LA IGLESIA TESTIFICA CON RECURSOS DIVINOS, Por: Diego Teh.

LA IGLESIA TESTIFICA CON RECURSOS DIVINOS

Hechos 1:8.

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Predicado por el Presbítero: Diego Teh Reyes, el domingo 27 de octubre 2019, a las 18:00 horas, en la iglesia “El Divino Salvador” de Mérida, Yucatán, en el día y marco de su acción de gracias por su CXXXIII aniversario.

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   INTRODUCCIÓN: Cuando leemos la historia narrada en todo el libro de los Hechos de los Apóstoles, vemos una historia de crecimiento de la obra de Dios bajo la responsabilidad inicialmente de los primeros discípulos y apóstoles de Jesús; luego bajo la responsabilidad de los primeros creyentes de Jerusalén y de otras muchas partes del imperio que se dedicaron a testificar responsablemente, primero en el lugar donde vivían, para luego avanzar a otras aldeas, ciudades, regiones, y países.  Todo esto lo llevaron a cabo porque recibieron no solamente una comisión de Jesús cuando se despidió de ellos para regresar a su cielo, sino que junto con la comisión recibieron el don del Espíritu de Dios que los capacitó con los recursos divinos necesarios para poder dar testimonio de los hechos ocurridos en y durante el ministerio de Jesús.  La comisión de Jesús a sus apóstoles según se relata por San Lucas en los Hechos de los Apóstoles, fue: “… recibiréis poder, cuando hay venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). A partir de esta gran comisión, su responsabilidad fue el dar testimonio de lo que ellos oyeron, aprendieron, y vieron en Jesús y durante su ministerio.  Pero, no podrían ser testigos mientras no contaran con los recursos divinos para testificar.

  El apóstol Juan, uno de los apóstoles que anduvieron a Jesús y la obra de su ministerio, al escribir su primera epístola universal, y al relatar cómo los apóstoles habían estado testificando, dice: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida /…/ lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, …” (1 Juan 1:1, 3a).  El testificar, para ellos consistió en contar lo que oyeron, vieron, y a prendieron de Jesús, y el contar el conocimiento que tenían especialmente acerca de la trascendencia de su muerte, y del poder de su entonces reciente resurrección.  Esto fue lo que desde el principio detonó la expansión del evangelio, resultando en iglesias llenas con miles de personas salvas en cada ciudad. Todas las iglesias que fueron surgiendo en otras ciudades del imperio, lo que realmente hacían, era testificar de su muerte redentora y su resurrección que a ellos les constaba de primera mano.

   Basado en la gran comisión de Jesús relatada en el libro de los Hechos de los Apóstoles, y del correspondiente resultado exitoso obtenido por poner en práctica las instrucciones de aquella gran comisión, lo que en este momento les voy a predicar es que: La iglesia, para testificar acerca de Jesús, debe usar los RECURSOS divinos que hacen crecer la obra de Dios. / ¿Cuáles son los RECURSOS divinos que la iglesia, debe usar para testificar acerca de Jesús, porque estos hacen crecer su obra? / Las palabras de Jesús indicadas por San Lucas en los Hechos de los Apóstoles 1:8 en la ocasión de su despedida cuando estaba a punto de elevarse de regreso a su cielo eterno, menciona estos RECURSOS divinos que desde entonces han sido usados por toda iglesia y por todo cristiano para testificar acerca de Jesús, y que como resultado ocurre el crecimiento de la obra de Dios.

   El primer RECURSO divino que la iglesia debe usar para testificar acerca de Jesús, porque por ello crece la obra de Dios, es:

I.- EL PODER QUE OTORGA EL ESPÍRITU SANTO.

