MANERAS DE DAR SOLO A DIOS LA GLORIA
1 Corintios 10:23-33.
Predicado por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, en la Cong. “Ebenezer” de la col. San José Tecoh, de Mérida, Yuc; el día domingo 1 de Noviembre del 2015, a las 18:30 horas.
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INTRODUCCIÓN: “Hacedlo todo para la gloria de Dios”, es la frase clave de nuestra lectura bíblica de esta ocasión. El tema de hacer todo para la gloria de Dios, lo presenta el apóstol Pablo en el contexto de las costumbres paganas de los Corintios no convertidos al evangelio que en vez de dar gracias a Dios por las bendiciones que ellos han recibido de Él, hacían sacrificios de animales ofreciéndoselos a sus propios y falsos dioses, algo similar como cuando los ganaderos no creyentes en el santo evangelio hacen promesas de ofrecer sus toros a algún supuesto santo patrono de su comunidad, o algo similar como cuando personas de la actualidad ofrecen en sus altares comidas también ante imágenes en papel o yeso de supuestos santos o hasta a sus familiares difuntos.
En aquella antigua de Corinto, en medio de su cultura de idolatría, el evangelio de la gracia de Dios alcanza y convierte a los elegidos de Dios, del paganismo de la idolatría a la fe en Jesucristo (no un dios falso, sino al Hijo de Dios). El apóstol Pablo quien los había pastoreado por un tiempo, ahora les envía una epístola mediante la cual les enseña que una persona que acepta vivir bajo las normas del evangelio de Dios, tiene que cambiar sus costumbres paganas dando solo a Dios la gloria, de todas maneras posibles. / ¿De qué maneras una persona que ha aceptado el evangelio de Dios, puede hacer todo para la gloria de Dios, y al mismo tiempo dar solo a Dios la gloria? / En este mensaje, basado en nuestro texto bíblico de la primera epístola del apóstol Pablo a los Corintios 10:23-33, voy a compartirles solamente algunas maneras cómo los creyentes en Jesucristo, verdaderamente convertidos a su evangelio, podemos dar SOLO A DIOS LA GLORIA.
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La primera manera de dar SOLO A DIOS LA GLORIA, es:
I.- DANDO GRACIAS A DIOS DELANTE DE QUIENES NO LO HACEN.
Como ya hemos observado en nuestra lectura, los paganos e idólatras de Corinto, en ningún momento pensaban dar la gloria a Dios mediante su gratitud dirigida a él, sino al contrario. En vez de dar la gloria a Dios, se la daban a sus propios y falsos dioses, ofreciéndoles en sacrificio sus animales que no se las habían dado sus dioses sino el Dios único vivo y verdadero. Luego en sus carnicerías ponían a la venta la carne que fue utilizada en su ritual. ¿La podían comprar los cristianos? e incluso, ¿la podían comer sin que esto signifique pecar contra Dios? La respuesta del apóstol Pablo es: “De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia” (1 Corintios 10:25). Y ¿qué tal si el creyente no compra esa carne, sino que es invitado a comerlo ya rica y debidamente guisada? La respuesta apostólica de nuevo es: “Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia” (1 Corintios 10:27). Así que el cristiano es libre de comer bajo la condición de no preguntar nada.
Ahora, pues, no solamente es libre de comer por el solo hecho de no preguntar si aquella carne era de la sacrificada a los ídolos, sino que otro deber de mayor importancia que argumenta el apóstol Pablo es: “…si yo con agradecimiento participo, ¿por qué he de ser censurado por aquello de que doy gracias?” (1 Corintios 10:30). Dar gracias a Dios, (entiéndase que en oración), por lo que comemos es una de las maneras de glorificar solo a Dios, en medio de un mundo de gente que no glorifica a Dios con gratitud por sus alimentos de cada día. Ellos verán
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La segunda manera de dar SOLO A DIOS LA GLORIA, es:
II.- TOMANDO EN CUENTA A DIOS TAMBIÉN EN NUESTRA VIDA COTIDIANA.
