JESÚS ES LA RESPUESTA PARA LA FAMILIA DE HOY
Varios textos.
Predicado por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, en la iglesia “El Divino Salvador” de la col. Centro, de Mérida, Yuc; el día domingo 04 de Mayo del 2014; a las 11:00 horas, en el culto de apertura de la semana del hogar cristiano.
INTRODUCCIÓN: El día de hoy, como iglesia damos comienzo a nuestra Semana del Hogar Cristiano, buscando corregir las deficiencias que sin duda todavía están presentes en nuestras familias u hogares. ¿Es el hogar de usted todavía zarandeado por la falta de respeto, por la falta de comunicación, por la falta de comprensión, por la falta de armonía, por la falta de espiritualidad? ¿Es todavía un “infierno” en vez de ser un “dulce hogar”, en el que sobran los pleitos, los golpes, las ofensas, el chantaje, las amenazas, el maltrato, las adicciones, etc…?. Un caso NO BÍBLICO sino solamente literario pero interesante, relata que: “Un día estaba un joven en su casa y alguien tocó la puerta. Al abrir la puerta como sorpresa encontró al diablo quien lo agarró del pelo, lo pateó, lo golpeó y luego se fue. Y dijo el muchacho: ¿qué debo hacer?. De pronto cuando el diablo se había marchado vio pasar a Jesús y pensó… ¡Si Él está en mi casa el diablo no va a entrar!. Entonces lo invitó a pasar y le mostró la casa y le dijo, puedes venir mañana cuando el diablo pase por aquí. Y Jesús le dijo que sí. Al día siguiente el diablo volvió a tocar la puerta y ya Jesús estaba dentro de la casa. El muchacho muy tranquilo abrió la puerta y el diablo volvió a darle una golpiza. Entonces el muchacho muy molesto le reclamó a Jesús que por qué no hizo nada por defenderlo y dijo: No hice nada porque no estoy en mi casa, sólo estoy de visita. El muchacho pensó un poco y lo invitó a vivir en su casa, le mostró su cuarto y dijo: Vas a seguir viviendo aquí, éste será tu cuarto y Jesús aceptó. Como era ya costumbre al día siguiente tocaron nuevamente la puerta, y era otra vez el diablo, el joven muy confiado abrió la puerta pues ya Jesús vivía en su casa, y el diablo nuevamente le dio la golpiza. El joven, molesto fue donde Jesús y dijo: Ya vives en mi casa, ¿qué más deseas para defenderme? Y Jesús contestó: Yo sólo vivo en tu casa, en mi cuarto. Mientras no estés en mi cuarto no te puedo defender. Entonces el joven reflexionó un poco y dijo: De hoy en adelante ésta es tu casa, yo estaré aquí como un invitado si me lo permites. Y así fue. Al otro día tocan nuevamente la puerta, pero esta vez no fue el joven quien abrió la puerta pues ya no era el dueño de la casa, al abrir Jesús la puerta el diablo se disculpó pues pensó que se había equivocado de casa[1]”. Efectivamente, una de las razones fundamentales porque una familia no encuentra solución a sus problemas es porque el diablo y las circunstancias no encuentran a Jesús en ese hogar. La misma manera de pensar y vivir de los miembros de la familia si no corresponden a los pensamientos y voluntad de Dios, les hará siempre terminar en momentos y situaciones lamentables. Y para que eso no siga sucediendo a ninguna familia presente en este lugar, me propongo compartirle a usted el mensaje que he titulado: JESÚS ES LA RESPUESTA PARA LA FAMILIA DE HOY[2].
En este mensaje les compartiré que Jesús es la respuesta adecuada para las circunstancias de la vida familiar para quienes buscan superar las necesidades espirituales de su familia. // ¿Cuáles son las circunstancias de la vida familiar para las cuáles Jesús es la respuesta? // A través de diversos pasajes principalmente del Nuevo Testamento, les compartiré solo como ejemplo, algunas de todas las circunstancias, en las que Jesús es el especialista para la familia.
La primera circunstancia para la cual Jesús es la respuesta, es:
I.- CUANDO LAS PRIORIDADES NO SON LAS QUE DEBEN SER.
