NO SOLO LEAS LA BIBLIA.
Nehemías 8:1-8; Apocalipsis 1:3.
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Elaborado por el Presbítero: Diego Teh Reyes, y predicado el domingo 04 de julio 2019, a las 18:00 horas, por el A:I. Mauricio Medina, en la iglesia “El Divino Salvador” de Mérida, Yucatán, como primer sermón alusivo a la Biblia, durante el mes de la Biblia.
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INTRODUCCIÓN: La Biblia es un libro poderoso, porque es el evangelio que es poder de Dios. O como escribió alguien: La Biblia mata la tristeza, la ignorancia, la ansiedad, el miedo, la angustia, la desesperación, la soledad, y principalmente la falta de amor. Hay imágenes acerca de esto que circulan en las redes sociales. En el boletín del orden de este culto, que usted debería tener en sus manos en este momento, compartimos una lista de 7 cosas, basadas en el salmo 119, acerca de lo que la palabra de Dios puede hacer en la vida de las personas: 1) LA BIBLIA TE MANTENDRA ALEJADO DEL PECADO. 2) LA BIBLIA QUITARA TUS CARGAS. 3) LA BIBLIA GUIARA TUS PASOS. 4) LA BIBLIA TE TRAERA GOZO. 5) LA BIBLIA TE GUIARA A LA SABIDURIA. 6) LA BIBLIA TE DARA PAZ. 7) LA BIBLIA TE TRAERA DE VUELTA A DIOS. Pero, más allá de lo que la Biblia puede hacer en la vida de una persona, el enfoque de esta predicación inicialmente basada en Apocalipsis 1:3, pero también basada en otros versículos a través de la Biblia, será: ¿Qué debe uno hacer después de leer o escuchar la lectura de la Biblia, la palabra de Dios?
Tomando en cuenta la enseñanza principal de Apocalipsis 1:3, lo que específicamente voy a predicarles en este momento, pero aplicado no solamente al libro del Apocalipsis sino a toda la Biblia, es que: El que lee o escucha la lectura de la palabra de Dios, debe responder a la palabra de Dios de MANERAS prácticas. / ¿Cuáles son las MANERAS prácticas con las que debe responder a la palabra de Dios quien la lee o escucha su lectura? / Usando diversos versículos a través de toda la Biblia, voy a presentarles algunas de estas MANERAS prácticas de responder a la palabra de Dios.
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La primera MANERA práctica de responder a la palabra de Dios después de leerla o escucharla, es:
I.- OBEDECIENDO LA PALABRA DE DIOS.
En la primera parte del versículo 3 de apocalipsis capítulo 1, se describe lo que ocurre a una persona que tiene acceso para leer u oír el contenido del libro del Apocalipsis. Primero dice: “Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía”, pero, como al igual que los demás libros de la Biblia, no fue escrito solamente para ser leído y escuchado, sino que para convertir a alguien en bienaventurado (feliz, o dichoso), es necesario completar un elemento del proceso que en el mismo versículo 3, se describe diciendo: “y guardan las cosas en ella escritas; …” (Apocalipsis 1:3a). Pero, no solamente en el libro del Apocalipsis, sino que, en toda la biblia, se enfatiza la importancia de no solamente leer la palabra de Dios, sino también guardarla, o sea, cumplirla, obedecerla, practicarla, etc… Cuando en la biblia, con respecto a la palabra de Dios se habla de “guardarla”, se refiere a la responsabilidad de obedecer lo que uno aprende de la santa palabra de Dios.
Este fue el problema, en realidad de todos los personajes, aunque sus nombres se encuentren registrados en la Biblia, sean hombres o mujeres, excepto cuando se trata de Dios y de su Hijo Jesucristo, todos los personajes, aun los más prominentes y considerados hombres de Dios, le desobedecieron, a pesar de lo que habían escuchado acerca de la voluntad de Dios. Por ejemplo: Este fue el problema tanto de Eva como de Adán quienes habiendo escuchado la palabra de Dios con respecto al mandamiento prohibitivo que recibieron, tomaron la decisión de no obedecer a Dios. La consecuencia fue que cometieron el primer pecado del cual es culpable todo ser humano, por ser ellos nuestros representantes.
