CARACTERÍSTICAS ESPIRITUALES DE LA IGLESIA COMO COMUNIDAD, Por: Diego Teh.

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CARACTERÍSTICAS ESPIRITUALES DE LA IGLESIA COMO COMUNIDAD

Romanos 12:3-13.

Predicado por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, en la congregación “Roca de la Eternidad” de la colonia Díaz Ordaz, de Mérida, Yucatán; el día domingo 15 de Febrero del 2015, a las 18:00 horas.

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   INTRODUCCIÓN: A través de la historia del establecimiento de la iglesia de nuestro Señor Jesucristo, y de la misma doctrina apostólica, nos encontramos con la verdad de que la iglesia es una comunidad compuesta por un cuerpo de personas que pertenecen a Cristo su Salvador.  Se dice que somos linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios (1 Pedro 2:9), siendo estas palabras una indicación de que no somos entidades individuales sino una santa comunidad.  Los que somos parte de esta santa comunidad constituida no por seres humanos sino por Dios, nos distinguimos de cualquier organización meramente humana, por las características tan especiales que practicamos que poseemos cada miembro del comunidad.

   Nuestro texto bíblico para este mensaje nos presenta una serie de características que describen la espiritualidad de los miembros de la comunidad cristiana.  /  ¿Cuáles son las características que describen la espiritualidad de los miembros de la comunidad cristiana?  /  Mediante un sencillo análisis del texto que hemos leído, les iré indicando cada una de tales características.

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   La primera característica que describe la espiritualidad de los miembros de una comunidad cristiana, es:

I.- LA HUMILDAD.

  San Mateo nos relata un evento durante el ministerio de Jesús, diciendo: “En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?” (Mateo 18:1).  La intención en el fondo de sus corazones era que les hubiese gustado que uno de ellos fuese el mayor por elección o asignación, pero Jesús les informó que no existe tal rango en el reino de los cielos, sino más bien solamente cuenta el ser mayor en servicio.  También cuando leemos la primera epístola del apóstol Juan, encontramos que relata lo siguiente acerca de un personaje llamado Diótrefes: Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe.  / Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia” (3 Juan 9,10).  Sin duda alguna, tanto los que querían ser mayores en el reino de los cielos, como Diótrefes a quien le gustaba tener el primer lugar, no tenían la actitud correcta de ser humildes entre el grupo de discípulos o de la iglesia a la que Diótrefes asistía.

   El apóstol Pablo, preocupado que entre los creyentes de Roma ninguna persona se sienta mayor o superior que su hermano en la fe, les hace la siguiente exhortación: “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno (Romanos 12:3).

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   La segunda característica que describe la espiritualidad de los miembros de una comunidad cristiana, es:

II.- LA UNIDAD.

   Referente a esta característica de la unidad, el apóstol Pablo les hace una ilustración comparando el cuerpo humano con la iglesia como un cuerpo que pertenece a Cristo.  Les dice al respecto: “Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,  /  así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros” (Romanos 12:4-5).  La ilustración acerca de la unidad de los miembros de nuestro cuerpo humano es muy práctica y clara ya que todos tenemos un cuerpo y sabemos que ningún miembro de nuestro cuerpo existe por separado, y que cada miembro de nuestro cuerpo está en el lugar preciso para que pueda cumplir su función de ser un apoyo para por lo menos al miembro que está junto a él pero que también puede servir para otro miembro que se encuentra más lejano.  Así de igual es la iglesia universal como la iglesia local, pues nos recuerda el apóstol que “somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros”.

   Amados hermanos, referente a esta unidad en la que somos miembros de los demás, Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación” (1 Corintios 14:26).  Esto nos indica, a manera de ejemplo que en los cultos se vive la unidad, usted es un miembro que depende de uno o más miembros, y es al mismo tiempo un miembro que apoya a uno o más miembros.  Los que oran, los que cantan, los que enseñan, los que predican, los que traducen si es necesario, y los que aconsejan, lo hacemos para edificar a los demás miembros del cuerpo.

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   La tercera característica que describe la espiritualidad de los miembros de una comunidad cristiana, es:

III.- LA FUNCIONALIDAD.

   Ya en el versículo 4, el apóstol había sugerido la idea de función, pero en estos versículos del 6 al 8, enfatiza que a todos los creyentes, siendo poseedores de por lo menos un don específico nos es dado para ser usado para edificación espiritual de los demás miembros de la iglesia.  El texto dice así: “De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;  /  o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;  /  el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría” (Romanos 12:6-8).   En otras palabras, la iglesia fue formada como una comunidad que ejerce a través de sus dones una funcionalidad que la edifica cada día de su existencia.  Los miembros de la iglesia están para servir, enseñar, exhortar, repartir, presidir, y hacer alegremente obras de misericordia.  No somos iglesia para no hacer algo.  Somos iglesia para funcionar para el bien de los demás miembros y de los que no han sido alcanzados por el mensaje del santo evangelio.