Ahora observaremos que el apóstol Pablo dice: “Si, pues, coméis o bebéis”, […], hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31). Johan Sebastian Bach, un compositor, quien hizo obras musicales tanto para uso religioso como para uso no religioso, al final de sus obras musicales religiosos, acostumbraba poner las iniciales: S.D.G. (Solo a Dios la Gloria), pero me llama mucho la atención que a algunas de sus obras que no tenían la finalidad de ser usadas en por la iglesia a la que él perteneció no le ponía dichas iniciales[1]. Al parecer, él pensaba que a Dios solamente se le puede glorificar cuando se trata de algo que se hace para la iglesia o en la iglesia, pero no fuera de ella. La realidad es que dar solo a Dios la gloria no es solamente un asunto eclesiástico, sino el apóstol Pablo no hubiese dicho que se le puede glorificar con la ocasión de comer o beber. Además si glorificar a Dios se hiciera solamente en la reunión de la iglesia, cuando cantamos, oramos, ofrendamos, leemos la biblia, etc…, entonces fuera de la iglesia estaríamos dando la gloria a otra cosa o dios que no es el Dios verdadero, y entonces no estaríamos dando solo a Dios la gloria, sino solamente un poco de gloria a Dios, lo cual no debe ser así, sino toda la gloria solo para Él.
¿Quién está considerando que con el comer y el beber se puede glorificar a Dios? La realidad es que con tales cosas también se puede glorificar a Dios. Hay quienes piensan que glorificar a Dios es solamente dedicarle a Dios un tiempo de adoración semanal en alguna iglesia, o haciendo alguna obra de misericordia, pero no es así, sino hasta en las cosas cotidianas de la vida como el comer un sabroso pan, huevo frito, frijol con puerco, platillo de una fiesta, una ración a la carta en tu restaurante favorito, o hasta una sopa rápida calentada en el microondas de la tienda de autoservicio, podemos glorificar a Dios con ello. ¿Cómo? Sencillamente, dando gracias a Dios porque en ese momento estás teniendo la oportunidad de alimentarte. Igual cuando se toma un vaso de agua pura, de aguas frescas o gaseosa del sabor preferido, podemos glorificar a Dios, dándole gracias por tener ese privilegio de disfrutar el líquido vital.
Otras ocasiones para dar solo a Dios la gloria mediante la gratitud por las cosas cotidianas de nuestra vida son tanto en el momento de despertar como en el momento de acostarse a dormir. El rey David quien a pesar de tener muchos enemigos que se habían propuesto atentar contra su vida, cada día le decía a Dios: “En paz me acostaré y así mismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado” (Salmo 4:8). Orar a Dios para que vele nuestro sueño a pesar de la adversidad y amenazas directas que pueda haber a nuestro alrededor y hasta en contra nuestra, glorifica a Dios por el hecho de confiar en él, y por expresarle diariamente en oración tal confianza. Glorificar solo a Dios no solamente es un asunto litúrgico sino también de las cosas cotidianas de nuestra vida.
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La tercera manera de dar SOLO A DIOS LA GLORIA, es:
III.- OBEDECIENDO A DIOS EN TODA ACCIÓN HUMANA.
Ahora observemos que después de decir: “Si, pues, coméis o bebéis”, añade otra pequeña frase que dice: “o hacéis otra cosa”, acerca de lo cual también incluye la exhortación: “hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31). Con estas palabras el apóstol Pablo expresa una ampliación de que el glorificar a Dios se cumple no solamente con hacer cosas de carácter estrictamente religioso, ni en solamente cosas cotidianas y sencillas como el comer y el beber, sino también en cualquier otra acción que uno realice en su trato con sus semejantes, en la vida familiar, y en las decisiones y actitudes personales.
En capítulos anteriores, el apóstol Pablo, ya había explicado que se puede dar solo a Dios la gloria cuando somos cuidadosos de nuestra sexualidad. En 1 Corintios 6:12-20, el apóstol dice que se glorifica a Dios también con la santidad del cuerpo. Él les escribió a los Corintios: “glorificad, pues, a Dios en vuestros cuerpos y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” 1 Corintios 6:20b), pero se los dice en el contexto de que “…el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo” (1 Corintios 6:13), por lo que luego les insiste: “Huid de la fornicación” (1 Corintios 6:18). Evitando tal mala acción con el cuerpo, también se glorifica a Dios.
