ACTITUDES HUMANAS QUE BLOQUEAN BENDICIONES DIVINAS, Por: Diego Teh.

Ark of the Covenant

ACTITUDES HUMANAS QUE BLOQUEAN BENDICIONES DIVINAS.

1 Samuel 7:1-2; 2 Samuel 6:1-8.

Preparado para predicar por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, en la congregación “Dios está aquí” de la ex Hacienda Lepán, Tecoh, Yucatán; el día sábado 05 de Septiembre del 2015, a las 19:00 horas.

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INTRODUCCIÓN: En la historia bíblica tenemos casos de personas y hasta grupos que fueron exterminados debido a que hubo entre ellos una manifestación de la presencia de Dios.  Por ejemplo, cuando los filisteos robaron el arca de la presencia de Dios, que pertenecía al uso exclusivo del tabernáculo de reunión para el pueblo de Dios, todo el tiempo que estuvo en las ciudades y templos paganos de estos filisteos, sus ídolos caían destrozados delante del arca de la presencia de Dios, sus habitantes caían muertos por miles, y otros más se enfermaban de tumores malignos (cf. 1 Samuel 5:1-6:11).  Otro ejemplo, pero que no sucedió entre los filisteos sino entre los mismos israelitas quienes aunque eran los legítimos beneficiarios y guardianes del arca de la presencia de Dios, fueron víctimas de mortandad por causa de que en una ocasión, los habitantes de una ciudad llamada Bet-semes acecharon y miraron al interior del arca de la presencia de Dios (cf. 1 Samuel 6:12-21).  Por eso, tanto los habitantes de cinco ciudades de los filisteos, como los israelitas de Bet-semes, todos procuraron deshacerse de la manifestación de la presencia de Dios que se encontraba localizada en aquel arca, pues les constaba que la presencia de Dios puede ser mortal para un ser humano.

   A pesar de que la manifestación de la presencia de la santidad y la justicia de Dios son potencialmente peligrosos para los pecadores, porque podría exterminar a una persona o hasta multitudes en un solo instante, por causa del pecado que está presente en nuestra naturaleza humana, no siempre ocurre así, pues aunque lo tenemos bien merecido, Dios tiene una misericordia mucho más grande.  Sin embargo hay ocasiones en el que Su presencia aunque no extermina ni aniquila a nadie, tampoco comunica bendiciones durante largo tiempo o por siempre, debido a que la o las personas tienen actitudes que bloquean el recibir las bendiciones que por naturaleza otorga la presencia de Dios.

   En nuestros pasajes bíblicos de 1 Samuel 7:1-2; 2 Samuel 6:1-8, y su contexto, tenemos la historia de que el arca de la presencia de Dios fue recibido por Abinadab en su casa durante 20 años.    Algo importante que observamos en la historia es que durante todo ese tiempo nunca hubo ni una sola muerte, ni en su comunidad, ni en su propia familia, como lo hubo durante siete meses en cinco ciudades filisteas, y como lo hubo en la población israelita de Bet-semes.   Sin embargo, en ningún momento de la narración se dice que este hombre y su casa o familia haya recibido a cambio alguna bendición por recibir el arca de la presencia de Dios.   Esta historia nos deja una enseñanza de que uno puede estar tan cerca de la presencia de Dios y no recibir ni una sola bendición para su vida.  /  ¿Qué es lo que hace que una persona no pueda recibir bendiciones aunque Dios haya querido estar tan cerca de esta persona?  /  A través de un sencillo análisis de la historia de Abinadab y sus hijos, nos daremos cuenta cuáles son algunas actitudes humanas que bloquean la recepción de bendiciones divinas.  Esto no significa que Dios no tenga el poder de bendecir a una persona, sino que una persona puede bloquear el recibir bendiciones para su propia vida.

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   La primera actitud humana que bloquea el recibir bendiciones de Dios, es:

I.- SERVIR A DIOS SOLAMENTE POR TRADICIÓN FAMILIAR.

