ORAR POR LA OBRA DETENIDA, ¡FUNCIONA!, Por: Diego Teh.

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ORAR POR LA OBRA DETENIDA, ¡FUNCIONA!

Nehemías 1:1-11; 2:1-5.

Predicado por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, en la cong. “Getsemaní” del Fracc. Paseos de Itzincab, de Umán, Yucatán; el día sábado 27 de Septiembre del 2014, a las 20:00 horas, durante una reunión de oración dirigida por el ministerio de oración de la iglesia que los visitó esa noche para motivarlos a la oración.

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http://www.diegoteh.com/bosquejos/audiodelossermones/140927orarporlaobradetenidafunciona.mp3

   INTRODUCCIÓN: Cuando la obra de Dios es detenida por cualquiera que sea  la causa, la oración es el medio establecido por Dios para conseguir que aquella detención sea superada.   Solamente como uno de tantísimos ejemplos, voy a recordarles que cuando después de la resurrección y ascensión de Jesucristo, los apóstoles y los primeros creyentes de Jerusalén comenzaron a predicar el evangelio de Jesucristo, y las autoridades les amenazaron para que no lo hicieran, lo que sencillamente hicieron fue orar a Dios para decirle: “Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra” (Hechos 4:29), y Dios les concedió la llenura de su Espíritu Santo para continuar con la proclamación del nombre de Jesucristo, e inmediatamente se vio el avance de la obra de Dios.   Esta misma acción de orar a Dios para avivar su obra cuando parece que no habrá resultados, funcionó tanto en la historia del antiguo pueblo de Israel como en la iglesia neotestamentaria, y funciona hasta el día de hoy.

    Basado en nuestro texto bíblico para el mensaje de esta ocasión, les quiero compartir esta misma verdad que consiste en que orar por la obra de Dios que se encuentra detenida, funciona siempre y cuando la oración se haga con las actitudes correctas delante de Dios.  /  ¿Cuáles son las actitudes correctas delante de Dios con las que se debe orar por la obra de Dios que se encuentra detenida, para que entonces funcione?  /  A través de este mensaje les voy a presentar cuáles son algunas de las actitudes que tuvo Nehemías cuando realizó su oración que funcionó para que aquella obra detenida durante casi setenta años fuese prosperada.

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   La primera actitud con la que se debe orar a Dios cuando Su obra se encuentra detenida, y cuando se quiere que esta obra progrese, es:

I.- CON DOLOR POR LA SITUACIÓN DE LA OBRA.

   Es relevante observar que después de tener conocimiento de que Jerusalén, la ciudad de donde fue cautivado junto con muchísimos judíos más, se encontraba “en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego” (v. 3), él mismo relata que: “Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días,…” (v. 4a).   Esto nos habla del corazón sencillo, humilde, y profundamente espiritual que debe tener una persona que sabe que pertenece a una comunidad, a una familia, a una iglesia local, a una empresa, o cualquier otra organización.  Tal persona es capaz de llorar por la situación en la que se encuentra la gente, el proyecto, el o el trabajo que les pertenece a todos.

    Esta actitud nos recuerda la de nuestro Señor Jesucristo, de quien se nos relata por San Lucas que en ocasión de su entrada triunfal, “cuando llegó cerca de la ciudad (por cierto, también de Jerusalén), al verla, lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos” (Lucas 19:41,42).   Razón tenía Jesús para llorar, pues era su gente, era el pueblo de Dios por quienes principalmente el vino a este mundo, sin embargo, se encontraban en profunda ignorancia espiritual, que muy pronto demostrarían cuando piden que Jesús mismo sea crucificado.

    Amado hermano, ¿Alguna vez, usted ha derramado muchas o aunque sea solamente algunas lágrimas por esta amada congregación, que en el transcurso de su historia, ha tenido tanto momentos de avivamiento como momentos de decaimiento?   Recuerde que una de las actitudes que se debe tener cuando oremos por la obra de Dios que está en problemas de crecimiento, es que debe conmoverse nuestro corazón y despertar en nosotros un profundo amor por la obra de Dios.   Y esto de orar no es responsabilidad de personas especiales sino de todos los que pertenecen al pueblo de Dios, pues cuando observamos la identidad de Nehemías, él mismo simplemente dice que “… yo servía de copero al rey” (v. 11).  No era un líder espiritual, aunque a partir de ello lo comenzó a ser.

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   La segunda actitud con la que se debe orar a Dios cuando Su obra se encuentra detenida, y cuando se quiere que esta obra progrese, es:

II.- CON SEGURIDAD DE QUE DIOS TIENE LA SOLUCIÓN.

