CONFORME A LA VERDAD DEL EVANGELIO.
Isaías 8:19-20; Gálatas 2:11-16.
Elaborado por el Presbítero: Diego Teh Reyes, para el domingo 18 de agosto 2019, a las 11:00 horas, en la iglesia “El Divino Salvador” de Mérida, Yucatán.
Este sermón corresponde al número 5, de la serie: EL VERDADERO EVANGELIO, basado en la epístola de San Pablo a los Gálatas.
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INTRODUCCIÓN: Hay iglesias en las que sus dirigentes, su cuerpo de gobierno, sus predicadores, son un gran problema cuando por intereses distintos al del evangelio de Jesucristo, promueven prácticas y conductas equivocadas y deshonestas ante Dios, ante la iglesia, y ante la gente sin Dios que los mira. No es nada nuevo, mientras los creyentes seamos pecadores. Este fue el caso del mismo apóstol Pedro; y de Bernabé, un fiel compañero apostólico del apóstol Pablo. El que comenzó el relajo fue el apóstol Pedro. El relato se encuentra en Gálatas 2:12-14, donde leemos que Pablo dice de Pedro: “Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, (Pedro) comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. (En otras palabras, vivía como los gentiles. Pero Pablo sigue diciendo:) / Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. / Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?” (Gálatas 2:12-14). Pedro, en sus predicaciones y enseñanzas a los gentiles quería que se convirtieran en practicantes de las doctrinas y costumbres judías; pero en la práctica él no era congruente, era liberal con los gentiles. Por ejemplo, comía y bebía cosas entre los gentiles y con ellos, que un judío fiel al judaísmo no debería comer ni beber. En fin, una actitud como la del apóstol Pedro, como dice Pablo: “era de condenar” (Gálatas 2:11). Lo que sobre sale en la observación del apóstol Pablo, es que otros judíos pero también el apóstol Pedro, y hasta Bernabé un fiel compañero de Pablo habían sido arrastrados por Pedro, y por ello Pablo se dio cuenta que todos ellos “… no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio…” (Gálatas 2:14a). Antes, dice también que eso era “hipocresía” (cf. Gálatas 2:13).
Igualmente, como en aquellos tiempos, en la actualidad también hay quienes no andan rectamente conforme a la verdad del evangelio. Es por eso que hoy voy a predicarles que: Para andar rectamente conforme a la verdad del evangelio, los cristianos debemos conocer las VERDADES esenciales del evangelio. Esto, para que cada uno se examine a la luz de la palabra de Dios, para descubrir si andamos rectamente conforme al evangelio, o no; y en caso de que no, pues tomar la acción correcta para corregirnos. / ¿Cuáles son las VERDADES esenciales del evangelio que los cristianos debemos conocer para andar rectamente conforme a la verdad del evangelio? / En el relato a los Gálatas de cómo el apóstol Pablo confrontó al apóstol Pedro, encontramos las VERDADES esenciales del evangelio que debemos conocer para andar rectamente conforme a la verdad del evangelio.
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La primera verdad esencial del evangelio que debemos conocer para andar rectamente conforme al evangelio, es:
I.- QUE LA RECTITUD DEL CRISTIANO NO SE SIMULA.
Cuando el apóstol Pablo describe que el apóstol Pedro “… comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión” (Gálatas 2:12); inmediatamente llamando simulación a esta actitud de Pedro, dice Pablo: “Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos” (Gálatas 2:12-13).
Amados hermanos, “simulación” es la palabra usada por Pablo para hablar de la conducta de Pedro, y de muchos judíos que se consideraban ya cristianos, pero sus conductas no eran rectas conforme al evangelio. No había rectitud en ellos, sino solamente simulación. No debemos simular rectitud, enmascarando a nombre de la fe alguna hipocresía personal, pareciendo cristianos, pero resultando no ser cristianos. El asunto principal del que estamos hablando es acerca de la rectitud en nuestras acciones que deben ser en palabras del apóstol Pablo: “conforme a la verdad del evangelio”.
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La segunda verdad esencial del evangelio que debemos conocer para andar rectamente conforme al evangelio, es:
II.- QUE LA RECTITUD DEL CRISTIANO REQUIERE CONGRUENCIA.
En la confrontación que Pablo hizo a Pedro, le dijo: “Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?” (Gálatas 2:14b). Pedro, sin duda que sabía que no debería simular ser gentil sabiendo que él mismo era judío; y que tampoco debería obligar a los gentiles a someterse a los preceptos de la religión judía. Sin embargo, hacía ambas cosas. Pedro, para esos momentos, ya conocía la propuesta del apóstol Jacobo que fue aprobado en el concilio antes realizado en Jerusalén, el cual fue: “…que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, / sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre” (Hechos 15:19,20); pero Pedro precisamente participaba de la comida de los gentiles. No estaba siendo recto con su fe y su práctica. Pedro mismo en el concilio fue quien propuso: “¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? / Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos” (Hechos 15:10-11). Pero a escondidas Pedro quería imponerles el yugo del cual el mismo había dicho: “que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar”.