   La indicación más notoria en el versículo 8 es que Jesús quería que ellos, sus primeros discípulos y apóstoles, sean testigos de su persona y obra en general, pues les dice: “Y me seréis testigos”; pero, observen ustedes que antes de indicarles que él quería que ellos fuesen sus testigos, primeramente les dijo: “Y recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo…” (Hechos 1:8a).  Es hasta después de haber ocurrido en ellos esta investidura divina de haber recibido “poder”, que entonces, podrían ir a testificar.   En otras palabras, antes de estar listos para testificar, aun habiendo sido testigos presenciales de muchos momentos y obras de Jesús, no podrían testificar si el “poder” para testificar no les era dado también junto con la experiencia. Este poder para testificar no proviene de la certidumbre y veracidad de haber visto, oído, o aprendido aún el conocimiento más sublime que pueda existir, sino que proviene de la dádiva del Espíritu Santo de Dios a todo creyente.  No hay cristiano, ni iglesia que no pueda contar con este poder del Espíritu Santo. El Espíritu prometido por Jesús durante su ministerio, ya fue dado desde el día número 50 después de la resurrección de Jesús, a solamente 10 días de haber él regresado a su cielo eterno.

   En algunos momentos de la historia inicial de la iglesia, este poder fue dado a veces de manera llamativa, acompañado “de un estruendo como de un viento recio que soplaba” (Hechos 2:2a), y hasta visiblemente “se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos” (Hechos 1:3); y en otro de los casos “el lugar donde estaban congregados tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios” (Hechos 4:31).  Sin embargo, este poder también llega a cada cristiano en particular, pero también a toda una iglesia, en el completo silencio, sin necesidad de alguna notoriedad extraordinaria.

   La condición en todos los casos, es estar en oración (cf. Hechos 1:13-14ss, como en el día de Pentecostés; cf. Hechos 4:31, como cuando oraban para pedir denuedo en medio de las amenazas); o en interés y atención a la palabra de Dios que se predica, como cuando el apóstol Pedro predicaba en casa de Cornelio, ocurrió que “mientras aun hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso” (Hechos 10:44).  En la actualidad, igualmente necesitamos practicar las disciplinas de la oración y de la atención a la palabra de Dios para recibir el poder de Dios que es entregado por el Espíritu de Dios.

   Amados hermanos, es solamente cuando esta iglesia en la que ahora nos congregamos, que a lo largo de sus 133 años de historia ha buscado este poder que otorga el Espíritu de Dios, que la iglesia ha testificado poderosamente, y ha visto crecer la obra de Dios.  En los tiempos que se ha abandonado la oración y el interés por la palabra de Dios, el crecimiento de la obra de Dios deja de ocurrir.  Ahora, también es tiempo de buscar el poder de Dios.  Sin ello, todo esfuerzo solamente será una actividad más, pero no resultará en crecimiento y avance de la obra de Dios.

   El segundo RECURSO divino que la iglesia debe usar para testificar acerca de Jesús, porque por ello crece la obra de Dios, es:

II.- LA VERDAD ACERCA DE LA GRACIA DE JESÚS.

   Como ya observamos antes, para poder testificar se requiere primeramente el poder de Dios proporcionado por su Espíritu Santo, aun habiendo sido testigo en el sentido de haber visto, oído, o experimentado alguna gracia de Jesús. Pero, Jesús les indica que lo que él quiere que ellos hagan es: “Y me seréis testigos…” (Hechos 1:8b).  Para ser TESTIGO, a menos que uno sea un testigo falso, uno tiene que decir cómo ocurrieron los hechos.  Un testigo verdadero que va a testificar lo que ha visto, oído, e incluso sentido o experimentado, tiene que decir la verdad de los hechos en cuanto a la gracia de Jesús.  La verdad de la gracia de Jesús es el recurso divino que hace crecer la obra de Dios, porque si se intenta edificar con otro material que no sea la gracia de Jesús para con el ser humano, no podrá haber crecimiento de la obra de Dios, y si algo crece, eso definitivamente no sería la obra de Dios.

   En la palabra escrita de Dios, la Biblia, tenemos toda la información de toda la verdad que necesitamos conocer para enseñar a la gente acerca de la persona, vida, y obra de Jesucristo.  Solamente, requiere de nosotros la responsabilidad de tomarnos el tiempo para leerla, estudiarla, y compartirla.  La verdad de la palabra de Dios, así como hizo su función y efecto en nuestras vidas, así lo hará también con otras personas.  Nosotros, igual que los apóstoles de Jesús, solamente tenemos que ser “testigos” que comuniquen esta verdad a otras personas.