   Ahora, siguiendo la narración de Nehemías, es apropiado observar que además de haber llorado con profundo dolor por amor a la ciudad santa de Dios, primero nos dice que: “…ayuné y oré delante del Dios de los cielos” (v. 4b).   Esta observación es importante, porque tratándose de una persona que trabajaba justamente delante del mismo rey de Persia, pues, si hubiera hecho uso de su capacidad de inteligencia, pudo haber planeado primeramente buscar la ocasión para plantearle al rey la visión que tenía en mente de hacer algo para solucionar el problema que se vivía en su ciudad de procedencia.   Esto nos indica que cuando oró a Dios, oró con la seguridad de que Dios tenía la solución, antes que el mismo poder o autoridad humana alguna.

    Luego nos dice que el contenido de su oración fue … Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos;  /  esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos;..” (vv. 5-6a).  Aquí nos indica que él apeló al pacto, la misericordia y a la promesa de Dios de que oiría la oración de las personas arrepentidas.   Estaba tan seguro que la solución necesaria vendría de Dios, pues no acude al rey a quien servía como copero, sino que acude directa y primeramente a Dios para buscar la solución del problema que había en Jerusalén, y que había permanecido por muchos años.

    Amados hermanos, este es un gran ejemplo, acerca de la manera como debemos acercarnos a Dios, no confiando en nuestros propias habilidades, ni en el poder e influencia de personas para conseguir las cosas que necesitamos para el avance de la obra de Dios, sino que debemos acercarnos a Dios como se nos enseña por los apóstoles “acerquémonos, pues, confiadamente, ante (no de un rey, poder o autoridad terrenal, sino de ) el trono de gracia, para hallar oportuno socorro” (Hebreos 4:14), y esto también para la obra de Dios en esta amada congregación.   Confía en que Dios puede levantar la obra detenida de esta congregación.

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   La tercera actitud con la que se debe orar a Dios cuando Su obra se encuentra detenida, y cuando se quiere que esta obra progrese, es:

III.- CON ARREPENTIMIENTO POR LA CULPA PERSONAL.

  En su oración, mientras buscaba la ayuda de Dios para superar el detenimiento de la restauración de toda la ciudad de Jerusalén, él le dice a Dios: “… y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado” (v. 6b).  La causa que él reconoce que llevó a Jerusalén a la condición en la que se encontraba, le llama: “pecados”, pero aunque dice que se trata de “pecados de los hijos de Israel” que entre todos cometieron, se incluye cuando dice: “que HEMOS cometido contra ti”, y todavía más específicamente admite “sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado”.  Fue el pecado de todos los israelitas que hizo que Jerusalén pierda todo su esplendor; pero ahora que por lo menos Nehemías quería ver el despegue de la restauración de la ciudad santa, se hacía necesario que su oración llegue al oído y corazón misericordioso de  Dios, por lo que tenía que hacer su oración con un profundo reconocimiento de su culpa personal.

    Muchas veces, el estado en el que se encuentra la obra de Dios bajo nuestra responsabilidad, no es producto de la casualidad, ni es producto principal de causa externas, sino que suele ser producto de una conducta inadecuada que se ha tenido con respecto a aquella obra de Dios, y con respecto a Dios mismo.   Nehemías, en su oración por Jerusalén, reconoce que la condición de la ciudad de Jerusalén que fue reducida prácticamente en ruinas, es el resultado de una vida de  pecados, los cuales atrajeron hacia ellos mismos la destrucción, el cautiverio y el dominio por parte de emperadores extranjeros, aunque todo esto bajo el control de Dios mismo quien guiaba a estos judíos a darse cuenta de su error, y cómo salir de ello.

    Amados hermanos, si queremos que la obra de Dios que ha sido encomendada en nuestras manos, salga de su detenimiento o estancamiento, nuestra oración de búsqueda de la solución de parte de Dios, debe ir acompañada de palabras y actitudes de verdadero arrepentimiento.  No habrá solución si pedimos a Dios que prospere su obra si en el fondo nuestras actitudes son las que las están deteniendo.  Tiene que haber arrepentimiento, no solamente confesado, sino visible en las actitudes correctas que cada uno deberá implementar en su vida.

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   La cuarta actitud con la que se debe orar a Dios cuando Su obra se encuentra detenida, y cuando se quiere que esta obra progrese, es:

IV.- CON COMPROMISO DE APOYAR PARA LA SOLUCIÓN.