Amados hermanos, eso era lo que hacían los fariseos, pero no lo deberían hacer los discípulos de Jesús, ni de aquellos tiempos, ni nosotros de la actualidad. Jesús había dicho de los fariseos que: “dicen, y no hacen” (Mateo 23:3); pero un cristiano, discípulo de Jesús no debería ser así; y Pedro estaba siendo como los fariseos, NO recto “conforme a la verdad del evangelio”, pues decía lo que ni él mismo podía ni quería hacer, y hacía lo que él como discípulo de Jesús no debería hacer.
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La tercera verdad esencial del evangelio que debemos conocer para andar rectamente conforme al evangelio, es:
III.- QUE LA JUSTIFICACIÓN EXIGE RECTITUD DEL CRISTIANO.
Entre todo este análisis de la conducta de Pedro y de los fariseos convertidos a la fe de Jesucristo, el apóstol Pablo aborda una reflexión importante con respecto de la justificación de cada pecador, resaltando la fe contra las obras específicamente las obras que exigía la ley de Moisés para los judíos y todo israelita. En su reflexión enfatiza que la fe en Jesucristo debería ser la única condición para recibir la declaratoria de justificación de Dios. El apóstol Pablo les dice a los Gálatas que: “sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.” (Gálatas 2:16). Basta con creer en Jesucristo, y no hay obligación de cumplir las obras antes requeridas por la ley. Obsérvenlo ustedes, que tan solo en este versículo 16 de Gálatas 2, en 3 ocasiones resalta lo innecesario de “las obras de la ley”, e igualmente 3 veces resalta lo necesario de “la fe” como única condición para ser justificados delante de Dios.
Después, en los versículos siguientes el apóstol Pablo explica: “Y si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera. / Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago” (Gálatas 2:17-18). Esto era lo que Pedro estaba haciendo. Habiendo ya sido justificado por Cristo (y eso no estaba en duda), y habiendo así Cristo destruido su pecado, ahora lo que Pedro estaba haciendo, es reconstruir de nuevo lo que Cristo había destruido en él. El resultado, es que él se estaba convirtiendo en un transgresor, palabra que describe muy bien a un pecador que ha tomado la determinación de actuar en contra de la voluntad de Dios. Cualquiera que haga lo contrario de la voluntad de Dios, se está haciendo transgresor, es decir, intencionalmente más pecador. Hasta el apóstol Pablo, presupone que si actuara como Pedro lo hacía en contra de la justificación de Cristo: “transgresor me hago”. Esa no sería la actitud apropiada de un discípulo de Cristo quien, por haber sido justificado por Cristo, debería tener una conducta conforme al evangelio.
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CONCLUSIÓN: Amados hermanos, la palabra de Dios ha sido muy clara para nosotros. Nuestras acciones como creyentes en Jesucristo no deben ser simulaciones que parezcan acciones de un cristiano, pero en el fondo del corazón uno no quiere vivir cristianamente. Es hipocresía, por no decir falsedad. No es actitud recta “conforme a la verdad del evangelio”. El evangelio de Jesucristo, a quienes profesan creerla, les exige que vivan su fe fundamentada en acciones que reflejen que uno pertenece a Cristo. Recordemos que la obra de justificación que Dios ha hecho en nuestra vida, fue necesaria porque nuestras obras no alcanzaban el precio de ser justificados por ellas. La justificación que Dios nos hizo, reclama no obras para alcanzarla, sino fe que resulten en obras que demuestren frutos de arrepentimiento, de gratitud, y de santificación, y que den solo a Dios la gloria.
Que cada uno de nosotros se proponga vivir “conforme a la verdad del evangelio”. Acudamos siempre al conocimiento de “la verdad del evangelio”, y no seamos hallados como los israelitas de los tiempos de Isaías que, en vez de recurrir a las Escrituras existentes, o los profetas para consultas, acudían a otras fuentes equivocadas. Por ello, fueron exhortados por Isaías diciéndoles: “Y si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos? / ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido” (Isaías 8:19-20). Hoy, San Pablo y todos los apóstoles nos dicen que acudamos no a las obras, no a la falsa religión, sino a “la verdad del evangelio”.
Que Dios bendiga la exposición de su palabra.
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