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La segunda MANERA práctica de responder a la palabra de Dios después de leerla o escucharla, es:
II.- AMANDO LA PALABRA DE DIOS.
Hay una gran diferencia entre leer o escuchar la palabra de Dios, y el obedecer la palabra de Dios; así como también hay una gran diferencia entre solamente leer o escuchar la palabra de Dios, y amarla. Amarla implica no solamente leerla cuando en la iglesia se anuncia que hay que leer una determinada porción de ella. Amarla, implica que, aunque físicamente no tenemos el libro en nuestras manos, o ante nuestros ojos, estamos dispuestos a usar nuestra memoria, mente, y pensamiento para procesar más que sus datos, sus poderosas palabras en nuestra alma.
El autor del salmo 119, en una frase de oración dirigida a Dios, y sin que pueda mentirle a Dios y no ser descubierto, le dice a Dios con toda sinceridad: “¡Cuánto amo yo tu ley! …” (Salmo 119:97a). En los tiempos de este salmista, solamente había rollos de los cinco libros escritos por Moisés, conocidos como la ley. La gente temerosa de Dios, como es el caso del salmista quien escribe las palabras de este salmo, demostraban amor por la ley de Dios. Por ejemplo: Jesús desde sus doce años, manifestó evidencia de que amaba la palabra de Dios que había escuchado, y que también había leído en las Sagradas Escrituras. El día que él fue encontrado en el templo por sus padres terrenales, dice San Lucas que le encontraron “… sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles. / Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas” (Lucas 2:46b-47). Esto es amar la palabra de Dios después de haberla conocido ya sea habiéndolo escuchado o habiéndolo leído personalmente. Es querer incluso hablar de ella con otros, y compartirla a otros. No hay duda de que nuestro Señor y Salvador Jesús, aun en su edad de 12 años, había leído la ley de Dios, y demostraba amor por la ley de Dios, hablando de ella ante los doctores de la ley, máximos conocedores de la ley de Dios.
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La tercera MANERA práctica de responder a la palabra de Dios después de leerla o escucharla, es:
III.- MEDITANDO LA PALABRA DE DIOS.,
En el punto anterior, hablé acerca de la afirmación del autor del salmo 119, cuando dijo: “¡Cuánto amo yo tu ley!”, pero el salmista no solamente le dijo a Dios cuánto amaba su ley, sino que también le dijo: Todo el día es ella mi meditación” (Salmo 119:97). Esto es lo que enfatizaré ahora. ¿Qué es realmente meditar, y meditar la palabra de Dios? Las personas que, al leer la palabra de Dios, le amaban verdaderamente, también decidían meditar en ella, y no solamente unos minutos, sino “todo el día”. No consistía en las ‘prácticas que incluyen técnicas diseñadas para promover la relajación, construir energía interna o fuerza de vida’[1], sino en la búsqueda de cómo aplicar y vivir la voluntad de Dios expresada en su palabra revelada y escrita.
En los tiempos del salmista, pero desde mucho antes, las personas temerosas de Dios, se aprendían de memoria, partes de los escritos de Moisés (la ley), y cuando hubo los escritos de los profetas también lo memorizaban, y “todo el día” donde quiera que estuviesen, se la pasaban pensando en el significado de aquellas palabras, y cómo podían aplicarla a su propia vida, y cómo ayudar a otras personas a aplicarlas a sus vidas. Eso es lo que hace una persona que lee o escucha la palabra de Dios. La medita todo el día, a cualquier hora, en cualquier lugar, demostrando así que después de haberla leída, que la ama. No se trata solamente de leer por leer la palabra de Dios. Además de leerla o escucharla, es necesario meditarla. Meditación es la concentración y reflexión profunda asociada a un tema de la palabra de Dios. Es lo que Dios mismo le ordenó a Josué que hiciese como mientras los conducía al pueblo de Dios a la conquista de la tierra prometida. Dios le dijo con respecto a su propia palabra recientemente escrita por Moisés y desde entonces ya conocida como la ley: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” (Josué 1:8). Después de leer el libro de la ley, la instrucción fue: “de día de noche meditarás en él”.
