PAZ PARA CON DIOS
Romanos 5:1.
Predicado por primera vez por el Pbro. Diego Teh Reyes, en la Congregación “Siervos de Jesús” de Celestún, Yuc; el día sábado 05 de Diciembre del 2015, a las 18:30 horas; como sermón del segundo domingo de adviento.
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INTRODUCCIÓN: La palabra “paz” se encuentra en la Biblia como 381 veces[1], lo que quiere decir que Dios tiene mucho que decir acerca de la paz, especialmente acerca de estar en paz con Él. Pues, ¿acaso los seres humanos no están en paz con Dios? En realidad la mayoría de las personas no están en paz con Dios. Les voy a explicar por qué. Cuando Dios creó a Adán y a Eva, y los puso en el Edén, les ordenó que no comieran de cierto fruto, pero tanto ella como él, desobedecieron la orden. Eso no agradó a Dios el Creador. Mientras ellos no habían desobedecido, Dios manifestaba estar presente en el Edén con ellos, y ellos sin ningún temor estaban en comunión, compañía, y convivencia con Él. Pero cuando desobedecieron la orden, nos relata Moisés en el Génesis que: “oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto” (Génesis 3:8). Y finalmente luego de que tanto Adán como Eva escucharon la sentencia disciplinaria personal por sus respectivas desobediencias, nos informa Moisés que Jehová Dios “Echó, pues, fuera al hombre (bueno, también a su mujer), y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida” (Génesis 3:24). Dios, siendo justo y santo, estaba justamente indignado y enojado con ellos, y estaba en su derecho de acabar con ellos de una buena vez, sin embargo, gracias a que Dios es también “tardo para la ira, y grande en misericordia” (Exodo 34:6; Números 14:18), lo más que hizo con ellos, y fue lo mejor, fue sacarlos del lugar donde Él manifestaba su presencia, encargándoles a unos querubines que con espadas encendidas de fuego no les permitieran acercarse a Él nuevamente. La desobediencia, o pecado de ellos fue suficiente para que se constituyeran como enemigos de Dios. Desde entonces, ellos, y en consecuencia toda su descendencia hasta llegar a nosotros, somos considerados enemigos de Dios, y necesitamos estar en paz con Él para poder estar con Él para siempre.
Pero hay una buena noticia. En una de sus epístolas, el apóstol Pablo le dice a los creyentes de Roma: “…tenemos paz para con Dios” (Romanos 5:1). Entonces, la solución para nuestra separación y enemistad entre Dios y nosotros ya está disponible. Para descubrir la solución, observemos que todo el versículo 1 dice: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1). La verdad central que voy a compartirles de estas palabras apostólicas, es que la paz para con Dios se obtiene solamente a través de los medios provistos por Él mismo. / ¿Cuáles son los medios provistos por Dios mismo para obtener la paz para con Él? / Durante el desarrollo de este mensaje les iré explicando cada uno de los medios provistos por Dios para obtener la “paz para con Dios”.
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Primero, el medio provisto por Dios como FUENTE para que el ser humano tenga paz para con Dios, es:
I.- LA PERSONA DE JESUCRISTO.
Primero observemos que el apóstol Pablo, después de decir “Justificados, pues, por la fe”, y que como resultado “tenemos paz para con Dios”, explica que para obtener dicha paz, es “por medio de nuestro Señor Jesucristo”; (Romanos 5:1).
Thomas Jefferson, el tercer presidente de los Estados Unidos de América, dijo una vez: “Cuando empieces a ponerte ansioso, cuenta hasta 10. Si esto no te ayuda, cuenta otra vez hasta 10”. Este es un consejo curioso y sabio que puede que ayude un poco y momentáneamente a alguna persona en cuestiones de mal carácter, pero para estar en paz con Dios no se puede conseguir contando números ni respirando profundo ni haciendo cualquier otra cosa que uno piense que va a poner contento a Dios. Tener paz para con Dios solamente se puede obtener “por medio de nuestro Señor Jesucristo”.