Una de las instrucciones de Jesús es: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6: 33). Esta enseñanza de Jesús fue pronunciada por él como respuesta al desmedido afán que muchas personas y familias tienen por conseguir más allá del pan de cada día, y por otros gustos personales, pero haciéndolo de manera distinta al plan de Dios. Aquí Jesús enfatiza que cada persona y familia debe confiar en que Dios es el proveedor para las necesidades de sustento de toda su creación, al igual como Dios lo hace con las aves del cielo “que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros” (Mateo 6:26).
En una predicación de Carlos Haddon Spurgeon, acerca de Génesis 19:15 relatando el mal consejo de un padre de familia a su hijo Jaime, dice que: Cuando cierto joven hizo pública profesión de fe, su padre, muy resentido, le dio este consejo: «Jaime, deberías primeramente establecerte en un buen negocio y entonces entrar en asuntos de religión». «Padre -dijo el muchacho-, Jesucristo me da un consejo totalmente diferente. Él dice: “BUSCAD PRIMERAMENTE EL REINO DE DIOS”. Este caso representa un vivo ejemplo de las familias que hasta el día de hoy viven teniendo como prioridades no la voluntad de Dios sino sus propios intereses, y como resultado terminan con sus vidas y familia alejadas de Dios, de su adoración, de su servicio, de su comunión con Él, etc… y se olvidan hasta del día del Señor.
TESTIMONIO: En este momento el Anciano de Iglesia Luis Flores Esquivel, presenta un breve testimonio de cómo él con su familia se esfuerzan por buscar primeramente el Reino de Dios.
Amado hermano, en este momento, si usted se da cuenta de que usted y su familia no están viviendo conforme a la fe en Dios sino que usted y su familia viven buscando primeramente para ustedes y luego el reino de Dios, ustedes (con su familia) necesitan cambiar de fe. Cambien de fe, creyendo que Dios les va a proveer las “cosas” que hacen falta en su familia. Jesús enseña que usted y su familia deben de dejar de confiar en ustedes mismos, y a cambio deben de confiar en Dios buscando primeramente su reino “y todas estas cosas (las que ustedes necesitan) os serán añadidas”.
La segunda circunstancia para la cual Jesús es la respuesta, es:
II.- CUANDO LOS CONFLICTOS NO SE RESUELVEN ADECUADAMENTE.
Otra de las enseñanzas de Jesús, es: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20). Estas palabras, por lo general son interpretadas incorrectamente fuera de su contexto, usándolas para justificar que donde asistieron solamente unos cuántos a una reunión, Jesús está presente. Aunque esto es cierto, no es lo que originalmente están significando estas palabras de Jesús. Lo que Jesús está afirmando es que cuando dos o más personas se reúnen para ponerse de acuerdo o reconciliarse porque intencional o accidentalmente han tenido entre sí algún conflicto, deben hacerlo “EN SU NOMBRE”, es decir, según lo que Jesús enseña para solucionar los conflictos de toda persona, grupo, o incluso familia.
Ken Sande en su libro “El Pacificador”, no habla de tres respuestas de escape y tres respuestas de ataque que a veces adoptamos ante los problemas y conflictos que surgen realmente en cualquier grupo de personas como la familia. Algunos usan el escape de la NEGACIÓN diciendo ¡no ha pasado nada!, como pasó en la familia del sacerdote Elí quien no hizo nada mientras veía que sus hijos hacían y deshacían en su vida y en el ministerio sagrado que ellos tenían (1 Samuel 22-25). Otros usan el escape de la HUIDA simplemente como el rey David hizo en varias ocasiones huyendo de su enemigo Saúl (1 Samuel 19:9,10). Y otros más usan el escape del SUICIDIO como finalmente hizo Saúl quitándose la vida (1 Samuel 31:4). Cuando se usa las respuestas de ataque, algunos recurren inmediatamente al LITIGIO ante las autoridades, pero aunque eso es legítimo (Romanos 13:1-5), el consejo de las Escrituras es resolverlas sin tener que llegar a esas instancias (Mateo 5:25,26; 1 Corintios 6:1-8). Algunos recurren también a la AGRESIÓN, y otros hasta el ASESINATO. Pero una familia que busca superar sus necesidades espirituales como la comunicación, la comprensión, el perdón, etc… no debe recurrir ni a las técnicas de escape, ni a las técnicas de ataque, sino según la enseñanza de Jesucristo.
TESTIMONIO: En este momento el Anciano de Iglesia Juan Osvaldo Santo Marcín, presenta un breve testimonio de cómo él con su familia han aprendido a resolver sus conflictos en el nombre del Señor.
