LA PUREZA DEL EVANGELIO.
Salmo 19:7-8; Gálatas 1:11-24.
.Predicado por el Presbítero: Diego Teh Reyes, el domingo 04 de agosto 2019, a las 11:00 horas, en la iglesia “El Divino Salvador” de Mérida, Yucatán.
Este sermón corresponde al número 3, de la serie: EL VERDADERO EVANGELIO, basado en la epístola de San Pablo a los Gálatas.
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INTRODUCCIÓN: En el salmo 19, entre una lista de virtudes que exalta con respecto a la palabra de Dios, dice que: “El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos” (Salmo 19:8b). Con la palabra “precepto”, se refiere a que en la palabra de Dios se encuentra uno con mandatos u orden establecida por Él como autoridad suprema del ser humano, y que por lo tanto es para ser obedecido. No esperemos que la palabra de Dios nunca contenga mandatos, pues es natural que los contenga porque quien habla es Dios. Pero, el adjetivo que resalta en esta frase es que tal palabra de Dios en su calidad de precepto, “es puro”. Con esta palabra “puro”, lo que se quiere decir, es que cada “precepto”, pero es verdad también con respecto a toda la palabra de Dios, que sus enunciados, no están contaminados con intereses propios de un ser humano. Se puede decir, entonces, que toda la palabra de Dios es pura. Esto aplica en cuanto a los preceptos en específico, aplica a toda la ley, a los libros históricos, a los proféticos, a los evangelios, y a las epístolas. Según un comentarista: La palabra “puro” pudiera traducirse mejor como “lúcido” o “claro”. La Biblia no es una Escritura mística, confusa o extraña. La Escritura es clara. La palabra de Dios no contiene un mensaje cifrado u oculto. La Palabra es una revelación. La Escritura revela la verdad que alumbra las cosas oscuras. Cierto, hay cosas en la Biblia que son difíciles de entender (2 Pedro 3:16). Sin embargo, la Biblia como un todo, es clara, no es un libro desconcertante[1].
En este mensaje basado no el salmo 19 sino el Gálatas 1:11-24, que lleva por título: LA PUREZA DEL EVANGELIO, lo que voy a enfatizar y es la idea central de toda la predicación, es que: La pureza del evangelio que la iglesia proclama se debe a diversos FACTORES especiales. / ¿Cuáles son los FACTORES especiales por los cuales el evangelio que la iglesia proclama, “es puro”? / El apóstol Pablo enfatiza que la pureza del evangelio se debe a los siguientes FACTORES especiales.
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El primer FACTOR especial, por el cual el evangelio de Jesucristo “es puro”, es:
I.- POR SU PROCEDENCIA DE JESUCRISTO.
San Pablo, al hablar no de él como apóstol, sino de su mensaje llamado “evangelio”, él dice a los Gálatas: “… el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; / pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo” (Gálatas 1:11-12). Lo primero que resalta es que “no es según hombre”, es decir, que no surgió ni siquiera de la mejor buena idea de algún ser humano, pues cuando algo con respecto a la fe ha surgido de un ser humano, lo más que llega ser no es evangelio, sino una secta. El ser humano no tiene capacidad para generar un evangelio como el que nace del corazón de Dios.
En segundo lugar, recalca que el evangelio que anunciaba “no lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno”. San Pablo nunca negó y cuando fue necesario tuvo que decir que antes de su encuentro con Jesucristo, fue: “instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros” (Hechos 22:3). Pero ¿quién era Gamaliel? San Lucas nos hace una breve descripción de él cuando le menciona en su historia, diciendo: “un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, venerado de todo el pueblo”. A pesar, de haber sido este hombre, su maestro, San Pablo, asegura que “ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno”. Si el evangelio predicado por Pablo, era lo que aprendió del Dr. Gamaliel, sin duda que no sería evangelio, sino sería fariseismo, pues el Dr. Gamaliel, era “un fariseo”.
Lo tercero y más importante que San Pablo recalca, se trata acerca del origen del evangelio que anunciaba. Después de aclarar que no procedía de ningún ser humano, dijo: “sino por revelación de Jesucristo”. Esto es lo que hace que el evangelio sea puro: Su procedencia directa de Jesucristo.
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El segundo FACTOR especial, por el cual el evangelio de Jesucristo “es puro”, es:
II.- POR SU AUSENCIA DE TRADICIONES.
Ahora, prestemos atención al testimonio de los antecedentes religiosos del apóstol, cuando era más conocido como Saulo. Él les menciona a los Gálatas: “Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba; / y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres” (Gálatas 1:13-14). Se supone que el judaísmo era la religión verdadera, que Dios estableció para su único pueblo amado y escogido. Se supone que, si en ella se enseñaba la palabra de Dios, entonces, el celo que debería tener cada persona adoctrinada en el judaísmo debería tener una conducta piadosa, y enfocada en verdaderamente obedecer a Dios.