Por otra parte, también se puede dar solo a Dios la gloria mediante el obedecer lo que Dios pide que se haga o que no se haga. Su propio Hijo Jesucristo, le dijo a Él: “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese” (Juan 17:4). Estas palabras de Jesús, son una afirmación de que se glorifica a Dios, al hacer obediente y completamente la obra que a cada quien en particular nos encomienda al venir a este mundo. La de Jesús era una obra especial. La nuestra es distinta en cuanto nuestra vocación laboral, pero la misma de Jesús en cuanto a nuestra vocación ministerial, que también debemos hacerla con obediencia. Cuando cumplimos obedientemente nuestra vocación también damos solo a Dios la gloria. O sea, toda decisión o acción humana, deben ser oportunidades para dar solo a Dios la gloria.
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La cuarta manera de dar SOLO A DIOS LA GLORIA, es:
IV.- PROCURANDO LA SALVACIÓN DE OTRAS PERSONAS.
Finalmente observemos que al final de toda la exposición con respecto al cuidado que se debe tener de no participar de lo sacrificado a los ídolos, pero también de no despreciar la invitación de quien ofrece una comida, el apóstol Pablo dice: “No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; / como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos” (1 Corintios 10:32,33). En otras palabras, la preocupación del cristiano debe ser su interés por la salvación de otras personas, y en estos casos hay que ser lo más agradable posible hacia los demás, tal como el apóstol Pablo en su experiencia dice: “yo en todas las cosas agrado a todos”, desde luego sin pecar, y desde el objetivo “para que sean salvos”.
El apóstol Pablo está enfatizando que hay que ser cuidadosos de no ser tropiezo para la salvación de los demás. ¿Cómo? Cuando al comer con o delante de un no creyente en Jesucristo, un cristiano come sin dar gracias al Dios verdadero, pues de esta manera el cristiano no sería nada distinto al incrédulo que tampoco es agradecido a Dios. Eso sería un tropiezo. Otro tropiezo sería que el cristiano, sintiéndose tan altamente espiritual, decida rechazar a quien le invita a compartir una comida, juzgando en su corazón que aquel por ser idólatra o incrédulo, no es digno de tener junto a él a un hijo de Dios que ha comenzado a esforzarse a obedecer y servir a Dios. Así que un juicio incorrecto hacia los no creyentes puede resultar en un tropiezo de nuestra para su salvación, y eso sí que no glorifica a Dios. Nuestro testimonio y actitudes hacia la gente sin Cristo, debe ser con toda bondad, amor, sensibilidad y anhelo ferviente de su salvación, así sea por el detalle de una cortesía al ser invitado a compartir alimentos de procedencia ceremonial religiosa incompatible con el evangelio. Simplemente no juzgues, no te ostentes tan santo, no preguntes sobre la procedencia de la comida o platillo, sino aprovecha para demostrar la diferencia de tu fe y conducta, dando gracias a Dios. Tu testimonio puede ser un ejemplo para que el incrédulo valore su necesidad de ser agradecido con Dios y no a ídolo alguno del paganismo, de la religión, o de su propio corazón. Quien busca dar solo a Dios la gloria, procura la salvación de otros.
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CONCLUSIÓN: Amados hermanos, recordemos que nuestro deber principal es glorificar a Dios. Y lo podemos hacer no solamente en un culto mediante elementos y gestos litúrgicos, sino en toda actividad que realicemos, ya sea cotidiana, relacional, familiar, laboral, y hasta en cuestiones éticas, morales, y de fidelidad conyugal, etc…, pues para todas las acciones humanas, el apóstol Pablo exhorta diciendo: “hacedlo todo para la gloria de Dios”. Los comerciantes pueden dar gloria a Dios siendo justos en sus precios y completitud de sus productos que venden al consumidor. Los que trabajan como empleados pueden dar gloria a Dios, trabajando con excelencia durante todo el horario establecido para sus labores. Los que prestan sus servicios profesionales deben hacerlo con toda responsabilidad, calidad, y de manera oportuna, pues así también glorifican a Dios. Todos los creyentes, y en todas nuestras acciones debemos procurar dar a Dios la gloria y solo a Él la gloria.
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