   Para empezar, observemos que el significado del nombre Abinadad, es: “Mi padre es noble, generoso”.   He encontrado que hay cuatro personas casi contemporáneas que llevaron el mismo nombre.  Uno fue hijo del rey Saúl, muerto en batalla (cf. 1 Samuel 31:2; 1 Crónicas 8:33; 9:39; 10:2); otro fue un hermano del rey David (cf. 1 Samuel 16:8; 17:13; 1 Crónicas 2:13); y otro fue yerno del rey  Salomón y padre de uno de sus gobernadores de distrito y proveedor oficial de la corte (1 Reyes 4:7, 11); pero del Abinadab de nuestra historia, solamente tenemos el dato de que era un habitante de Quiriat-jearim, ciudad tambien conocida solo como Quiriat (Josué 18:28), también como Quiriat-baal (Josué 15:60; 18:14) y también como Baala (2 Samuel 6:2), que se encontraba a unos 15 km, al oeste de Jerusalén.  No sabemos quién es su padre.  Pero el significado de su nombre que es: “Mi padre es noble, generoso”, puede representar dos cosas: 1) que fue un nombre puesto por sus padres refiriéndose a lo que Dios había significado en la vida de ellos, pero 2) le pudieron haber puesto ese nombre para aludir a una virtud destacada de su padre.   En el primer caso, su nombre solo era la representación de una fe familiar, que no necesariamente representaba una experiencia personal; y en el segundo caso, su nombre solo podría ser una representación de orgullo familiar de ser buenas personas, generosas.  Por cierto, el mismo Abinadab, fue muy noble y generoso al recibir el arca de la presencia de Dios en su casa, solo como una buena acción originada en las buenas intenciones de su corazón.  Quizá estaba siendo solo una imagen de lo que aprendió en su casa durante su infancia o juventud, pero de ninguna manera lo estaba haciendo con las actitudes adecuadas que Dios espera de una persona que tiene el privilegio de tener tan cerca la misma manifestación de su presencia.

   Este fue también el problema de los judíos de la época de Jesús quienes le dijeron a Jesús: Nuestro padre es Abraham” (Juan 8:39).  A estos, Jesús les tuvo que decir:Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais.  /  Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham.  /  Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios.  /  Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió. /  ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra.  /  Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer” (Juan 8:39-44).   Este fue el mismo problema de Abinadab.  Se sentía confiado de ser hijo de un israelita, pero es muy probable que no hiciera las obras de un verdadero israelita.  Creía también que Dios es su Padre, pero es muy probable que le gustaba hacer más los deseos del diablo, que amar a Dios por sobre todas las cosas.  Entonces, ¿qué bendición recibiría aún teniendo el arca de la presencia de Dios en su propia casa, si su corazón y demás acciones están inclinados a hacer y disfrutar lo que no es agradable a Dios?  La bendición de Dios no puede venir a una persona que confía en los antecedentes religiosos de algún miembro de su familia, como el tener a unos padres que verdaderamente han creído en Dios, sino que toda persona requiere de una relación personal de salvación por medio de Jesucristo, y de obediencia a Dios para ser bendecido.

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   La segunda actitud humana que bloquea el recibir bendiciones de Dios, es:

II.- SERVIR A DIOS SOLO POR OBLIGACIÓN MAS NO POR AMOR.

   La historia que tenemos nos relata que luego de la mortandad que ocurrió en la población de Bet-semes porque miraron en el interior del arca, es que los habitantes de Bet-semes enviaron mensajeros a los habitantes de Quiriat-jearim, diciendo: Los filisteos han devuelto el arca de Jehová; descended, pues, y llevadla a vosotros” (1 Samuel 6:21).  Y enseguida se nos relata la reacción espontánea de los habitantes de Quiriat-jearim, pues: “Vinieron los de Quiriat-jearim y llevaron el arca de Jehová, y la pusieron en casa de Abinadab, situada en el collado; y santificaron a Eleazar su hijo para que guardase el arca de Jehová” (1 Samuel 7:1).   Quiero suponer que debido a que el arca de Jehová “la pusieron en casa de Abinadab”, es porque hubo un acuerdo entre los habitantes de aquella ciudad y él; sin embargo el hecho de que la gente “santificaron a Eleazar su hijo para que guardase el arca de Jehová”, deja ver que es probable que le pareció un magnífico privilegio tener en casa dicho mobiliario sagrado, pero al parecer no estaba dispuesto a ser él quien personalmente lo guardase.   En otras palabras es muy probable que solamente sentía una obligación moral de recibir el arca, más no un deseo fervoroso de servir con amor al Dios verdadero que manifestaba su presencia en aquel arca de Dios.  ¿Cómo pues va a recibir bendición alguna de Dios una persona que no ama servir a Dios, o que le sirve solamente de manera parcial ofreciéndole solamente un metro cuadrado de espacio en su casa, cuando pudo haberle servido de una manera más amplia?

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   La tercera actitud humana que bloquea el recibir bendiciones de Dios, es:

III.- SERVIR A DIOS Y AL MISMO TIEMPO SERVIR DIOSES AJENOS.