   Amados hermanos, no fuimos llamados solamente para existir sino para funcionar. Cada uno de los que nos reunimos en esta congregación tiene una función determinada por Dios en el cual hemos sido o estamos siendo capacitados mediante los dones del Espíritu Santo, para que desempeñemos la función de nuestra membresía en el cuerpo de Cristo.  Les animo en el amor del Señor que nadie descuide, como le dijeran a Timoteo, el don que el Espíritu de Dios ha puesto en cada uno de nosotros.  Seamos funcionales para la obra que Dios nos ha encomendado en esta iglesia, y en esta zona de la ciudad.

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   La cuarta característica que describe la espiritualidad de los miembros de una comunidad cristiana, es:

IV.- LA FRATERNIDAD.

   Una característica de mucha importancia para la iglesia como comunidad de personas redimidas por Cristo, es el vivir con amor hacia los demás miembros de la comunidad.  En realidad, no solo para con la comunidad sino también para los que no son parte de la comunidad.   A los romanos, les enseñó el apóstol Pablo que: “El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.  /  Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros” (Romanos 12:9-10).  El amor expresado como don de Dios, es la mayor virtud que los creyentes cultivamos en nuestra vida.  Si tuviésemos enemigos, Jesús enseñó: “Amad a vuestros enemigos” (Mateo 5:44, Lucas 6:27,35).   El aspecto importante para cada comunidad interna o iglesia local es:  “Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros”.  Somos unidos por Cristo a su iglesia universal y local, para expresar nuestra fraternidad, o sea que debemos tratarnos los unos a los otros, NO como desconocidos, no como extraños, no como visitantes, sino como hermanos.

   Amados hermanos, cada vez que usted se encuentre con su hermano(a) en la fe, trátelo(a) como tal.  Sea aquí en el templo o en la calle, salúdense, díganse de manera sentida y deseada un “Dios te bendiga”, platiquen sobre cuestiones espirituales personales o de la misma congregación, pregúntense unos a otros si hay algo en el que pueden orar a Dios a favor de su hermano(a).  Aquí en el templo es muy fácil hacerlo aunque también no siempre lo hacemos, pero en la calle, hay quienes hasta suelen hacer como que no ven pasar a su hermano(a) en Cristo, y hay quienes hasta se esconden intencionalmente para no ser vistos (no me refiero a ustedes, sino a otros casos que me constan).  Sin embargo, lo que a nosotros nos debe caracterizar como miembros de esta congregación es la fraternidad que se demuestra al hermano(a), al visitante, tanto en el templo como en la calle o en cualquier otro lugar.

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   La quinta característica que describe la espiritualidad de los miembros de una comunidad cristiana, es:

V.- LA RESPONSABILIDAD.

   Como un detalle final también con mucha importancia, el apóstol Pablo, exhorta a los romanos a que no sean descuidados en cuanto a las responsabilidades propias de la vida cristiana, por lo que les enseña que deben ser: “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; /  gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración;  /  compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad” (Romanos 12:11-13).  Lo que es evidente, es que la comunidad cristiana, no es un grupo de personas desobligadas delante de Dios, ni delante de sus hermanos en la fe, ni delante de la sociedad en la que nos corresponde vivir.

   Amados hermanos, debemos ser personas ocupadas en servir al Señor, en dedicarnos de manera constante en la oración, en compartir con otros creyentes para ayudarlos en sus necesidades, y en practicar la hospitalidad, y otras muchas santas ocupaciones del servicio cristiano.  Esto es vivir en comunidad con responsabilidad.

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   CONCLUSIÓN: Mis amados hermanos, tengamos bien claro cómo debe ser nuestra manera de proceder como parte de la membresía en esta congregación: no con altanería no primacía alguna sino con humidad; no como si los demás no existieran sino con unidad; no con descuido de nuestros deberes personales y comunitarios sino con una visible funcionalidad, no con desdén, ni menosprecio, ni evasión, sino con fraternidad; no dejando de realizar las funciones espirituales y sociales que nos corresponden, sino con notoria responsabilidad.

   Que Dios bendiga a esta gloriosa comunidad que Dios ha estado levantando en este bendito lugar.

 

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