Es interesante que en las Sagradas Escrituras todo el plan de salvación gira en torno a la palabra “paz” promoviendo la restauración de la amistad, y comunión, del ser humano con Dios, razón por la cual Jesucristo vino a nacer en este mundo. El profeta Isaías desde su época (siglo VII a. C), anunciando el nacimiento de Jesús le llama “Príncipe de Paz” (cf. Isaías 9:6, cuando dice “Y llamarás su nombre” entre una lista de otros nombres “Príncipe de Paz”). Dicho “Príncipe de Paz”, es Jesucristo quien vino a reconciliarnos con Dios, haciendo la paz con Dios a nuestro favor. No es el ser humano, ni usted ni yo, quienes hacemos la paz con Dios, sino que es Jesucristo quien ya hizo la paz con Dios para aquellos que acepten estar en paz con Dios.
En el canto que una multitud de ángeles entonaron sobre los pastores de los campos de Belén, decían: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz,…” (Lucas 2:14). Estaban proclamando los beneficios de la primera venida de Jesús, entre los cuales anuncian el beneficio de la paz, especialmente para con Dios. La venida, encarnación, vida, ministerio, muerte, resurrección, ascensión, y reinado eterno de Jesús fue, es, y será para que en la tierra exista la paz entre Dios y el ser humano. Y esto es solamente por medio de él. No hay otro medio que pueda hacer que el ser humano esté en paz con Dios.
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Segundo, el medio provisto por Dios como LEGALIDAD para que el ser humano tenga paz para con Dios, es:
II.- LA JUSTIFICACIÓN DE DIOS.
Ahora, observemos que el apóstol Pablo, dice que “tenemos paz para con Dios”, como resultado de haber sido “Justificados” (Romanos 5:1). Es así como comienza su explicación de cómo la paz para con Dios puede ser una realidad en la vida de una persona. No hay otra manera de estar en paz con Dios, si no es por medio de la justificación que Él mismo haya otorgado.
Para explicar e ilustrar esto de la justificación lo haré con palabras del libro de Job. Entre los diálogos que Job tiene con su amigo Bildad, Job apropiadamente hace una pregunta importante de la que ya tenía una respuesta cierta: “¿Y cómo se justificará el hombre con Dios? / Si quisiere contender con él, no le podrá responder a una cosa entre mil” (Job 9:2b, 3). Bildad su amigo, por su parte entendió lo mismo, pues tiempo después cuando su amigo Job se queja contra Dios por parecerle que Dios es indiferente ante la maldad, le dice a Job: “¿Cómo, pues, se justificará el hombre para con Dios? ¿Y cómo será limpio el que nace de mujer? / He aquí que ni aun la misma luna será resplandeciente, ni las estrellas son limpias delante de sus ojos; / ¿Cuánto menos el hombre, que es un gusano, y el hijo de hombre, también gusano?” (Job 25:4-6). En otras palabras el ser humano es incapaz de justificarse delante de Dios. Nadie tiene una sola respuesta u obra que satisfaga a Dios para tener por justificado a una persona. Nadie puede auto justificarse delante de Dios. Pero la buena noticia es que sí hay justificación, solo que no puede provenir de los propios argumentos ni de las justicias imperfectas de cualquier persona, sino que solamente puede ser aplicado y declarado por Dios mismo.
Cuando Job se sintió acosado por tres de los que se consideraban sus mejores amigos, quienes no le dejaban de señalar como culpable de pecados que le han causado su dura enfermedad, les respondió: “¿Por qué me perseguís como Dios, y ni aun de mi carne os saciáis? / ¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién diese que se escribiesen en un libro; / que con cincel de hierro y con plomo fuesen esculpidas en piedra para siempre! / Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; / y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; / al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí” (Job 19:22-27). Con estas palabras, Job no se estaba auto justificando, sino que estaba expresando su confianza en Dios que aun si no sanara e incluso si se muriera, creía con toda seguridad que Dios le resucitaría, y así aseguraba que finalmente siempre vería a Dios, lo que entonces presupone que ya habría sido justificado por Dios, justificación que Job no podría darse a sí mismo. No era decisión de sus amigos, ni de él mismo, sino de Dios. Esto nos enseña que es importante y necesario buscar y esperar la justificación de Dios para estar en paz con Él, justificación que entonces se obtiene, de acuerdo con el apóstol Pablo, solo por medio de Jesucristo.