   Otro detalle que indica la falta de amor hacia la manifestación de la presencia de Dios, es que mientras el arca estaba en casa de Abinadab, y la gente, según Samuel

“lamentaba en pos de Jehová” (o sea, que “buscaba con ansiedad al Señor”, NVI) (1 Samuel 7:2b), al mismo tiempo vacilaba entre servirle a Él, y servir a dioses ajenos.  Pero eso no era un problema solamente de los habitantes de Quiriat-jearim, sino de toda la nación de Israel, por lo que el profeta Samuel les tuvo que decir: “Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre vosotros, y preparad vuestro corazón a Jehová, y sólo a él servid,…” (2 Samuel 6:3).  El profeta fue muy claro con ellos al decirles “solo a él servid”, pues Dios no toma como válido que una persona comparta su servicio a Dios y luego a dioses ajenos.  Si los israelitas no eran bendecidos, era precisamente porque se inclinaban a la idolatría.  Si los de Quiriat-jearim no eran bendecidos es por lo mismo.  Si Abinadab, no recibió bendiciones, es porque su corazón no era del todo entregado a la presencia de Dios.  Dios bendice a los que se entregan totalmente a su adoración y servicio.

   Esto mismo es lo que Jesús enseñó a los judíos de su época y a sus discípulos más cercanos, cuando a manera de ejemplo les ilustró que “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro”. Y luego les explicó que: No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:24; cf. Lucas 16:13).   Quien divide su servicio entre Dios y cualquier otro ser vivo o no vivo, no puede agradar a Dios, y en consecuencia esta persona no recibirá ninguna bendición procedente de la presencia de Dios.  Es probable que esa es la razón por la que no se dice que Abinadab haya sido bendecido por tener en su propia casa la manifestación de la presencia de Dios en el arca, pues Dios siempre ha tenido en su voluntad que “a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas” (Isaías 42:8).

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   La cuarta actitud humana que bloquea el recibir bendiciones de Dios, es:

IV.- SERVIR A DIOS SOLAMENTE POR EL ESFUERZO HUMANO.

   Cuando el arca llegó a casa de Abinadab, nos relata el profeta Samuel que: “santificaron a Eleazar su hijo para que guardase el arca de Jehová” (1 Samuel 7:1b), y no hay ningún relato que diga que en los siguientes 20 años sus hermanos Uza y Ahío se hayan unido a él para el servicio del arca.  Durante los veinte años que el arca estuvo en casa de su padre, no se dice que Uza haya tenido algún servicio hacia el arca de Dios.  Ni él ni su hermano Ahío.  Es muy probable que ni siquiera les haya interesado servir a Dios, pues solamente aparecen en la escena cuando ya la gente que vino con David desde Jerusalén había puesto el arca en un carruaje nuevo, y entonces leemos sus nombres por primera vez de quienes se dice que: “Uza y Ahío, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo” (2 Samuel 6:3b).  Y luego dice acerca de Ahío que: Ahío iba delante del arca” (2 Samuel 6:4d), y de Uza aunque no dice en que lado del arca se encontraba, dice que “Cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió su mano al arca de Dios, y la sostuvo; porque los bueyes tropezaban” (2 Samuel 6:6), dando a entender que Uza iba en uno de los lados del arca.  Luego, con respecto al trágico final de Uza, dice Samuel que: “…el furor de Jehová se encendió contra Uza, y lo hirió allí Dios por aquella temeridad, y cayó allí muerto junto al arca de Dios”.

   Pero hablemos un poco acerca del nombre Uza, de quien solo sabemos que fue hijo de Abinadab, y que es el personaje que cayó muerto fulminado por la santidad de la presencia de Dios tras sostener con su mano el arca de la presencia de Dios.  Su nombre significa “esfuerzo propio”.  Para comenzar fue de mala fe que Abinadab como padre le pusiera este nombre a su hijo, pues ¿quién creyó que sería su hijo? ¿Un hombre autosuficiente?  ¿Un Sansón que no requiere de fuerzas ajenas?  Su propio nombre es la evidencia del orgullo humano de sus corazones.   Pero su problema en sí no era su nombre sino la actitud con la que pretendió servir a Dios.   En el caso de Uza, por el hecho de estar caminando junto al arca, y por su acción y reacción de tocar el arca que pensó se caería, son la evidencia de que no se había preocupado en aprender cómo tratar el arca de Dios, lo que le llevó a actuar verdaderamente solo por su propio esfuerzo o instinto humano, mas no por obediencia a Dios.

   Uza murió por ignorancia de la voluntad de Dios revelada en su Ley escrita por Moisés, pues si se hubiese tomado tiempo para conocer la voluntad de Dios, hubiese sabido que el arca no debería ser tocado.  Esa actitud de desinterés por conocer la voluntad escrita de Dios, es lo que hace que el servicio que una persona quiera prestar a Dios, sea solo por esfuerzo propio, por más bien intencionada que sea.  Por eso, cuando una persona sirve a Dios como Uza solamente por sus esfuerzos propios, finalmente de nada le va a servir, pues Dios así como no bendice al que le sirve un poco a Él y un poco a dioses ajenos, igualmente NO bendice al que le sirve solamente por esfuerzo propio, según su propia imaginación.  Si usted quiere servir a Dios tenga cuidado de no ignorar las Sagradas Escrituras, pues servir a Dios se hace de acuerdo a su palabra.  No basta el solo buen deseo de servirlo aunque sea con todas las mejores intenciones, pues tiene que hacerse de acuerdo a la entera voluntad de Dios, y conocerlo es responsabilidad de cada persona.

