó con su muerte, para contemos desde ahora con su presencia en nuestras vidas, aunque no seamos totalmente capaces de percibirle; pero también para que esté con nosotros por toda la eternidad. ¡Qué beneficio más agradable!

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   El segundo BENEFICIO que los creyentes en Jesucristo reciben de Dios en la Nueva Jerusalén, es:

II.- LA TRANSFORMACIÓN DE NUESTRAS PENAS EN ALEGRÍA. (vv. 4-5).

   Algo relevante que ocurre con los creyentes cuando son recibidos en esta santa ciudad, es que Dios no estará solamente presente, aunque siendo Dios no tiene por qué seguir haciendo algo más a nuestro favor; pero, la buena noticia es que Dios como si fuese un siervo: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:4). ¿Qué privilegio que sea directamente Dios quien trabaje con nuestra alma para que todos aquellos sufrimientos, penas, preocupaciones, injusticias, y demás miserias con las que en vida cargamos, dando fin a un pasado que ya no nos perseguirá?  Ahora, todo será alegría eterna. ¡Qué beneficio muy necesario!

   Además, de esto que Juan vio que Dios hace personalmente, de nuevo escuchó otras hermosas palabras, pero ahora de Jesús. El apóstol Juan lo relata diciendo: “Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas” (Apocalipsis 21:5). Algunas de las cosas nuevas que Jesús hará en su santa ciudad, es dar alegría eterna a los que en la tierra fuimos sus discípulos y sus creyentes.  Jesús le pidió a Juan que escriba esto que había visto y escuchado, y habiéndolo escrito hoy las podemos leer para nuestro consuelo y para fortalecer nuestra confianza en que en la Nueva Jerusalén, será cambiado nuestro pasado en gloriosa felicidad. ¡Qué beneficio más sublime!

   De acuerdo con su naturaleza divina y su perfecta humanidad, Jesús no puede mentir sino solamente decir la verdad, por lo que dirigiéndose a su apóstol Juan le recalca que: “estas palabras son fieles y verdaderas”; lo que hoy nos asegura que don Tito ya está lleno de gozo con su Señor y Salvador Jesucristo.

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   El tercer BENEFICIO que los creyentes en Jesucristo reciben de Dios en la Nueva Jerusalén, es:

III.- LA BENDICIÓN DE HEREDAR COSAS CELESTIALES. (vv. 6-8).

   El apóstol Juan siguió recibiendo más revelación acerca del carácter glorificado de Jesús, y acerca de las bendiciones que disfrutan los ciudadanos de la ciudad santa, la Nueva Jerusalén.  San Juan, explicando la instrucción de Jesús, dice: “Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. / El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo” (Apocalipsis 21:6-7).  En esta expresión retórica de Jesús acera “de la fuente del agua de la vida”, no se trata de un literal H20, sino una manera de decir de que todo aquel que llegue a esa ciudad nunca más volverá a morir como le habría ocurrido en esta tierra, primero porque no habrá pecado que haga meritoria la muerte, y segundo porque Jesús siendo él mismo “la vida” (cf. Juan 11:25; 14:6) no puede ocurrir la muerte ni para él ni para quienes estén con él.

   Con respecto a las palabras que Jesús dijo: “El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo”, queda claro que hay una herencia de “todas las cosas”.  Allá no hay límite de propiedad como aquí en la tierra, no hay egoísmo como lo tenemos aquí.  Todos heredan todo.  Todos heredan “todas las cosas” celestiales, que hacen que la vida sea la ideal para los hijos de Dios.

   Sin embargo, esta herencia no está contemplada para los practicantes no arrepentidos de sus pecados, pues no son palabras de Juan sino de Jesús mismo quien aclara lo siguiente: “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apocalipsis 21:8).  Por lo que es importante que todos los que estamos presentes en esta velación, analicemos si no estamos implicados en esta limitante para heredar las cosas celestiales preparadas solo para los creyentes en Jesucristo.

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   CONCLUSIÓN: Amados familiares de don Tito Pech, lo que Juan vió en la Nueva Jerusalén, y lo que Juan escuchó directamente de Jesús el rey glorioso de esta ciudad porque él es el que estaba sentado en el trono” (Apocalipsis 21:5),.debe llenar sus corazones de alegría en medio de la tristeza, porque ahora el padre, el abuelo, el suegro, don Tito está disfrutando de la presencia plena de Dios, ya tiene garantizado que no tendrá más penas propias de este mundo, y ya disfruta de la herencia de todas las cosas celestiales.  Él es ahora un hombre dichoso, ya no más pecador, sino un hombre cuya alma se goza en la eternidad, y cuyo cuerpo se queda aquí a esperar el día de la resurrección gloriosa.  Todos estos beneficios son una realidad, gracias a Jesucristo.

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