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La cuarta MANERA práctica de responder a la palabra de Dios después de leerla o escucharla, es:
IV.- ALIMENTANDOSE DE LA PALABRA DE DIOS.
En un testimonio de su experiencia que nos comparte el profeta Ezequiel, nos dice que en una visión que él tuvo, Dios le presentó un rollo (los rollos de aquellos tiempos con los que se hacían los libros o escritos, eran de papiro). En aquel libro: “… estaba escrito por delante y por detrás; y había escritas en él endechas y lamentaciones y ayes” (Ezequiel 2:10); y le ordenó a Ezequiel que lo comiera. Al compartir su experiencia, dice Ezequiel: “Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel. / Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo. / Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel” (Ezequiel 3:1-3). Esta visión solamente es una representación de que la palabra de Dios es alimento. El énfasis de la visión no era lo extraordinario de comerse el rollo de papiro, sino lo extraordinario de alimentarse con la palabra de Dios.
En el salmo 19 (no 119), el autor del salmo, hablando de la palabra de Dios, y comparándolo con el oro y con la miel, dice de ella: “Y dulces más que miel, y que la que destila del panal” (Salmo 19:10b). Es decir, la palabra de Dios puede ser disfrutada como la dulce revelación de Dios para el alimento del alma de los pecadores. Nuestro Señor Jesucristo, en la ocasión de sus tentaciones, le dijo al diablo mismo que la palabra de Dios es alimento, cuando citando lo dicho a los israelitas por Moisés y escrito en Deuteronomio 8:3, le dijo que: “no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre” (cf. Mateo 4:4).
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CONCLUSIÓN: Amados oyentes, el mes de agosto de cada año es popularmente conocido como el mes de la biblia. Aunque agosto no es el único mes en el que se debe promover la lectura de la biblia, suele ser que siempre se aprovecha este mes para promoverla. Al día de hoy, ya llevamos 4 días del mes de agosto, y ya es el primer domingo de este mes. ¿Usted ha estado leyendo su biblia? Esperamos que sí. Si no lo ha estado leyendo le animamos encarecidamente que usted la lea, en ella encontrará el evangelio de Dios, la buena noticia que Dios nos comunica a los pecadores que en su Hijo Jesucristo tenemos salvación y otros muchísimos beneficios. Pero, lo que recalco en este mensaje es que NO SOLO LEA USTED LA BIBLIA, la palabra de Dios, sino responda usted a la palabra de Dios, obedeciéndola, amándola, meditándola, y alimentándose de ella. Usted va a experimentar el poder de la palabra de Dios para la vida presente y para la eternidad. En ella encontraremos también y sin falta a Jesucristo el Hijo de Dios quien nos transforma la vida, y nos salva de la condenación eterna.
Gracias a Dios que nos dio su bendita palabra.
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[1] Wikipedia; Meditación; https://es.wikipedia.org/wiki/Meditaci%C3%B3n
Buenas tardes, es un gusto saludarles en el amor de Nuestro Señor Jesucristo, soy de Guatemala los sermones han sido de mucha bendición y crecimiento espiritual, mi oración que Dios les Bendiga y Guarde siempre.
Estimado hermano Marvin, le saludo desde Mérida del estado de Yucatán, aquí en México. Qué bueno que le sean útiles mis apuntes de predicación. Dios le guarde y edifique siempre. Bendiciones en Cristo!!