   Es verdad que Dios oye las oraciones y las responde, pero también es verdad que Dios, para traer soluciones a su pueblo, usa como agentes generalmente a personas consagradas, por lo que Dios no solamente espera que los creyentes se mantengan perseverantes en la oración sino que junto con cada oración de intercesión, haya un comprometimiento de querer ser parte activa y dinámica en apoyar para la solución del problema que ha sido conocido o detectado.   En el caso de Nehemías, en su oración leemos que le dijo a Dios: “Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey” (v. 11).   Cuando él le dice a Dios “concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón”, con estas palabras le estaba diciendo a Dios que si fuera necesario él estaba dispuesto a hablar sobre el problema de Jerusalén con el ‘varón’ o sea con el rey Artajerjes.  No pensó solamente en voy a orar a Dios y a ver a quienes Dios va a usar para la solución del problema de la ciudad santa, sino que cuando se dispuso a orar tenía muy claro y no se lo ocultó a Dios, que él quedaba a sus órdenes para todo lo que fuera necesario.

    Amados hermanos de la fe en el Señor, nos pusimos de acuerdo para venir en esta ocasión a motivarles con el ejemplo, a dedicar semanalmente y de manera responsable, un tiempo de oración por los desafíos que esta congregación tiene que enfrentar para salir de su detenimiento o estancamiento, para que pueda ir creciendo tomados de las manos de Dios.   Pero, junto con la oración, es necesario que cada persona no solamente ore por orar, sino que ofrezca a Dios su compromiso de servir para que cada necesidad, cada problema, cada caso no resuelto en esta amada congregación sean superados, y que la obra de Dios confiada en las manos especialmente de cada uno de ustedes, se reavive para la edificación de todo este cuerpo glorioso de Cristo, para gloria de Dios.

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   La quinta actitud con la que se debe orar a Dios cuando Su obra se encuentra detenida, y cuando se quiere que esta obra progrese, es:

V.-  CON ESPERANZA EN EL MOMENTO DE DIOS.

   Finalmente, hay otros muchos más detalles que pudiéramos observar en toda esta hermosa historia, pero observemos las fechas mencionadas en el comienzo de cada uno de los dos primeros capítulos de este libro de Nehemías.  En el primer capítulo se menciona la fecha en la que Nehemías hizo su oración, y en el segundo capítulo se menciona la fecha cuando Dios comenzó a mover cielo, mar, y tierra para generar las circunstancias que darían paso a toda la solución que se necesitaba en Jerusalén.   En el primer capítulo, referente a la fecha, leemos en el versículo uno que “… Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte,…” (1:1), esta es la fecha en la que él conoce la necesidad de Jerusalén, y ora por la solución; y en el segundo capítulo también versículo uno, leemos que Sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes,…” (2:1), esta es la fecha en el que se inicia todo el proceso de solución.   Lo que quiero que ustedes observen es que aunque orar es un deber que al mismo tiempo es una necesidad tanto para la vida personal como para la vida de la iglesia local, la solución llega no automáticamente solo por el hecho de haber orado.   A veces, las respuestas son inmediatas, otras veces son a corto plazo, y algunas veces hay que esperar un largo plazo, para que todo ocurra no según el tiempo de nuestra conveniencia sino en el tiempo decidido por Dios que es apropiado para que su bendición sea conocida y disfrutada.   En este caso, notamos que la historia de estos dos primeros capítulos se desarrolla en el mismo año veinte del reinado de Artajerjes, desde el mes de Quisleu hasta el mes de Nisán.  De Quisleu a Nisán había entre tres meses y medio a cuatro meses de tiempo, lo que nos indica que algunas veces después de orar, tendremos que adoptar la actitud de esperanza en que Dios en su debido momento va a brindar toda la solución necesaria.

    Amados hermanos, hoy hemos elevado a Dios nuestra intercesión por la misión de esta congregación.  Cada palabra conforme a la actitud con la que fue dicha, será respondida por Dios, quizá no mañana sino en más días, quizá no el próximo domingo sino en los siguientes, quizá no este mes de Septiembre sino en los próximos meses, pues Jesucristo mismo aseguró que “…todo aquel que pide, recibe;…” (Mateo 7:8), y esa es nuestra esperanza cada vez que oramos a Dios.

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   CONCLUSIÓN: Para concluir, solamente quiero hacer un repaso de las cinco actitudes que debemos tener cuando oramos por la obra de Dios que se encuentra detenida, pero que deseamos que progrese: 1) dolor por la situación en la que se encuentra la obra, 2) confianza en que Dios va a dar la solución necesaria, 3) arrepentimiento en todo aquello que sucede por nuestra culpa personal, 4) con decisión de comprometerse a ser usado por Dios para la solución del problema, y 5) sin forzar la situación con nuestras humanas estrategias, esperar el tiempo y modo que Dios tiene determinado.

    Que Dios use esta palabra en la vida de cada uno de nosotros.  Que Dios prospere su obra estancada en esta congregación.   Y que usted no descuide la oración para reavivamiento de la obra de Dios.

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