   Amados hermanos, cuando la verdad enseñada en cualquier parte de la palabra revelada y escrita de Dios, es la que se comunica a las personas, la obra de Dios crece poderosamente primero en sus corazones, y posteriormente en el número de asistentes a la adoración de la iglesia. Esta amada iglesia en la que nos congregamos, aún a 133 años después de su organización, tiene que proclamar solamente esta verdad, en palabras del apóstol Pablo: “… que Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, …” (1 Timoteo 1:15).  Esta es la verdad de la gracia de Jesús, y la verdad de la experiencia de salvación de los que aquí nos congregamos.  De ahora en adelante, debemos continuar asumiendo esta responsabilidad de ser “testigos” de la persona, vida, y obra de Jesucristo.

   El tercer RECURSO divino que la iglesia debe usar para testificar acerca de Jesús, porque por ello crece la obra de Dios, es:

III.- LA VISIÓN AMPLIA DE JESÚS HACIA TODO EL MUNDO.

   Finalmente, en las palabras de Jesús a sus discípulos antes de subir a los cielos, fue que el área geográfica en donde serían testigos, seria “en Jerusalén, Judea, Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8c).  Esta es la visión de Jesús, para el crecimiento de la iglesia.  Se trata de un crecimiento que tiene que ser mundial, internacional.  San Mateo nos cuenta que, en la gran comisión de Jesús, él les dijo a ellos como apóstoles que fueran a hacer discípulos, describiéndoles que el área geográfica de su labor sería: “todas las naciones” (Mate0 28:19).  San Marcos menciona otro detalle también con respecto a la gran comisión de Jesús, que él los envió a predicar el evangelio “por todo el mundo”, y específicamente “a toda criatura” (Marcos 16:15).  Su evangelio no fue hecho para limitarse a un solo lugar.

   Como iglesia tenemos nuestra declaración de visión, que dice que buscamos: Ser una iglesia en constante crecimiento y expansión, con miembros comprometidos, que ejerza influencia en nuestro entorno.  Nuestra declaración de visión está a la altura de la visión amplia de Jesucristo.  No nos contentamos de estar aquí estos 133 años de nuestra historia, sino que buscamos crecer y expandir la obra de Dios.

   Amados hermanos, la visión amplia de Jesús para nosotros el día de hoy que cumplimos estos 133 años de haber sido constituidos como iglesia, es para que no limitemos el evangelio ni su propagación, sino que luego que comencemos donde estamos, avancemos, a otras colonias, comisarías, municipios, etc…  Pensar como Jesús es pensar en la visión de que la obra debe crecer, y cuando se trabaja para alcanzar esta meta, la verdad es que sí se logra, aun si usted se tiene que ir de esta a otra iglesia, o de esta ciudad a otra, pues en el caso de que alguien llegase a ir a un lugar donde no haya presencia de una iglesia que predique con fidelidad la palabra de Dios, uno es responsable de hacer las gestiones necesarias para dar inicio a una nueva misión con el compromiso de trabajar con el poder de Dios para que esta crezca para alcanzar a otras personas para salvación.

   CONCLUSIÓN: Amados hermanos, esta semana cumplimos 133 años de existir como iglesia, y el día de hoy ya hemos presentado nuestra acción de gracias.  Nuestra meta seguirá siendo el crecimiento y avance de la obra de Dios, para ello tenemos que hacer uso de los RECURSOS divinos: El poder de Dios que otorga su Espíritu Santo, la verdad de Dios conforme a los hechos de Jesucristo, y la visión amplia de Jesús quien pensó más allá de donde uno se encuentra.

   Dios quiera que todos tengamos este mismo sentir.  Nosotros solamente testifiquemos.  El resultado lo hará Dios para hacer crecer su obra en nosotros, y en esta su iglesia.

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