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Tercero, el medio provisto por Dios como REQUISITO para que el ser humano tenga paz para con Dios, es:
III.- LA FE EN JESUCRISTO.
Finalmente, observemos que el apóstol Pablo, después de decir que los creyentes somos “Justificados”, dice que tal justificación es “por la fe” (Romanos 5:1). Una persona solamente puede tener la paz para con Dios si esta es justificada por Dios, pero para ser justificado por Dios, se necesita tener fe en “Jesucristo”, el medio que le va a otorgar la paz con Dios. Ni siquiera fe en un pastor de iglesia, ni siquiera fe en la iglesia local a la que asistes, sino por la sola fe en Jesucristo.
En las epístolas de Pablo a los Romanos, a los Gálatas, a los Efesios, y a los Filipenses, se encuentra muy clara esta verdad del evangelio. Solo la fe sin nada más, es suficiente para ser justificado. No es fe más tradición, ni fe más obras, pues aunque las obras se de obediencia a cualquier ley de Dios, por más agradables que le sean a Él, no justifican a nadie, pues como ejemplo dice Pablo a los Gálatas: “sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado” (Gálatas 2:16). En consecuencia, si las mismas obras de la ley no justifican a nadie, ¿cree usted que alguien sería justificado por hacer una obra que no está indicada en la ley sino que fue una obra común? Además, si esa obra que no es ni de la ley de Dios, no es hecha por una persona realmente justa, sino por un pecador, ¿cree usted que una obra así va a servir para justificarse delante de Dios? Por supuesto que en ningún caso habrá justificación, por lo que tiene que ser “por la fe”. Así lo fue desde el inicio de la humanidad, así lo fue cuando 2,000 años antes de Cristo Abraham fue justificado. Dice Pablo al respecto de Abraham, que: “Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia” (Romanos 4:3; Gálatas 3:5,6). Su justificación fue “por la fe”, y sigue siendo así después de Cristo hasta el día de hoy.
Finalmente, Pablo añade lo siguiente a los Gálatas: “… pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo” (Gálatas 2:21). Esto nos aclara más el asunto, que Cristo se humanó, vivió en este mundo, murió representativamente por nosotros, y vivió otra vez para regresar a su gloria eterna, con el fin de establecer nuestra paz con Dios. Entonces, es evidente que la justificación para estar en paz con Dios no es por las obras que uno hace, sino “por la fe” en la obra que Jesucristo hizo para ser el autor de nuestra paz.
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CONCLUSIÓN: Amados oyentes, es importante que cada uno de nosotros analice si ya está en paz con Dios. Si usted todavía no está en paz con Dios, necesita decirle a Jesucristo que usted acepta que él murió por usted. Eso es lo que le justificará para estar en paz con Dios. Dígale: “Señor Jesucristo, yo quiero estar en paz con Dios. Acepto que tú seas mi Salvador. Creo de todo corazón que tú moriste para pagar la culpa por mi pecado. Quiero vivir en paz con Dios, y con la paz de Dios en mi vida. Amén”.
Mis amados hermanos, hoy es el segundo domingo de adviento, también conocido como domingo de paz. Estamos acercándonos a la temporada de la navidad. Sería una lástima que alguien que hoy ha sabido la importancia y los medios de estar en paz con Dios, en esta navidad se sienta satisfecho solamente por participar de cultos religiosos, fiestas organizadas por nuestras iglesias locales, y hasta de fiestas familiares, sin que esté en paz con Dios. No tiene nada de malo hacer una fiesta, pues hasta yo quiero colaborar para estar en más de cinco fiestas en esta temporada navideña. Lo malo sería que usted no esté en paz con Dios ni hoy, ni en toda esta temporada de adviento, ni en la temporada de la navidad, ni en las otras temporadas de tiempo ordinario. De nada le va a servir todo lo que haga si desaprovecha los medios provistos por Dios para estar en paz con Él.
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[1] Lo confirmé según la concordancia de la Biblia en su versión RV60 en línea en el sitio de biblegateway.org
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