PROPÓSITOS DE DIOS CUANDO LA TRAGEDIA NOS ALCANZA, Por: Diego Teh.

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PROPÓSITOS DE DIOS CUANDO LA TRAGEDIA NOS ALCANZA

Rut 1.

Predicado por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, el sábado 07 de Febrero 2015, a las 20:00 horas, en el cementerio Xoclán durante el velorio de la hermana Elda Novelo, en presencia de sus hijos/a, nietos, miembros de la cong. “Luz de Vida” de la col. Bojórquez, y demás familiares y amigos/as.

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   INTRODUCCIÓN: Noemí fue una señora que vivió la tragedia de perder a su esposo Elimelec en plena aventura de ganarse la vida en un país extranjero, “los campos de Moab” (v. 1).  No mucho tiempo después en el mismo lugar pasó la amarga experiencia de perder a sus únicos dos hijos seguramente muy queridos por ella, Mahlón y Quelión (vv. 1-5).  No le fue fácil superar la desgracia que le acompañó durante esa etapa de su vida, al grado que cuando regresó a su tierra en Belén de Judá, no quería que le llamaran Noemí, sino Mara, o sea, amargura.   Cuando leí esta historia, me di cuenta que se asemeja a la experiencia que ahora les ha tocado vivir a la familia de ustedes, al haber perdido en un corto tiempo a dos de sus seres queridos.

   Nuestro texto bíblico para el mensaje que les quiero compartir en este momento, basado en la historia de una familia de los esposos Elimelec y Noemí, con sus hijos Mahlon y Quelión, y con sus nueras Rut y Orfa, nos enseña que cuando una persona o familia pasa en su vida momentos de experiencias amargas, dolorosas, e inesperadas, Dios tiene propósitos especiales para estas personas o familias.  /   ¿Qué propósitos especiales tiene Dios en la vida de una persona que como ustedes pasa en su vida momentos de experiencias amargas, dolorosas, e inesperadas?  /  Siguiendo la narración de la historia de lo acontecido a la familia de Elimelec, notemos los siguientes propósitos especiales de Dios.

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   El primer propósito especial de Dios para cuando en nuestra vida personal o familiar pasamos por momentos de experiencias amargas, dolorosas, e inesperadas, es:

I.- FORMARNOS UN CARÁCTER DE MÁS CONFIANZA EN ÉL MISMO.

   Primero, observemos ¿qué fue lo que a Elimelec y su esposa Noemí, les hizo salir de Belén de Judá para ir a “los campos de Moab”?  La respuesta la tenemos en versículo uno: “hubo hambre en la tierra” (la tierra de Judá que incluye la aldea de Belén, donde ellos vivían).  Un acto de desesperación familiar por el pan de cada día los llevó a tomar una decisión que aunque parece una buena iniciativa por el futuro de ellos y de sus hijos, muy pronto Noemí quedaría viuda en el extranjero, muy pronto sufriría la muerte de sus dos únicos hijos Mahlón y Quelión, y quedaría prácticamente en el desamparo familiar, sino fuera por Rut una de sus dos nueras quien abandonó su país para acompañar a Noemí a vivir de regreso en Belén de Judá.  Fue un error familiar lo que los llevó como familia y posteriormente solo a Noemí, a enfrentar tragedia tras tragedia que debió hacerla sufrir profundamente.

   ¿Cómo se puede observar que no era necesario que tiempo atrás se fueran de Belén de Judá a los campos de Moab?   Cuando la falta de esperanza en Dios llega en un corazón humano, las personas tomamos malas decisiones.   Observemos que cuando Noemí regresa viuda y sin hijos a Belén de Judá, Booz un pariente cercano de Elimelec tenía cosecha de cebada.  Es seguro que todos los campesinos de la región ya tenían sus respectivas cosechas, sin que tuviesen que haberse ido de Belén a otras ciudades, regiones o países más productivos.  El hambre no fue permanente sino solamente temporal.   Quizá entonces Noemí se hizo la pregunta: ¿por qué nos fuimos a Moab?  Es evidente que fue una decisión tomada en un momento de falta de esperanza en Dios lo que les hizo ir en busca de abundancia fuera de la tierra donde pudieron haber permanecido como lo hicieron otros muchos.   Cuando ella regresa, pudo darse cuenta que Dios no había abandonado a su pueblo para siempre; realidad que estoy seguro le sirvió para confiar en Dios más que antes, sin tener que huir en busca de un mejor futuro donde Dios no los había puesto.  La experiencia amarga, dolorosa, e inesperada de Noemí, fue una experiencia que le sirvió para formarse en ella una mayor confianza en Dios mismo.

