INTRODUCCIÓN: Muchas gracias al pastor don Pascual y a su amada esposa doña Rosita, por haberme invitado a esta acción de gracias que ellos rinden a Dios quien les ha concedido la dicha de vivir para servir a Dios. Especialmente el pastor comparte con nosotros que Dios en su infinita gracia ayer 17 de mayo cumplió 80 años de vida; y además él y nuestra hermana Rosita nos comparten que dentro de tres días, el 21 de mayo, cumplen 53 años en los que Dios los ha mantenido unidos en amor; y como tercer y último motivo de este culto es que el pastor da gracias a Dios porque en febrero próximo, dentro de 9 meses, cumple 20 años de haber sido ordenado como ministro de la palabra y los sacramentos. Muchas felicidades a los dos, y que Dios siga siendo bueno con ellos.
Para este momento, voy a compartirles la palabra de Dios, en la primera epístola del apóstol Pablo a los Corintios, capítulo 2, versículo 12, que dice: “Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido” (1 Corintios 2:12). Parte del enfoque de estas palabras es que los que hemos creído en Jesucristo como nuestro único y suficiente Señor y Salvador, no estamos solos en toda nuestra vida, sino que estamos siempre acompañados no solamente por Dios el Padre, ni solamente por Jesucristo, sino también por “el Espíritu Santo que proviene de Dios”. Él es el responsable de ocasionar que nuestras experiencias sean las más dichosas, porque nos guía siempre a disfrutar las bendiciones de Dios.
Pero, en las palabras finales de este versículo 12, hay otras palabras también relevantes que explican que la razón por la cual contamos con la presencia y guía del Espíritu Santo es: “para que sepamos lo que Dios nos ha concedido”. En la versión que se conoce como Traducción en Lenguaje Actual, estas mismas palabras las traduce de una manera más sencilla y clara, diciendo que por el Espíritu Santo “que proviene de Dios” (RV60): “podemos darnos cuenta de lo que Dios, en su bondad, ha hecho por nosotros” (TLA); por eso el título que definí para este mensaje es: PODEMOS DARNOS CUENTA. Solamente, que este darse cuenta, es una virtud no de cualquier persona, sino de aquellas personas que creen en Jesucristo como su Señor y Salvador.
Pero, a propósito del cumpleaños # 80 del pastor don Pascual, y del aniversario # 53 de él y doña Rosita como marido y mujer, y del próximo 20 aniversario como pastor, voy a enfocar la aplicación de estas palabras del apóstol Pablo, en reflexionar lo siguiente: que, en la vida, en el matrimonio, y en el ministerio, “podemos darnos cuenta de lo que Dios, en su bondad ha hecho por nosotros”. Hoy, tanto el pastor don Pascual como su amada esposa, tienen mucho que contarnos acerca de las bondades que Dios ha hecho con ellos en lo personal como en lo matrimonial, y en lo ministerial. / ¿Qué ha hecho Dios, en su bondad por ellos y nosotros? / Obviamente, lo principal a lo que San Pablo se refiere es a la gracia de ser salvados de la condenación eterna sin nosotros merecerlo, sin embargo, también es cierto que se refiere a otras bondades que Él siempre tiene por nosotros en todos los aspectos de nuestra vida.
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Lo primero acerca de lo que podemos darnos cuenta que Dios hace por nosotros, es:
I.- DE SU BONDAD EN NUESTRA VIDA.
En el libro de Job, según palabras de él mismo, dando un discurso acerca de la brevedad de la vida humana, le dice a Dios: “Ciertamente sus días están determinados, y el número de sus meses está cerca de ti; le pusiste límites, de los cuales no pasará. / Si tú lo abandonares, él dejará de ser” (Job 14:5,6a). Amados hermanos, si Dios quisiera, ni siquiera deberíamos existir por causa del pecado que está presente en nosotros. La mirada escrutadora de Dios es tan perfecta y profunda que ningún pecado puede esconderse o ser escondido de Él, y por lo tanto, su naturaleza de justicia debería castigar a toda persona con la muerte instantánea, pero por misericordia y gracia, comenzando desde Adán y Eva no los exterminó al momento, pero les puso límites que hasta el día de hoy se aplican para nosotros.
Ese límite no nos ha llegado, mientras tanto, podemos apreciar la presencia de su bondad con cada uno de nosotros, y de manera muy particular, al ver a nuestro hermano don Pascual vivo a sus 80 años disfrutando la bondad de la vida que proviene de Dios. Los cristianos, PODEMOS DARNOS CUENTA de la bondad de Dios, cuanto sea el tiempo que nos toque vivir. El solo hecho de vivir, es una muestra de la bondad de Dios.