Amados hermanos, todo lo anterior nos hace ver que las respuestas humanas a los conflictos grupales o familiares no proveen finales felices sino todo lo contrario; por lo que la única opción enseñada en la palabra de Dios es el principio de Jesús de procurar la mutua RECONCILIACIÓN, y PERDON. Como familias creyentes en nuestro Señor y Salvador Jesucristo debemos procurar la solución de los problemas y conflictos que nos afecta en nuestras familias “EN SU NOMBRE”. Así comprobaremos que Jesús es la respuesta para la familia de hoy en cuanto a la comunicación, el perdón, etc… El apóstol Pablo, para mejorar la vida personal y sin duda que también la vida familiar enseñó lo siguiente a los creyentes de Éfeso: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia” (Efesios 4:5); pero eso solamente puede ser una realidad si usted decide obedecer las instrucciones de Jesús de tomar la iniciativa de entrar en diálogo con la familia cuando surgen los malos entendidos, y vanas discusiones. El método de Jesús, y funciona, es: “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra” (Mateo 18:15,16).
La tercera circunstancia para la cual Jesús es la respuesta, es:
III.- CUANDO SUS INTEGRANTES NO SON SALVOS.
Un acontecimiento durante el ministerio del apóstol Pablo en la ciudad de Filipos, fue que junto con Silas los azotaron, los hecharon a la cárcel, los pusieron en el área de alta seguridad al fondo del calabozo, y con los pies asegurados en cepos para que no pudiesen caminar. Pero providencialmente ocurrió un terremoto, que abrió las puertas, y todos los presos huyeron, excepto Pablo y Silas que providencialmente quedaron allí para desencadenar la salvación de un carcelero y luego la de toda su familia. Nos dice la Biblia que: “Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios”. (Hechos 16:27-34).
Lo que aquí resalta es la respuesta de los apóstoles: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hechos 16:31). Estas palabras nos indican que cuando el evangelio de Jesucristo ha hecho efecto de salvación en nuestras vidas debemos ocuparnos en compartirla con los demás miembros de nuestra familia. Todos los miembros de nuestra familia tienen la necesidad de salvación, y cada uno los que hemos tenido la gracia de conocer primero el evangelio, tenemos el deber de compartirlo con ellos para recibir el llamado externo de la palabra que con el llamado interno del Espíritu de Dios, les hará experimentar la salvación gloriosa.
TESTIMONIO: En este momento el Diácono Valentín Vidal Ek Moo, presenta un breve testimonio de cómo él y su familia han compartido con sus familiares su experiencia con Cristo.
Amados hermanos, cuando el evangelio llega a una persona en cada familia, es responsabilidad de éste compartirlo con los demás miembros de su familia. En los relatos acerca del ministerio de Jesús cuando él evangelizó a la mujer samaritana, fue ella quien fue a su familia y a sus vecinos para que ellos también conozcan el plan salvador de Dios (Juan 4:39-42); cuando sacó a la legión de demonios del gadareno, Jesús mismo no quiso que este le siguiera en la barca al otro lado del mar, sino que lo mandó de regreso a compartir su experiencia primeramente con su familia, y de paso fue bastante útil para compartir a Jesús en la ciudad de Decápolis (Marcos 5:18-20). De la misma manera que usted ha conocido la misericordia de Dios, usted debe ir primeramente a los suyos (a su familia que todavía no ha recibido el mensaje de salvación en Cristo) así como a otras personas.
CONCLUSIÓN: Si usted ama a su familia y demás seres queridos, recuerde que Jesús es la respuesta para ellos bajo cualquier circunstancia que ellos estén pasando. Cuando han probado por otros medios, salir de sus problemas personales, familiares, sociales, y espirituales, y no lo han logrado, necesitan finalmente acudir a Jesucristo. Este mensaje basado en las Sagradas Escrituras, y verificado con el testimonio de nuestros hermanos que participaron, son el fundamento y la evidencia respectivamente de que Jesús transforma la vida complicada y sin sentido de las familias, a una vida santa, feliz y centrada en Dios.
[2] Título sugerido por el Anuario de Temas de la Unión Nacional de Sociedades Femeniles, de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, A.R., como tema de apertura de la Semana del Hogar Cristiano, del año 2014; pero el desarrollo que presento en este mensaje es totalmente distinto al que contiene el citado libro, sin embargo, no se pierde el objetivo esperado, sino que lo procura más enfáticamente.
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