   Amados hermanos, a pesar de tan sensibles fallecimientos que han tenido de sus dos seres queridos, en tiempos tan cercanos, es posible y no difícil que sigan confiando y aún más fuertemente en los planes de Dios para sus vidas.

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   El segundo propósito especial de Dios para cuando en nuestra vida personal o familiar pasamos por momentos de experiencias amargas, dolorosas, e inesperadas, es:

II.- USARNOS PARA ENSEÑAR A OTRAS PERSONAS EL PRIVILEGIO DE VIVIR BAJO LA GRACIA DE DIOS.

   La historia de Noemí es muy interesante y deja ver que a pesar de las decisiones tomadas en el pasado juntamente con su esposo y sus dos hijos, la gracia de Dios no deja de acompañarla.   La evidencia consiste en que ella no se abandonó quedándose a vivir en Moab donde no tenía por qué estar, sino que guiada por los planes de Dios, se propuso regresar a su país, específicamente a su pequeña aldea de Belén.   Como parte de ese proceso de regreso, les dice a sus dos nueras viudas que cada una se regrese a con su familia de donde provenían antes de casarse.  Orfa, una de sus nueras le tomó la palabra inmediatamente; pero Rut, una nuera leal a Noemí decide no regresar con su familia sino quedarse con su suegra, y acompañarla para vivir cerca de ella en Belén de Judá.

   A su regreso en Judá, lo primero que descubre Noemí, es que Dios había estado bendiciendo a Belén con abundancia de cosecha.  Esto es como volver a la gracia de Dios.  Solamente que en esta ocasión, trae consigo a su nuera, quien encuentra en Belén a un hombre llamado Booz con quien se casa, llega a ser propietaria de las cosechas, pero sobre todo se convierte en madre de Obed, abuela de Isaí el padre de David (o sea, se convierte sin saberlo en bisabuela de David) un gran siervo de Dios en la historia de Israel, y de cuya descendencia después de muchas generaciones nace nuestro Salvador y Señor Jesucristo.  La gracia de Dios en Rut puede verse que siendo ella ajena al pueblo de Dios por ser del país de Moab, ella es incluida en la familia mesiánica como miembro del pueblo de Dios, no por Noemí, ni por Booz, ni por las leyes civiles, sino por la gracia de Dios mismo.  Todo esto sucede, desde luego como parte de un plan maravilloso de Dios, pero a su vez, sucede dentro del marco de la experiencia de una mujer que sufre la pérdida trágica de tres de sus seres queridos más cercanos (esposo, e hijos).   En otras palabras, en medio de nuestras tragedias, podemos ser y somos capacitados por Dios, para enseñar a otras personas a conocer y experimentar la gracia de Dios.

   Amados hermanos, hoy en medio del dolor que les ha perseguido, están comenzando a ser una familia que será capacitada y usada por Dios para ser parte de algún plan aunque desconocido para nosotros, pero en el que otras personas serán bendecidas conociendo y experimentando la gracia de Dios.  Muy pronto ustedes serán testigos de las bendiciones que sucederán en su propia familia, y no dudo que también en otras personas que no son parte de la familia que ustedes representan.

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   CONCLUSIÓN: Para concluir esta breve reflexión de la Palabra de Dios, debo recalcar que Dios es un Dios de propósitos especiales, propósitos que tienen que ver con ubicar a las personas bajo la cobertura de su gracia salvadora, y es lo que estará haciendo ahora en la familia de ustedes.   Es en este contexto que el rey David, en una ocasión exclamó “Jehová cumplirá su propósito en mí”. (Salmo 138:8).

   Por otra parte, hoy más que nunca, ustedes estarán sufriendo la ausencia de sus seres queridos, pero eso no significa que Dios no estará con ustedes, sino al contrario se convierte en el momento más adecuado para quedarnos solamente en sus benditas manos.  La fe de David atestigua la realidad que desde la antigüedad experimentaban las personas que se quedan sin seres queridos.  Dijo David en sus palabras de fe y esperanza: “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá” (Salmo 27:10).

   Mis amados hermanos, den paso en sus vidas para descubrir los propósitos que Dios tiene para con ustedes.  Muy pronto verán los resultados.  Que Dios los bendiga y ponga en ustedes paz en este momento doloroso de sus vidas.

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