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   La quinta actitud humana que bloquea el recibir bendiciones de Dios, es:

V.- SERVIR A DIOS PERO MANTENIENDO LA IRREVERENCIA.

   Un detalle importante establecido por Dios desde la época de Moisés, es que cuando hubiese necesidad de trasladar el arca de Jehová, debería trasladarse por los levitas, y en los hombros (cf. 1 Crónicas 15:15), no en carro arrastrado por bueyes, por más nuevo que fuese el carro, y por más primerizos o entrenados que sean los bueyes.  Sin embargo, Abinadab y sus hijos encabezaron los preparativos y la procesión precisamente utilizando dos bueyes y una carreta para trasladar el arca.  Ellos, y con el consentimiento del mismo rey David, copiaron lo que hicieron los filisteos cuando regresaron el arca de Ecrón a Bet-semes entre los israelitas por medio de una carreta arrastrada por dos vacas locas (1 Samuel 6:1-12).  Los israelitas no deberían tratar el arca de Dios como a ellos les pareciera.  ¿Cómo puede recibir bendición de Dios una persona, y su familia, si juntos no son cuidadosos de obedecer la voluntad de Dios?

   A pesar de que en el camino se estaba realizando un hermosísimo culto con mucha alabanza espontánea, pues David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de haya; con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos” (2 Samuel 6:5).   Externamente se veía una excelente reverencia o adoración a Dios, pero en el corazón de muchos había una grandísima irreverencia, lo que hizo que Dios no se agradase de aquella procesión.  Tal irreverencia, llegó a su máxima expresión cuando Uza metió la mano para sostener el arca para evitar que se cayera, al darse cuenta que tras el tropiezo de los bueyes pareciera que el arca se iba a caer.  Entonces, Dios manifestó su desagrado ejecutando la muerte de Uza, pues no puede haber bendición para una persona que no sirve a Dios con diligencia sino solamente conforme a sus ideas propias.

   Todo esto nos enseña que Dios espera de sus hijos un servicio reverente caracterizado no solamente por manifestaciones externas humanas, aún se trate de un hermoso acto de culto; sino que toda persona que esté de acuerdo en servir a Dios debe estar dispuesta a hacer las cosas de manera reverente y obediente tal como Dios en su voluntad quiere que se hagan.  Para Dios vale más una obediencia que cualquier otro acto externo que aparente obediencia.

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CONCLUSIÓN: Amados hermanos, tengo que aclarar que las bendiciones de Dios no se ganan mediante ningún servicio que el ser humano realice para Dios, pues todo el acumulado de nuestros servicios a Dios durante toda nuestra vida, no serán suficientes ni siquiera para obtener la más mínima bendición de Dios, sino que toda bendición de Dios es siempre una manifestación de su libre gracia, por lo que no se gana; sin embargo, a pesar de la disponibilidad de las bendiciones de Dios POR MEDIO DE JESUCRISTO, uno mismo con sus actitudes puede bloquear que tales bendiciones sean efectivas en su vida.

   Por tal motivo, no sea usted como Abinadab o Uza, quienes tuvieron el privilegio de servir a Dios con actitudes correctas, mas por no servirle con las actitudes correctas, no fueron bendecidos.  La historia de estos hombres nos enseña que para no bloquear las bendiciones de Dios a nuestra vida, es necesario servir a Dios POR MEDIO DE JESUCRISTO:

1) con  una convicción personal, que demuestre una relación personal con Dios;

2) con un amor voluntario por habernos él amado primero por medio de su Hijo Jesucristo, más nunca servirle por obligación;

3) con una fidelidad total solamente a Él, no dando solamente un poco de nuestro servicio a Dios, sino todo solo a Él;

4) con un conocimiento correcto, dedicándonos a conocer por medio de su palabra cuál es su voluntad para no hacer las cosas según nuestras ideas propias; y

5) con una reverencia digna, haciendo las cosas solamente como Dios quiere, para no cambiarlo según nos parezca que es mejor.

   Las bendiciones de Dios no se ganan, pues cuando uno cree en Jesucristo como su Salvador y Señor, las bendiciones comienzan a ser efectivas, pero si uno no tiene actitudes correctas para con Dios, las bendiciones quedan bloqueadas hasta que uno corrija sus actitudes para con Dios.  No bloquee usted las bendiciones que Dios quiere darle a usted por medio de Jesucristo.

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