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Lo segundo acerca de lo que podemos darnos cuenta que Dios hace por nosotros, es:
II.- DE SU BONDAD EN NUESTRO MATRIMONIO.
Creo que la mayoría de los que estamos aquí presentes, si es que no todos, si alguno no es casado(a), seguramente aspira a esta bondad de Dios. Es una inclinación súper natural cuando este compromiso ocurre entre un hombre y una mujer. Es el plan de Dios para nuestra vida humana. Primero, es una bondad de Dios, porque nos creó para que ni el hombre, y en realidad ni la mujer, se sientan en soledad, sino disfruten de la mejor compañía que Dios puso a nuestro alcance. Por eso, es que cuando Dios realizaba su obra de creación, dijo: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él” (Génesis 2:18), aunque tampoco hizo a la mujer para traerla a un hombre que la hiciese sentir sola. Fue la bondadosa creación de un complemento mutuo.
El pasado 10 de mayo, en el devocional del Pan Diario, en el que esperaba que su contenido fuese acerca de las madres, me llamó mucho la atención que la publicación trató acerca de la soledad. Quien escribió la reflexión dice: “Más de nueve millones de británicos (el 15% de la población) dicen que a menudo o siempre, se sienten solos; y Gran Bretaña ha designado a un ministro de la soledad para averiguar su origen y cómo ayudar. Algunas causas de la soledad son bien conocidas: mudarnos demasiadas veces y no establecer raíces; creer que podemos cuidarnos solos y no relacionarnos con nadie; dejar que la tecnología nos aleje, sumergiéndonos en nuestras pantallas parpadeantes”.
Pero, éste, seguramente no ha sido el caso de don Pascual y doña Rosi, pues el amor que Dios fue y sigue edificando en sus vidas, les unió y ha fortalecido siempre durante todos estos 53 años no de soledad sino de grata compañía en el que se han compartido mutuamente el amor de Dios en sus vidas.
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Lo tercero acerca de lo que podemos darnos cuenta que Dios hace por nosotros, es:
III.- DE SU BONDAD EN NUESTRO MINISTERIO.
En este punto, voy a citarles las palabras del apóstol Pablo a Timoteo, cuando le dijo: “Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio, / habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad” (1 Timoteo 1:12-13). La bondad de Dios con Pablo con respecto a su ministerio, es que su pasado fue conocido como un “blasfemo, perseguidor e injuriador”. Cuando Dios le llamó para salvación, Dios le perdonó absolutamente todo, y así Pablo comenzó una nueva vida como si él nunca hubiese sido un pecador. Fue un borrón y cuenta nueva. Por eso, Pablo, ya siendo apóstol de Jesucristo, se dio cuenta de otra bondad de Dios, diciendo que Dios: “me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio”. ¿Fiel? No lo era, pero así nos considera Dios cuando nos confía un don o ministerio.
Se puede decir lo mismo del pastor don Pascual Kú, quien está próximo a cumplir 20 años de ordenación pastoral, aunque en realidad yo lo conocí haciendo trabajo pastoral desde hace cerca de 30 años, pero en realidad, él lleva más tiempo “en el ministerio”. Estoy seguro que desde entonces don Pascual ya era un pastor de Dios, aunque todavía no había sido reconocido por las iglesias y por un presbiterio. Pero, aun en esta labor que ha desempeñado los últimos 20 años, PODEMOS DARNOS CUENTA de que Dios ha sido bondadoso con él, al darle un ministerio y al considerarlo un hombre fiel, siendo como es todo ser humano, nada menos que un pecador redimido por la sangre preciosa de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
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CONCLUSIÓN: Amado hermano y pastor don Pascual Kú, y hermana doña Rosita Canché, que nuestro Señor Jesucristo, la fuente de la vida, les siga dando muchos más años de vida; les dé mucho más amor para más años de matrimonio; y mucha fuerza y dones del Espíritu Santo para continuar en el ministerio del pastorado. Los que hoy les acompañamos en este culto de acción de gracias, nos damos cuenta de que Dios, en su bondad, es quien les ha hecho llegar a estos momentos alegres y hermosos de la vida.
Muchas felicidades hermano y pastor don Pascual por esos 80 años de vida; y junto con nuestra hermana doña Rosita, muchas felicidades por sus 53 años de matrimonio; y muchas felicidades también por los 20 años de servicio a Cristo y a su iglesia como pastor ordenado. Dios sea glorificado por lo que Jesús ha hecho en la vida de cada uno de ustedes.
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