Pero, lamentablemente el judaísmo se había corrompido, formando sus sectas: el fariseísmo, y el saduceísmo, los más influyentes; y los zelotes, y los esenios (entre otros). San Pablo se formó entre los fariseos. Cuando él habla de su formación farisea, él dice: “siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres” (v. 14). Pero, este celo apasionado que tuvo San Pablo antes de ser llamado y hecho apóstol, basado en las tradiciones de sus padres no lo hicieron amar el evangelio. Jesús tuvo que enseñar a la gente el verdadero significado de la ley y los profetas. Pablo, a pesar de haber sido formado por un gran doctor de la Ley, llamado Gamaliel, también fariseo (cf. Hechos 5:34), no por ello estaba libre de tradiciones, sino que Gamaliel mismo las promovía, tal como lo testificó cuando en Jerusalén a los apóstoles les dijo que su instrucción había sido: “estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros” (Hechos 22:3). San Pablo dice que: “en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación”, pero la ventaja que Pablo decía y creía tener de su tradición, no le fue útil a su conducta. Tiempo más tarde llegó a decir acerca de todo lo que antes consideraba sus ventajas, que: “lo tengo por basura, para ganar a Cristo” (Filipenses 3:8).
Jesús el Hijo de Dios, en los tiempos de su ministerio entre los israelitas y judíos, hizo la función de reformador con respecto a la interpretación de la ley y los profetas. Tuvo que corregir doctrinas mal aplicadas que el judaísmo estaba promoviendo en su tiempo. Muchas veces, Jesús tuvo que decirles: “Habéis oído que fue dicho…”, “pero yo os digo”. Este es el evangelio “puro”, porque está libre de tradiciones familiares y de intereses religiosos, y porque procede de Jesucristo, explicado conforme a la verdad.
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El tercer FACTOR especial, por el cual el evangelio de Jesucristo “es puro”, es:
III.- POR SU EFICIENCIA PARA TRANSFORMAR.
Dentro del relato de lo ocurrido durante un tiempo que va entre los 14 y 17 años después de su llamado y conversión del fariseísmo al cristianismo, san Pablo dice: “y no era conocido de vista a las iglesias de Judea, que eran en Cristo; / solamente oían decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba. / Y glorificaban a Dios en mí” (Gálatas 1:22-24). ¿Qué es lo que podemos observar en la vida de Pablo, sino a un hombre transformado por el evangelio de Jesucristo sin tradiciones? Fue transformado de ser antes perseguidor de los creyentes a predicador de la fe en el evangelio de Jesucristo.
Esta transformación de celo por el evangelio, no lo adquirió por la doctrina de los fariseos del judaísmo, sino del evangelio que tuvo el privilegio de aprender ni siquiera de los apóstoles de primera generación que aprendieron directamente con Jesús, sino que Jesucristo mismo se las reveló. Es por eso que les dice a los Gálatas que el evangelio que él predicaba: “ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo” (Gálatas 1:12). También en su segunda epístola a los Corintios, refiriéndose a él mismo y a su relación con Cristo, cuando directamente le fue revelado el evangelio que predicaba, les dice: “Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años […] fue arrebatado hasta el tercer cielo. / Y conozco al tal hombre […], / que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar” (2 Corintios 12:2-3).
Amados hermanos, este es el evangelio “puro” que transformó eficientemente la vida de Pablo, antes Saulo, aquel hombre meramente religioso fariseo y perseguidor de los creyentes, para convertirlo en un hombre verdaderamente celoso de la verdad de Dios, y en un hombre salvo de la condenación eterna. Es el evangelio que eficientemente transforma vidas que solamente son religiosas e incluso aunque no religiosas, a vidas que sean verdaderamente glorifiquen a Dios en todo. Este es el evangelio que todavía cambia la conducta, espiritualidad, y destino eterno al pecador que lo cree y acepta.
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CONCLUSIÓN: Amados hermanos, este evangelio revelado por Jesucristo, primero a sus doce apóstoles, y más tarde de manera extraordinaria al apóstol Pablo, es el evangelio verdadero y puro, primero porque no fue inventado por hombres que la impregnen de su propia naturaleza pecaminosa y enfocada a sus intereses, sino porque nace del corazón de Dios, y es comunicada por medio de su mensajero especial: Jesucristo. Segundo, es el evangelio verdadero y puro, porque está libre de interpretaciones religiosas, pues su mismo intérprete fue Jesús el Hijo de Dios, y por ello está libre de las tradiciones humanas que solo alejan a las personas de la voluntad de Dios. Tercero, es el evangelio verdadero y puro, porque no hay otro evangelio que transforme vidas antes condenadas por el pecado a la ira y justicia de Dios, y después salvadas de tal condenación por el amor y misericordia de Dios.
Amados hermanos, este es el evangelio que debemos compartir a la gente que nos rodea en la familia, en el trabajo, en la escuela, en la oficina, y en cualquier otro lugar. Damos gracias a Dios que conocemos el evangelio que es “puro”, que procede del corazón de Dios por la revelación de su Hijo Jesucristo. Esta es la característica del evangelio que hemos recibido, y que debemos proclamar con urgencia a los que buscan equivocadamente soluciones para sus vidas en falsas religiones y sectas, y en filosofías humanas. Nadie dude en compartir el evangelio de Jesucristo que salva al pecador de la condenación eterna.
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[1] Estrada, Johan; El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos; http://semillasdegracia.blogspot.com/2011/11/el-precepto-de-jehova-es-puro-que.html
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